domingo, 15 de mayo de 2022

Parasha 32 Behar 5774 / El milagro del sustento divino


Parashá 32 Behar 5774 
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Levítico 25:1 – 26:2

Shalom Javerim:

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo, estamos estudiando la Parashá semanal, que nos corresponde esta semana; Behar (en el monte), la cual nos viene hablar acerca de las leyes de “shemita" (año sabático), y el año “Iobel”. La Torá estableció que desde el momento en que los hijos de Israel entraran a tomar posesión de la tierra de Israel, la tierra será trabajada durante seis años, y el séptimo año la tierra descansara, no podrá ser trabajada, será un “shabat” estricto para la tierra y para el Eterno. Esto implica que todo aquello que crecía espontáneamente de en la tierra que correspondía a la cosecha del año anterior, no debía ser recogido La expresión: “un Shabat para la tierra”, alude a que la tierra descansará, pues no habrá obra ni trabajo en ella, y la expresión: “Shabat a Hashem” implica que toda persona que obtenía sus recursos para vivir desde la tierra, debía dedicar ese año sabático, al estudio y al cumplimiento de los mandamientos de formas más aplicada. (Vaikra 25:1-7) 

Nuestra parasha nos habla de forma explícita acerca de un milagro que HaShem haría con su pueblo que respetara el descanso de la tierra en el séptimo año, pues: ¿Cómo podía sustentarse una familia que vivía de la agricultura, durante el año séptimo, y después de él, cuando les estaba prohibido tomar los frutos de la tierra durante el año sabático, y no podían sembrar en él, para poder comer el año siguiente (octavo)? Por lo tanto, la exigencia de no trabajar el séptimo año implicaba un milagro de HaShem respecto del sustento.

Leemos en la bendita Torá: 

“Y si dijereis: ¿Qué comeremos el séptimo año? He aquí no hemos de desembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos; entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años. Y sembraréis el año octavo, y comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis del añejo” (Vaikra – Levítico 25:20-22)

La Torá comienza asegurando que es HaShem quien le hablo a Moshé respecto de las leyes del año sabático (shemita). El pasuk (verso) del capítulo25, nos dice inequívocamente: “vaiedaber Adonai El-Moshe” “Y le hablo Adonai a Moshe”, lo cual no es solo un mero dato de la Torá, sino que una afirmación importante: La Torá está haciendo hincapié en que es el mismo HaShem, quien está dando las leyes del año sabático a su pueblo Israel, y no es una ocurrencia de Moisés, ni de los hombres: “vaidaber Adonai El Moshé”. Es decir, el sistema del sustento y la sanidad económica de los agrícolas de Israel está en control, pues la boca de HaShem lo asegura. 

Todo esto es para enseñarnos que todas las normas del año Sabático, culminando con las normas del año de Iobel, y sus más ínfimos detalles, han sido entregadas por la boca de HaShem como testimonio de que solo ÉL es el sustentador de su pueblo Israel: ÉL es la bendición de su pueblo, y asimismo ÉL puede ser la maldición y la pobreza de su pueblo. La Torá nos revela el testimonio de HaShem respecto del sustento, y es que solo Dios es capaz de asegurar inequívocamente que la cosecha del sexto año alcanzara no solo para el año séptimo, sino que también para el año octavo, como una muestra de que, si ellos hacen lo correcto, HaShem hará lo que prometió hacer para ellos.

Las leyes del año Sabático nos revelan muchas conductas que el hombre de Dios debe realizar para tener una situación económica sana, pues contienen elementos éticos y morales que nos muestran bases de la Torá, que son claves para obtener el sustento divino. 

El año sabático es una semana de años, es decir 7 años. Por lo cual, el año sabático es una extensión del Shabat y el Shabat. Esto nos revela, que las conductas de ética y moral, relacionadas con el año Sabático, tienen su origen en el Shabat, pues tal cual, la tierra no puede ser trabajada en el año sabático, así mismo en shabat tampoco puede ser trabajada. Si la estabilidad y sanidad del sustento dependen para los agrícolas de la observancia del séptimo año, cuanto más dependerá para ellos y para todo Israel, la sanidad de la economía, tratándose del Shabat semanal.

Muchas personas, que viven fuera de Israel, tienen problemas con el tema de trabajar en sábado. Se preguntan ¿Qué es lo que debo hacer para sustentar a mi familia? 

¿Puedo o debo trabajar en el séptimo día? ¿Qué está primero, el sustento de mi familia, o el mandamiento de no trabajar en Shabat? Y aunque para muchos la respuesta pudiera ser lógica, pues todos sustentaríamos a la familia, antes de perder el trabajo, para HaShem la lógica es falta de fe en él, pues como vemos en la Torá, no todo es lógico. El sustento divino, no está sujeto a los parámetros del mundo. El mundo puede estar en una crisis económica, pero el que cuida del shabat, el shabat cuida de él. Puede ser que te hayan despedido, pero si haz cuidado el shabat, y respetado a HaShem a través de todas sus Mitzvot, ten seguridad que no faltará en tu casa él pan. Como está escrito: 

“Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan” (Tehilim - Salmos37:25) 

Tenemos por lo tanto que, para toda una parte del pueblo de Israel, el sustento emanaba de sus oficios de la siembra y la cosecha, y aun así les estaba prohibido trabajar tierra en el año sabático, con la garantía divina de que si obedecían, HaShem les sustentaría divinamente para dos años más. Esto nos revela, que quien respeta el Shabat, tiene sustento por el doble, primero come del pan del trabajo, ese que obtuvo con su esfuerzo y responsabilidad laboral durante la semana, y el segundo sustento que es más beneficioso y eterno es el que emana de la mano de Hashem, es la bendición del cielo por haber obedecido a los preceptos, es la recompensa, lo que conocemos como el sustento divino ¿Y cómo lo aprendemos? del pasaje de la Torá donde dice: 

“En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lohicieron saber a Moisés” (Shemot – Exodo 16:22) 

Quien se prepara cada sexto día para la observancia del Shabat, recibirá al final de este una doble porción, por su trabajo semanal, y otra bendición de holgura y sanidad económica por respetar el precepto. 

Otro ejemplo para esto es lo que sucedió con el Profeta Elisha (Eliseo), nos dice la Tanaj: 

“Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí” (2 Reyes – Bet Melajim 2:9) 

¿En base a que Elisha pidió doble porción? En base a dos cosas: Lo primero en base a su trabajo y servicio incondicional para el Profeta, y lo segundo, en base a la observancia y obediencia de los preceptos de la Torá, tal cual lo hacía su guía y maestro espiritual el profeta Eliyahu (Elías). 

Tenemos, por tanto, que quien hace lo que debe hacer, trabajando esforzada y responsablemente durante los días que le son permitido hacerlo, y suma a ello, la observancia de los preceptos de la Torá tendrá una recompensa doble: La humana y la divina, siendo la primera afectada por la segunda. 

De aquí podemos aprender que significan las enseñanzas de nuestro amado Mesías Yeshuá, cuando nos motivaba a no afanarnos por las necesidades materiales de este mundo, sino más bien a equilibrar el trabajo, priorizando la busque del reino de Di.s, como está escrito: 

“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió, así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mateo 6:25-34) 

El sustento divino entonces tiene como base dos cosas: 

Primero la observancia de los mandamientos de la Torá y segundo el trabajo responsable basado en lo primero. 

Cuando la persona se afana para cumplir los deseos ambiciosos de su vanidad, pierde el rumbo, y su trabajo semanal se torna desmedido, ya no es un trabajo responsable ante los ojos de Hashem, pues perderá de rumbo el objetivo principal de la vida, y dejará de observar el Shabat y los mandamientos de la Torá. De aquí aprendemos entonces que significa la enseñanza del Rab Shaul de Tarso: “Raíz de todos los males es el amor al dinero” y como olvidar, las palabras de nuestro amado Mesías Yeshúa: 

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24) 

Una de las cosas que deberíamos saber, para no caer en el error y pecado de la codicia, es que la vida y la alegría no dependen de cuantas cosas materiales obtenemos. Es decir, todo exceso por obtener dichas bendiciones, nos separan del Creador, y naturalmente nos apartar de las reglas divinas de la Torá, establecidas para el sustento divino del pueblo de Dios. Uno debe trabajar en aras de la Torá, es decir que toda labor sea con el objetivo desagradar a HaShem y cumplir sus mandamientos. 

La porción de esta semana nos trae tres expresiones sacadas de tres pasukim, y todo esto en el contexto de la entrega de las leyes del año Sabático: 

1-Si en Mis estatutos anduvieran. 
2.- entonces les daré sus lluvias en su tiempo. 
3.- Comerán su pan hasta saciarse" (26:3-5) 

¿Cuál es la conexión entre estas tres expresiones? La Guemará (Taanit 19 b) dice que un año en el que llueve en el momento apropiado es comparado a un sirviente que recibe su paga el domingo (primer día de la semana). Así tiene mucho tiempo para prepararse para la venida de Shabat. Un año en que no son en su momento apropiado es comparado a un sirviente que recibe su paga el viernes. Está apurado y la masa no es horneada apropiadamente, ni comida apropiadamente. La Torá promete que "Si ustedes siguen Mis decretos, les daré sus lluvias en su tiempo; por lo tanto, comerán su pan hasta saciarse". 

Como podemos ver, la obtención del sustento divino depende exclusivamente de la observancia de la Torá que está relacionada con leyes de trabajo responsable y medido, las buenas relaciones comerciales con todos los semejantes basados en los principios de la Torá, las buenas relaciones laborales, el empleado respete al empleador y el empleador respete a su empleado, la ayuda y generosidad con el hermano Judío primero, y la ayuda con el pobre, pues quien a ellos da, a HaShem presta, y mucho más. Todo estopara enseñarnos que orden y la prioridad de la Torá es la clave para obtener el sustento de HaShem. 

Las personas del mundo que se “enriquecen”, la mayoría de ellos lo hecho en base a principios de esfuerzo, y honestidad, que son principios de la Torá. Como está escrito, que Iaacov bendijo a su hijo Ishmael, cuando no le quedaba más bendición diciendo: “Por tu espada vivirás”, lo cual nos enseña que un método humano, pero no eterno, es el sustento a través del trabajo y el esfuerzo. Las personas del mundo tienen sustento porque “por sus espadas viven”. Iaacov sin embargo, fue el más rico de los Patriarcas, y recibió la bendición del cielo, y no por eso no fue un hombre trabajador, ya sabemos el gran precio que pago por sus esposas ante su suegro Lavan. Su bendición estaba basada en principios Eternos, por lo que su descendencia recibió una doble porción. 

El sustento divino que todos queremos tiene como base, el reino de Dios y su Justicia, esto significa que: El objetivo del trabajo secular es que a través de él podamos cumplir, estudiar, y vivir en los mandamientos de HaShem, no al revés. No servimos a HaShem, para que él nos bendiga con cosas materiales, sino que trabajamos en este mundo para poder cumplir mandamientos, y así atraer a esta vida secular el reino de Dios y sus Justicia. HaShem nos permita entonces tener mesas llenas de Jalot (Panes de Shabat), cuando consideremos no hacer en su día nuestros asuntos, llamemos al Shabat “delicia”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario