viernes, 12 de agosto de 2022

Parasha 45 VaEtjanan 5779 - La gracia es engañosa en las oraciones.


Parashá 45 Vaetjanan   
Deuteronomio 3:23 – 7:11

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Vaetjanan” (y suplique).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“3:23  “Yo también supliqué a HaShem en aquel tiempo, diciendo”” (Debarim / Deuteronomio 3:23)

La palabra “vaetjanan” tiene el valor numérico de 515 y de allí nos explica el midrash, que fueron 515 veces las que Moshé le pidió a HaShem le dejara entrar en la tierra de Israel, solo para ilustrar todo lo que se esforzó para rogar al eterno, por algo que no llego. 515 veces rogó y 515 veces le fue negada la solicitud. De esto aprendemos que existe una realidad dentro de la oración que la mayoría de las veces no queremos aceptar, y es que HaShem se niegue a nuestras solicitudes. Estamos muy acostumbrados a tener esta relación con Di-s, como si él tuviera que correr a nuestras peticiones, pero no hemos reparado en la soberanía de HaShem, donde él es dueño de responder o no responder, de negar o de aceptar hacer lo que le pedimos. Eso es ser soberano.

La escritura nos dice en los escritos mesiánicos que en cierta oportunidad el rabino Shaul de Tarso, pidió 3 veces para que HaShem quitara el aguijón de su carne, que podría haber sido alguna enfermedad que este padecía, respecto de lo cual se le dijo:

“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9)

En palabras más claras lo que se le dijo al shaliaj Shaul fue: “con lo que te doy gratis es suficiente, te fortalezco cuando estas débil”. ¿De donde aprendemos esta traducción? Muchos han interpretado que este “bástate de mi gracia”, alude a la salvación, que es un regalo de Di.s el cual es suficiente ante cualquier prueba. Pero siendo honesto al contexto del versículo, aquí está hablando de una “gracia” que tiene que ver con la contestación de las oraciones. Este pasaje del rab Shaul, pidiendo a HaShem, y recibiendo esta respuesta, solo se puede entender a la luz de la porción de esta semana:

La palabra “vaetjanan” que se traduce como “y suplique” tiene su raíz en la palabra "jen" que significa “gracia” o “gratis”. Es decir, la tefila de Moshé es un modo distinto de tefila, donde quien ruega a HaShem no le pide a causa de los méritos propios, ni de otros, sino que el ruego está basado en que la contestación a la petición sea un “regalo” de parte de Di.s.

Moshé rogo al eterno con esa actitud: “dame un regalo” – “el regalo de entrar a la tierra prometida”. Ya sabia que se le había decretado que él no pisaría la tierra de Israel, y es por eso, que sabiendo su culpabilidad por el pecado de “golpear” y no “hablar” a la piedra, tendría que cambiar su forma de oración y ahora rogar un regalo de parte de Di.s

La reflexión que nos traen estos dos pasajes es que muchas veces la persona vive de la contestación a sus oraciones por pura “gracia”, no porque se lo merezca. La persona piensa que en realidad de no debe estar tan mal en su relación con Di.s, ya que le son contestadas sus oraciones y no requiere de un mayor esfuerzo para conseguir lo que necesita en su vida, aun cuando incluso su vida espiritual es muy carente. Lo que no sabe esa persona es que en realidad todo lo que tiene es por un “regalo de Dios”. No merece nada de lo que tiene, y es posible que, si HaShem le viera un día en la calle, ni siquiera le saludaría. (por graficarlo de algún modo).

El Mesías Yeshúa enseño diciendo: “el hace salir su sol sobre malos”. Esto nos muestra que HaShem le da respuesta a las personas que incluso son halladas “malas”, transgresores de la Torá. Esta manera de respuesta divina se conoce como “GRACIA”. Y muchas veces esta gracia esta basada en la “lastima” o “misericordia” que HaShem tiene por el ser humano, pero no está basado en que HaShem encuentre satisfacción en la manera de ser de la persona.

Ahora bien, deberíamos preguntarnos: ¿HaShem me da porque encuentra en mi satisfacción o solo por gracia? ¿HaShem sabe quien soy o él ni siquiera conoce mi nombre?

El “bástate de mi gracia” que HaShem le dio a Shaul de Tarso, quiere decir: “Te he dado gracia en otras oraciones, ya es suficiente, en este tema no te responderé, pero, en tu debilidad te haré fuerte”. Incluso esa manera de responder de parte de Di.s a una persona, es mucho mas valiosa, que Di.s le de a la persona todo como un “regalo”, pues si HaShem no responde muchas veces lo que le pedimos, y se niega rotundamente a decir “sí”, es porque él sabe quienes somos, conoce nuestros nombres, tiene una relación con nosotros y quiere enseñarnos algo con esta prueba que estamos viviendo. ¿En qué nivel de respuesta nuestras oraciones nos encontramos? Cuando estas oraciones son respondidas, lo son porque somos meritorios o porque solo hay lástima para nosotros.

No nos podemos confiar siempre de la "gracia". Pues está escrito: "vana es la hermosura y engañosa la gracia".

Aquello que es gratis, muchas veces no lo valoramos. Por lo tanto, esforcémonos para que seamos hallados meritorios de ser oídos por el cielo y más que contestados en nuestras oraciones, conocidos por Di.s.

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אברהם בן יעקב

Parashat 45 VaEtjanan / ¿En que radica la grandeza de Israel?

Parashá 45 VaEtjanán
Deuteronomio 3:23 – 7:11

Leemos en la Torá:

“Guardadlos y practicadlos, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos estos preceptos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente" (Devarim – Deuteronomio 6:4)

Se nos dice que la puesta en obra de los mandamientos nos hace parte de un pueblo:

“GRANDE” “SABIO” “INTELIGENTE” 

Si nos centramos en la primera cualidad que nos dice la Torá que tendremos si guardamos y practicamos los mandamientos de la Torá, ante los ojos de las personas de las naciones que dirán que somos parte de una nación “grande”, podremos descubrir que es lo que realmente somos cuando no-hacemos o cuando hacemos los mandamientos de Hashem. 

Por lo menos 3 veces en este capítulo se usa la expresión: “¿Qué gran nación?”. Pues se compara a las “grandes” naciones de esa época con la “GRAN” nación de Israel que somos en comparación de aquellas que no tienen nada que los engrandezca más que sus numerosas gentes. 

¿Son EEUU, RUSIA, CHINA, COREA, INGLATERRA, grandes naciones a los ojos de Hashem? Para él, la grandeza se mide de otro modo. Por lo cual la grandeza de Israel, y la grandeza que proviene del cielo, no está fundamentada en las concepciones que el hombre tiene acerca de la “grandeza”. No importa cuánto poder militar tienen estas naciones, ni cuanta tecnología posean, no importa si son los más poderosos del mundo, todo aquello es pasajero, y no los hace grandes a los ojos del cielo. 

En hebreo leemos la palabra. “gadol” es la misma palabra que se usa para referirse al 

“Cohen HaGadol” “EL GRAN sumo sacerdote”. El objetivo de Hashem es engrandecer a SU pueblo y por esta razón es que el hombre que está más cerca de Hashem, él que tiene más mandamientos que guardar y practicar, recibe el título de “Gadol”. Para mostrarnos que es lo que realmente hace GRANDE a un hombre. 

Está escrito que la voluntad del Hashem es que su pueblo sea la grandeza de las naciones: 

“Y te pondrá Hashem por cabeza, y no por cola: y estarás encima solamente, y no estarás debajo” (Deuteronomio 28:13) 

Sin embargo está grandeza no radica en nuestras virtudes, ni en nosotros porque seamos mejores que las demás personas, o mejores que las demás naciones, sino porque fuimos a los ojos del cielo todo lo contrario: “lo más pequeño”, y es debido a esa realidad que Hashem decidió hacer de nosotros lo más grande de la tierra ¿Pero cómo? Solo únicamente a través de la observancia de los mandamientos de la Torá. Ya sabemos la enseñanza de enseñanza de nuestro amado hermano Shaúl de Tarso:

“Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios” (1 Corintios 1:26-29)

Si Dios quiere “levantar al hombre” de su condición caída ¿Cómo lo hará? Un hombre que roba está en una baja condición espiritual, un hombre que adultera está en una baja condición espiritual, una persona que vive en pleitos y rencillas está en una baja condición espiritual , toda persona que vive esclava del pecado está caída, ¿Cómo se eleva una persona que lo único que tiene a su alrededor es el peso del pecado? Con el perdón de Dios, que es un regalo inmerecido, el hombre que disfruta de este regalo es considerado como si nunca hubiera pecado.

Está escrito: 

“Porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Hashem; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jeremías 31:34) 

¿Cuándo sucederá esto? ¿Cuándo será levantado el hombre? Según ese mismo pasaje profético en el verso 33, cuando la Torá haya sido puesta en el interior del hombre, en su mente y corazón. Esto nos muestra que la manera que Dios tiene para engrandecernos es a través del cumplimiento de los mandamientos. 


Si observamos detalladamente hay dos condiciones espirituales bajas que puede tener el hombre, una buena y una mala:


1.- La mala: Los muertos espirituales, están en la bajeza más profunda, como si estuviesen hundidos en un hoyo, pero al mismo tiempo son grandes por fuera como si nada necesitaran del Creador. Viviendo de apariencias pretenden hacerle saber al mundo que no necesitan sujetarse a ninguna regla, menos vivir bajo las reglas del todopoderoso dadas en la Torá.

2.- La Buena: Las personas de condición dependiente del Creador, los humildes, su condición espiritual es baja solo en el sentido de que saben que necesitan del Eterno, y se esfuerzan en ser más humildes para ser corregidos por él. Se “someten” se ponen “bajo” la autoridad de la Torá. En realidad son grandes no por fuera, pues no lo desean demostrar, pero por dentro irradian la grandeza de sus obras.

Una persona no es grande, si primero no se ha humillado y una persona que se engrandece a sí misma es humillada por el cielo: 

“Porque Hashem es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos” (Tehilim –Salmos 138:6) 

“La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra”(Proverbios 29:23) 

“Humíllense delante de Hashem, y él los exaltará” (Yaacov 4:10) 

Nuestro Mesías Yeshuá nos enseño que los hombres “grandes” están en el cielo por su observancia de los mandamientos, más que por su enseñanza de los mismos: 

“Por lo tanto, a cualquiera que quebrante el más pequeño de estos mandamientos y así lo enseñe a la gente, se le considerará el más pequeño en el reino del cielo. Pero a cualquiera que los cumpla y los enseñe, a éste lo considerarán grande en el reino del cielo (Mateo 5:19) 

El Eterno está lleno de cualidades, atributos, que solo se pueden imitar a través del cumplimiento de los mandamientos. Uno de los nombres de Dios tiene que ver con GRANDEZA: Las escrituras hebreas lo llaman “HaElyon” (Él Altísimo) Esta escrito que él Habla de las alturas: 

“Entonces tronó YHVH desde el cielo, Elyón hizo resonar su voz: granizo y brasas encendidas. (Tehilim - Salmos 18:13) 

Si nuestro Dios es la grandeza y la altura más perfecta tanto que es considerado “como lo más alto”, la meta de nuestra vida es elevarnos, engrandecernos pero como él lo ha dispuesto. Nadie podría alcanzar su condición de grandeza, pero hay un mandamiento dado en la Torá que nos muestra que cada uno en su rol debe imitar al Creador para ser como él es, pues está escrito: 

“Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Hashem soy vuestro Dios” (Levíticos 20:7) 

“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Shimon Kefa 1:16) 

De este mismo versículo de la Torá, Yeshuá extrajo que debíamos ser imitadores de Hashem: 

“Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo” (Mateo 5:48) 

Si miramos las enseñanzas de nuestro amado Yeshuá, él constantemente nos estará diciendo que debemos ser como Dios en la tierra: 

“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:36) 

Si Hashem es santo, debemos ser santos, si él es cabal o perfecto, seamos cabales y p erfectos, si él misericordioso, seamos misericordiosos, si Hashem es Justo seamos Justos, si él es un buen Padre, seamos buenos Padres. El objetivo es ser como él es, para elevarse y cumplir la misión de ser parte de ese pueblo grande. Yeshuá nos enseño que la única manera de llegar a ser sus seguidores, era imitando a Dios. Luego negándonos ¿Recuerdan, tantas enseñanzas de Yeshuá, sobre negarnos a nosotros mismos? Parafraseando un poco: 

El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo…… 

El que no toma su madero y me sigue no es digno de ser mi discípulo…. 

El que quiera salvar su vida la perderá…. Si el grano no muere no lleva fruto… Todo árbol que no da fruto es cortado… 

Cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser m i discípulo. Y tantas enseñanzas más de nuestro amado Rabí, solo nos hablan de la necesidad de vaciarse para llegar a ser dignos de elevarnos, y llegar a proyectar a HASHEM, al grado de decir lo que dijera Shaul de Tarso: 

“Sed imitadores de mi, como yo del Mesías”…. (1 Corintios 11:1) 

“Con el Mesías estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive el Mesías en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Galatas 2:20) 

O como respondiera, nuestro amado Mesías Yeshuá, a la exigencia de ver al Padre por uno de sus discípulos: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Yeshuá le dijo:

¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? (Yojanan – Juan 14:8-9)

Parashat 45 Vaetjanan 5780 - Cara a cara le veremos



45 Parashat Vaetjanán – פרשת ואתחנן




Parashat 45 Vaetjanan 5780 - El tesoro de los dones inmerecidos


Parashat 45 VaEtjanan   
Deuteronomio 3:23 – 7:11 


Shalom Javerim:

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Vaetjanan” (y suplique). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

וָאֶתְחַנַּ֖ן אֶל־יְהוָ֑ה בָּעֵ֥ת הַהִ֖וא לֵאמֹֽר׃ 

“Yo también supliqué a HaShem en aquel tiempo, diciendo”” (Devarim / Deuteronomio 3:23) 

La porción de esta semana nos trae 12 preceptos entre ellos 2 de una gran relevancia. Como enseñara nuestro amado Mesías Yeshúa, cuál era el primer y gran mandamiento, y él respondió diciendo: “Escucha Israel, el Eterno nuestro Di-s, el Eterno es uno”. Mandamiento que proclama la unicidad de HaShem, y que está citado en Devarim 6:4. Y también el precepto de amar a Di-s, con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas, que está citado en Devarim 6:5. 

Como sabemos nuestra Torá está ordenada de forma conceptual, no de forma cronológica, ya que la Torá no es un libro de historia, sino que es el libro de la vida. En ella por lo tanto hallaremos la sabiduría para entender cómo vivir de forma agradable delante del Creador. 

Desde este punto de vista, la primera palabra de nuestra parashá: (וָאֶתְחַנַּ֖ן), nos conecta con estos dos grandes mandamientos, el de la unicidad de HaShem y el de amarlo, pero ¿de qué manera?, trataremos de explicarlo a continuación: 

La palabra “vaetjanan” “e implore”, contiene dentro la palabra (חן) “jen” “gracia” – Por lo que los comentaristas explican que Moshé le está pidiendo al eterno que le permita ingresar a la tierra de Israel no basado en sus propios méritos, sino que basado en la “gracia” de HaShem que da regalos incluso a quien no lo merece. 

Esto implica que Moshé sabía que hay un lugar en HaShem, por decirlo de algún modo, desde donde se pueden extraer las respuestas a las peticiones, cuya base de la respuesta divina es la “gracia” de HaShem. A ese lugar lo denominaremos: “El tesoro de los dones inmerecidos”. 

Según las palabras del Rabino Shaul de Tarso: 

“para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en el Mesías Yeshúa” (Efesios 2:7) 

Hay un lugar en el Eterno del cual emanan “abundantes riquezas de gracia”. El mundo entero existe debido a los dones inmerecidos que emanan de él. Cuando nuestro amado Mesías Yeshúa enseño: “él hace salir su sol sobre justos e injustos”. Está diciendo que de uno u otro modo, los injustos también se benefician del sol que hace salir sobre toda la humanidad, aun cuando en estricto rigor no lo merecen. Pero como vemos, hay un tesoro que contiene abundantes riquezas de la gracia divina que hace que este mundo exista en virtud de esa gracia que lo sostiene. Pues por eso también está escrito: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó” (Efesios 2:4) 

Aquí es donde toma una gran importancia el primer mandamiento de la unicidad de HaShem. Pues cuando declaramos: “Escucha Israel El Eterno, nuestro Di-s, el Eterno es UNO”. Estamos afirmando el gran misterio, pero al mismo tiempo la gran verdad, de que todo está bajo la mano de HaShem. 

Cada circunstancia de esta vida está bajo las leyes que HaShem dispuso en su universo y en su mundo para gobernarlo. Muy poco sabemos de cómo él gobierna y administra el mundo, por eso casi siempre tenemos una sensación de “injusticia” respecto de los hechos que ven nuestros ojos. Pero lo cierto, es que al declarar la unidad del Eterno, estamos confiando en que tanto el bien como el mal han sido creados y están controlados por ÉL. 

Pero para poder explicarlo de forma más cercana y práctica, abordaremos un solo aspecto que es él constantemente nos toca vivir:

La vida es buena cuando tenemos momentos alegres, los casamientos, el nacimiento de un hijo, una fiesta de un bar o bat mitzva, él te amo de un hijo, el abrazo de una madre y el cuidado de un padre, corresponden a momentos satisfactorios en esta vida. Cuanto más cuando tenemos la oportunidad de disfrutar de la presencia divina, y ser asistidos por ella. Es como tener acceso a momentos de la vida eterna, en esta vida presente. 

Todo esto corresponde a una parte de la voluntad con la que HaShem gobierna el mundo y esta parte es el bien del cual nos beneficiamos en este mundo. Esto corresponde a la siguiente expresión del rey David: 

“Si subiera al cielo, allí estás tú” (Tehilim 139:8) 

Pero otra parte, en esta vida también tenemos experticias difíciles y amargas: la muerte de un ser querido, una enfermedad compleja, un divorcio. Hay quienes sufren el flagelo de la pobreza, y hay quienes constantemente son requeridos para alguna situación que finalmente los complica. Todo aquello que nosotros vemos como “malo” en nuestras vidas, no es más que la forma en la que HaShem está gobernando nuestra vida de forma individual y personal. 

Esto corresponde a la otra parte de la voluntad con la que HaShem gobierna el mundo, y esta parte es el aspecto al que nosotros, llamamos “el mal”, considerando que en realidad, todo lo que nos pasa es para nuestro bien, igualmente cuando experimentamos estos sufrimientos no tenemos otra forma de traducirlos, que no sea como lo “malo”. 

Esta otra parte corresponde a la segunda parte de nuestro versículo, escrito por el Rey David:

“si tendiera mi lecho en el fondo del sheol, también estás allí” (Salmos/Tehilim 139:8) 

Tenemos por lo tanto que: 

Cuando vivimos experiencias llenas de alegría y esperanza, esto es como cuando “subimos al cielo” según lo que escribe el Salmista: “allí estas tú”, y cuando tenemos experiencias llenas de dolor y desesperanzas, esto es como si: “tendiera mi lecho en el fondo del sheol”, incluso en un lugar de la muerte; “allí estas tú”. 

Esto nos conecta con el primer y gran mandamiento: “Escucha Israel”, en lo bueno y en lo aparentemente malo, ÉL es uno. 

Por lo que cuando HaShem le niega a Moshé la entrada a la tierra prometida, aun cuando Moshé quiso tomar del tesoro de los dones inmerecidos, está mostrando su soberanía para gobernar su mundo, demostrando con ellos el poder de su unicidad. Eso era lo que debía suceder y no otra cosa. Pero al mismo tiempo, cuando nos beneficiamos de la gracia divina, y HaShem nos permite beneficiarnos de su generosidad del tesoro de los dones inmerecidos, actúa también la soberanía de HaShem y esto trae como consecuencia algo que es muy grande, que nos conecta con el otro mandamiento que mencionamos al principio, el mandamiento de “Amar al Eterno”. 

Nuestro amado Mesías Yeshúa enseño: 

“Pero al que poco se le perdona, poco ama. Por eso te digo que, si demuestra tanto amor, es porque le han sido perdonados sus muchos pecados” (Lucas 7:47) 

Cuando la persona logra comprender como HaShem le ha beneficiado de su tesoro de dones inmerecidos, con su inmensa generosidad. No solo en temas relacionados al perdón de sus pecados, aunque principalmente esa es la mayor bondad de HaShem. Pero también en todo aquello que HaShem le da a la persona, y como ÉL le procura el bien, incluso a través de aquellas situaciones que son malas en primera instancia desde el punto de vista de la persona. 

Cuando la persona logra la conciencia de la UNIDAD de HaShem en su vida. Entonces la persona logra AMARLO por lo sorprendente del amor y la generosidad de HaShem. Y así no solo cumple en teoría la primera miztvá de declarar la unicidad de HaShem, sino que también la experimenta en su vida de forma concreta, amando todos sus caminos.

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אברהם בן יעקב
http://toraetzjaim.blogspot.com/

lunes, 1 de agosto de 2022

Parashá 44 Debarim 5774 - ¿Di-s sigue hablando?



COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL
Parashá 44 Devarim
Deuteronomio 1:1 – 3:22



Shalom amigos y hermanos, en la Parasha Devarim "Palabras", nos encontramos con el siguiente versículo: "Y sucedió que cuando todos los hombres de guerra terminaron de morir del seno del pueblo. El eterno ME HABLO, diciendo" (Devarim 2.17)

La Torá emplea dos expresiones para referirse a la comunicación de Dios con el hombre. El verbo (לדבר) "ledaver" que es "hablar" y el verbo (לאמר) "Leemor" que es "decir". El verbo ledaver usualmente connota una precisión y una claridad de lo que se está transmitiendo entre el parlante y el receptor. También connota un mensaje duro y estricto. Pero tratándose de una comunicación profética (לדבר) "ledaver" implica que la revelación es directa y especial, dirigida específicamente e íntimamente al recipiente. Como está escrito en la Torá, respecto de la relación entre Moshé y HaShem: "Cara a cara". 

Por su parte el verbo (לאמר) "leemor" denota una comunicación de carácter menos intenso, y por lo tanto, no implica que la comunicación profética fue especial y directa. 

Por consiguiente cuando la Tora emplea la expresión (לדבר) "ledaver" para referirse a que Dios hablo a Moshé (וידבר), quiere decir que la presencia divina se rebeló plenamente a Moshé en forma especial e intima. 

En el versículo de Devarim-Deuteronomio 2:17, nos dice que después que murió toda la generación de personas, que se quejo contra HaShem en el desierto, HaShem le hablo a Moshé. En otro comentario habíamos explicado, que según Rashí, "en toda esta sección", posiblemente al versículo mismo, o todo el curso del relato desde los exploradores en Bemidbar cap. 13. hasta aquí en el verso 17 del capítulo 2 de Devarim, no se empleo la palabra (וידבר) vaidaver. Sin embargo, si revisamos hallamos muchos versículos bíblicos que contienen la palabra (וידבר) vaidaber. Según otro comentarista, la clave para interpretar a Rashí está en la palabra: אלי"Elai" que significa: "a mí", mientras que en los versículos anteriores a este relato desde los exploradores, hasta este versículo dice: "El Eterno hablo a Moshé" ( וידבר יהוה vaidaber adonai), aquí dice: "Y el Eterno hablo a mí" ( וידבר יהוה אלי vaidaber adonai elai), lo cual indica con más claridad que aquí la comunicación de Di-s con Moshé es directa y especial. 

¿Cuál era la razón para que antes de este relato la Torá nos dijera que HaShem le hablo a Moshé, y ahora nos diga: "Y me hablo HaShem a mí"? La respuesta se encuentra dentro del versículo 16, donde dice: "cuando los hombres de guerra terminaron de morir del seno del pueblo, 17 El Eterno me hablo a mí..." 

La primera respuesta a esto, es que mientras existían todas las personas que NO heredarían a tierra prometida de Israel, el profeta Moshé, no recibiría una profecía directa y especial, pues la profecía según Rashí, es en aras del pueblo, y no en aras del profeta, de una sola persona. 

Si tomamos esta misma manera interpretar del comentarista de la Torá Rashí, y la comparamos con las enseñanzas de Rab Shaul de Tarso, podremos entender que efectivamente, la profecía clara y directa es en razón de la congregación de Di-s y no en razón del profeta. Moshé siempre fue un gran hombre de Di.s, sumamente humilde y obediente. Pero su nivel de profecía no era el mismo, o más bien dicho, la manera en que Dios le hablo a Israel durante todo ese tiempo, no fue el mismo, como lo había sido en un principio antes de sus rebeliones: "cara a cara". 

Ahora la palabra "vaidaber", estaba dirigiéndose a la congregación con un lado estricto, como cuando el Padre llama la atención del hijo. Y el cariño estaba reservado para el final, en los últimos días de Moshé, cuando nuevamente HaShem, decidió revelar su palabra de forma clara y directa, es decir: "cara a cara". Es decir, según Rashí, Di-s no había hablado de forma "cariñosa" a Israel, con una dulce y especial claridad, sino que con "desdeño" por todas sus rebeliones, y sobre todo, por la última de sus rebeldías, la de la queja sobre el informe de los 10 espías. 

Esto nos enseña que "la palabra de HaShem" solamente se revela al profeta dependiendo de la congregación, pues en aras de la congregación que habla el profeta, y para su propio beneficio. Como está escrito: 

"Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la congregación" (1Cor. 14:12) 

"Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la congragación " (1Cor. 14.3-4) 

Ahora hemos visto que Di-s le habla a un pueblo, a través de un profeta, respecto de la condición del Pueblo. Es decir, si el pueblo necesita profecía e inspiración divina, Dios usara al profeta y le hablara a su pueblo. No es al revés. No depende de la gloria del profeta, porque como dijera el Mesías: "aún las piedras hablarían"... 

Pero si tomamos este tema desde un punto de vista más personal, podríamos preguntarnos, ¿Di-s Habla? ¿Di-s me ha hablado este último tiempo? ¿Porque ya no oigo la voz de Di-s? ¿Sabemos que es oir la voz de Di-s? ¿Di-s habla en estos tiempos, y si habla, porque a mí no me dice nada o porque no me habla como antes lo hacía? 

Según las escrituras Di-s habla de diversas y variadas formas: Esta escrito: 

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo" (Hebreos 1:1-2)

Di.s ha hablado a traves de muchas formas, incluso dentro de todas estas formas, está la entrega de la Torá y la revelación que Di-s le dio a Moshé. Todas estas varidas maneras de hablar de Di-s no son superiores, a la forma en que Di-s le hablo a su hijo Yeshúa, y la forma en la que ahora Di-s ha decidido salvar al mundo, mediante la fe, de todo aquel que sigue y oye la voz del pastor de las ovejas, nuestro amado Mesías Yeshúa. 

Sin embargo, nos dice la Torá que la profecía de Moshé es superior a la de todos los profetas, y que a él le hablaría cara a cara, debido a que el texto dice: "el es fiel en toda mi casa", como está escrito: 

"Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de HaShem, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de HaShem. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? (Bemidbar/Números 12:6-8)

¿Pero como decimos entonces que la profecía de Moshé no es superior a la del Mesías Yeshúa, si Moshé fue fiel en toda la casa, y hablo con HaShem "cara a cara"? La clave está en la frase del versículo: "No así mi SIERVO Moshé que es fiel en toda mi casa"... Pues Moshé fue un siervo, no era el amo de la casa, no era el hijo ni el heredero de la casa, como nos dice el libro de Hebreos de respecto de Yeshuá el Mesías: 

"Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste (Yeshúa), cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero el Mesías como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros" (Hebreos 3:3-6)

Como vemos, Dios habiendo hablado al hombre de muchas formas, habiendo tomado profeta como Moshé, al cual le hablo cara a cara, continua hablando a todo ser humano que se acerca a él, para servir en esta su casa, que es la congregación de Israel y de los justos de las naciones, que siguen al Mesías Yeshúa. 

Di.s sigue hablando en sueños, visiones, a través de profetas, ángeles, a través de la Torá y los demás libros de las escrituras, y sobre todo ahora a través de su hijo el Mesías Yeshúa, que no nos dejo huérfanos sino que nos dio un consolador que nos guiaría a toda verdad y a toda justicia, el espíritu de santidad, que habita en todos los hijos de HaShem. La pregunta que debemos hacernos es ¿Por qué no podemos oír su voz? Pues él sigue hablando. Quizás nuestros recipientes no estén totalmente limpios, ni preparados para recibir tamaña luz celestial, o quizás hemos perdido la fe y la esperanza en un Di.s vivo, que escucha, que mira, y que sobre todo aún habla y se comunica con toda su creación. Bendito es ÉL. 
Shabat Shalom.

44 Parashat Debarim – פרשת דברים




Parashat Debarim - Rab Yosef Barel

 


Parashat Debarim 5780 - Hijos obedientes, Padre feliz


Parashat 44 Debarim 5780 - Palabras de amonestación

COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL
Parashá n°44 Devarim 5780
Deuteronomio 1:1 – 3:22

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Devarim” (palabras).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab” (Devarim/Deuteronomio  1:1)

אֵ֣לֶּה הַדְּבָרִ֗ים אֲשֶׁ֨ר דִּבֶּ֤ר מֹשֶׁה֙ אֶל־כָּל־יִשְׂרָאֵ֔ל

El ultimo libro de nuestra sagrada Torá, comienza con las palabras (ֵ֣לֶּה הַדְּבָרִ֗ים) “ele HaDebarim” – “estas son las palabras”. Y respecto de esta expresión nuestros sabios de bendita memoria explican que toda vez que un texto de las sagradas escrituras comience con la expresión ַדְּבָרִ֗ים - “devarim” – “palabras” – nos está indicando que las palabras contienen un mensaje de amonestación y reprensión para quienes las reciben.

Así vemos que sucede por ejemplo con el famoso libro de Kohelet (Eclesiastés) que comienza con: דִּבְרֵי֙ קֹהֶ֣לֶת – “debarei kohelet” – “Palabras del Predicador”, pues el contenido del libro en general es una amonestación sobre el sentido de la vida del hombre en este mundo.

La misma expresión la encontramos en el libro del Profeta Jeremías: דִּבְרֵ֥י יִרְמְיָ֖הוּ – “debarei Yirmeyahu” – “Palabras de Jeremías”, ya que el contenido de la profecía que contiene este libro, es un constante llamado al arrepentimiento del pueblo de Israel.

Así que las palabras: “ele hadebarim” “estas son las palabras” – nos vienen a enseñar que el discurso de Moshé contiene un sentido amonestación y una carga de reflexión muy importante que alude al corazón de los Israelitas. Según el comentario de Rashi: “Moshé enumero aquí todos los lugares donde los Israelitas habían pecado” – Es decir cada lugar mencionado estos capítulos de la Torá, son alusiones a aquellas ocasiones en las que el pueblo se revelo contra HaShem, de distintas formas. Por lo que sus palabras tendrían un sentido de amonestación, respecto de aquellas situaciones pasadas, a fin de despertar sus corazones hacia la conversión verdadera.

Aunque el mensaje de reprensión estaba en los labios de Moshé, fue HaShem quien le quería que les reprendiera anticipadamente. ¡Aquí entonces vemos el amor del Padre celestial y del Padre terrenal!

“Y aconteció que, a los cuarenta años, en el mes undécimo, el primero del mes, Moisés habló a los hijos de Israel conforme a todas las cosas que HaShem le había mandado acerca de ellos” (Devarim/Deuteronomio 1:3)

Y está es la reflexión que traemos esta semana: ¡Que importante son las palabras de amonestación! – No se puede vivir una vida sin reflexión alguna, quien vive así, se transforma en un ser humano involucionado espiritualmente.

Un padre verdadero, no puede dejar a su hijo sin palabras de disciplina y amonestación. ¡Si HaShem no nos amara, nos dejaría sin disciplina y seriamos considerados, como sin padre! – Pero aunque muchas veces parezcan duras las palabras de nuestro Padre celestial (que recibimos a través de nuestros maestros) y nos llenemos de vergüenza – y nuestros rostros se pongan un instante rojos como el fuego – es mejor un momento de esos en esta vida – que un castigo severo el fuego eterno, y quedarnos sin olam haba.

Las palabras de disciplina – constituyen la fuente de nuestra formación personal y del crecimiento espiritual. Y Sin embargo es la rama de las sagradas escrituras menos estudiada por las personas, pues no es para nada popular. Estamos acostumbrados a llenarnos de información. En la red de internet leemos y vemos cientos de millones de videos y artículos sobre distintos temas bíblicos. Muchos de ellos interesantes – gematrías – misterios – asuntos proféticos y temas similares que capturan la atención de millones de personas. Pero, aunque pueden ser muy atractivos e interesantes, no pueden traer una reflexión al corazón de la persona y por lo tanto no cambian su corazón.

¡Un mensaje sobre el infierno tiene mucho menos poder que las palabras de amonestación de un Padre!

Esta escrito en las escrituras, que solo la amonestación de un Padre obtiene el buen fruto de santidad y justicia que HaShem desea de nosotros. En cambio; ni el sermón más aterrorizante sobre el fuego del lago de fuego, ni los miles de estudios sobre las letras hebreas, las gematrías, y muchas cosas bonitas y hermosas de las escrituras, no pueden causar este cambio tan importante en el corazón, que HaShem pide de nosotros. Solo las palabras de amonestación de un Padre y su disciplina lo pueden conseguir

Así está escrito en la carta a los hebreos:

“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:8-11)

De este pasaje aprendemos:

1.- La disciplina de un Padre Terrenal es digna de respeto - ¡Cuánto más la del padre celestial!

2.- El objetivo de las palabras de amonestación es el más elevado de todos - ¡La vida misma! – Cuya amonestación como Padre de los espíritus, trae vida espiritual a quien la recibe con humildad.
3.- Debemos buscar, indagar más, sobre temas de moral, ética, comportamiento, cualidades, pues estas cosas en si mismas sin parte de las palabras de HaShem que contienen las amonestaciones necesarias para obtener la vida.

4.- Las palabras de amonestación, nos hacen participes de la santidad del HaShem.

5.- Las palabras de amonestación traen consigo un fruto, que contiene paz, no hay bendición sin la paz. Ya dijeron nuestros sabios: ¡El recipiente de la bendición es la paz!

6.- Las palabras de amonestación son un ejercicio. Esto quiere decir que nos debemos sujetar a ellas, probarnos en ellas constantemente, no desecharlas, y ver tras ellas siempre el INMENSO AMOR DEL PADRE CELESTIAL. Pues sin esa comprensión, ¡podríamos pensar que son ataques humanos! – pero no, en realidad es siempre el amor del Padre que busca hacernos mejores seres humanos y mejores personas.

El maravilloso libro de Mishle/Proverbios nos dice:

שְׁמַ֣ע בְּ֭נִי מוּסַ֣ר אָבִ֑יךָ וְאַל־תִּ֝טֹּ֗שׁ תֹּורַ֥ת אִמֶּֽךָ׃

“Oye, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no desprecies la Torá de tu madre” (Mishle/Proverbios 1:8)

De este hermoso versículo aprendemos varias enseñanzas, relativas a nuestro comentario:

1.- El verso dice: “shema beni musar” – “Escuchar hijo mío disciplina-instrucción de tu padre”. La palabra hebrea “musar” que ha sido traducida por “disciplina” o “instrucción” viene de la palabra hebrea “Isur” – que significa “sufrimiento” – Y esto está en armonía con lo que leíamos en la carta a los hebreos: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza” – Pues que la Torá es sí misma una disciplina que nos trae un sufrimiento, a esa parte o naturaleza humana que no quiere dejarnos crecer.: “A la carne y a sus deseos”, le resultan un “isur” – un “sufrimiento”, el cumplimento de la voluntad de HaShem. Pero como dijo Yeshua: “el espíritu está siempre dispuesto”.

Y aunque vemos que estas palabras causan sufrimiento, pues son en sí mismas un ejercicio moral y espiritual, obtienen como resultado el desarrollo y le elevación de la persona, la vida misma, como lo dice la carta a los hebreos.

2.- El versículo nos dice: “musar abija” – “La disciplina de tu Padre” – y respecto de esto nuestros sabios nos indican, que aquí: “La Torá del Padre” es “la Torá de HaShem”, que nos diera en el Sinaí. Pues está escrito de ella: “la Torá de HaShem es perfecta, que convierte el alma” (Tehilim-Salmos 19:7). Como vemos la Tora del Padre tiene ese poder transformador que convierte el alma. ¡Esas son las palabras de amonestación que necesitamos! ¡Palabras de vida!

3.- El versículo dice: “veal titosh torat imeja” – “y no desprecies la Torá de tu madre” – Al respecto explicaron nuestros sabios que: “la Tora de tu madre”, equivale a las palabras de amonestación de los neviim (profetas) y de nuestros jajamim (sabios). Esto nos enseña la importancia de dejarnos ser enseñados, exhortados, y formados por personas más elevadas que nosotros, de mas experiencia, y que nos den una perspectiva moral y ética de la vida, que nos haga mejores personas, mejores esposos, mejores Padres, mejores hijos de nuestros Padres y Madres, etc.

Tenemos, por lo tanto, que las palabras de musar/disciplina y amonestación, son sumamente necesarias para OBTENER LA VIDA, pues corresponden al nivel de la Torá interna, a los deberes de la conciencia y del corazón que tanto debemos cuidar. Pues sin santidad en él, esta escrito en la carta a los hebreos: “no veréis a Di-s”.

אברהם בן יעקב