viernes, 12 de agosto de 2022

Parashat 45 Vaetjanan 5780 - El tesoro de los dones inmerecidos


Parashat 45 VaEtjanan   
Deuteronomio 3:23 – 7:11 


Shalom Javerim:

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Vaetjanan” (y suplique). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

וָאֶתְחַנַּ֖ן אֶל־יְהוָ֑ה בָּעֵ֥ת הַהִ֖וא לֵאמֹֽר׃ 

“Yo también supliqué a HaShem en aquel tiempo, diciendo”” (Devarim / Deuteronomio 3:23) 

La porción de esta semana nos trae 12 preceptos entre ellos 2 de una gran relevancia. Como enseñara nuestro amado Mesías Yeshúa, cuál era el primer y gran mandamiento, y él respondió diciendo: “Escucha Israel, el Eterno nuestro Di-s, el Eterno es uno”. Mandamiento que proclama la unicidad de HaShem, y que está citado en Devarim 6:4. Y también el precepto de amar a Di-s, con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas, que está citado en Devarim 6:5. 

Como sabemos nuestra Torá está ordenada de forma conceptual, no de forma cronológica, ya que la Torá no es un libro de historia, sino que es el libro de la vida. En ella por lo tanto hallaremos la sabiduría para entender cómo vivir de forma agradable delante del Creador. 

Desde este punto de vista, la primera palabra de nuestra parashá: (וָאֶתְחַנַּ֖ן), nos conecta con estos dos grandes mandamientos, el de la unicidad de HaShem y el de amarlo, pero ¿de qué manera?, trataremos de explicarlo a continuación: 

La palabra “vaetjanan” “e implore”, contiene dentro la palabra (חן) “jen” “gracia” – Por lo que los comentaristas explican que Moshé le está pidiendo al eterno que le permita ingresar a la tierra de Israel no basado en sus propios méritos, sino que basado en la “gracia” de HaShem que da regalos incluso a quien no lo merece. 

Esto implica que Moshé sabía que hay un lugar en HaShem, por decirlo de algún modo, desde donde se pueden extraer las respuestas a las peticiones, cuya base de la respuesta divina es la “gracia” de HaShem. A ese lugar lo denominaremos: “El tesoro de los dones inmerecidos”. 

Según las palabras del Rabino Shaul de Tarso: 

“para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en el Mesías Yeshúa” (Efesios 2:7) 

Hay un lugar en el Eterno del cual emanan “abundantes riquezas de gracia”. El mundo entero existe debido a los dones inmerecidos que emanan de él. Cuando nuestro amado Mesías Yeshúa enseño: “él hace salir su sol sobre justos e injustos”. Está diciendo que de uno u otro modo, los injustos también se benefician del sol que hace salir sobre toda la humanidad, aun cuando en estricto rigor no lo merecen. Pero como vemos, hay un tesoro que contiene abundantes riquezas de la gracia divina que hace que este mundo exista en virtud de esa gracia que lo sostiene. Pues por eso también está escrito: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó” (Efesios 2:4) 

Aquí es donde toma una gran importancia el primer mandamiento de la unicidad de HaShem. Pues cuando declaramos: “Escucha Israel El Eterno, nuestro Di-s, el Eterno es UNO”. Estamos afirmando el gran misterio, pero al mismo tiempo la gran verdad, de que todo está bajo la mano de HaShem. 

Cada circunstancia de esta vida está bajo las leyes que HaShem dispuso en su universo y en su mundo para gobernarlo. Muy poco sabemos de cómo él gobierna y administra el mundo, por eso casi siempre tenemos una sensación de “injusticia” respecto de los hechos que ven nuestros ojos. Pero lo cierto, es que al declarar la unidad del Eterno, estamos confiando en que tanto el bien como el mal han sido creados y están controlados por ÉL. 

Pero para poder explicarlo de forma más cercana y práctica, abordaremos un solo aspecto que es él constantemente nos toca vivir:

La vida es buena cuando tenemos momentos alegres, los casamientos, el nacimiento de un hijo, una fiesta de un bar o bat mitzva, él te amo de un hijo, el abrazo de una madre y el cuidado de un padre, corresponden a momentos satisfactorios en esta vida. Cuanto más cuando tenemos la oportunidad de disfrutar de la presencia divina, y ser asistidos por ella. Es como tener acceso a momentos de la vida eterna, en esta vida presente. 

Todo esto corresponde a una parte de la voluntad con la que HaShem gobierna el mundo y esta parte es el bien del cual nos beneficiamos en este mundo. Esto corresponde a la siguiente expresión del rey David: 

“Si subiera al cielo, allí estás tú” (Tehilim 139:8) 

Pero otra parte, en esta vida también tenemos experticias difíciles y amargas: la muerte de un ser querido, una enfermedad compleja, un divorcio. Hay quienes sufren el flagelo de la pobreza, y hay quienes constantemente son requeridos para alguna situación que finalmente los complica. Todo aquello que nosotros vemos como “malo” en nuestras vidas, no es más que la forma en la que HaShem está gobernando nuestra vida de forma individual y personal. 

Esto corresponde a la otra parte de la voluntad con la que HaShem gobierna el mundo, y esta parte es el aspecto al que nosotros, llamamos “el mal”, considerando que en realidad, todo lo que nos pasa es para nuestro bien, igualmente cuando experimentamos estos sufrimientos no tenemos otra forma de traducirlos, que no sea como lo “malo”. 

Esta otra parte corresponde a la segunda parte de nuestro versículo, escrito por el Rey David:

“si tendiera mi lecho en el fondo del sheol, también estás allí” (Salmos/Tehilim 139:8) 

Tenemos por lo tanto que: 

Cuando vivimos experiencias llenas de alegría y esperanza, esto es como cuando “subimos al cielo” según lo que escribe el Salmista: “allí estas tú”, y cuando tenemos experiencias llenas de dolor y desesperanzas, esto es como si: “tendiera mi lecho en el fondo del sheol”, incluso en un lugar de la muerte; “allí estas tú”. 

Esto nos conecta con el primer y gran mandamiento: “Escucha Israel”, en lo bueno y en lo aparentemente malo, ÉL es uno. 

Por lo que cuando HaShem le niega a Moshé la entrada a la tierra prometida, aun cuando Moshé quiso tomar del tesoro de los dones inmerecidos, está mostrando su soberanía para gobernar su mundo, demostrando con ellos el poder de su unicidad. Eso era lo que debía suceder y no otra cosa. Pero al mismo tiempo, cuando nos beneficiamos de la gracia divina, y HaShem nos permite beneficiarnos de su generosidad del tesoro de los dones inmerecidos, actúa también la soberanía de HaShem y esto trae como consecuencia algo que es muy grande, que nos conecta con el otro mandamiento que mencionamos al principio, el mandamiento de “Amar al Eterno”. 

Nuestro amado Mesías Yeshúa enseño: 

“Pero al que poco se le perdona, poco ama. Por eso te digo que, si demuestra tanto amor, es porque le han sido perdonados sus muchos pecados” (Lucas 7:47) 

Cuando la persona logra comprender como HaShem le ha beneficiado de su tesoro de dones inmerecidos, con su inmensa generosidad. No solo en temas relacionados al perdón de sus pecados, aunque principalmente esa es la mayor bondad de HaShem. Pero también en todo aquello que HaShem le da a la persona, y como ÉL le procura el bien, incluso a través de aquellas situaciones que son malas en primera instancia desde el punto de vista de la persona. 

Cuando la persona logra la conciencia de la UNIDAD de HaShem en su vida. Entonces la persona logra AMARLO por lo sorprendente del amor y la generosidad de HaShem. Y así no solo cumple en teoría la primera miztvá de declarar la unicidad de HaShem, sino que también la experimenta en su vida de forma concreta, amando todos sus caminos.

(Descargar PDF)

אברהם בן יעקב
http://toraetzjaim.blogspot.com/

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