viernes, 18 de marzo de 2022

Parashat 25 Tsav / Vistiendo al Alma

 


Vistiendo al alma. 


Shabat Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Tzav (Manda).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. (Vayikra / Levítico 6:10-11)

Nuestro versículo instruye a los sacerdotes respecto de las vestimentas que debían usar para el sacrificio de la ofrenda quemada. La Tora nos dice: “Se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo”, y posterior a la quema de la ofrenda la Torá nos dice que el sacerdote debe hacer lo siguiente: “Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas”.

De esto aprendemos que las vestimentas del sacerdote, por ejemplo, el lino que usaba a la hora de presentar la ofrenda quemada, representaban toda la solemnidad, el respeto, y la devoción con la que el sacerdote elevaba esta ofrenda al Santo Bendito. Es decir, la situación ameritaba una vestidura de dichas características. El sacerdote se vestía para la ocasión, porque la ocasión era sumamente sagrada.

De esto aprendemos que la persona tiene vestiduras que corresponden a cada ocasión y que es impropio vestir de forma menos honrosa ante un contexto en el cual se demanda honor. Pero no solo esto, que es lo más básico que se desprende del pasaje. Sino que aprendemos la importancia de las vestiduras del alma. Cada persona debe reflexionar dentro de sí y vestir al alma de forma apropiada para cada ocasión que la vida le presenta.

Por ejemplo, no podríamos vestir la vestimenta del afán y de la ansiedad en el día de Shabat. Ni podríamos vestir la vestimenta de la desesperanza en una fiesta como sucot o purim. ¡El alma también tiene vestimentas, y debemos vestirla cada día! ¿Cómo lo hacemos? Reflexionando y asentando el pensamiento, respecto de en qué lugar y tiempo nos encontramos. ¡No asistas al casamiento de un amigo con cara de funeral! ¡vístete no solo por fuera, vístete por dentro y alégrate con su alegría!

La predisposición con la que hacemos cada cosa, sobre todos los mandamientos, son las vestiduras del alma que usamos para servir al Creador. No podemos usar unas vestiduras deshonrosas para servir al Rey. ¡Debemos tener una buena disposición, y que digo buena, si no la mejor! Esa disposición interna es la vestidura que usamos para cada ocasión. ¿Cómo me presento a orar? ¿Cuál es mi disposición para estudiar Torá? ¿Cuál es mi disposición para shabat? ¿Cuáles son las vestiduras de mi alma para servir al creador, son vestiduras de Lino?

Por otra parte, la Torá nos dice que el sacerdote al sacar las cenizas debía quitarse la ropa de lino y vestirse otras ropas. Las cenizas representan aquello que quedo del pasado, son las culpas que se quemaron, y que HaShem nos pide que sean como las cenizas, pues él nos a perdonado. Las cenizas también representan aquello que quedo del sacrificio que entregamos al Eterno, es la ultima evidencia de que aquello que fue ofrendado al Santo Bendito, y que, por alguna razón, la persona dio todo lo que tenia en ese momento y fue ante Di-s, bendito es él, a presentarle su ofrenda. La persona hizo su mayor esfuerzo, y ese esfuerzo está ahí, hecho cenizas, lo único que quedo de él es cenizas, pues el fuego lo consumió. ¡Sin embargo HaShem lo recibió! Y solo HaShem conoció el corazón del oferente. ¿No sabe HaShem como presentamos nuestras ofrendas a él, nuestro servicio a él no es conocido por ÉL? Es evidente que él sabe que hay en nuestros corazones, cuando le traemos nuestro servicio, él no necesita que nadie se lo diga, pues él no mira solo la ofrenda, el también mira al oferente. Como está escrito: “y vio a Caín y a su ofrenda”.

Del cambio de ropa que hace el sacerdote después de la ofrenda quemada, aprendemos que tal como HaShem, sabe las intenciones del corazón y se pone en nuestro lugar para ayudarnos, así debemos ponernos en el lugar del otro por un instante, vistiéndonos con sus ropas para hacer el esfuerzo de comprender su situación.

El sacerdote se saca las ropas de lino, para vestir otras ropas. Nosotros debemos sacar nuestras vestiduras que nos impiden ponernos en el lugar de nuestro hermano y hermana, y hacer lo posible por empatizar con cada dolor, problema o situación de nuestro hermano.

El Cohen Gadol y los demás sacerdotes no solo cambiaban sus vestimentas físicas, sino que al cambiarse sus vestimentas mundanas y vestirse para el servicio divino ellos elevaban sus conciencias a un nivel espiritual más alto. ¡Lo mismo debemos hacer nosotros! Ya sea para subir de nivel sirviendo al creador, vistiendo al alma apropiadamente, o ya se para bajar a atender a un hermano que necesita nuestra atención.

Cuando alguien presta oído a los problemas de otros, esa es una actitud muy elevada, pues es una copia del carácter del santo bendito, de cómo se maneja Él con la humanidad. Pues está escrito de ÉL: “Quién como HaShem nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra?” (Tehilim 113:5). En otras palabras, el Eterno se quita sus vestiduras de gloria para inclinarse a ver hacia el cielo y la tierra, y así oír nuestras oraciones. A pesar de estar en su alta morada, HaShem nos atiende, nos cuida, quiere tener una relación con el hombre. ¡Cuánto más se agradará él, cuando nos quitamos las vestimentas del orgullo y de la soberbia para ayudar a otros! Y así lograr imitarlo a ÉL.

Está escrito en las cartas de Pablo: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Romanos 12:5). Vístete de alegría con los que se alegran, y vístete de compasión y apatía con los que lo necesitan. Vístete de esplendor en el día de Shabat y sirve a tu Creador. Vístete de seriedad cuando sea necesario. Vístete de humildad cuando un superior te reprenda, vístete con la armadura de Dios en el día malo (Efesios 6). Aprendamos a vestir para cada momento, lugar y situación en la que la vida nos pondrá.

Shabat Shalom.

 Abraham ben Yaácov - Chile.

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