jueves, 28 de mayo de 2020

דברי ישוע המשיח - Mateo 4:17 - Palabras de Yeshúa


 הַבְּשׂוֹרָה עַל־פִּי מַתָּי

La buena noticia, según Mateo:

Palabras de Yeshua:
Mateo 4:17

   מִן־הָעֵת הַהִיא הֵחֵל יֵשׁוּעַ לִקְרֹא קָרוֹא וְאָמוֹר שׁוּבוּ כִּי מַלְכוּת הַשָׁמַיִם קָרְבָה לָבוֹא׃

“Desde entonces comenzó Yeshúa a predicar y decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”



martes, 26 de mayo de 2020

דברי ישוע המשיח - Mateo 4:10 - Palabras de Yeshúa


הַבְּשׂוֹרָה עַל־פִּי מַתָּי

La buena noticia, según Mateo:

Palabras de Yeshua:

Mateo 4:10

וַיֹּאמֶר אֵלָיו יֵשׁוּעַ סוּר מִמֶּנִּי הַשָּׂטָן כִּי כָתוּב לַיהוָֹה אֱלֹהֶיךָ תִּשְׁתַּחֲוֶה וְאוֹתוֹ לְבַדּוֹ תַּעֲבֹד׃


“Pero Yeshúa le dice: Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás”


Leer Comentario

domingo, 24 de mayo de 2020

דברי ישוע המשיח - Mateo 4:7 - Palabras de Yeshúa


 הַבְּשׂוֹרָה עַל־פִּי מַתָּי

La buena noticia, según Mateo:
Palabras de Yeshua:
Mateo 4:7
  וַיֹּאמֶר אֵלָיו יֵשׁוּעַ וְעוֹד כָּתוּב לֹא תְנַסֶּה אֵת יְהוָֹה אֱלֹהֶיךָ׃

“Yeshua le dijo: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios”.

sábado, 23 de mayo de 2020

- דברי ישוע המשיח - Mateo 4:4 - Palabras de Yeshúa


הַבְּשׂוֹרָה עַל־פִּי מַתָּי

La buena noticia, según Mateo:

Palabras de Yeshua:

Mateo 4:4

 וַיַּעַן וַיֹּאמַר הֵן כָּתוּב לֹא עַל־הַלֶּחֶם לְבַדּוֹ יִחְיֶה הָאָדָם כִּי עַל־כָּל־מוֹצָא פִי־יְהוָֹה׃

“Pero Él, respondiendo, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Leer comentario:


jueves, 21 de mayo de 2020

- דברי ישוע המשיח - / Palabras de Yeshúa - Mateo:3:15 -




 הַבְּשׂוֹרָה עַל־פִּי מַתָּי


La buena noticia, según Mateo:

Palabras de Yeshúa:

Mateo: 3:15:

וַיַּעַן יֵשׁוּעַ וַיֹּאמֶר אֵלָיו הַנִּיחָה לִּי כִּי כֵן נָאֲוָה לִשְׁנֵינוּ לְמַלֵּא כָּל־הַצְּדָקָה וַיַּנַּח לוֹ

“Pero respondiendo Yeshúa, le dijo: Deja ahora, porque así nos es conveniente cumplir toda justicia, Entonces lo dejó”.


sábado, 9 de mayo de 2020

Comentario a las mitzvot a la luz de los escritos mesiánicos / N°2


תרי ג מצוות לאור הברית החדשה


________________________________________
Numero de la mitzva                          :2
Nombre de la mitzva                          :Ijud HaShem / Creer en la unicidad de Dios.
Referencia                                          :Sefer Hajinuj mitzva 25
Parasha                                               :Vaetjanan.
Pasaje de la Tora                                :Deuteronomio/Devarim 6:4

"Escucha Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es" (Devarim-Deuteronomio 6:4)

La mitzvá a la luz de los escritos mesiánicos:

Una de las pruebas más contundentes que tenemos respecto de la estrecha relación que tuvo el Mesías Yeshúa con la Torá, es su respuesta a los escribas cuando le preguntaron; “Maestro (Rabí) ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?”. Todo judío profesante de la Torá sabrá cual es la respuesta a esa pregunta. Sobre todo, uno que guarde la Torá y que quiere poner por obra los mandamientos del Eterno. Yeshúa como un judío que era, sabía muy bien la respuesta, a la interrogante que le habían planteado los estudiosos de la época, y les contesto muy acertadamente, como está documentado en los escritos mesiánicos, veamos:

“Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Yeshuá le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; HaShem nuestro Di-s, HaShem uno es. Y amarás al Eterno tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Mordejai/Mr. 12:28-31)

La pregunta que le hicieron a nuestro maestro santo fue: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” Una persona que no estuviere de acuerdo con la vigencia de la Torá, ni siquiera se hubiera molestado en responder una pregunta relacionada con los mandamientos de la Torá. Pues el “shema” (Escucha),  que es el primer mandamiento de la fe Hebrea, justamente es el mandamiento más importante de la Torá, la carta de presentación de fe bíblica judía que señala que; Que HaShem es UN Único Dios, al cual se le debe amar guardando sus mandamientos.

Aquí lo importante de esta situación, y que no podemos dejar de destacar, es que toda vez que Yeshúa se refirió a los “mandamientos” se está relacionando íntimamente con la Torá. Sí, con esa instrucción divina que el Eterno le dio a Moshé por medio de malajim (mensajeros) en el monte Sinaí. Yeshúa como judío y como un Rabino del siglo uno, no está trayendo nada nuevo, él está sentando las bases de la religión hebrea, y de la única fe verdadera, la de creer en el Dios de Israel como uno y la de unificarlo, la de amarle con todo el corazón, el alma, y las fuerzas. Si es que Yeshúa realmente quería fundar una nueva religión, lejana de la Torá, ¿Por qué tomo prestado el mandamiento más importante de la Torá? Si es cierto que el Mesías vino a enseñar “otros” mandamientos, que son “como algunos dicen”; “la ley de Cristo”, ¿Cómo es que el mismo Yeshúa dice, que el primer mandamiento, es la declaración de fe más importante entregada por HaShem a Israel, el SHEMA? Evidentemente Yeshúa no está fundando “otra ley” (la ley de Cristo), sino que está hablando de la misma Torá divina recibida por Moshé. Yeshúa está diciéndonos claramente que la Torá para él está en vigencia y que el primer mandamiento de la Torá es el Shemá. Y además enseñándonos que en realidad "la ley de Cristo", no es una ley distinta, sino que es la ley de la Torá.

Cuando en los escritos de los apóstoles (emisarios) leemos; “Ley de Cristo”, es un hebraísmo (un recurso literario hebreo) para referirse la misma Torá. Un ejemplo sencillo de esto es cuando los judíos llaman a la Torá: “La ley de Moisés”, aun sabiendo que esa “ley” no es de Moisés, sino que es de HaShem. Asimismo, los alumnos del Mesías llaman a la Torá; “La ley del Mesías (Cristo)” a fin de expresar que ahora guardan Torá de HaShem, según el camino (Halája = interpretación) del Mesías.

Si comenzamos a analizar la pregunta del Escriba, notaremos que no solo se refiere al SHEMA (el primer mandamiento) sino que la pregunta es; “¿cuál es el primero de TODOS?”. Es decir, el escriba sabe que hay un mandamiento mayor que todos, pero al mismo tiempo sabe que hay más mandamientos que están en dependencia respecto de aquel mandamiento que es el primero, la palabra “todos” en la pregunta del escriba está representando a toda la Torá.

Esos mandamientos a los que se refiere el Escriba tienen un orden jerárquico dependiendo de su relevancia espiritual y su conexión con el “AMOR”, la JUSTICIA, y la FE, son mandamientos de la TORA, y no mandamientos de otro convenio diferente. Por lo que la respuesta que tenemos del Mesías Yeshúa a la pregunta del escriba, es una repuesta totalmente en armonía con la Torá, no contradice la Torá, no la anula, no la cambia, sino que todo lo contrario la levanta al nivel que siempre ha tenido. Yeshúa está colocando las cosas en su lugar, él entiende que hay UN mandamiento que está sobre los OTROS MANDAMIENTOS de la Torá, no en el sentido incorrecto que algunos creen, como si este primer mandamiento le quitara la eficacia a los otros mandamientos, sino que todo lo contrario, en el correcto sentido, pues la función del primer mandamiento es sostener el espíritu de toda la ley, ¿Cómo? Guardando los otros mandamientos, que el escriba llama: “todos”, haciéndolos en pos del primero, donde se nos manda a creer y a unificar a HaShem, que él bendito es, es uno y uno su nombre, a amarlo con todas las fuerzas, corazón y alma, y el amor al prójimo ¿Lo va comprendiendo? Es decir, la forma de cumplir con el primero es guardando “todos” los otros mandamientos, pero con la base de que los hacemos y los guardamos porque amamos a HaShem.

Por lo tanto, nos debemos preguntar lo siguiente; ¿Está de acuerdo yeshivá con que guardemos el primer mandamiento? ¡Lógicamente sí!, ¿Y que implicaría que guardemos el primer mandamiento? implica lógicamente que el hombre debe cumplir y guardar TODOS los otros mandamientos que dependen del primero. O sea, Yeshúa está enseñando que la forma de cumplir con el primero de todos los mandamientos es guardando todos los otros mandamientos en base al amor a HaShem y en base al amor al prójimo. Así está documentado y esto es lo que significa lo dicho por el Mesías en el escrito de Matityahu (Mateo):

“De estos dos mandamientos depende toda la ley (Torá) y los profetas” (Matiyahu/Mateo 22:40) (RV1960)

La palabra griega que se traduce en la versión RV1960 como “depende” es “kremánnumi” y también puede traducirse como: “colgar”. De hecho, otras versiones traducen el verso así; “de estos dos mandamientos “cuelga” la Tora”, dándonos a entender que el espíritu de la Torá que es el amor a HaShem y el amor al prójimo, ES EL QUE SOSTIENE la práctica de todos los otros mandamientos. No en vano el sabio Shaúl (Pablo) escribió en su primera carta a Corinto;

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. (1Corintios 13:1-3)

El emisario Shaúl (Pablo) como sabio judío que era, hace su comentario apoyado lógicamente el principio básico del primer mandamiento, el amor a HaShem, y por ende el amor al prójimo. Sin ese móvil, nada de lo que hagamos valdría realmente la pena. Por lo que entonces si amamos a HaShem guardamos el primer mandamiento, supeditados, a que guardamos todos los demás. Quiero decir que si guardamos todos los mandamientos es porque estamos guardando el primer mandamiento. Si guardamos el primero, es porque guardamos todos los demás.

Por lo que no cae la interpretación errónea que hacen algunos, señalando que el primer y segundo mandamiento viene a dejar sin vigencia a todos los demás mandamientos. No olvidemos lo que escribió el sabio Iaácov (Santiago) en su carta:

“Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley” (Yaacov/Santiago 2:11)

Por lo que podemos también nosotros decir; “Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: Guardaras el Shabbát, No comerás cosa inmunda, etc”. El mismo que ha dicho y ordeno el primer y segundo mandamiento también mando a guardar los otros mandamientos. Por lo que nos exige que en pos de guardar esos dos mandamientos de los cuales cuelga la Torá, cumplamos con todos los demás mandamientos. ¿Lo comprende? No podemos cumplir con el primer mandamiento, si no cumplimos con toda la Torá que está relacionada con ese primer mandamiento. ¿Cómo podríamos amar a HaShem, y creer que él es UNO y UNICO? No podemos cumplir el primer mandamiento de unificar el nombre de HaShem y de amar a HaShem, si los mandamientos que él pide respecto de él, no los guardamos; No tomar su nombre en vano; guardar el Shabbát, celebrar sus fiestas, etc.

Lo mismo ocurre con el segundo mandamiento, como podríamos guardar y cumplir con ese mandamiento, si odiamos al hermano extranjero, si no honramos al Padre y a la Madre, si no amamos a nuestra mujer, si codiciamos lo de nuestro prójimo, etc.

Por lo que entonces lo que Yeshuá nos quiere decir es que la Torá se puede cumplir en resumidas cuentas en estas dos acciones, amar a HaShem y amar al prójimo, y que no podríamos amar a HaShem ni al prójimo, sino cumplimos toda la otra instrucción de la Torá.

Es muy interesante echarle un vistazo al pasaje de la Torá que Yeshuá está citando al escriba, escrito en el libro de Devarim, capitulo 6:1-9 en adelante. Veamos que nos dice el contexto del primer mandamiento:

“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que el Eterno vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas al Eterno tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho el Eterno Dios de tus padres” (Devarim/Deut 6:1-3)

Cuando Yeshuá responde al escriba que el primer mandamiento es el Shema Israel (Deut. 6:4), también implícitamente está citando todo el pasaje que está registrado en el mismo capítulo. Lo interesante de aquello es que, en ese capítulo, HaShem pide a Israel guardar no solo el primer mandamiento, sino que todos los mandamientos. O sea, HaShem nos enseña que no existe la forma de guardar el primer mandamiento sino se observan los otros mandamientos que el dio a su pueblo.
Así que afirmamos el argumento que hemos venido diciendo el cumplimiento del primer mandamiento depende de toda la Torá y toda la Torá depende del primer mandamiento, así mismo sucede con el segundo mandamiento, lógicamente en relación con los mandamientos que nos obligan hacia el prójimo.

La respuesta que Yeshúa da al escriba, trae implícita otras varias respuestas importantes para nosotros, que estoy obligado a señalar, aunque sea un poco más rápido, pero que sin duda nos dejaran ver aún más a Yeshúa como el Mesías Hebreo, como el más excelente maestro de la Torá, por ejemplo, tenemos:

1.- Yeshúa comienza diciendo: “Escucha Israel”. Para algunos esto podría no significar nada, pero para quienes entendemos la importancia de Israel, significa mucho. Pues el Mashiaj está comenzando por el principio, no por la segunda parte. He oído algunos amigos responder a la pregunta; “¿Sabes cuál es el primer mandamiento?” ellos al responder han dicho: “Sí, claro, es: “Amaras al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas”, ¿Pero es ese todo el primer mandamiento? Quizás la respuesta es sincera, y está bien, pero solo en parte, debido a que el primer mandamiento comienza tal cual Yeshúa lo dijo; “Escucha Israel”. Note la importancia de esto, pues el Eterno le pide a Israel Escuchar, no le pide a la Iglesia Católica Romana, no le pide a los Egipcios de la Época de Moshé, ni a ningún otro credo, NO, el mandamiento comienza exigiendo la “atención obediente” (Eso es “Shema”) de Israel. ¿Y qué con que se llame la atención obediente de Israel, y no de otra nación o institución? Pues algo muy importante; aquello implica que para poder comenzar a guardar este primer y gran mandamiento como se debe, debemos ser parte de Israel. ¡Bendito de HaShem! Que somos Israel, los que injertados por los méritos del Justo han venido a formar parte del buen olivo. (Romanos cap. 11) (Efesios cap. 2).

2.- Yeshúa continúa diciendo cual es el primer mandamiento: “HaShem nuestro Dios HaShem uno es” (Cabe señalar que Yeshúa lo dijo tal cual aparece en el texto hebreo de Deuteronomio, las versiones actuales evaden el nombre de HaShem en sus traducciones).

El momento que se estaba dando con la pregunta del escriba a Yeshúa, era el momento justo para que Yeshúa mostrara su tendencia trinitaria, (si es que él lo era). ¿Por qué Yeshúa no dijo abiertamente que el Shema era una declaración de fe trinitaria? Era justo el momento para explicarnos porque el Shema nos pide que sepamos que HaShem es UNO y no tres. Ese era la ocasión precisa para que el Maestro nos guiara en cuanto a una cuestión de tanta importancia para la fe del creyente, la naturaleza de Dios ¿Sabe usted porque no lo hizo? ¿Sabe usted porque Yeshúa no menciono por ningún lado la trinidad, ni mostro una tendencia trinitaria en su respuesta? ¡Porque Yeshúa era el Mesías Hebreo, un judío, que solo creía en la existencia intrínseca de un Dios, el cual era HaShem su Padre!, pudiéndonos explicar un asunto de tamaña relevancia no dijo nada porque Yeshúa jamás fue trinitario ni enseño tal dogma católico romano. Yeshúa como el Mashiaj enseño lo que enseña el Shemá, ni más ni menos: “HaShem nuestro Dios, HaShem, es UNO”. Pero aún hay más, en la respuesta que el escriba le da a Yeshúa, encontramos un monoteísmo (Un solo Di-s) claro en el credo del escriba y en el del Mesías:

“Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios y no hay otro fuera de él”.. (Verso 32).

El escriba como hebreo al igual que Yeshúa, sabia de que trataba el primer mandamiento, y conocía sus enseñanzas básicas, por eso dijo: “que HaShem es UNO y no hay otro fuera de él”. ¿Porque Yeshúa no corrigió al escriba? Era la ocasión precisa para decir; “No hay otro fuera de nosotros tres”, “o del Padre, del Hijo, del espíritu santo que somos uno”, “o fuera de Dios que somos tres”, etc. Podríamos aplicar una gran variedad de argumentos trinitarios a la respuesta que “no dio” el Mesías al escriba, pero es obvio, no está la respuesta que quisieran leer ahí los amigos trinitarios. Es más, Yeshúa apoyo, y estuvo de acuerdo con la respuesta que le dio el escriba, pues le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. De este modo solo comprobamos que Yeshúa fue un maestro acorde al mensaje de la Torá, pues en la Torá, no cae, la enseñanza de que Dios sea trino.

Por último, continuando con la respuesta sabía que da el escriba a Yeshúa, notamos como es que él entiende el espíritu de la Torá: La Justicia, el Amor, y la FE. ¿De qué valdría un sacrificio, si no hay arrepentimiento interno? ¿De qué sirve un korban (ofrenda) al Eterno, si me olvido de sustentar a mi familia o de honrar a mis padres? De nada serviría cumplir con estas miztvot (mandamientos) si no hay una base espiritual real, ¿Cuál? La de amar a HaShem y al prójimo como a nosotros mismos. Así que el escriba dice acertadamente a Yeshua:

“Y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios". Yeshúa entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. (Mordejai/Marcos 12:32-34)

Pero lo que más me impresiona de la respuesta del escriba, es que pasa de ser un necio: “que pregunta por tentar a Yeshua” (Mt. 22:35) a convertirse según el Mesías Yeshúa, en alguien que no está lejos del reino de Dios, ¿Por qué razón? Pues porque la respuesta del escriba está en total armonía con lo que significa el primer mandamiento: El escriba sabe que el primer mandamiento consta en saber y creer y vivir conforme a que no hay otro Dios más que el Eterno, que no hay otro fuera de él. El sabio escriba sabía que a ese Dios se le debe amar, con todas las fuerzas, el corazón y el alma. El sabio sabía que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos, pues de estas cosas depende el real cumplimiento de toda la Torá. En definitiva, el escriba, según Yeshúa no está lejos del reino, “porque sabe” cual es y en qué consiste el primer y el segundo mandamiento de la Tora. El escriba no está lejos del reino de Dios porqué acepta la Torá comenzando por sus dos más grandes exigencias. Quizás el escriba aún no estaba en el reino de Dios, porque su intención principal, había sido; “preguntar para tentar a Yeshúa”, por lo que carecía de cumplir entonces con el primer y el segundo mandamiento, pero sin duda alguna, que la maravillosa respuesta que obtuvo del Mesías Yeshúa, a ese anciano de Israel, le fue una gran recompensa inmerecida, tan solo porque él puso en el nivel que corresponde poner, a los mandamientos más importantes de la Torá.

No es urgente recapacitar, para estar cerca cada día más del reino de Dios, tomando en cuenta que nuestro Mesías santo jamás vino a dejar sin vigencia la Torá, sino que, a mostrarnos a través de estos dos mandamientos, su real cumplimiento. Cuando sepamos y entendamos que es el primer mandamiento, que HaShem es UNO y que no hay otro fuera de él, que le debemos amar con todas las fuerzas, el corazón y el alma, que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y que, si hacemos todos los mandamientos bajo el conocimiento y la base de los dos primeros, entonces habremos comenzado a vivir en el reino de Dios, cuya legislación eterna fue, es y será siempre la Torá.
_________________________________________________________________________
אברהם בן יעקב

Comentario a las mitzvot a la luz de los escritos mesiánicos / N°1


תרי ג מצוות לאור הברית החדשה



______________________________________
Numero de la mitzva :1 
Nombre de la mitzva :Emuna Hashem / Creer en Dios.
Referencia :Sefer Hajinuj mitzva 25
Parasha: Yitro / Vaetjanan.
Pasaje de la Tora: Éxodo/Shemot 20:2 – Deuteronomio/Devarim 5:7 

"Yo soy el Señor tu Dios que te saque de la tierra de Egipto" (Éxodo 20:2)

La mitzvá a la luz de los escritos mesiánicos: 

Rabenu Yeshuá y sus emisarios, enseñaron que creer en H", implicaba por defecto creer en Yeshuá como ÉL enviado de HaShem.

"Yeshuá clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió" (Juan-Iojanan 12:44-45)

"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshuá el Mesías, a quien has enviado" (Iojanan-Juan 17:3)

"Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Yeshuá el Mesías, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él" (1 Corintios 8:6)

Esto significa que la creencia en HaShem, tiene un canal de revelación que es único, y es clave para la redención final del mundo y de todo Israel. Es decir, la creación toda, comenzando por todo Israel, depende de esta revelación y creencia. Cuando todo Israel declare con voz clara. "¡Baruj haba veshem Adonai!" (¡Bendito el que viene en el nombre de Adonai!), la mitzva de Creer en HaShem, logrará tener su máximo cumplimiento, y su máximo impacto en todo el mundo, al punto que la redención final habrá llegado. Como fue dicho: "Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor." (Mat 23:39). Ya que ÉL, ha querido que nuestra creencia en él, tenga como piedra angular, la revelación del Mesías Yeshuá. Como está escrito en el Tanaj:

"La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo. De parte de HaShem es esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos" (Tehilim - Salmos 118:22-23)

"NO se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, creed también en mi" (Iojanan-Juan 14:1)

¿Podía el Mesías declarar que la creencia en él era el equivalente de creer en Dios, y con esto no pasar a llevar la mitzva de Creer en Dios? Esa fue sin duda una de las declaraciones más sorprendentes que hizo Mashiaj Yeshuá. Sin embargo, vemos que la revelación divina es gradual, a lo largo de la historia del pueblo judío, y que esto está contenido en las escrituras. Basados en las escrituras, los alumnos de Yeshuá, pudieron entender que creer en Dios es el equivalente de creer en él, como su enviado, y que creer en Yeshuá como Mashiaj, es el equivalente de Creer en Dios, como la fuente de todas las cosas.

Está escrito en nuestra bendita Torá: "Yo soy HaShem tu Dios..." Lo cual nos muestra que el principio más fundamental de las escrituras es DI-S mismo. La voluntad más perfecta del Creador es que todas las personas, sean judías o sean de las naciones, puedan “apegarse a Di-s”, y esto solo puede comenzar cuando la persona cree que su existencia radica en que hay una existencia única y verdadera, la cual es Di-s y que solo de él dependen todas las demás “realidades”.

La persona debe creer que es Dios quien hizo los cielos, la tierra, y todo cuanto hay podemos ver, y también aquello que no podemos ver. Los rabinos nos enseñan que uno de los tres preceptos, por el cual la persona debería dar la vida, al punto de perderla, es el precepto de la creencia en Di-s. Es decir, antes de negar nuestra fe en Di-s debiésemos estar dispuestos a morir. Esto nos muestra que, para los sabios judíos, y para las sagradas escrituras, el precepto de creer en Dios es sumamente importante y profundo. Yo diría que creer en Di-s, bendito es, es la diferencia entre la vida y la muerte, es tener una vida con “emuna” (confianza en Di-s) que es infinito he limitado, o tener una vida sin “emuna”, (negando su existencia) pensando que el hombre es suficiente para resolver todos sus dilemas, y lograr su propia felicidad apoyado en que solo él es la persona que hace la única realidad comprobable. Lo cual, ya está demostrado que es un terrible error, pues más allá de toda la inteligencia del ser humano, y de sus tremendas capacidades que puede tener, el ser humano finalmente dejara de existir, y sus habilidades, inteligencia, y todo lo que tiene llegara a su término en este mundo, junto con su muerte o con alguna tragedia en vida. Pero Di-s NO, es la única existencia real, por la cual se sostienen todas las demás realidades, y la persona que cree en esto logrará finalmente trascender todas las barreras de los miedos, los temores y los problemas, pues tiene puesta su confianza en aquel que es la esencia de la vida, y la raíz suprema de todas las cosas.

La persona puede elegir vivir su vida como que Di-s no existe, alegando con sus acciones que no necesita nada de él, ignorando las señales de la vida, los sufrimientos, y reaccionando con una actitud autosuficiente a todo lo que le sucede. O bien, puede elegir vivir su vida demostrando que cree en la existencia de Di-s, y por eso, vivir haciendo un trabajo espiritual diario, apegándose al Creador, a través de las buenas acciones a los demás, a través de la tefila (oración) en privado, a través de las acciones de gracias, a través de la caridad, y de tantos medios que permitirán que logremos el fin del “Y te apagaras a ÉL” (Deuteronomio 10:20). Si la persona logra entender que no hay ninguna otra realidad que no sea Di-s: Sonidos, olores, colores, razas, lenguas, dinero y pobreza, salud y enfermedad, bien y mal. Entonces sabrá también, que sus sufrimientos y necesidades en este mundo, tienen un solo propósito. Hacer que Di-s se apegue a él y que él se apague a Di-s.

El precepto de Shemot 20:2: " Yo soy HaShem tu Dios, que te saco de la tierra de Egipto." nos sugiere que este precepto de la creencia en Di-s, no tiene que ver solamente, con "una creencia", sino que con una demostración de Di-s, y una aceptación por parte de la persona, de que Di-s "que nos saco de la tierra de Egipto" hace milagros, e INTERVIENE siempre en las realidades humanas, y no solo las realidades de los judíos, sino que en las realidades de todas las personas del mundo. La Torá dice: (Deuteronomio 04:35). "Se te ha mostrado, con el fin de conocer, que HaShem, Él es el Di-s no hay otro fuera de Él." 

אברהם בן יעקב

Yeshua: El retraso de su venida


EL RETRASO DE SU VENIDA 

El Rabí Mendel de Kosov dijo: “Por qué no viene el Mesías? Esta escrito: El hijo de Isaí no vino ni ayer ni hoy” … (1 Samuel 20:27) ¿Por qué no viene? Porque no somos diferentes hoy de cómo lo éramos ayer” 

Una de las preguntas que el creyente en Yeshúa debe hacerse de vez en cuando ¿Cuál es el motivo del retardo del regreso del Mesías? Los primeros discípulos del Mesías tenían la seguridad, se lee en sus escritos, de que el regreso de Yeshúa estaba sumamente cercano a ellos. El rabino Shaúl de Tarso llego a escribir respecto de la segunda venida de Yeshúa: “Os digo un misterio, no todos dormiremos”. Es decir, no todos verían la muerte, pues Yeshúa regresaría para transformar sus cuerpos mortales en cuerpos inmortales. Pero como vimos esto no sucedió. Yeshúa no regreso para transformar los cuerpos de aquellos discípulos que le esperaron, y muchos de ellos yacen muertos esperando su regreso aún. ¿Qué es lo que ha sucedido? 

Las declaraciones de los alumnos de Yeshúa tales como: “El Señor viene” (1 Cor. 16.20), “de cierto os digo que no pasara esta generación hasta que todo esto acontezca” (MT 24:34) o el pasaje que dice: “He aquí vengo pronto” (Apo. 22:7) Podrían ser que estos versículos nos indiquen que el Mesías ya debió haber venido, pues la seguridad que se lee que tenían sus autores respecto del retorno del Mesías, nos muestra que, si él no apareció, no se debía a que no era el tiempo de su regreso, sino que simplemente algo retardo su venida. 

Existe la idea en el judaísmo que el pueblo de Israel, tiene la capacidad de retrasar o adelantar la venida del Mesías. Esto está tomado la siguiente comprensión, simple pero asombrosamente verdadera. Nos dice el profeta: 

“Volveos a mí dice HaShem, y yo me volveré a vosotros” …. (Zacarías 1:13) – El principio elemental del verso es la Tshuva (el retorno) del pueblo de Di-s a ÉL, y como consecuencia el retorno de ÉL hacia su pueblo. ¿Cuál sería la mayor demostración de que el pueblo de HaShem se volvió a ÉL? Sin duda la observancia del amor a HaShem mediante la observancia de la Torá y el amor al prójimo mediante la observancia de todos los mandamientos relacionados, ¿Y cuál sería la mayor demostración de parte de HaShem hacia su pueblo, de que ÉL hizo retorno hacia nosotros? Sin duda que él envié al Mesías y con él la redención final para Israel y el mundo. Y esto no ha sucedido aún, porque hay pueblo que retarda su venida. 

Los sabios de Israel enseñan que la venida del Mesías no es un tiempo rígido establecido de antemano desde el cielo, sino que es un tiempo que está sujeto a las condiciones espirituales del Pueblo de Israel. Es decir, el Mesías vendría condicionado a la actitud del pueblo de Israel hacia HaShem, como lo dijo el profeta Zacarías: “volveos a mi dice HaShem y yo me volveré a vosotros”. Como asimismo lo cita la Mishna: “Si lo merecen lo apresurare, sino lo merecen, (el Mesías) vendrá a su tiempo” (Sanhedrin 98ª) 

Hay un versículo en la carta de Shimón Kefa que podría insinuar esta misma situación que venimos comentado, que el pueblo puede apresurar la venida del Mesías. 

“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2 pedro 3:11-12) 

Según lo que leemos, de la versión RV somos nosotros los que esperamos la venida del día de Dios y nos apresuramos en nuestro comportamiento, para que no nos encuentre descuidando nuestras almas. Sin embargo, del texto griego, también se puede traducir, que podemos “esperar y acelerar la venida del día de Dios”. Como por ejemplo se cita en las siguientes versiones: 

“mientras esperáis y aceleráis la venida del día de Dios… (NT Arca Fernández) 

“mientras aguardáis y apresuráis la venida del día de Dios” … (Biblia de Navarra) 

“esperando y apresurando la presencia del día de Dios” (NT Pablo Besson)

La versión RV1960 nos pone la palabra “para” que está marcada en negrita en nuestro texto. Con la cual entendemos que somos nosotros los que nos debemos apresurar para la venida del Mesías. Sin embargo, al sacar la palabra “para” y traducir el texto griego sin esa palabra que no está en los originales, entonces tenemos que podemos acelerar, apresurar la venida de día de Dios, que no es otra cosa que el día del advenimiento del Mesías. 

De esto aprendemos que gran cuota de responsabilidad tenemos de apresurar al Mesías a este mundo. Por lo que tenemos que pensar y analizar en nuestro corazón ¿Quiero que el Mesías Yeshúa vuelva ya? ¿O quiero que el demore, pues aún estoy en mis propios asuntos? Una de las más terribles consecuencias de nuestra asimilación, es que hemos olvidado las promesas eternas que se nos hicieron, y nos hemos conformado con los límites de una vida terrenal y pasajera. Volvamos pues a HaShem y que ÉL nos envié al Mesías.

viernes, 1 de mayo de 2020

Parasha 30 Kedoshim 5780 / La santidad y el honor del otro


Parashá 30 Kedoshim 5780
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LATORÁ
Levítico 16:1 – 18:30

LA SANTIDAD Y EL HONOR DEL OTRO 

Shalom Javerim:

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo, estamos estudiando la Parashá semanal, que nos corresponde esta semana; Kedoshim – “separados” - En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Delante de las canas te levantaras, y honraras el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo HaShem”. (Lev 19:32)

La parashá de esta semana nos trae esta hermosa mitzva: “ante las canas te levantaras”. No se puede permanecer sentado, ante la llegada de una persona anciana, que dada su experiencia de vida es una persona que ha adquirido sabiduría y temor a HaShem, mucho menos si es un talmid jajam (Un sabio de Torá). Además, no te puedes sentar en su asiento, no se puede hablar en su lugar, no se puede contradecir sus palabras.

El Rebe Najman comenta: “70 años de edad, simbolizan el haber alcanzado los 70 rostros de la Tora, cuando uno ve el rostro de un hombre de 70 años de edad, recibe un despertar proveniente de esos 70 rostros de santidad, lo que a su vez despierta el temor a Dios en su corazón” (Likutey Moharan I 20:4). Y en el talmud está escrito: “ZaKen (anciano) puede leerse como una contracción de la frase: “Ze kana jojmá” – “Este a adquirido sabiduría” (Kidushín 32b).

La Tora busca crear en nosotros una actitud de honor hacia las personas con sabiduría y experiencia, pero no solo a hacia esas personas, sino hacia todo el mundo. HaShem quiere que seamos personas respetuosas, y eso hace que participemos de su santidad. Como está escrito en esta misma parashá: “sed santos como yo soy santo” (Lev 19.2). Esta es en la practica la santidad que HaShem busca.

El rab Shaul, en sus cartas escribió en su carta a los Romanos, unas palabras que están totalmente vinculadas con la parashá de esta semana: 

“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. (Romanos 13:7-9)

No deber nada a nadie, partiendo por los temas que nos competen como miembro de un país:

Pagar los impuestos y no evadirlos – es ser santos.

Pagar el IVA – y no maquillarlo – es ser santos.

Respetar a la autoridad política, policial, legal del país en el cual estamos- es ser santos.

Respetar al padre y a la madre – es ser santos.

Respetar al Pastor, al Cura, al Rabino, al More, o al guía espiritual de cualquier religión o credo, a pesar de no compartir sus ideas – es ser santos. 

Aún más, si HaShem nos a puesto en una situación en donde tenemos a alguien sobre nosotros, como una autoridad. Si es un Rabino, teme y respeta a tu rabino, pues eso - es ser santos.

Cada vez que cuidamos el honor del otro, estamos participando de la santidad de HaShem, que cuida el honor de todo ser humano, y aún más el honor de quienes le sirven. HaShem, no discrimina, sino que respeta a todo ser humano, incluso a quienes viven erradamente, deseando que retornen a él. Pues forma parte intrínseca de su santidad, el darle el espacio al hombre y a su libre albedrio, y que él mismo elija la forma en la que ha de vivir. De esa forma él no debe nada a nadie.

Sin embargo, somos deudores nosotros a quienes les faltamos el respeto. Y al no cuidar su honor, o tener en poco su experiencia y años en el Eterno, menospreciamos sus enseñanzas en relación con otras que pudiesen gozar de más profundidad. Debemos entender que, nadie en este mundo tiene algo, sino le es dado del cielo, y que por lo tanto, cuando menospreciamos a alguien, también menospreciamos los dones que le han sido dados desde lo alto.

. ¿Pero que sucede si la persona es anciana, pero no tiene sabiduría, sino que es considerado un malvado e ignorante de la Tora? Rashi comenta que la palabra “zaken”, en hebreo solo se refiere a una persona que ha adquirido sabiduría – y la sabiduría esta ligada al temor a Dios. Como está escrito: “El principio de la sabiduría es el temor HaShem” (Mishle/Proverbios 1:8)

Esto quiere decir, que podemos encontrar ancianos, que aún con su edad, carecen de experiencias de valor moral y espiritual que les pueda asignar el nombre de “ancianos”, al modo que la torá lo menciona, como el de una persona que logro, temor al cielo, experiencia y por lo cual es una persona sabia.

En el talmud se comenta que rabí Iojanan se ponía de pie delante de un anciano, aunque no fuera judío, cuando se le preguntó si esta era la ley de la torá respondió: 

“cuánto sufrimiento ha debido ver esta persona en su vida” (kidushin 33ª) 

Por lo general, una persona anciana, a pasado muchas cosas en su vida, y esas mismas experiencias lo han alejado del pecado, y por lo tanto se vuelto una persona más consciente. Pero es triste cuando vemos que las personas aún en su vejez no han logrado la estatura ni la madurez espiritual que debiesen tener a su edad. Si bien no estamos obligados a cumplir la mitzva “de levantarse frente al anciano”, frente a un anciano malvado e ignorante de la Torá, habría que cuestionarnos el hecho de que también se espera que vayamos más allá de lo que la Torá nos exige, pues está escrito;: “sed perfectos, como vuestro padre que está en los cielos es perfecto” y por lo menos comportarnos educadamente frente a una persona así. Lo cual seria una gran muestra de Torá y de santidad de nuestra parte. 

Ahora bien, este mandamiento tiene una razón de ser, que diría yo es el cuesco de este mandamiento, y el tema radica en que, cumplir o no cumplir este mandamiento, dando honor, o no dando honor a los demás, muestra que es lo que realmente somos en el interior de nuestro corazón.

El comentario a Rashi dice: “Puesto que literalmente habla de honrar, el rostro o la presencia de un anciano, se podría haber pensado que uno puede cerrar los ojos para hacer como si no lo viera y de ese modo no rendirle honor. Para indicar que no es así, este versículo también declara: “y temerás a tu Dios” pues este asunto de honrar a un anciano se trata de algo que pertenece al corazón de quien lo hace. Es decir, sólo uno mismo puede saber si realmente no vio al anciano, o si fingió no verlo ya que nadie más lo puede saber si no sólo él y con respecto a todo lo que pertenece el corazón la tora afirma: “TEMERÁS A TU DIOS”

Por lo que cada vez, que consideramos no temer en estima a un hermano, a un anciano, cuanto más si este es temeroso de HaShem y un Jajam de la Torá, revelamos lo que tenemos en el corazón, y este menosprecio hacia el otro solo indica que aun no estamos en la categoría de temor de HaShem que debemos estar. 

אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5780