martes, 28 de septiembre de 2021

Parasha Bereshit 1 / 5775 - El objetivo de la unidad entre el Mundo Alef y el Mundo Bet

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
 Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8

La porción “Bereshit” (en el principio) es sumamente maravillosa, profunda, mística y también profética. Pues intentar hablar o enseñar acerca del principio de la creación en Bereshit capitulo cap. 1 y cap. 2, se vuelve una verdadera técnica dentro de la sabiduría Judía, y que hoy podemos disfrutar gracias a la sabiduría que Hashem nos ha permitido acceder.

Una de las enseñanzas más impactantes de esta porción, tiene que ver con todo el contenido profético que hay en sus primeras 7 palabras y más aun en las letras contenidas en estas 7 primeras palabras. Sí, aunque usted no lo crea, las primeras 7 palabras del libro más leído del mundo y de la historia de la humanidad, traen consigo profunda lecciones, sobre el funcionamiento del mundo, sobre el pasado, presente y futuro del Mundo de Israel, y más aun pareciera enseñarnos el fin de todo.

Está escrito que Hashem nos declara el fin, desde el principio (bereshit):

“Que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré (Isaías 46:10).

Las primeras 7 palabras de la Tora son:

Fonética: “Bereshit Bara Elohim Et Hashamaim VeEt Haaretz”

Traducción dinámica: “En el principio creo Di.s los cielos y la tierra”
La letra ב (Bet) es la primera letra de la Tora. Son muchas las cosas que podríamos decir respecto del porque Hashem quiso, que la segunda letra del alefato hebreo y no la primera (la letra א “alef”) fuera la primera letra de su bendita Tora. Sin duda alguna hay muchas enseñanzas al respecto. Veamos con la ayuda de Hashem, cuanto podemos llegar a profundizar:
.- El valor numérico de la letra ב (Bet) es 2. Lo cual que nos muestra que la creación en sí misma es dual y que su objetivo es lograr la unidad (representada por la א alef cuyo valor numérico es 1):

Si la primera letra del alefato hebreo es la א “alef” y Hashem decidió prescindir de ella como la primera letra de la creación y en su lugar puso a la letra ב (Bet), es porque el objetivo de la creación es unirse a la alef, la cual representa al mundo celestial (del cual creemos vendrá el mundo venidero - Olam Haba).

Tenemos por lo tanto que la alef representa al mundo celestial donde todo es EJAD (unidad – uno). Y tenemos que la Bet representa el mundo terrenal donde el propósito de quienes vivimos en este mundo es unirnos al mundo celestial de la alef.

¿Cómo el hombre y la mujer se unen a ese mundo celestial? El emisario Shaul de Tarso (Pablo) escribió diciendo:

“No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en el Mesías Yeshua” (Galatas 3:28)

Claramente en este mundo si hay esclavos y libres, si hay gentiles y Judíos, y si hay hombres y mujeres, nunca han dejado de existir, y la voluntad del creador es que existan Judíos, gentiles, esclavos, libres, hombres y mujeres en este mundo. Sin embargo, a pesar de que esa es su voluntad cada individuo debe buscar la unidad con su par o su contrario para así acercarse al mundo celestial. Por lo cual, cuando el emisario Shaul dice que “Ya no hay”, se está refiriendo a un estado espiritual o celestial que lógicamente no está en este mundo y que no podemos ver con la visión física. En otras palabras, cuando alguien está en el Mesías Yeshuá ha venido a ser parte de esa unidad celestial contenida en la alef, cuando uno vive sin el Mesías, está separado de esa unidad y sigue muerto en los delitos y pecados, no puede acceder a ese mundo de la unidad celestial pues está dominado por elementos y principios que lo conducen a la separación de lo que acerca a Hashem.

La voluntad de Hashem es que lleguemos a unirnos a él como lo fuimos en el origen de la creación. Como lo hubiera dicho el Mesías Yeshuá:

“Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros (Yojanan – Juan 17:11).

“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Yojanan – Juan 17:21).

“La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Yojanan – Juan 17:22)

Veamos algunos ejemplos de la unidad que se busca en el mundo bet:

.- Di.s hizo al hombre y la mujer (dualidad), estos dos se unen formando la ejad (unidad) perfecta, cuando se casan y por medio del acto intimo tienen hijos que son educados en las palabras de la bendita Tora.

.- Di.s hizo al Shabat respecto de los días de la semana. Es decir no hay semana completa sin el Shabat. Esto nos muestra que todo en la semana gira en torno al mandamiento de observar el Shabat. Cuando cumplimos dicho precepto, nos hacemos una perfecta unidad con el Creador, la creación, todo Israel, las personas de las naciones que lo observan, concretando así la unidad del pueblo de Hashem con el mundo celestial regido por la alef.

.- Di.s creó a Israel y a las naciones (dualidad), el objetivo de esta creación es que las naciones se unan a la luz de Israel. Es decir que se sujeten a su fe, sus bases de compresión de las sagradas escrituras. Esto será una realidad en el reinado Mesiánico, cuando las naciones podrán ser una unidad con el reinado de Israel, que el Mesías ejercerá a través de la enseñanza de la Torá.

El mundo alef, es un mundo que no podemos visualizar con los ojos físicos, no podemos percibirlos con ningún sentido natural, a menos que estos sentidos naturales se unan a sus sentidos pares en el mundo espiritual, para así poder ver, oír, gustar, tocar, oler, aquello que está en el mundo celestial. Es decir, tal cual tenemos 5 sentidos naturales, tenemos también 5 sentidos espirituales. Todos estos sentidos se pueden activar solo a través de la unidad con el mundo alef a través de la emunah (fe, fidelidad) ¿Cómo lo sabemos?, está escrito:

“Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)

“Yeshuá le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Yojanan – Juan 20:29)

Por esta razón es que solo el poder de la FE puede hacernos heredar la vida eterna (Olam Haba) y darnos aun en este mundo una conexión con el mundo alef, uniéndonos al Creador, permitiendo que la vida del mundo venidero sea una realidad en este mundo. El poder de la fe, nos traer el poder del mundo alef al mundo bet.

Las personas en los tiempos de Yeshuá que tenían fe en Di.s recibían sanidad, milagros, los muertos eran resucitados, sus pecados eran perdonados, etc. Todas estas maravillas pertenecen al mundo celestial, y fueron bajadas a este mundo a través del poder de la Fe, que es la superación de los sentidos naturales, por los sentidos espirituales, siendo LA FE la convicción DE LO QUE NO SE VE.

De aquí podemos aprender que hay herramientas espirituales, que anteceden a la creación y por lo tanto no pertenecen a este mundo, que nos unen al mundo celestial donde está la alef y donde todo es ejad, pero que a pesar de no pertenecer a este mundo están en este mundo y nos unen al creador de todo.

Según el Talmud, el Eterno creo 7 cosas antes de crear el mundo, por lo cual, en virtud de estas 7 cosas el mundo existe y es sostenido:

1.- La Torá, cf. Proverbios 8:22:

En el pasaje de Bereshit 1:1, hallamos la partícula (תא) “ET”- aquella partícula no tiene traducción a ningún idioma. Y como vemos se trata de la letra alef, primera letra del alefato hebreo, y la letra tav, ultima letra del alefato hebreo. De aquí podemos deducir que Hashem uso las letras hebreas (el alefato) para crear al mundo.

Cada vez que hayamos esta partícula en la Torá, el pasaje nos estará hablando del Mesías.

También nos muestra que si nosotros nos conectamos con las letras hebreas de la Torá, y captamos su mensaje, finalmente podremos acceder al mundo de la unidad celestial de alef.

La partícula “ET” es la cuarta de las 7 palabras del primer verso de la Torá y alude directamente al

Mesías. Pues el Mesías dijo que él es la Alef y la Tav:

“Yo soy la Alef (א) y la Omega (ת )el principio y el fin, el primero y el último (Apocalipsis 22:13).

El Mesías Yeshuá nació y vivió en la tierra justamente en el periodo del año 3990 y 4.040 aprox., del calendario Hebreo actual.

Como la Torá es una creación del mundo Alef, su estudio, su cumplimiento nos hace parte de la unidad celestial. Cada buena acción, una ayuda al necesitado, un perdón al que nos ofendió, una misericordia, un consuelo, nuestras oraciones y rezos, y tanto más que nos enseña la bendita Torá nos hace una EJAD con el Eterno. De aquí entendemos las palabras del más importante de todos los mandamientos.

“Escucha Israel Hashem, nuestro Elogió, Hashem UNO es” (Devarim 6:4)

Pues el fin de todo es hacer que Hashem sea uno (como lo es), pero también con nosotros. Por el lado contrario toda acción contraria a la Torá de Hashem y a su espíritu, nos separa de la unidad con el mundo celestial de alef.

2. El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.

Al igual que la fe, el arrepentimiento nos une al mundo alef. El poder de la teshuva (retorno – arrepentimiento) es tan grande que puede cambiar los designios celestiales. Es capaz de elevar al más vil de los transgresores, transformándolo en un Tzadik (justo) inocente. Se dice en la tradición Judía que un pecador que hizo teshuva logró tener más conexión con el Eterno que uno que no había pecado. Y es que esto debe entenderse en el sentido ya mencionado, el poder de la teshuva es muy grandioso, pues rompe el velo que no dejar ver, destapa los oídos sordos, circuncida el prepucio del corazón, nos hace acceder al mundo de Hashem. Por esta razón es que la besora tova (buenas noticias) consisten principalmente en llamar a la teshuva de las almas.

El hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b:

“El cordero que fue inmolado desde de la fundación del mundo”

En 1 Pedro 1:20 está escrito:

“Porque él estaba preparado antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros”

3. El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.

El Gan Eden es el estado original de todo, fue diseñado solo para ser disfrutado con las capacidades del mundo celestial. Cuando Adam y Eva rompieron esa unidad, fueron expulsados del paraíso. El Gan Eden será nuevamente una realidad en el reinado Mesiánico donde todo era Ejad, como está escrito por el profeta:

“Y Hashem será rey sobre toda la tierra. En aquel día Hashem será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14:9)

¿Como es posible esto? El Mesías y sus enseñanzas (Jasidut) elevaran a toda la raza humana a la esfera del mundo alef, y cuando Hashem reine sobre la tierra, su nombre será EJAD.

4. Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.

El lugar de castigo y la destrucción de las almas a desaparición perpetua es una creación del mundo alef., quizás para mostrarnos que con la existencia de la maldad no puede haber unidad eterna con el mundo celestial. Por lo cual, solo a través de la destrucción total de las almas, de los demonios, el Satan, la muerte, que dominaron este mundo en pos de la división del mundo terrenal con el mundo celestial, se finalizara el proceso de unificación de todas las cosas como esta escrito en el libro de revelaciones:

“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 20:10-15)

Solo después de esto, habrá una unidad completa, no existiendo testigos, ni acusadores contra los redimidos de entre las naciones, ni dentro del pueblo de Hashem, pues versos más adelante se dirá que ha llegado el momento de que el mundo alef gobierne por siempre:

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. (Apocalipsis 21:1)

5. El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.

“El trono de Hashem es una construcción del mundo alef, que él mismo ha levantado para gobernar desde ese lugar cuando el mundo alef descienda y sea la morada final de los hijos del Eterno. Al respecto está escrito:

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán (Apocalipsis 22:1-3)

6. El templo, cf. Jeremías 17:12.

El Eterno le dijo a Moshe que hiciera el Miskan (Tabernáculo) conforme a todo el modelo que le había sido mostrado. En realidad lo que Moshe vio fue el Templo celestial. El tabernáculo que esperaba desde antes de la creación del mundo para manifestarse una vez que todo hibiera llegado a su total unidad, bajo los parámetros del mundo celestial. Como leemos a continuación:

“Y yo Iojanan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios (Apocalipsis 21:2-3)

Como vemos, al final de todas las cosas veremos cómo el mundo celestial de la unidad total, el mundo alef, terminara descendiendo sobre nosotros, pues todas las barr eras que impedían su manifestación ya no existirán más. Hoy somos nosotros los que procuramos subir o vivir conectados al mundo alef, y cuando lo hacemos, como dirían los sabios en nuestra tradición de allá nos ayudan a unirnos más con Hashem. Pero cuando todo acabe, la manifestación de este mundo celestial de alef, será absoluto.

7. El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.

Todos sabemos que el Nombre del Mesías es Yehoshua /La salvación del Señor. Pero en realidad ese nombre es un nombre del mundo bet. Tambien el siervo de Moshe, Oshea (Mas tarde Josue), recibió el nombre de Yehoshua. Esto es debido a su función, ambos salvaron al pueblo, ambos son libertadores. El primero los ingreso a la tierra física prometida, el segundo los ingresa al mundo celestial de Alef.

Sin embargo este nombre del cual hablan nuestros sabios no es “Yeshua/Yehoshua”, ni ningún otro nombre de la Torá o los profetas, que la tradición pueda indicarnos, pues son muchos. Cada uno de ellos nos habla de una misión o rol del Mesías. Aún así desconociendo el nombre del Mesías, la sola fe, que nos conecta al mundo alef, permite que estemos usando ese nombre para beneficiarnos en las diversas situaciones de nuestras vidas; enfermedades curadas, milagros hechos, perdón de pecados dados, etc. Todas estas cosas son ejecutadas por el cielo, por el nombre del Mesías que rige en el mundo alef, que Hashem creó antes de la fundación del mundo, nombre nuevo, que él dará a los vencedores, como está escrito:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12)

Hashem tiene un nombre que nadie conoce, que solo es conocido en el mundo alef, y que rige en ese mundo. Como el nombre sagrado de las 4 letras rige en este mundo bet, y es pronunciado por el Cohen Hagadol en Yom Kipur, asi también el Cohen Hagadol del mundo clestial conoce el nombre de Hashem que rige el mundo alef, y solo él lo pronuncia y lo escribiré sobre aquellos que sean dignos. Al mismo tiempo la nueva Jerusalén tiene un nombre nuevo, como está escrito en el libro del profeta Isaías:

“Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Hashem nombrará. (Isaias 62:2)

Así el Mesías Yeshuá tiene un nombre en el mundo alef, creado por el Eterno antes de la fundación de todas las cosas, a través del cual podemos acceder a todos los beneficios del mundo celestial, con el poder de la fe, la teshuva y las herramientas creadas antes del mundo para conectarnos con ese mundo celestial.

Todo lo que hemos dicho hasta aquí se puede resumir en el poder de la palabra de Di.s, su sola palabra, crea el cosmos, la vida, y todos los mundos existentes, el mundo alef y el mundo bet fueron creados a través de su palabra, y nada creado en ellos ha quedado al azar o sin una función. Como lo dice el escritor de la carta a los Hebreos:

“Por la fe entendemos que los mundos fueron formados por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3)

El ser humano, debe hallar por tanto su unión en este mundo bet, con el mundo alef, solo a través de las palabras que permiten que todo exista. Las palabras de Hashem, que formaron ambos mundos. Si uno estudia Torá, uno se “recrea”. Si no solo estudiamos, sino que hacemos todo lo posible por hacer lo que Di.s dice en sus palabras de la bendita Torá, uno se “recrea”. Y es que realidad, la unión con el mundo alef, es una verdadera “recreación”. Cada vez que vamos hacia los últimos días, en realidad estamos volviendo al principio de todo. Cada vez que el tiempo avanza, nos volvemos a reencontrar con la posibilidad de volver a caminar sin culpas ni pecados en el paraíso, donde éramos UNO, Hashem nuestro Di.s y nosotros su pueblo.

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