jueves, 3 de marzo de 2022

Parashat Pekudei 5781 / ¿Cómo saber Dios perdona?

 


Parashá 23 Pekudei

Shemot / Éxodo 38:21 – 40:38

 

¿Cómo saber si Dios perdona?

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo

 

Estamos estudiando esta semana, Parashat Pekudei, que nos relata la ocasión en la que Moshé hizo los cómputos de las ofrendas y el trabajo de los benei Israel para la construcción del Mishkán.

Nuestra bendita Torá nos trae el siguiente Pasuk, sobre el cual haremos nuestro comentario:

אֵ֣לֶּה פְקוּדֵ֤י הַמִּשְׁכָּן֙ מִשְׁכַּ֣ן הָעֵדֻ֔ת אֲשֶׁ֥ר פֻּקַּ֖ד עַל־פִּ֣י מֹשֶׁ֑ה עֲבֹדַת֙ הַלְוִיִּ֔ם בְּיַד֙ אִֽיתָמָ֔ר בֶּֽן־אַהֲרֹ֖ן הַכֹּהֵֽן׃

“Estos son los cómputos del Tabernáculo, el Tabernáculo del Testimonio lo que fue computado por mandato de Moshé:  obra de los Levitas a cargo de Itamar, hijo de Aharon, el sacerdote”

(Shemot – Exodo 38:21)

El comentarista Rashí, nos trae: “la razón por la que la Torá enuncia dos veces el termino “el tabernáculo, tabernáculo” o en hebreo (hamishkan mishkan) – alude al hecho de que el santuario fue tomado como garantía, en las dos destrucciones que sufrió a causa de los pecados de Israel.

En hebreo la palabra “mashkon” que es “garantía”, deriva de la misma raíz de la palabra “mishkan”. Y es por ello que aquí, según Rashí, no hace alusión al santuario del desierto, sino que a los dos templos que en el futuro serian destruidos.

El comentario a Rashí cita lo siguiente: “El Tabernáculo era una garantía, en el sentido de que el pueblo tenía una deuda con Dios que fue cobrada mediante la destrucción de los dos templos”. Lo cual tiene sentido. Sin embargo, hay algo que no podemos dejar pasar. Y esto es que, según las palabras de nuestra buena noticia, el Mesías “habito” como un “tabernáculo” de Dios con los hombres.

Como está escrito:

“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”

(Juan / Iojanan 1:14)

El mishkan era la prueba de que HaShem había perdonado al pueblo respeto del pecado del becerro de oro. Y también fue una garantía que Dios tomo para cobrarse la deuda de los pecados de Israel, destruyendo así el tabernáculo de Dios con los hombres en aquellos días, como lo fue el primer y el segundo templo.

Este principio es importante, ya que entonces quiere decir, que cada vez que Dios perdona su pueblo, le otorga un “mishkan” que le sirva como garantía de aquello.

Nuestro Mesías vino como “un tabernáculo” para Israel, pues está escrito de él: “el salvara a su pueblo de sus pecados”. Y es sabido por nosotros que su cuerpo, es decir su tabernáculo también fue destruido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, como cita el profeta. (Yeshayáhu/Isaías 53).

Lo que el mundo de los sabios ignora, es que en realidad la destrucción del segundo templo, no fue más que el resultado físico de haber destruido el mishkan original, que residía en la vida del Mesías Yeshúa. Solo una vez que él fue destruido (muerto), se tomo la garantía y los pecados de Israel y del mundo pueden ser perdonados.

Debido a esto es que el mismo Mesías Yeshua enseño:

“Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”

(Juan / Iojanan 2:19)

El templo, el Mishkan, eran una proyección profética del tabernáculo del Mesías. El rab Shaúl cita en su carta a los Colosenses: “en él habito” es decir hizo tabernáculo, “la plenitud divina”. (Colosenses 1:19). Hoy no necesitamos un tercer templo para el perdón de nuestros pecados, ni más ofrendas por la expiación, pues solo el sacrificio perfecto del Mesías limpia el alma del ser humano de todo pecado, que cree en él y que hace teshuvá regresando a la Torá.

Así como Israel estaba seguro de que Dios les había perdonado, cuando les ordeno hacer el mishkan, para que él viviera en medio de ellos. Así también sabemos que Dios nos ha perdonado porque la garantía más grande que el proveyó a Israel y al mundo fue entregada para el pago de nuestras transgresiones. Así está escrito:

“y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”

(Colosenses 1:19-20)

Pero HaShem es tan grande, que no solo nos dio al Mesías Yeshúa como una garantía del perdón eterno de nuestros pecados, sino que también nos dio otra garantía que es tambien sello de que no estamos solos en este mundo.

El rab Shaúl de Tarso lo enseño de la siguiente forma:

“Y el que nos confirma con vosotros en el Mesías, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del espíritu en nuestros corazones.

(2 Corintios 1:21-22)

“Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.

(2 Corintios 5:5)

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el espíritu santo de la promesa que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”

(Efesios 1:13-14)

El termino “las arras de nuestra herencia”, “las arras del espíritu”, “las arras del espíritu en nuestros corazones”. Es en realidad “LA GARANTÍA” viva y espiritual de que usted es un hijo de HaShem al cual Dios a perdonado. Si presencia divina está a nuestro lado, la vivimos, la experimentamos a diario y tenemos una fluida relación con la presencia divina (shejina que habitaba en el mishkan) eso es evidencia de que hemos sido perdonados. Es el sello más claro y real de nuestra herencia espiritual.

Pero si ya no disfrutamos de los bienes del mundo venidero. Es decir, de la presencia del Eterno. Y nuestras vidas se han secado, al punto de que estas palabras no logran hallar un sentido verdadero en nuestras vidas. Entonces es tiempo que revisemos nuestras almas. Es el tiempo propicio para limpiar nuestros corazones de toda maldad. Y es el tiempo preciso en el que podemos nuevamente hacer una teshuva completa, y asirnos del Mesías Yeshua, su muerte expiatoria, y el regalo de su espíritu santo, quien nos guía a toda la verdad y a toda la justicia.

HaShem permita que podamos ver si hemos sido perdonados, y podamos advertir que tipo de relación tenemos con él. Que ÉL nos ayude a acercarnos confiadamente al trono de su gracia, y así vivir siempre con ÉL


אברהם בן יעקב

Abraham ben Yaacov.

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