viernes, 27 de marzo de 2015

++ ¿Como unirse a Dios? ++


Shalom Hermanos y Amigos:

Estos días hemos venido hablando del concepto de “devekut” que es la orden de la Torá registrada en Devarim/Deuteronomio 10:20 “Y te apegaras a ÉL”. De donde aprendemos que apegarse al creador de todas las cosas, es el fin de todo el trabajo y el servicio espiritual que pueda realizar toda persona. Esto nos da pie para hablar un poco acerca de la porción de la Torá, que estudiamos esta semana, la cual lleva el nombre de “Tzav”. Palabra que significa “manda”, pero que además tiene otra acepción la cual es “unión”. Es decir, los mandamientos son el medio de unión entre el hombre y Dios, quien quiera cumplir el precepto del “devekut” “aperse a ÉL” deberá si o si poner en práctica los mandamientos de Dios escritos en la Torá.

En el mundo de la fe de creyentes en el Mesías Yeshuá, mucho se ha dicho respecto de que quien observa los mandamientos, debe saber que en si mismos, ellos no tienen la capacidad de “salvar” a la persona de la culpa de sus infracciones o pecados. Lo cual es cierto. Pero esto es tan solo una parte de la verdad de las escrituras. Los mandamientos no son el medio de la salvación, pero si son una herramienta para llevarnos al medio. Quien practica los mandamientos podrá conocer a Di.s y Di-s conocerlo a él. Quien no conoce los mandamientos, no los estudia, ni los practica, no podrá conocer a Di-s, bendito es, ya que carece de la herramienta más importante para lograr la unión entre el hombre y Di-s, esto es la práctica de los mandamientos.

Con esto, quiero decir, que a pesar de que Di-s perdona basado en su infinita misericordia para con el ser humano, no importando si cumplió o no los mandamientos. Lo anterior, siempre y cuando la persona hubiera tenido la intención más sincera de retornar de sus malos caminos pidiendo perdón de sus pecados. Solo los mandamientos pueden hacer que esa persona conozca a Dios y Dios lo conozca a él. Ya que la sola acción de la persona que se arrepiente, queda corta si de inmediato no comienza a poner en práctica los mandamientos de Dios, pues como ya vimos, solo ellos pueden hacer que el ser humano se acerque a Dios, que luego de tener una vida destruida por esta separación que provoca el pecado, que no es otra cosa que la infracción de la Ley (1 Iojanan-Juan 3:14)

Nuestra fe no puede estar basada en aspectos espirituales siempre. La muerte de Yeshuá, y la fe en él, son la puerta, la entrada liberada, a la relación del hombre con Dios. Pero este libre acceso solo puede perfeccionarse, cuando el hombre conoce a Dios, a través de la puesta en práctica de los mandamientos. En cierta ocasión Yeshua enseño: “en aque día me dira: Señor profetizamos en tu nombre, hicimos milagros en tu nombre, echamos fuera demonios en tu nombre, y yo les responderé: apartados de mi hacedores de iniquidad, nunca os conocí”, entonces cabe preguntarnos ¿Si a estos no los conoció, quienes si conocieron a Dios? La respuesta está en las palabras anteriores del versículo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” y esa voluntad del PADRE está expresada en la Torá: “¿Qué pide HaShem tu Dios de ti,….que guardes sus mandamientos?” (Deut. 10:12-13) Y luego en los profetas: “El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”(Miqueas 6:8) De ambos versículos aprendemos que es lo que DIOS quiere, y que esta voluntad se trata de cosas prácticas, y no de “sentimientos espurios”. No podemos todo el tiempo “sentir a Dios” y no hacer nada. Nos podemos unir a Dios, y podemos conocer a Dios, solo a través de la puesta en práctica de los mandamientos, que son la unión, el lazo de rectificación del hombre con Dios.

Durante muchos años se nos había enseñado que “por gracia sois salvos” (Efesios 2:9), lo cual es cierto, pero solo en primera instancia. Es decir, Di-s “salva” al hombre de su estado espiritual de muerte, a causa de sus transgresiones a los mandamientos, y sin él merecerlo, le da gratuitamente su perdón, haciéndolo una nueva criatura. Sin embargo, en el mismo versículo donde leemos: “por gracia sois salvos”, también leemos: “creados en el Mesías Yeshuá para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Estas “buenas obras” que Dios preparo de antemano, son sin duda una conexión con la puesta en obra de los mandamientos relacionados con el prójimo, una gran variedad de mandamientos que cumplen este objetivo, y también con los mandamientos relacionados con Dios, otra gran suma de preceptos que nos revelan como es Dios, y como nos podemos acercar a ÉL, logrando así el devekut.

Durante casi dos mil años, se nos enseño que la Torá es solo de los Judíos. Y es verdad que a ellos les fue dada la palabra de Dios. Y es cierto que la Torá Oral es solo de nuestro pueblo Israel. Sin embargo, la Torá fue dada en el desierto del Sinai, donde nadie es dueño de nada, para que todos tengan acceso a ella. La Torá fue escrita según nos cuenta la tradición de nuestro pueblo, en los 70 idiomas de las 70 naciones que completaran el mundo, para que todas las naciones puedan estudiarla. No para que todos se hagan judíos, porque ese no es el plan de Dios. Dios ama a los gentiles, y quiere que tanto Judíos y gentiles existan. Lo que Dios espera, es que cada hombre tome su parte en la Torá y así hacer su propia UNIÓN con el Creador. La Torá fue dada a Israel, a ellos les fue confiada, con el propósito de iluminar el mundo con sus enseñanzas. Y es por eso que toda persona que desea unirse con el creador debe comenzar a observar los mandamientos de la Torá, que le competen.

Un joven judío rico, le pregunto a Rabenu Yeshuá: “¿Qué hago para heredar la vida eterna?”. Esta pregunta dentro del marco judío significa, “¿Cómo puedo entrar en el mundo venidero?” La respuesta de Yeshuá, para sorpresa de muchos no fue: “cree en mí y serás salvo por gracia”, debido que al ser judío, este joven tenía sobre sus hombros la obligación de cumplir con la Torá dada a Israel, y por lo tanto la respuesta de Yeshuá fue: “GUARDA LOS MANDAMIENTOS”. Es cierto que Yeshuá en otros contextos dijo: “el que cree en mi aunque este muerto vivirá” o “el que cree en mi no vera la muerte” y muchas otras declaraciones sorprendentes para el auditorio judío de su época. Pero estas declaraciones no vienen a echar por tierra la relación del hombre con Dios por medio de los mandamientos, pues el mismo Yeshuá enseño: “no he venido anular la ley, ni los profetas” y además: “cualquiera que enseñe y haga uno de estos preceptos, será llamado grande en los cielos” Todas estas enseñanzas y declaraciones de Yeshuá que parecieran ir contra de la práctica de los mandamientos, vienen en realidad a afirmar que la puesta en obra de los mandamientos DEPENDEN de la fe. Pues está escrito: “El Justo por su fe vivirá” y también: “a fin de que viváis por ellos (los mandamientos)” Es decir, no hay fe sin mandamientos, y no hay mandamientos sin fe. Como dijera el apóstol Yaacov: “la fe sin obras es muerta”. De ahí que el creyó, y fue salvo por gracia, podrá hacer BUENAS OBRAS, que Dios de antemano le preparo, para que anduviese en ellas.

Si comprendemos bien que el concepto de mandamiento como UNIÓN con Dios, podremos entonces apreciar el estudio de los mandamientos, y la inmensa importancia de ponerlos por obra. Ya que cada vez que se nos presente la oportunidad de pecar, si tememos a Dios, fortaleceremos nuestro espíritu y en pos de aquella unión que no queremos perder, optaremos por el mandamiento, que finalmente nos unirá a Dios. Pues quien elige el mandamiento, a conocido a Dios, y vive bajo la conciencia de que ÉL supervisa todas las acciones de los seres humanos, y que finalmente se une a los que a él se apegan.

El hombre no puede llegar a “amar a Dios” excepto a través del conocimiento que este tenga de él. Si el hombre tiene poco conocimiento de él y de su voluntad, es decir de sus mandamientos, su amor será de un nivel muy bajo. Si el conocimiento del hombre es de un gran nivel, porque estudia y practica los mandamientos, entonces su amor por Dios será muy grande, y sin duda será meritorio de finalmente apegarse a él. Es por eso que todas las personas deben esforzarse a diario en estudiar la voluntad de Dios expresada en sus mandamientos, pues solo ellos, son la medida correcta de UNIÓN que todos los seres humanos necesitan.

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