viernes, 27 de marzo de 2015

++ ¿Como unirse a Dios? ++


Shalom Hermanos y Amigos:

Estos días hemos venido hablando del concepto de “devekut” que es la orden de la Torá registrada en Devarim/Deuteronomio 10:20 “Y te apegaras a ÉL”. De donde aprendemos que apegarse al creador de todas las cosas, es el fin de todo el trabajo y el servicio espiritual que pueda realizar toda persona. Esto nos da pie para hablar un poco acerca de la porción de la Torá, que estudiamos esta semana, la cual lleva el nombre de “Tzav”. Palabra que significa “manda”, pero que además tiene otra acepción la cual es “unión”. Es decir, los mandamientos son el medio de unión entre el hombre y Dios, quien quiera cumplir el precepto del “devekut” “aperse a ÉL” deberá si o si poner en práctica los mandamientos de Dios escritos en la Torá.

En el mundo de la fe de creyentes en el Mesías Yeshuá, mucho se ha dicho respecto de que quien observa los mandamientos, debe saber que en si mismos, ellos no tienen la capacidad de “salvar” a la persona de la culpa de sus infracciones o pecados. Lo cual es cierto. Pero esto es tan solo una parte de la verdad de las escrituras. Los mandamientos no son el medio de la salvación, pero si son una herramienta para llevarnos al medio. Quien practica los mandamientos podrá conocer a Di.s y Di-s conocerlo a él. Quien no conoce los mandamientos, no los estudia, ni los practica, no podrá conocer a Di-s, bendito es, ya que carece de la herramienta más importante para lograr la unión entre el hombre y Di-s, esto es la práctica de los mandamientos.

Con esto, quiero decir, que a pesar de que Di-s perdona basado en su infinita misericordia para con el ser humano, no importando si cumplió o no los mandamientos. Lo anterior, siempre y cuando la persona hubiera tenido la intención más sincera de retornar de sus malos caminos pidiendo perdón de sus pecados. Solo los mandamientos pueden hacer que esa persona conozca a Dios y Dios lo conozca a él. Ya que la sola acción de la persona que se arrepiente, queda corta si de inmediato no comienza a poner en práctica los mandamientos de Dios, pues como ya vimos, solo ellos pueden hacer que el ser humano se acerque a Dios, que luego de tener una vida destruida por esta separación que provoca el pecado, que no es otra cosa que la infracción de la Ley (1 Iojanan-Juan 3:14)

Nuestra fe no puede estar basada en aspectos espirituales siempre. La muerte de Yeshuá, y la fe en él, son la puerta, la entrada liberada, a la relación del hombre con Dios. Pero este libre acceso solo puede perfeccionarse, cuando el hombre conoce a Dios, a través de la puesta en práctica de los mandamientos. En cierta ocasión Yeshua enseño: “en aque día me dira: Señor profetizamos en tu nombre, hicimos milagros en tu nombre, echamos fuera demonios en tu nombre, y yo les responderé: apartados de mi hacedores de iniquidad, nunca os conocí”, entonces cabe preguntarnos ¿Si a estos no los conoció, quienes si conocieron a Dios? La respuesta está en las palabras anteriores del versículo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” y esa voluntad del PADRE está expresada en la Torá: “¿Qué pide HaShem tu Dios de ti,….que guardes sus mandamientos?” (Deut. 10:12-13) Y luego en los profetas: “El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”(Miqueas 6:8) De ambos versículos aprendemos que es lo que DIOS quiere, y que esta voluntad se trata de cosas prácticas, y no de “sentimientos espurios”. No podemos todo el tiempo “sentir a Dios” y no hacer nada. Nos podemos unir a Dios, y podemos conocer a Dios, solo a través de la puesta en práctica de los mandamientos, que son la unión, el lazo de rectificación del hombre con Dios.

Durante muchos años se nos había enseñado que “por gracia sois salvos” (Efesios 2:9), lo cual es cierto, pero solo en primera instancia. Es decir, Di-s “salva” al hombre de su estado espiritual de muerte, a causa de sus transgresiones a los mandamientos, y sin él merecerlo, le da gratuitamente su perdón, haciéndolo una nueva criatura. Sin embargo, en el mismo versículo donde leemos: “por gracia sois salvos”, también leemos: “creados en el Mesías Yeshuá para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Estas “buenas obras” que Dios preparo de antemano, son sin duda una conexión con la puesta en obra de los mandamientos relacionados con el prójimo, una gran variedad de mandamientos que cumplen este objetivo, y también con los mandamientos relacionados con Dios, otra gran suma de preceptos que nos revelan como es Dios, y como nos podemos acercar a ÉL, logrando así el devekut.

Durante casi dos mil años, se nos enseño que la Torá es solo de los Judíos. Y es verdad que a ellos les fue dada la palabra de Dios. Y es cierto que la Torá Oral es solo de nuestro pueblo Israel. Sin embargo, la Torá fue dada en el desierto del Sinai, donde nadie es dueño de nada, para que todos tengan acceso a ella. La Torá fue escrita según nos cuenta la tradición de nuestro pueblo, en los 70 idiomas de las 70 naciones que completaran el mundo, para que todas las naciones puedan estudiarla. No para que todos se hagan judíos, porque ese no es el plan de Dios. Dios ama a los gentiles, y quiere que tanto Judíos y gentiles existan. Lo que Dios espera, es que cada hombre tome su parte en la Torá y así hacer su propia UNIÓN con el Creador. La Torá fue dada a Israel, a ellos les fue confiada, con el propósito de iluminar el mundo con sus enseñanzas. Y es por eso que toda persona que desea unirse con el creador debe comenzar a observar los mandamientos de la Torá, que le competen.

Un joven judío rico, le pregunto a Rabenu Yeshuá: “¿Qué hago para heredar la vida eterna?”. Esta pregunta dentro del marco judío significa, “¿Cómo puedo entrar en el mundo venidero?” La respuesta de Yeshuá, para sorpresa de muchos no fue: “cree en mí y serás salvo por gracia”, debido que al ser judío, este joven tenía sobre sus hombros la obligación de cumplir con la Torá dada a Israel, y por lo tanto la respuesta de Yeshuá fue: “GUARDA LOS MANDAMIENTOS”. Es cierto que Yeshuá en otros contextos dijo: “el que cree en mi aunque este muerto vivirá” o “el que cree en mi no vera la muerte” y muchas otras declaraciones sorprendentes para el auditorio judío de su época. Pero estas declaraciones no vienen a echar por tierra la relación del hombre con Dios por medio de los mandamientos, pues el mismo Yeshuá enseño: “no he venido anular la ley, ni los profetas” y además: “cualquiera que enseñe y haga uno de estos preceptos, será llamado grande en los cielos” Todas estas enseñanzas y declaraciones de Yeshuá que parecieran ir contra de la práctica de los mandamientos, vienen en realidad a afirmar que la puesta en obra de los mandamientos DEPENDEN de la fe. Pues está escrito: “El Justo por su fe vivirá” y también: “a fin de que viváis por ellos (los mandamientos)” Es decir, no hay fe sin mandamientos, y no hay mandamientos sin fe. Como dijera el apóstol Yaacov: “la fe sin obras es muerta”. De ahí que el creyó, y fue salvo por gracia, podrá hacer BUENAS OBRAS, que Dios de antemano le preparo, para que anduviese en ellas.

Si comprendemos bien que el concepto de mandamiento como UNIÓN con Dios, podremos entonces apreciar el estudio de los mandamientos, y la inmensa importancia de ponerlos por obra. Ya que cada vez que se nos presente la oportunidad de pecar, si tememos a Dios, fortaleceremos nuestro espíritu y en pos de aquella unión que no queremos perder, optaremos por el mandamiento, que finalmente nos unirá a Dios. Pues quien elige el mandamiento, a conocido a Dios, y vive bajo la conciencia de que ÉL supervisa todas las acciones de los seres humanos, y que finalmente se une a los que a él se apegan.

El hombre no puede llegar a “amar a Dios” excepto a través del conocimiento que este tenga de él. Si el hombre tiene poco conocimiento de él y de su voluntad, es decir de sus mandamientos, su amor será de un nivel muy bajo. Si el conocimiento del hombre es de un gran nivel, porque estudia y practica los mandamientos, entonces su amor por Dios será muy grande, y sin duda será meritorio de finalmente apegarse a él. Es por eso que todas las personas deben esforzarse a diario en estudiar la voluntad de Dios expresada en sus mandamientos, pues solo ellos, son la medida correcta de UNIÓN que todos los seres humanos necesitan.

lunes, 23 de marzo de 2015

El día en que el Eterno será uno



Rashí el gran comentarista de la Torá, dice respecto del pasaje del Shema, escrito en el Sefer Devarim/Dt. 6:4: “Esta declaración significa que El Eterno que ahora es nuestro Dios, pero que ahora no es el Dios de todas las naciones, en el futuro, será “UNO”, como está escrito en los profetas: “Porque en aquel entonces yo transformare a las naciones, para que expresen en un lenguaje claro, y así todos invoquen el nombre del Eterno” (Tzafaniá-Sofonias 3:9)

Asimismo está escrito fue dicho por el profeta: “HaShem será rey sobre toda la tierra. En aquel día HaShem será uno, y uno su nombre” (Zejaria 14:9)

Lo cual implica que en el presente HaShem no es el rey de la tierra, pues no todos los humanos aceptan el yugo de su reinado, aunque en un sentido alto él es Juez y Rey de la tierra, pues sus juicios y designios se hacen tangibles todos los días y en cada momento, en un sentido más literal, su reinado se presentara en el futuro de forma literal, con el rey Mesías, el hijo de David. También entendemos del pasaje del profeta Zejariá, que HaShem en la forma en que el ser humano percibe todas las cosas, no logra ser uno, sino que muchos. De ahí la existencia de tantas formas espirituales y religiosas de entender a Di-s. Sin embargo, se nos promete que en el futuro el rey Mesías traerá una Torá tan elevada que lograra unir el pensamiento de todos los seres humanos en una sola verdad, y todos sabrán que Di-s es UNO, y que UNO es su nombre, como está escrito: “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de HaShem, a la casa del Di-s de Yaacov; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Tsion saldrá la ley, y de Ierushalayim la palabra de HaShem” (Yeshayahu-Is. 2.2)

A pesar de que hoy las personas perciban muchos poderes: “el bien y el mal”, “Satanas y Dios”, (como si ÉL pudiese tener enemigos, lo cual es irrisorio), y tantas otras maneras de percibir el mundo, como si esta creación actuara de forma independiente del Creador, esto es solo muestra de lo que venimos afirmando, que en el futuro, está percepción ilusoria de Di-s, se acabará cuando todos claramente puedan percibir su unicidad y lo llamen por su nombre (entiéndase algo mucho más profundo que una mera pronunciación o un mero titulo). Decimos que el poder de la esencia divina depositado en el sagrado nombre de las cuatro letras (yod key vav key), finalmente se revelara a todos los hombres. Cosa que hoy no podemos entender con los sentidos nublados, y por la carencia de espiritualidad.

Hoy por hoy, tenemos la tarea de unirnos al Eterno, a través del “devekut” “apegarse” al Creador como lo exige en la Torá, y así lograr conectar con ÉL, y ese mundo celestial donde él es enteramente uno. Esto nos muestra el propósito del trabajo espiritual de todas las personas, sean judías o sean gentiles, el propósito del esfuerzo espiritual es lograr apegarse al Eterno, y ser UNO con él. Como nos enseñara Rabenu Yeshuá: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Iojanan-Juan 17:22) Esta gloria que Rabenu Yeshuá les dio a sus alumnos, y nos da aún a todos sus a sus discípulos, nos sirve como una guía para lograr el devekut con el Santo Bendito. Habría que profundizar en qué consiste esa gloria- del hebreo “kabod”, pero no es nuestro tema, aunque si cabe señalar que esa gloria en realidad es un PESO, una carga, una responsabilidad que al ser llevada con esfuerzo, la persona logrará llegar al devekut más profundo con el Creador.

La llegada del Yeshuá ben Yosef trajo consigo un gran avance en esta unidad entre Di-s y el hombre. La llegada del Mesías sufriente (Isaías 53) implicaba no solo la salvación de las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mateo 10:6), sino que además la reconciliación del ser humano, las naciones, con Di-s. Cuando la mujer Samaritana hablo con él de cómo y dónde se debía adorar, Rabenu le respondió: “Yeshuá le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre,…Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Iojanan-Jn. 4:21-23-24)

La hora había llegado, no solo se adoraría en Ierushalayim, sino que en todo lugar del mundo, donde existan adorares en espíritu y verdad, porque finalmente es lo que Dios busca, que TODOS los hombres le conozcan. Y aunque nuestro mesías aclara: “que nosotros sabemos lo que adoramos” aludiendo a los Judíos, que saben que Dios es UNO, y que “el es nuestro Dios” (Deut 6.4), ahora era el tiempo de Dios, donde Él comenzaría a revelarse al mundo para ser también el Dios de todos los que sinceramente se acercan a ÉL. Por lo que podemos decir, que si bien hay un orden: “la salvación viene de los Judios”, es decir, a través de ellos sabemos “como adorar”, ahora todas las personas tienen un libre acceso al “devekut” al servicio íntimo con el Creador. Como escribiera el Rabino Shaul de Tarso: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación., mediante el madero reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca” (Efesios 2:16-17)

Y no solamente la unión de ambos pueblos, sino que una unión CELESTIAL, en el mundo de la unidad, donde está el Mesías sentado a la diestra de Dios, nos hizo sentar con él, para estar unidos a Dios. Como escribiera el Rabino Shaul: “Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con el Mesías Yeshuá” (Efesios 2:6) y luego escribiría: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en el Mesías Yeshuá. Y si vosotros sois del Mesías, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Galatas 3:28-29) 

Si nos hizo sentar en lugares celestiales con el Mesías Yeshuá, entonces todo lo que dice Rabino Shaul, en relación a la identidad de los alumnos y creyentes de las naciones, es en relación al mundo de la unidad celestial, donde no hay judío ni griego, donde no hay hombre y mujer. Es decir en él, ellos son UNA UNIDAD, la cual recibe el nombre de Pueblo e hijos de Dios. Sin embargo, sabemos que en este mundo, que no es el mundo de la unidad, sino que el mundo de la división, si hay judío y griego, y si hay hombre y mujer, y así Dios quiere que sea. Dios quiere que existan estás diferencias. Dios ama al Judío, y espera que él se una a él a través del devekut observando la Torá, y Dios ama al gentil, y espera que él se una a él a través del devekut, observando la Torá que a él le compete.

Todo este trabajo de restauración de unidad y acercamiento entre Dios y el hombre, comenzó en el Sinai, cuando Dios le dio los mandamientos a Israel, y cuando hace más de dos mil años, la vida y la muerte de Yeshuá ben Yosef, permitió la entrada de millones y millones de almas gentiles, a la fe del Dios de los Judíos, quien es también ahora, el Dios de todos los hombres, y quien en el futuro será visto claramente por todas las almas sin excepción, el día en que todos adoren al Padre en espíritu y verdad y el primer mandamiento de la Torá, el Shema Israel, tenga un alcance totalmente universal. Como está escrito:


“Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice HaShem de los ejércitos” (Malaquías 1:11)


Shalom en el Mesías.

domingo, 22 de marzo de 2015

El precepto de creer en Dios


Está escrito en nuestra bendita Torá: "Yo soy HaShem tu Dios..." Lo cual nos muestra que el principio más fundamental de las escrituras es DI-S mismo. La voluntad más perfecta del Creador, es que todas las personas, sean judías o sean de las naciones, puedan “apegarse a Di-s”, y esto solo puede comenzar cuando la persona cree que su existencia radica en que hay una existencia única y verdadera, la cual es Di-s y que solo de él dependen todas las demás “realidades”.

La persona debe creer que es Dios quien hizo los cielos, la tierra, y todo cuanto hay podemos ver, y también aquello que no podemos ver. Los rabinos nos enseñan que uno de los tres preceptos, por el cual la persona debería dar la vida, al punto de perderla, es el precepto de la creencia en Di-s. Es decir, antes de negar nuestra fe en Di-s debiésemos estar dispuestos a morir. Esto nos muestra que para los sabios judíos, y para las sagradas escrituras, el precepto de creer en Dios, es sumamente importante y profundo. Yo diría que creer en Di-s, bendito es, es la diferencia entre la vida y la muerte, es tener una vida con “emuna” (confianza en Di-s) que es infinito e limitado, o tener una vida sin “emuna”, (negando su existencia) pensando que el hombre es suficiente para resolver todos sus dilemas, y lograr su propia felicidad apoyado en que solo él es la persona que hace la única realidad comprobable. Lo cual, ya está demostrado que es un terrible error, pues más allá de toda la inteligencia del ser humano, y de sus tremendas capacidades que puede tener, el ser humano finalmente dejara de existir, y sus habilidades, inteligencia, y todo lo que tiene llegara a su término en este mundo, junto con su muerte o con alguna tragedia en vida. Pero Di-s NO, es la única existencia real, por la cual se sostienen todas las demás realidades, y la persona que cree en esto logrará finalmente trascender todas las barreras de los miedos, los temores y los problemas, pues tiene puesta su confianza en aquel que es la esencia de la vida, y la raíz suprema de todas las cosas.

La persona puede elegir vivir su vida como que Di-s no existe, alegando con sus acciones que no necesita nada de él, ignorando las señales de la vida, los sufrimientos, y reaccionando con una actitud autosuficiente a todo lo que le sucede. O bien, puede elegir vivir su vida demostrando que cree en la existencia de Di-s, y por eso, vivir haciendo un trabajo espiritual diario, apegándose al Creador, a través de las buenas acciones a los demás, a través de la tefila (oración) en privado, a través de las acciones de gracias, a través de la caridad, y de tantos medios que permitirán que logremos el fin del “Y te apagaras a ÉL” (Deuteronomio 10:20). Si la persona logra entender que no hay ninguna otra realidad que no sea Di-s: Sonidos, olores, colores, razas, lenguas, dinero y pobreza, salud y enfermedad, bien y mal. Entonces sabrá también, que sus sufrimientos y necesidades en este mundo, tienen un solo propósito. Hacer que Di-s se apegue a él y que él se apague a Di-s.

El precepto de Shemot 20:2: " Yo soy HaShem tu Dios, que te saco de la tierra de Egipto." nos sugiere que este precepto de la creencia en Di-s, no tiene que ver solamente, con "una creencia", sino que con una demostración de Di-s, y una aceptación por parte de la persona, de que Di-s "que nos saco de la tierra de Egipto" hace milagros, e INTERVIENE siempre en las realidades humanas, y no solo las realidades de los judíos, sino que en las realidades de todas las personas del mundo. La Torá dice: (Deuteronomio 04:35). "Se te ha mostrado, con el fin de conocer, que HaShem, Él es el Di-s no hay otro fuera de Él."

Shavua Tov – Buena Semana.

domingo, 1 de marzo de 2015

Los entendidos resplandeceran...




“Y aconteció que cuando Moshé descendía del monte Sinai con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, Moshé no sabía que la piel de su rostro resplandecía por haber hablado con Dios" (Shemot - Exodo 34-29)

Quien logra tener una estrecha relación con el Santo Bendito, lo transmite en su rostro y en su cuerpo. Aprendemos de los Jajamim (sabios) que inclusos los malvados, tienen una forma peculiar de caminar, lo que los delata como impíos. Es decir, sus ojos, hacia donde se dirigen, sus pasos hacia donde corren, o sus movimientos peculiares son señales eternas de los oscuros acontecimientos de su alma. Tal cual la apariencia física transmite la gloria de Di.s, bendito sea. Asimismo la apariencia física refleja la decadencia espiritual de las personas.

Nos cuenta el el Midrash que Moshé volvió del monte Sinai, luego de haber recibido de Di-s las tablas de piedra, que contenían las diez palabras (los 10 mandamientos) a los hijos de Israel el día 10 del séptimo mes, el mes de tishrí, el día que fue establecido como el gran día del perdón, yom kipur. 

HaShem le prometió hacer cosas tremendas con Moshé. Esta fue la primera. Su rostro brillaba por haber hablado con Di-s. De manera similar la piel de Mesías Yeshúa fue transformada en el monte, como está escrito en Mateo 17:1: 

"y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz" (Mateo 17:2) 

¿Quien puede hacer que su rostro brille como el de Moshé y el Mashiaj? 

Los entendidos... 

Como esta escrito: 

"Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad" (Daniel 12:3) 

¿Pero los que entienden que?..... 

Cuando Moshé bajo del monte, con las dos tablas de la Torá en su mano, y su rostro lleno de gloria, gloria que los hijos de Israel no podían ver, pues tapaban su vista a causa del resplandor del rostro de Moshé, se nos revelo A LOS ENTENDIDOS, que el fin de aquella Torá, era revelar a todo Israel y a la humanidad, la gloria de Di-s contenida en el MESÍAS. Es decir: Toda la gloria de Di-s en el rostro del "ENTENDIDO Moshé", toda la gloria de Di-s contenida en aquella Torá, fue a causa de una sola gran verdad: Moshé había visto al Mashiaj plasmado en la Torá. 

De ahí que este escrito: "que los entendidos resplandecerán"... 

Los que llegan a entender que el Yeshúa es el Mesías prometido a Israel, y que esta gloria se le revelo a Moshé en la Torá recibida en el Sinai. 

Como está escrito en 2 Corintios 3:7-18

“Y si el ministerio de muerte (para hombres mortales) grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moshé por causa de la gloria de su rostro, que se desvanecía, ¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del Espíritu? Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia. Pues en verdad, lo que tenía gloria, en este caso no tiene gloria por razón de la gloria que lo sobrepasa. Porque si lo que se desvanece fue con gloria, mucho más es con gloria lo que permanece (la vida indestructible). Teniendo, por tanto, tal esperanza, hablamos con mucha franqueza, y no somos como Moshé, que ponía un velo sobre su rostro para que los hijos de Israel no fijaran su vista en el fin de aquello que había de desvanecerse (el Mesías). Pero el entendimiento de ellos se endureció; porque hasta el día de hoy, en la lectura del antiguo pacto el mismo velo permanece sin alzarse, pues sólo en el Mesías es quitado. Y hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moshé, un velo está puesto sobre sus corazones; pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.” (LBLA revisada) 

Shavua Tov!

¿Pasajes que ponen fin a la Torá?


Dentro de la teología Cristiana, está la idea que con la muerte de Yeshúa (Jesús) la “Ley de Dios” (Tora) plasmada en los primeros 5 libros de la Biblia, quedo sin vigencia, y paso a formar parte de un “Antiguo Testamento o Pacto” y que incluso, tanto Judío como no Judío deben dejar de observarla, pues la salvación no es por obras de la Ley. Me gustaría compartir con ustedes algunos pasajes que se usan dentro de la teología cristiana como argumentos para señalar este supuesto término de la ley. Veamos:

"Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree." (Romanos 10:4 RV60)

Según la teología Cristiana,  Jesús vino a cumplir la Ley por nosotros, que no la pudimos cumplir, ya que según la escusa “nadie puede cumplir la Ley” solo el Cristo la cumplió, y después de él, ya no corre más y desde él comienza el tiempo conocido como “La Gracia”.

La palabra griega "telos" es la que aquí se ha traducido como “fin”, aludiendo al término de algo, suele traducirse en 36 de 42 ocasiones como “Resultado” “objetivo” “propósito”, solo 5 veces se traduce como “fin” o “termino”, claro está que la traducción al castellano de la RV 1960, es tendenciosa, pues quiere que el lector entienda que la Ley no está vigente después de Cristo.

Veamos un ejemplo:

Un ejemplo: en (San-tiago) Ya'akov 5.11, está escrito:

"Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el telos (FIN) del Señ'or, que el Señ'or es muy misericordioso y piadoso."

Si usamos el mismo criterio que usa la teología cristiana para interpretar el pasaje de Romanos 10:4, deberíamos entender que El Señor Eterno del Universo ¿Tiene un fin? ¿El Señor se terminara, se acabara, no habrá más un Dios Eterno? Claro que no. Pero usted ya ve, como es que uno debe ser objetivo a la hora de interpretar un pasaje, y no prejuicioso, queriendo darle al verso el sentido que nos convenga. Entonces ya no es tan verdad que Yeshua (Jesús) por cumplir la Tora, la dejo abolida, sobre todo cuando es el mismo Yeshua que pide; “No penséis que he venido a dejar sin vigencia la Torá, ni los profetas” (Mateo 5:7) ¿Lo va comprendiendo?

Veamos otro verso, mire lo que escribe el apóstol Kefa (Pedro):
"Obteniendo, como telos (fin) de vuestra fe, la salvación de vuestras almas."

Aquí “Telos” se traduce como “fin”, una honesta comprensión de este verso nos diría que “fin” (telos) en realidad es un “objetivo” o un “propósito”, sin embargo; ¿Por qué cuando leemos en Romanos 10:4 la palabra “fin” nadie entiende ese pasaje como un “obejtivo” o un “propósito”? Claro está hemos estado condicionados teológicamente durante siglos.

Por lo cual, una traducción totalmente entendible y honesta es la siguiente:

"porque el objetivo (telos) de la Ley (Toráh) es el Mesías para justicia a todo aquel que cree."

¿Qué es lo que nos quiere decir este texto entonces? Que el propósito de la entrega de la Torá es llevarnos al Mesías. El Shabat, las fiestas bíblicas, las ofrendas y los sacrificios, cada uno de los mandamientos, toda la Torá nos muestra y nos lleva al Mesías, ¿con esto anulamos la Tora? Como dice Pablo, de ninguna manera, la confirmamos. Es decir, confirmamos que los mandamientos de la Tora son buenos, aún más, cuando su objetivo es llevarnos al Mesías y por lo tanto ser como él, la imagen de Dios, varón perfecto y aprobado.

Uno de los decenas de pasajes del "Nuevo Testamento" que se usan para señalar a Jesús como el causante de una nueva religión, o como el causante de una época de dispensación llamado "La gracia" es el que se encuentra en el Evangelio de Juan, y es el siguiente:

Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo (Juan 1:16-17) (Versión Reina Valera 1960)

¿Que es lo que leemos aquí? Que de la plenitud de Jesús (su muerte, méritos, enseñanzas, etc) tomamos gracia, (misericordia), ¿quiere decir esto que con Moisés, no tenía Israel "gracia"? De ninguna manera, pues este mismo texto dice: "de su plenitud tomamos todos, gracia SOBRE GRACIA" Es decir, en Jesús tomamos gracia (misericordia) SOBRE LA GRACIA, que ya existía, la gracia que hallamos en la Tora y en los Profetas, que Dios le dio a Israel. Por lo tanto, en Jesús, se alcanza una MAYOR gracia, pues su muerte se SUMA a la gracia existente antes de su venida.

Por lo tanto, la idea teológica de la dispensación de la gracia, que sugiere que con Jesús "apareció LA GRACIA", pues antes no estaba, no es cierta, ya que la GRACIA de Jesús, se SUMA a la gracia DE MOISÉS (de la Torah)

De hecho, cuando Israel recibió la Torah en el Monte Sinai, uno de los fundamentos principales de la entrega de esta, fue la GRACIA (misericordia):

“Y YHVH descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de YHVH. Y pasando YHVH por delante de él, proclamó: ¡YHWH! ¡YHVH! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación” (Exodo. 34:5)

Así que la GRACIA, ha estado presente siempre, y en Jesús, se SUMA la GRACIA de sus méritos a la GRACIA del pacto de la entrega de la Torah a Israel.

¿Qué sucede con el verso siguiente donde dice: "PERO, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo"? ¿No había GRACIA en la Torah? Claro que sí, ya lo hemos visto.

¿No había VERDAD en la Torah? Claro que sí, en Salmos está escrito:

"Tu justicia es Eterna, Tu Torah es la verdad" (Salmo 119:142)
El problema está con la palabra que la Reina Valera traduce como "PERO" según el diccionario de Griego del Erudito Strong, dicha palabra es un articulo definido, como: "el, la, lo" veamos:

“jo” incluido el femenino “jé” y el neutro τό tó en todas sus inflexiones; artículo def.; el, la, lo (a veces suplido, otras veces no, en el español):- cosa, el, este, ese, quien, uno.

Así que la palabra griega: "JO", que en la RV se traduce tendenciosa mente como "PERO", en realidad se debe traducir como "LA", pues como ya vimos, en Yeshúa, la Gracia y la Verdad, se SUMAN, a la verdad y a la gracia existentes en la Tora.

El texto por lo tanto, está bien si el texto se tradujera así:

“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, LA gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”

Por último, la "gracia y la verdad" de Yeshúa (Jesús), no son cosas distintas de la Tora, sino que, de la misma Tora, pero en su MÁXIMA expresión, pues JESÚS es la Tora viviente (Juan 1:14)

Shalom en el Mesías