COMENTARIO DE LA PORCIÓN
SEMANAL DE LA TORÁ
וארא פרשת
Parashá 14º
Vaera - 5777
Éxodo 6:2 – 9:35
Shalom Javerim:
Esta semana estudiamos la parasha
vaera "y me aparecí". Donde la tora nos relata el suceso de las
primeras siete plagas que HaShem le envió al Paró en la tierra de Mitzraim, a través
de las cuales el Eterno revelo su poder al Paró, demostrándole su gloria, a fin
de que este dejara ir al pueblo de Israel. Pero vemos que en el transcurso de
toda la parasha, el Paró endurecía su corazón y no escuchaba a Moshe ni a su
hermano Aarón.
Uno de los versículos que más
llama la atención de toda la porción es el que dice que HaShem mismo era quien
endurecía el corazón del Paró. ¿Cómo es posible esto? ¿Puede HaShem impedirle a
una persona que logre el arrepentimiento y endurecer su corazón? La porción de
esta semana, nos responde que sí. Es posible que el Eterno le cierre el camino
de regreso a él a una persona, lo cual pienso yo, es el estado más triste que
un ser humano puede experimentar. No poder ver que está siendo privado del
arrepentimiento, y pensar de si mismo
que todo lo que le sucede es causa de una injusticia que hace con él, pero jamás
de una consecuencia de su mal proceder.
Pero esta respuesta tiene varias
aristas que se deben analizar para aprender del tema en contexto, y no dejar
que quepa en nuestras mentes la idea de que el juicio de HaShem es injusto
hacia una persona, lo cual es imposible, porque HaShem el temible, es el juez
justo de toda la tierra.
Leemos en la bendita Torá:
"Pero yo endureceré el corazón del Paró"
(Ex. 7:3)
Esta es la primera vez que
hallamos en la Torá, las palabras "yo endureceré", donde
HaShem mismo se adjudica el "no arrepentimiento" del Paró. Sin
embargo, si seguimos buscando en nuestra parasha podremos ver que en realidad
la responsabilidad de no querer volver del mal camino, no recae nunca en
HaShem, a pesar de que la misma Torá lo diga así en este y otros versículos. Lo
que sucede aquí es que estamos viendo solo una parte de la historia, pero no la
historia en su totalidad. Si vemos otros versículos de las escrituras, que nos
aclaran más el panorama, entenderemos cuando es que HaShem endurece a una persona,
al punto de privarlo de la teshuva:
Leemos en la bendita Tora:
"Cada uno arrojo de ellos su vara y todas se convirtieron en culebras, pero la
vara de Aarón se trago las varas de ellos. y como lo habia previsto el
eterno, se endureció el corazón del paró y no los escucho". (Ex. 7:12-13)
El versículo 12, nos muestra dos cosas que son de suma
importancia para la comprensión de este tema:
1.- HaShem habia previsto lo que sucedería con Paró, y
debido a eso, es que sabe que en definitiva HaShem debería endurecer su corazón
para revelar su gloria en medio de Egipto. HaShem conoce las cosas antes de que
estas sucedan, por lo cual, cuando la escritura dice: "HaShem endureció
el corazón...", en contexto se debe entender que la persona que fue
endurecida por HaShem, ya que HaShem sabía que esa persona no se arrepentiría
de sus pecados, le fue privado el camino de la teshuva, luego de varios
sucesos, como veremos.
2.- Como HaShem conoce los corazones de todas las personas,
sabía que el corazón del Paró se endurecería de voluntad propia, sin ninguna
intervención del Eterno, y no escucharía a Moshé ni Aarón. Por lo que en
primera instancia es la persona misma la que se endurece, no HaShem quien
endurece a la persona.
HaShem fue justo con el Paró, al
enviarle la señal de las culebras, para que el mismo se diera cuenta de que
trataba con el único Dios verdadero, y que por lo tanto debía arrepentirse y
dejar ir al pueblo. Tan justo fue HaShem, que fue capaz de alterar el orden
natural de las cosas, convirtiendo una vara en culebra, ¡haciendo un milagro
para un malvado!. Con el único propósito de concederle la teshuva. Pero el Paró
volvió duro su corazón soberbio, no escucho, y no dejo ir a los hijo de Israel.
La misma Torá nos dice en el versículo siguiente:
"Duro es el corazón del
Paró, pues no quiere dejar ir al pueblo" (Ex. 7:14)
Luego de la plaga de la sangre, la Torá nos sigue relatando
la dureza de voluntad propia del Paró. HaShem no intervino en estos sucesos
endureciendo el corazón del Paró:
"Y se endureció
aún más el corazón del Paró y no los escucho, tal como lo había predicho el Eterno"
(Ex. 7:22)
Luego de la plaga de las ranas, el Paró nuevamente, sin
ninguna intervención del Eterno, endureció su corazón, y no cumplió lo que
habia prometido:
"Pero al aliviarse la situación, se endureció su
corazón" (Ex. 8:11)
Luego de las plagas de los
piojos, el corazón del Paró siguió duro, a pesar del consejo de sus magos, que
le indicaron que todo lo que acontecía era producto del "dedo de
HaShem". Con todo el consejo de sus "sabios", la alteración del
orden natural, los milagros que HaShem realizaba en medio de Mitzraim, el
corazón del Paró siguió muy duro y no dejo ir a los hijos de Israel:
"Entonces los magos le dijeron al Paró: "Esta
el dedo de Dios en esto", pero el corazón del Paró siguió endurecido y no
los escucho, tal como lo habia predicho el Eterno" (Ex. 8:15)
Así sucedió por casi todo el transcurso de nuestra parasha,
por casi todas las plagas, Paró endurecía su corazón. No haciendo caso de las
señales que HaShem realizaba con mano fuerte en medio de todo Mitzraim, con excepción
del versículo que dice:
"Y endureció el Eterno el corazón del Paró y este no accedió al ruego de los hebreos" (Ex. 9:12)
"Y endureció el Eterno el corazón del Paró y este no accedió al ruego de los hebreos" (Ex. 9:12)
De estos versículos aprendemos, que el Eterno endurece el
corazón de una persona, solo cuando primero le ha enviado varias señales para
que la persona se arrepienta. Cuando la persona luego de haber recibido todas
esas señales, persiste en su mal accionar, entonces el Eterno deja a la
persona, y la endurece, cerrándole las puertas del arrepentimiento. Estas señales pueden ser, problemas económicos,
vergüenzas, que una persona pierda el honor y el respeto de sus amigos, vecinos
o familiares. También las enfermedades, accidentes de muchos tipos, la perdida
de dinero, y los problemas para conseguir el sustento, son señales claras de
que HaShem está llamando a la teshuva a
esa persona.
Ahora bien, si la persona hace caso omiso a todas estas
señales, puede suceder que caiga en el grupo de aquellos que son "ignorados
por Dios". Como ocurrió con Esav, el hermano de Yaacov, quien no logro el
retorno al camino de la teshuva:
"......Como Esav, que por
una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la
bendición, fue desechado, y no
hubo oportunidad para el arrepentimiento,
aunque la procuró con lágrimas" (Hebreos 12:16-17)
Y también está escrito:
"que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se
arrepientan para conocer la verdad" (2 Timoteo 2:25)
Hay ciertas personas que no gozan
del acceso pronto y oportuno al camino de la teshuva. Las puertas del arrepentimiento,
les han sido cerradas, y esto se debe a que el Eterno les quito la supervisión
individual, luego de haberles enviado muchas señales para que se arrepintieran
de sus malos caminos. Estas señales, problemas y consecuencias malas que ellos
recibieron, no les fueron suficientes para ver la mano del Eterno contra ellos,
sino que con más razón se endurecieron para seguir en sus propios caminos. De
este tipo de personas, habla el emisario Shaul de Tarso en carta a Timoteo, indicándole,
"que quizá Dios les conceda la teshuva", como dejando estos
casos en manos de HaShem. Esto es aplicable siempre y cuando a la persona se le
hubieren enviados muchas señales y manifestaciones en su vida de parte de
HaShem que la persona no quiso obedecer para solicitar ayudar y permiso de
entrada al camino de la teshuva.
Sin embargo, en sentido
contrario la persona puede tener las puertas de la teshuva abiertas para ella siempre, y aun
así no darse cuenta de esto. Por lo que cada día estamos todos obligados a
pensar en que debemos arrepentirnos. Debemos analizar desde donde debemos
retornar, y que es lo que hacíamos bien que hemos dejado de hacer bien o que es
lo malo que estamos haciendo y cambiarlo oportunamente. Todos los días debemos
buscar el camino de la teshuva, y pensar en que debemos y podemos mejorar más
aún, para que nunca nuestro corazón se ponga duro al punto de ser privados de
este maravilloso camino de retorno al Eterno.
HaShem nos ayude a que vivamos
una vida llena de humildad, a fin de que la soberbia y la obstinación que ÉL
aborrece, nunca nos enceguezca y nos prive ver bien nuestras almas en el espejo
de la Torá. Para ver todos aquellos pecados y errores que debemos abandonar, porque
esa la voluntad de HaShem, que todos avancen al camino de la teshuva
"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento" (2da
Shimon Kefa/Pedro 3:9)
Abraham Ben Yaacov.
Tiene akguna pagina o en Facebook dónde lo pueda segui
ResponderEliminarShalom, la verdad es que no, prefiero estar mas alejado de esas redes sociales. Dame tu correo, y te envio ahi los estudios.
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