martes, 8 de marzo de 2022

Parasha 24 VaYikra 5774 / La Humildad




Parashá 24 VaYikra 5774 

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LATORÁ

Levítico 1:1 – 6:7 (5:26)

Comenzamos con la ayuda de Hashem un nuevo Sefer (Libro) de la Torá, y rogamos a él nos de la sabiduría para poder profundizar en las enseñanzas del santo bendito es, con tal de ser asistidos por él para que todos los que nos leen (y escuchan) se beneficien de la insondable riqueza de la sabiduría de Hashem.

El libro de “vaikra” (Y llamo) trata sobre asuntos relacionados con el servicio sacerdotal entre otras complejas leyes sobre varios temas, entre ellos: Iom Kipur (día expiación) – Tzria (“lepra”) – Shemita (año sabático) - etc. 

Nos cuentan los sabios de Israel en un Midrash, que en él día juicio final, Hashem le preguntara a los eruditos de la Torá: ¿Estudiasteis todas las partes de la Torá? y si admiten que no estudiaron el libro de Vaikra, se le reprochara con las siguientes palabras: “Hijo mío ¿Por qué no estudiaste el Libro de Vaikra que contiene leyes concernientes a la tumá, creada por actos malos, el zav, y la zava, el leproso, la lepra sobre las paredes de las casas, las leyes concernientes a Iom Kipur, y otros temas fundamentales? La razón de este midrash, quizás sea porque siendo uno de los libros más complejos de la Torá, contiene un sin número de profundas enseñanzas que nos pueden elevar mucho más a los mundos celestiales. Mientras más escondida está la riqueza, mayor es su valor. 

Introduciéndonos de esta manera comenzamos nuestro comentario. Nuestros sabios nos relatan en sus comentarios sobre la presente porción algo muy interesante que dará pie a nuestro comentario de hoy:

“En la primera palabra de este libro leemos la palabra “Vaikra”, “llamo” en hebreo está escrita así: “ארקיו”, sin embargo, en el texto hebreo la letrea “alef” (א) está escrita de forma más pequeña que las demás letras. Aquello alude a la HUMILDAD tan elevada que pudo cultivar Moshé Rabenu (Moisés nuestro Rabino). Moshe era el más grande de todos los hombres que existía en la tierra en esa época, pero jamás se dejo dominar por esa grandeza. Y aunque estaba consciente de su elevada condición espiritual, jamás se sintió superior a los demás, sino que como un buen pastor sirvió a su pueblo todo el tiempo con tal de salvarlos, a pesar de sus pecados, y lograr que fueran aprobados delante de Hashem. 

Si nosotros sacáramos la letra alef de la palabra “Vaikra”, la palabra se leería "vaikar" - que significa "encuentro casual" - un nivel más bajo de intimidad. El Midrash dice que esta alef en su forma gráfica aparece más pequeña que el resto de las otras letras debido a una modificación de escritura de Moshé. Incómodo con la palabra "vaikrá" - una declaración que proclama como él hallo gracia ante los ojos de Di.s. Sin embargo Moshé buscó hacer este cambio de manera tal que no cambiara el texto original, pero indicara que él no se sentía merecedor de tan grande premio de ser llamado al Mishkan. 

La presente sección comienza con las palabras: 

“Hashem llamo a Moshe desde la tienda del encuentro, y le hablo diciendo” 

Como usted puede notar, Moshe NO entro en el Mishkan antes de que Hashem lo llamara. La Torá nos está revelando la humildad de Moshe, el cual a pesar de su condición de líder de Israel, no fue capaz de sobre pasar o abusar de la autoridad que le había sido conferida, y espero con calma afuera del santuario el permiso para ingresar. Solo cuando Hashem lo llamo, se sintió autorizado para ingresar al lugar donde residía la presencia divina. 

¿Quién puede entrar al Mishkan de Hashem? El humilde, solo él puede atraer a sí mismo la shejina divina, pues está escrito: 

“Porque YHVH es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos” (Salmos 138:6) 

Nos dice el Midrash, a modo de hagada: “Moshe decía: Es verdad que Hashem me ha escogido para guiar a los hijos de Israel hasta aquí, ¿pero ¿cómo se yo que seré valioso para guiarlos en el futuro? Tal vez Hashem encuentre una persona que se merezca más que yo servir en esta función de aquí adelante” 

Lo que nos intenta transmitir este Midrash que a pesar de su condición espiritual elevada y su alto rango entre los hijos de Israel, Moshé siempre pensó en que él no era el dueño de nada, y que solo Hashem podía poner o sacar a las personas dentro de su servicio cuando él lo creyera correspondiente hacer. 

Esto es muy importante que nosotros lo sepamos, los ministerios (servicios) son de Hashem, y no tienen apellidos. Los hijos de Israel, no eran propiedad de Moshé, eran las ovejas que Hashem le había encomendado cuidar y administrar hasta cuando Él decidiera que nos las cuidaría más. Como sucedió en el futuro, cuando Hashem se llevo alma de Moshé y preparo en esa tarea a Yehoshua Ben Nun (Josué). 

Otra razón por la cual Moshé no entro al Mishkan, está documentada en el siguiente Targum de Jonatán (1:1): “Moshé razono: Cuando la Torá fue entregada en el Har Sinaí, adquirió una kedusha (santidad) especial debido a ese evento imponente. A pesar de que su grandeza era solo temporaria, yo no tenía permiso para ascender antes de que Hashem me convocara. La santidad del Mishkan excede a la del Har Sinaí, y además su naturaleza es eterna. Por lo tanto, es evidente que no puedo entrar, a menos que sea invitado por Hashem”. 

La Torá da testimonio de Moshé, diciendo que él fue el hombre más humilde de la tierra: 

“Y aquel varón Moisés era muy humilde, más que todos los hombres que había sobre la tierra” (Bemidbar - Números 12:3) 

¿Por qué la Torá llega a declarar de un hombre la cualidad de su humildad? La Torá es verdad, y solo verdad. Por lo que al leer este tremendo testimonio acerca de la personalidad de Moshé, debemos entender que lo nosotros entendemos por “humildad”, no se compara a la “humildad” que había Moshé nuestro Rabino. Y es que Moshé, más ninguna otra persona sobre la tierra de ese entonces entendió que: 

“Tuya, Oh Hashem, es la grandeza, y el poder, y la gloria, y la victoria, y la majestad; porque todo lo que está en el Cielo y sobre la tierra es Tuyo; Tuyo, Hashem, es el gobierno, y Tú eres exaltado como cabeza sobre todo" (Divré Haiamím 29:11). 

Leemos en la tradición de nuestro pueblo Israel, en los Midrashim acerca de la humildad de Moshé: 

Cuando Hashem le ordeno sacar a los hijos de Israel de Egipto, Moshé se negó, pensó que había alguien mejor que él para sacarlos. 

Cuando Moshé llego a las orillas del Iam Suf (Mar rojo), quiso clamar a Hashem, como esperando que ÉL hiciera el milagro de separar las aguas, pero Hashem le respondió: “¿Por qué clamas a mi? Extiende tu vara Moshé” 

Antes de la matan Torá (Entrega de la Torá) Moshé se quedo abajo del monte hasta que Hashem le autorizo y le dijo: “Sube”. 

Cuando termino el trabajo del Mishkan, Moshé se retiro a un segundo plano, y ahí Hashem lo llamo para ingresar en él y recibir las instrucciones concernientes a los korbanot. Moshé pensaba que su hermano Aharón sería el elegido para guiar a Israel. 

Moshé no fue autorizado por Hashem para entregar donación para la construcción del Mishkan, lo cual en cierto modo le peso, hasta que Hashem le comunico que él gozaba más de su capacidad de enseñar Torá y dar entendimiento a Israel que del oro y las ofrendas. 

Y la tradición de nuestro pueblo Israel, nos sigue diciendo: 

Moshé fue rico. Hashem le reveló a él una cantera de zafiro de la cual pudo extraer abundantes riquezas. Él fue extremadamente fuerte y un gran general. Personalmente mató al poderoso rey Og. Su rostro fue iluminado con los rayos de Gloria Celestial, y su apariencia majestuosa. La anchura y profundidad de su conocimiento no fue equiparada por ningún mortal. Tuvo acceso a todos excepto uno de los cincuenta portales de sabiduría, y así logró discernimientos no concedidos a ningún otro hombre. Todo lo que él decretó fue ratificado por Hashem. 

El Todopoderoso realizó milagros revelados para él. Dos veces el sol se mantuvo quieto para él; cuando peleó contra Amalek, y nuevamente en sus guerras contra Sijón y Og. 

Y a pesar de ello, fue dicho de Moshé, "Hay tres tipos de leprosos (cada uno de los cuales ciertamente se siente humilde), pero Moshé fue más humilde que todos." Su modestia y paciencia por toda su vida fueron extremas. 

Cuando Eldad y Medad profetizaron que no Moshé, sino su sucesor traería a los israelitas a Eretz Israel, él no estuvo afligido. Más bien, se regocijó de que estos hombres se habían vuelto profetas. 

Cuando Koraj y sus hombres se rebelaron en contra suyo, y Moshé deseó hablar a los rebeldes Datán y Avirám, él no mandó, "Que ellos vengan a mí; yo no estoy obligado a ir a ellos." Más bien, él personalmente fue a Datán y Avirám, se dirigió a ellos suave y modestamente, e ignoró sus descaradas réplicas (Números - Bemidbar 16:25). 

Como hemos podido leer en nuestra tradición oral la humildad de Moshé fue la causa de su grandeza. Como está escrito: 

“Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y del temor de YHVH” (Proverbios 22:4) 

Sin embargo, nada hay en Moshé que no hubiera habido más perfeccionado aún en el Mesías Yeshuá, de quien está escrito: 

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en el Mesías Yeshuá, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, (Filipenses 2:5-9) 

Si bien Moshé, fue el hombre más humilde de la tierra en su tiempo, el Mesías Yeshuá es el hombre más humilde de todos los tiempos. Siendo superior a Moshé, no escatimo el sufrimiento, con tal de ser obediente. Por esa razón es que me gusta mucho las primeras palabras de este pasajes de la carta a los Filipenses: “Haya pues en vosotros el mismo sentir que hubo en el Mesías”. Es decir busquen la humildad ante todas las cosas como lo hizo siempre el Mesías Yeshuá. El Shaliaj (emisario) Shimon Kefa (Pedro) nos dice respecto de la humildad del Mesías:

“Pues para esto fuisteis llamados; porque también el Mesías padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”(1Pedro 2:21-23)

Una de las mejores pruebas que nos da Hashem a diario para probar nuestra humildad es: 

Los padecimientos: Una persona que está sufriendo, pero goza del atributo de la humildad podrá aceptar el designio celestial con mucha humildad, podrá rogar a Hashem le ayude a pasar por lo que está pasando, y dará gracias al cielo por esa situación, pues sin ella, no podría entender aquello que finalmente terminara aprendiendo después de haber salido de dicho sufrimiento. Por el contrario, una persona que no tiene humildad, estará disgustada todo el tiempo, no aceptara los designios celestiales, por lo cual será sujeto de la su ira todo el tiempo, no dando ningún lugar al agradecimiento y al poder de la fe.

El pecado: Como en el Mesías no se hallo pecado, tampoco se hallará pecado en una persona humilde. Y esto no significa que no peque, de una u otra forma, pues la inclinación al mal está en nuestro cuerpo, y puede hacernos pecar, Hashem no lo permita. Pero como la persona tiene dentro de sí la cualidad de la humildad podrá pedirle perdón a Hashem y hacer tehuva (arrepentimiento). La humildad le ayudara a regresar, y a no volver a caer, pues dependerá solamente del Creador. 

Las respuestas maldicientes: Jamás se hallo en nuestro amado Mesías una respuesta maldiciente a los que injustamente lo acusaban. Aquello era prueba de que la humildad que había en él, era tan grande que sus labios no se abrían ante las injusticias. Sin embargo, una persona que no posee la cualidad de la humildad, estará sufriendo constantemente y responderá siempre que alguna frase o comentario a hacia su persona o intereses le parezca “injusto” “falso”, aunque aveces, dicho comentario sea justo y verdadero. La persona que posee humildad sabrá recibir los llamados de atención de quienes vengan. Hashem podrá estar usando incluso a las piedras para advertirle acerca de una actitud en su vida que debe rectificar para librarse de futuros sufrimientos. Por lo que la persona humilde no contestara, sino que dará gracias al cielo por esa situación, creyendo que es Hashem que le está hablando, o que Hashem tomara dominio de todo, y solo él será su justa respuesta y justicia.

La Ira: La ira está permitida hasta el punto de no pecar: “airaos pero no pequéis”, sin embargo, la persona que goza de la cualidad de la humildad, no tiene la necesidad de “airarse”, pues no permite que su “inclinación al mal” tome ventaja de su ira y le robe la gran cualidad de la humildad. Ahora bien, está permitido airarse, y no se es menos humilde si alguien se aíra por una situación Justa. Sin embargo, la persona que no tiene humildad no sabe distinguir entre una Ira permitida y una Ira prohibida, pues suele suceder que al dejarse llevar por sus instintos, la persona que no tiene humildad, hiere a las personas con sus palabras, y está constantemente defendiendo sus temores, sus bienes, sus intereses, pues su falta de humildad no le permite pensar en los demás. 

Muchos sufrimientos vienen a causa de vivir una vida con altivez, que es la característica antónima de la humildad. Una persona poco humilde por inercia es alguien que no está dispuesta a que la pasen a llevar, y esto le traerá muchos sufrimientos diarios en su vida. Habitualmente una persona poco humilde presume que nadie le puede decir nada, y de que nadie es capaz de enfrentarse a él. También está constantemente presumiendo de lo que él hace por los demás, o está constantemente diciendo todo lo que él ha logrado sin la ayuda de nadie. 

La humildad es la ausencia del egocentrismo, es pensar en los demás primero, antes que en nosotros mismos, es practicar poner a otros antes que a uno mismo, es aceptar todo lo que nos sucede como un acto decretado por el cielo, pues quien así vive, acepta humildemente que él Rey de Gloria gobierna el mundo con justicia y verdad todos los días, incluso en su propia vida. Ser humilde es no tener más alto concepto de sí, que el concepto adecuado y equilibrado que se debe tener, es aprender que muchas veces yo no tengo la razón y los otros sí. Es saber que constantemente puedo aprender algo de alguien, a pesar de que esa persona a mi “Ietzer Hará” (inclinación mala) le parezca inferior. No es una casualidad que Hashem en su bendita palabra constantemente se nos este invitando ha vivir en humildad, pues quien se ent rena en esta materia, podrá abrir los más grandes beneficios espirituales, secretos ocultos le serán revelados, y se transformara en una verdadera vasija de recepción para la shejina del Eterno, santo es. Como está escrito: 

“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2) 

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo (Filipenses 2:3) 

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes” (1Pedro 5:5)

El concepto judío de la humildad consiste en que uno debe tener claro quién es y no sentirse menos, con todo uno debe buscar siempre ser humilde. Como digiera el Rab Shaul: “No tengan más alto concepto de si mismos que el que deban tener” como versa nuestra tradición:

"Sé muy humilde?" (Pirké Avot IV, 4). "Si has estudiado mucha Torá no te jactes, porque para ello has sido creado" (PirkéAvot II, 9) 

Lo que nos muestra que debe existir un equilibrio entre reconocer los dones, talentos que tenemos, nuestras virtudes, si tienes una destreza en algo, esa destreza es cierta, si tiene un poder en algo, ese poder es cierto, pero todas las cosas te han sido conferidas desde el cielo, la verdadera humildad es la de la persona que vive con una actitud sujeta delante de Hashem, aceptando pues nada haríamos sin él. 

Que Hashem nos de corazones y almas humildes como la de nuestro amado Moshé y como la de nuestro salvador y Rey Yeshuá HaMashiaj.)

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