viernes, 12 de agosto de 2022

Parashat 45 VaEtjanan / ¿En que radica la grandeza de Israel?

Parashá 45 VaEtjanán
Deuteronomio 3:23 – 7:11

Leemos en la Torá:

“Guardadlos y practicadlos, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos estos preceptos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente" (Devarim – Deuteronomio 6:4)

Se nos dice que la puesta en obra de los mandamientos nos hace parte de un pueblo:

“GRANDE” “SABIO” “INTELIGENTE” 

Si nos centramos en la primera cualidad que nos dice la Torá que tendremos si guardamos y practicamos los mandamientos de la Torá, ante los ojos de las personas de las naciones que dirán que somos parte de una nación “grande”, podremos descubrir que es lo que realmente somos cuando no-hacemos o cuando hacemos los mandamientos de Hashem. 

Por lo menos 3 veces en este capítulo se usa la expresión: “¿Qué gran nación?”. Pues se compara a las “grandes” naciones de esa época con la “GRAN” nación de Israel que somos en comparación de aquellas que no tienen nada que los engrandezca más que sus numerosas gentes. 

¿Son EEUU, RUSIA, CHINA, COREA, INGLATERRA, grandes naciones a los ojos de Hashem? Para él, la grandeza se mide de otro modo. Por lo cual la grandeza de Israel, y la grandeza que proviene del cielo, no está fundamentada en las concepciones que el hombre tiene acerca de la “grandeza”. No importa cuánto poder militar tienen estas naciones, ni cuanta tecnología posean, no importa si son los más poderosos del mundo, todo aquello es pasajero, y no los hace grandes a los ojos del cielo. 

En hebreo leemos la palabra. “gadol” es la misma palabra que se usa para referirse al 

“Cohen HaGadol” “EL GRAN sumo sacerdote”. El objetivo de Hashem es engrandecer a SU pueblo y por esta razón es que el hombre que está más cerca de Hashem, él que tiene más mandamientos que guardar y practicar, recibe el título de “Gadol”. Para mostrarnos que es lo que realmente hace GRANDE a un hombre. 

Está escrito que la voluntad del Hashem es que su pueblo sea la grandeza de las naciones: 

“Y te pondrá Hashem por cabeza, y no por cola: y estarás encima solamente, y no estarás debajo” (Deuteronomio 28:13) 

Sin embargo está grandeza no radica en nuestras virtudes, ni en nosotros porque seamos mejores que las demás personas, o mejores que las demás naciones, sino porque fuimos a los ojos del cielo todo lo contrario: “lo más pequeño”, y es debido a esa realidad que Hashem decidió hacer de nosotros lo más grande de la tierra ¿Pero cómo? Solo únicamente a través de la observancia de los mandamientos de la Torá. Ya sabemos la enseñanza de enseñanza de nuestro amado hermano Shaúl de Tarso:

“Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios” (1 Corintios 1:26-29)

Si Dios quiere “levantar al hombre” de su condición caída ¿Cómo lo hará? Un hombre que roba está en una baja condición espiritual, un hombre que adultera está en una baja condición espiritual, una persona que vive en pleitos y rencillas está en una baja condición espiritual , toda persona que vive esclava del pecado está caída, ¿Cómo se eleva una persona que lo único que tiene a su alrededor es el peso del pecado? Con el perdón de Dios, que es un regalo inmerecido, el hombre que disfruta de este regalo es considerado como si nunca hubiera pecado.

Está escrito: 

“Porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Hashem; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jeremías 31:34) 

¿Cuándo sucederá esto? ¿Cuándo será levantado el hombre? Según ese mismo pasaje profético en el verso 33, cuando la Torá haya sido puesta en el interior del hombre, en su mente y corazón. Esto nos muestra que la manera que Dios tiene para engrandecernos es a través del cumplimiento de los mandamientos. 


Si observamos detalladamente hay dos condiciones espirituales bajas que puede tener el hombre, una buena y una mala:


1.- La mala: Los muertos espirituales, están en la bajeza más profunda, como si estuviesen hundidos en un hoyo, pero al mismo tiempo son grandes por fuera como si nada necesitaran del Creador. Viviendo de apariencias pretenden hacerle saber al mundo que no necesitan sujetarse a ninguna regla, menos vivir bajo las reglas del todopoderoso dadas en la Torá.

2.- La Buena: Las personas de condición dependiente del Creador, los humildes, su condición espiritual es baja solo en el sentido de que saben que necesitan del Eterno, y se esfuerzan en ser más humildes para ser corregidos por él. Se “someten” se ponen “bajo” la autoridad de la Torá. En realidad son grandes no por fuera, pues no lo desean demostrar, pero por dentro irradian la grandeza de sus obras.

Una persona no es grande, si primero no se ha humillado y una persona que se engrandece a sí misma es humillada por el cielo: 

“Porque Hashem es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos” (Tehilim –Salmos 138:6) 

“La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra”(Proverbios 29:23) 

“Humíllense delante de Hashem, y él los exaltará” (Yaacov 4:10) 

Nuestro Mesías Yeshuá nos enseño que los hombres “grandes” están en el cielo por su observancia de los mandamientos, más que por su enseñanza de los mismos: 

“Por lo tanto, a cualquiera que quebrante el más pequeño de estos mandamientos y así lo enseñe a la gente, se le considerará el más pequeño en el reino del cielo. Pero a cualquiera que los cumpla y los enseñe, a éste lo considerarán grande en el reino del cielo (Mateo 5:19) 

El Eterno está lleno de cualidades, atributos, que solo se pueden imitar a través del cumplimiento de los mandamientos. Uno de los nombres de Dios tiene que ver con GRANDEZA: Las escrituras hebreas lo llaman “HaElyon” (Él Altísimo) Esta escrito que él Habla de las alturas: 

“Entonces tronó YHVH desde el cielo, Elyón hizo resonar su voz: granizo y brasas encendidas. (Tehilim - Salmos 18:13) 

Si nuestro Dios es la grandeza y la altura más perfecta tanto que es considerado “como lo más alto”, la meta de nuestra vida es elevarnos, engrandecernos pero como él lo ha dispuesto. Nadie podría alcanzar su condición de grandeza, pero hay un mandamiento dado en la Torá que nos muestra que cada uno en su rol debe imitar al Creador para ser como él es, pues está escrito: 

“Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Hashem soy vuestro Dios” (Levíticos 20:7) 

“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Shimon Kefa 1:16) 

De este mismo versículo de la Torá, Yeshuá extrajo que debíamos ser imitadores de Hashem: 

“Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo” (Mateo 5:48) 

Si miramos las enseñanzas de nuestro amado Yeshuá, él constantemente nos estará diciendo que debemos ser como Dios en la tierra: 

“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:36) 

Si Hashem es santo, debemos ser santos, si él es cabal o perfecto, seamos cabales y p erfectos, si él misericordioso, seamos misericordiosos, si Hashem es Justo seamos Justos, si él es un buen Padre, seamos buenos Padres. El objetivo es ser como él es, para elevarse y cumplir la misión de ser parte de ese pueblo grande. Yeshuá nos enseño que la única manera de llegar a ser sus seguidores, era imitando a Dios. Luego negándonos ¿Recuerdan, tantas enseñanzas de Yeshuá, sobre negarnos a nosotros mismos? Parafraseando un poco: 

El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo…… 

El que no toma su madero y me sigue no es digno de ser mi discípulo…. 

El que quiera salvar su vida la perderá…. Si el grano no muere no lleva fruto… Todo árbol que no da fruto es cortado… 

Cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser m i discípulo. Y tantas enseñanzas más de nuestro amado Rabí, solo nos hablan de la necesidad de vaciarse para llegar a ser dignos de elevarnos, y llegar a proyectar a HASHEM, al grado de decir lo que dijera Shaul de Tarso: 

“Sed imitadores de mi, como yo del Mesías”…. (1 Corintios 11:1) 

“Con el Mesías estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive el Mesías en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Galatas 2:20) 

O como respondiera, nuestro amado Mesías Yeshuá, a la exigencia de ver al Padre por uno de sus discípulos: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Yeshuá le dijo:

¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? (Yojanan – Juan 14:8-9)

2 comentarios:

  1. Toda Rabah; excelente reflexion y de mucha ayuda para entender nuestra "mision" como parte del Pueblo Apartado.
    Shalom.

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