Parashá 31 Emor 5781
Levítico 19:1 – 20:27
Dar de la abundancia que tienes.
Shalom Javerim:
בס״ד
Con la ayuda del cielo, estamos
estudiando la Parashá semanal, que nos corresponde esta semana; Emor – “Decir”
- En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente
versículo de nuestra bendita Torá:
Vayikra -
Levítico 23:22
“Cuando
segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella,
ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo HaShem vuestro Dios”
Según el comentario de Rashí, lo que este
versículo quiere decir es: “déjalo delante de ellos y ellos lo recogerán; y
no tienes que ayudar a ninguno de ellos a recogerlo”. De esta compresión
vemos que lo que HaShem quiere es que el acto de recoger el producto de las
esquinas del campo, sea para el pobre una situación lo más digna posible.
El “dueño” del terreno no debe ayudar a
recoger para no intervenir con la medida o cantidad de aquello que pueda
recoger el necesitado. Además, para darle un sentido de “dignidad” HaShem le da
al pobre el “derecho” de entrar al terreno y tomar lo que desee, ya que es el
Eterno quien le está asegurando ese derecho. Y por su parte el “dueño” del
terreno no tiene ni el más mínimo poder de usufructuar e intervenir en el
producto de las esquinas del terreno, ya que ha sido destinado por HaShem para
los necesitados.
De aquí aprendemos un principio elemental
para la vida. La persona no debe dejar todo para ella solamente. Cada cosa de
la cual se beneficia en la vida debe tener un filtro que le permita reflexionar
como puede hacer para que esto que está recibiendo como bendición pueda
alcanzar a otros.
La gente acostumbra a pensar que es “dueña”
de sus bendiciones, pero la vida nos enseña, y la Torá nos muestra que esto no
es así. Si la Torá ordena a la persona
no cosechar todo para su beneficio, y lo hace comenzando desde algo tan básico como
lo es la “comida”, cuanto más será en otras áreas de la vida.
Cuando las escrituras nos hablan de los “pobres”,
no siempre necesariamente nos hablan de aquellos que no tienen recursos económicos.
Pues hay pobres en la paz matrimonial, hay otros pobres en la educación de sus
hijos, hay otros pobres en el cumplimiento de los mandamientos. Y así, hay
muchos pobres en distintas áreas. Pero al mismo tiempo, hay personas que son
ricas en la paz matrimonial, ricos en la forma en la que educan a sus hijos, y
hay ricos en el cumplimiento de los mandamientos.
Es decir, hay áreas en nuestras vidas en
las que somos ricos y abundantes, y es en esas áreas donde tenemos la
obligación de dejar las esquinas de nuestro campo para que también otros se
puedan beneficiar de ellas. Pero ¿Cómo lo hacemos? Este es el reto más
importante del “dar”. Pues es un arte en sí mismo, tener que buscar la manera
de dar a otros, sin que el otro se sienta en una situación de menoscabo por la
ayuda que esta recibiendo.
Me gustaría compartir algunas ideas de
como podemos ayudar y dar respecto de aquellas áreas en las cuales somos
abundantes y podemos beneficiar a otros:
1.- Haz una lista de las cosas buenas que
tienes en tu vida, en la que tu crees que eres abundante. Escribe en esta
lista: Si tienes hijos, si tienes trabajo, si tienes una esposa o un esposo, si
tienes salud, si tienes capacidad para comprender las escrituras, etc. Cuando
hagas la lista, medita en tu corazón que de todo esto no eres el dueño, si no
que el administrador. Luego de que comprendas que todas estas bendiciones
HaShem te las paso para administrarlas, comienza a dar gracias por ellas, y pídele
al Eterno por todas esas personas que aún no tienen las bendiciones que HaShem
a ti te a confiado.
2.- Haz una segunda lista de personas a
las que puedes ayudar. Comprométete con ellas primero en la oración diaria. Pídele
al Eterno que estas personas también puedan recibir la porción de HaShem que a
ti te ha tocado. No es necesario que busques a las personas para ayudarlas. La
idea de la Torá es que no incomodes a nadie con tu ayuda. Recuerda lo que nos
dice la Torá esta semana: “para el pobre y para el extranjero la dejarás”. Es decir,
tu se un canal a través de la oración, y un canal sobre todo a través de
tu ejemplo para otros, y ellos verán que tu bendición abunda y que la
haz “dejado” en la esquina de tu campo, y ellos mismos se acercarán para beneficiarse
de ella.
3.-
Pon las manos obra. Cada uno de nosotros somos buenos en algo. ¿Eres bueno para
escribir? Hazlo para otros. ¿Eres bueno para enseñar? Prepárate más, estudia,
forma parte de una comunidad, y se un siervo útil una persona que aporte, para
que HaShem te de un lugar en esa área tan importante en el reino de los cielos.
¿Eres bueno con los negocios? Enséñales a las personas a realizar negocios honestos,
basado en los parámetros de la Torá. Cuéntales a otros acerca de tu esfuerzo,
como lo hiciste para lograr lo que has logrado, a través de la perseverancia y
los principios morales y éticos que te han posicionado.
Si buscamos
la manera de servir a los demás, y colocar nuestra abundancia en disposición de
los “pobres”, pobres en distintas áreas de la vida, cumpliremos con está gran mitzvá
de manera cabal. Solo busquemos a Dios, para que el ponga a disposición de los demás
el campo que nos a prestado y así vaciar esa abundancia en favor de los que la
necesitan. No olvidemos que somos un cuerpo, el cuerpo del Mesías Yeshúa, y ese
cuerpo tiene distintos miembros, unos son “ojos”, otros son “boca”, no todos son
la misma parte del cuerpo y no todos cumplen la misma función, pero todos somos
puestos para bendición y el beneficio de los otros.
אברהם בן
יעקב
Año Hebreo 5781
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