domingo, 26 de junio de 2022
Parasha 38 Koraj 5780 / La Humildad la cualidad más elevada
Parashá 38 Kóraj
Números 16:1 – 18:32
La Humildad la cualidad más elevada
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos
estudiando esta semana la parashá “Koraj” (depilado). En esta
oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de
nuestra bendita Torá:
וַיִּקַּ֣ח קֹ֔רַח בֶּן־יִצְהָ֥ר
בֶּן־קְהָ֖ת בֶּן־לֵוִ֑י וְדָתָ֨ן וַאֲבִירָ֜ם בְּנֵ֧י אֱלִיאָ֛ב וְאֹ֥ון
בֶּן־פֶּ֖לֶת בְּנֵ֥י רְאוּבֵֽן׃
“Koraj, hijo de
Itzhar, hijo de Kehat, hijo de Leví, tomó, así como Datán y Abiram, hijos de
Eliab y On hijo de Pélet, descendientes de Reubén”. (Números 16:1)
Nuestra parashá comienza
diciendo: וַיִּקַּ֣ח קֹ֔רַח “tomó Koraj”, ¿Qué
es lo que tomo? – Hay varias explicaciones del porque la Torá comienza diciendo
“tomó”. En esta oportunidad usaré la explicación de Rashí, que nos servirá para
nuestro comentario: “Se tomo a sí mismo”. Es decir, él con su orgullo y anhelo
de poder, se perjudico a sí mismo, cambiándose de posición con respecto a las demás
personas del pueblo de Israel que mantenían su humildad.
Rashí comenta: Se “tomó” a si
mismo a un lado distinto del ordenado por Dios, con el propósito de separarse
de la asamblea para protestar sobre la kehuná. Y a esto se refiere el tárgum de
onkelós al traducir la expresión: וַיִּקַּ֣ח por “se separó”, queriendo decir
que se separó del resto de la asamblea.
Y de todo esto aprendemos que
la rebelión causada por perseguir el honor, que no es más que la “ilusión” que
engaña a la persona haciéndola pensar que ella es merecedora de tal posición de
honor, separa a la persona de la congregación. Por lo cual, cada vez que nos
hallamos separados de la comunidad, por alguna disputa, es urgente que nos
revisemos para no ser como el corazón de Koraj, que se separa de la comunidad.
Siempre que la persona
mantiene una “majloket” (discusión), termina por separarse de la comunidad. Las
escrituras nos invitan a “seguir la shalom” con todos”, y no la “majloket”.
Quien “toma”, como Koraj, su persona y la coloca en la posición de “contrario”
a la autoridad de la comunidad, o contrario a la misma comunidad, termina solo
y humillado como sucedió en la historia de nuestro parashá a Koraj y todo su sequito.
La persona que se rebela ante
la autoridad o que todo el tiempo está en “discusiones” en contra de las
personas o de la autoridad, está sometida a un engaño, cuyo poder se basa en un
espíritu de superioridad que lo domina. Haciéndole creer que él tiene “derecho”
por lo que su reclamo es justo, o que tiene “razón” y “verdad” por lo que su posición
es la correcta. Pero no admite que en realidad hay realidad en su interior que lo
lleva a tener un alto concepto de sí mismo, respecto de los demás.
Koraj es el tipo de la “búsqueda
de honor”, la vana gloria humana. Por otro lado, en la Torá, Moshe rabenu es el
tipo de la “humildad”, y la gloria de HaShem. Por eso está escrito de Moshé: “y
él era el hombre más humilde de la tierra”.
Cuando servimos al Eterno solo
por el honor de la gloria de HaShem, aun cuando le mismo, no recibe gloria de
hombre (pues no la necesita), entonces nos transformamos en SERVIDORES, a los
cuales no les interesa la búsqueda de posiciones ni de honor, porque el solo
servicio a HaShem ya constituye un premio para la persona humilde.
¿Podríamos pensar que servir es
el mayor rango de todos? Por supuesto que sí. ¿Pero acaso Koraj no quería servir
a HaShem? Por supuesto que sí, pero solo en segunda instancia, porque su real
motivación era el “supuesto derecho” que el sentía que tenia en la kehuna. Por
lo que el verdadero servicio al Eterno es en primera instancia la
concienciación de que no buscamos honor de hombres, ni posiciones dentro de las
comunidades, sino que simplemente servimos a los demás y a HaShem, porque para
eso fuimos creados, y eso ya constituye en si mismo un inmenso pago de parte
del Eterno.
La humildad es la cualidad más
elevada e importante de todas, y es por eso por lo que la Torá se detiene en
decirnos que Moshé rabenu era el hombre más humilde de toda la tierra. Y cuando
al Mesías Yeshúa le dicen: “maestro bueno”, él responde: Solo “Dios es bueno”. Pero
cuando habla acerca de la humildad y la mansedumbre, Yeshua dice: “imítenme a
mí que soy manso y humilde”. Mostrándonos que la humildad es la cualidad
más elevada e importante de todas.
Si el Mesías Yeshúa dice: “Imítenme”
en cuanto a la cualidad de la humildad, es porque se puede aprender de ella
copiando a las personas humildes. Asimismo, Koraj contagio su “soberbia” a la comunidad
que los siguió en su rebelión. Debemos por tanto ascender en la escalera de las
cualidades IMITANDO a las personas que nos llevan más camino y recorrido en el
desarrollo humano y espiritual.
La Torá nos muestra entonces
esta cualidad de la humildad en Moshé y en Yeshúa, en contraposición de Koraj y
su sequito que transmiten la más alta altanería, enseñándonos que para alcanzarla
se debe TRABAJAR en ello.
La Tora nos dice: “sed santos
porque yo soy santo”. De aquí aprendemos que HaShem quiere que nos superemos a través
de imitarlo a él. Y es que HaShem es el REY humilde de la creación, pues dice
el salmo 113:5-6:
¿Quién es semejante a HaShem, nuestro Elokim, quien mora en lo alto?
(no obstante esto – a su grandeza) observa tan abajo (es decir se humilla a si
mismo), hacia el cielo y la tierra” (tan elevado es HaShem, que no solo mirar a
la tierra lo rebaja, sino que incluso mirar los cielos). De quien aprendemos
que el mero hecho de crearnos, alimentarnos, e intervenir a diario para
nosotros, teniendo pensamientos de bien respecto de nosotros, muestra que la
HUMILDAD es la más grande todas las cualidades y que ella es intrínseca del
mismo Dios Infinito.
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אברהם בן יעקב
martes, 21 de junio de 2022
Parasha 37 Shelaj Lejá - La pandemia de la ingratitud
COMENTARIO PARASHA SEMANAL
Parashá 37 Shelaj Leja
Números 13:1 – 15:41
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D –
con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Shelaj Lejá”
(Envía por ti). Esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar
el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
“Toda la asamblea
y profirió su voz y el pueblo lloro esa noche” (Bamidbar/Números 14:1)
El versículo que
traemos a comentar esta semana nos traslada al día del lloro sin motivo que
hizo la “asamblea” de Israel, el día que los 10 espías dieron su mal informe. Según
Rashí, cuando la torá se refiere a la “asamblea” en este versículo está
haciendo referencia al sanedrín que era la mayor autoridad del pueblo de Israel,
el órgano judío legislativo y judicial de la congregación.
Por lo que cuando
la Torá nos dice: “Toda la asamblea”, en primera instancia se está
refiriendo al liderazgo de Israel. Seguidamente el versículo nos dice: “y el
pueblo lloro esa noche”. Es decir, el pueblo siguió el ejemplo de sus
autoridades que se quejaron sin motivo alguno, imitando su mismo proceder.
De esto aprendemos
que los lideres de las comunidades tienen una gran influencia en la congregación
que presiden, ya sea una influencia positiva, si la forma de transmitir la torá
contiene una forma alentadora, o una influencia negativa, si la forma de
transmitir la torá contiene una forma desalentadora.
Y también aprendemos
que la NEGATIVIDAD se contagia. Cuando estamos cerca de una persona negativa, quejumbrosa,
nos queda solo la opción de apartarnos de esa persona, y no tomar en cuenta sus
palabras. Y mucho mejor si le corregimos, cambiando su forma negativa de entender
la vida. Ya que la base para vivir la vida debe ser, que SIN FE Y SIN
ESPERANZA, NO VALE LA PENA VIVIR.
Pero al mismo tiempo,
aprendemos que LA GRATITUD también se contagia. Quien tiene una actitud
positiva y agradecida en la vida, también podrá contagiar a los demás con su
forma positiva de entender la vida. Este tipo de personas son los lideres que
prosperan, y que tienen la capacidad de hacer crecer a sus discípulos en su
desarrollo personal y espiritual.
La queja
registrada en el episodio de los 10 espías fue la gota que rebalsó el vaso de
las ingratitudes que tuvo el pueblo de Israel. Y con esta ultima ingratitud sentenciaron
su estadía en el desierto por 40 años. HaShem les pago 1 año por los cuarenta
días que estuvieron espiando la tierra de Israel. Y es que la ingratitud de
esta generación contagio negativamente a toda una congregación matando las
esperanzas de entrar a una tierra buena, de la cual fluía leche y miel. Y es
por eso, que el castigo fue tan severo.
No debemos olvidar
que la gratitud es amiga de la fe y la esperanza. Y solo con la gratitud
podemos abrir las puertas de la bendición. HaShem había sacado al pueblo de
Egipto con mano poderosa, había dado su palabra sobre la tierra de Israel
diciendo; “es una tierra buena, de la cual fluye leche y miel”. Pero la
ingratitud, las quejas, la depresión anulan las promesas de Dios, niegan la
palabra de HaShem, por lo que como consecuencia se cierran las puertas de la
bendición.
La gratitud es la
raíz de todos los males. Porque una persona no agradecida, es una persona que piensa
que no tiene porque agradecer. Es decir, su orgullo, le cierra toda capacidad
de entender que su vida es una gota de polvo, y que nada de lo que es y tiene podría
ser sin la provisión de HaShem para su vida.
La torá dice: “y
el hombre Moshé era muy humilde, más que todo hombre que hay sobre la faz de la
tierra” (Números 12:3). ¿Por qué la Torá, nos da esta cualidad de Moshé el
siervo de HaShem y no otra? Porque la gratitud nace de un corazón humilde, y en
sentido contrario, la ingratitud y el lloriqueo gratuito nacen de un corazón
soberbio.
Cuando una persona
ve las bondades de HaShem para su vida, entonces se vuelve más humilde, porque
recapacita en el sentido de que piensa que: “No siendo merecedor de todo esto
que tengo; cosas materiales y espirituales, soy un beneficiario de HaShem, por
lo cual le debo gratitud, y mi servicio”. Por lo que vemos que la actitud es consecuencia
de la HUMILDAD y la SOBERBIA es la consecuencia de la ingratitud.
La primera acción
para corregir nuestra mala racha, nuestras vidas negativas, es justamente la
corrección de como vemos la vida, como creemos que HaShem gobierna este mundo.
Pues somos el resultado de lo creemos. Siempre que estamos en una posición de “lloriqueo”,
donde siempre somos las víctimas de las situaciones de la vida, lo que nos hacemos,
es en impedirnos el crecimiento personal y espiritual. Pero cuando la persona
comienza a aceptar la vida, sus situaciones con amor al creador, con
agradecimiento, y comprende que todo lo que está pasando es parte de la supervisión
individual que Dios tiene sobre él, es ahí en ese punto, cuando la persona
comienza a mejorar y a crecer, y estará garantizado que HaShem estará cerca de
él.
Y es por esta razón
que la gratitud es tan importante, porque a los soberbios HaShem los mira de
lejos, pero a los humildes HaShem los acerca y los exalta. En cambio, cuando
una persona es ingrata piensa que en realidad ella es merecedora de todo lo que
tiene, y que por lo tanto le deben dar aún más de lo que posee porque está influenciada
por el espíritu de la negatividad.
En cierta oportunidad,
Yeshua sano a 10 leprosos (Lucas 17:11), entre los cuales había un Samaritano,
que se devolvió a dar las gracias. Eran 10 enfermos, ¡quizás esto sea una corrección
de los “10 espías” que no dieron gracias!, pero basto con la gratitud de solo
1 de ellos, acción que “sorprendió” al maestro. Porque este que agradeció dejo
de hacer lo que todos hacen: quejarse y llorar sin motivo alguno.
El mundo es una
constante de negatividad, todos ven la vida de forma oscura, pero tu y yo, podemos
ser uno de esos que “sorprende” a Dios, dándole gracias por la vida, tal y como
está hoy. Que no nos contagien los que ven la vida negativamente, como hoy, en tiempos
de pandemia mundial. Porque en realidad, la pandemia más grande en la historia
de la humanidad es la falta de gratitud, y es ese el virus el que debemos erradicar
del mundo, porque, así como aprendimos en este parashá, la actitud negativa
y la gratitud es el virus contagioso y nocivo, más destructivo, al punto de
dejarnos fuera de las promesas eternas.
HaShem nos ayude a
entender y a mudar nuestros corazones con mucha fe, confianza, esperanza y
amor, que son los anticuerpos del virus de la ingratitud.
אברהם בן יעקב
domingo, 12 de junio de 2022
Parashat 36 BeHaalótejá - Consejos para lograr la humildad
Parashat 36 BeHaalótejá
Números 8:1-12:16
Consejos para
lograr la humildad
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos
estudiando esta semana la parashá “BeHaalótejá” (Cuando hagas
subir). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el
siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
וְהָאִ֥ישׁ מֹשֶׁ֖ה ענו מְאֹ֑ד מִכֹּל֙ הָֽאָדָ֔ם אֲשֶׁ֖ר
עַל־פְּנֵ֥י הָאֲדָמָֽה׃
“Y el varón Moshé era sumamente humilde, más que todos los hombres
que están sobre la tierra” (Bemidbar – Números 12:3)
El versículo que analizamos esta semana se da en el contexto de los
comentarios que hicieron Myriam la hermana de Moshé junto a Aharón, sobre la
mujer cushit (de tez oscura) que Moshé había tomado para él, la cual según comentan
nuestros sabios era una mujer de bello aspecto.
Pero en realidad, la razón por la que Myriam hizo comentarios que luego
le provocaron una afección de “lepra” (tzaráat), es que sugirió que la vida de profeta
tenía equivalencia con la vida matrimoniar, y que no había razón para que Moshé
se separara de su mujer. Al parecer ella
vio algo de “soberbia” de parte de Moshé en esta separación. Y es por eso que
ellos dijeron: “¿Acaso exclusivamente con Moshé hablo el Eterno?”. Como
diciendo: “Moshé es profeta, aun cuando se ha separado de su mujer, nosotros también lo somos, que no nos hemos
separado de nuestros conyugues”.
Leemos lo siguiente en nuestra bendita Torá:
“Entonces el Eterno hablo súbitamente a Moshé a Aharón y Myriam” (Numeros/Bemidbar
12:4)
Basado en el Midrash, el comentario a Rashi dice que: “Dios se
revelo a los tres súbitamente, estando ellos – Aharón y Miriam – impuros a
consecuencia de haber tenido relaciones intimas con sus conyugues, y andaban
gritando: ¡agua, agua! Dios se les revelo de este modo con el objeto de enfatizarles
que Moshé había actuado correctamente al separarse de su mujer, tomando en
cuenta que la presencia divina se revelaba a él constantemente y no había un
momento preciso para que recibiera la palabra divina”
La separación de Moshé correspondía a un nivel espiritual superior
de su mujer y de él, y eso es reconocido por HaShem. La Torá no nos dice que
Moshé la había dejado, ni dice que ella estaba abandonada por él. Sino que nos
informa que Moshé era humilde y que ella que era de él, a través de las palabras:
“la mujer cusita que él tomo”. Es decir, aún estaban juntos, más
unidos que nunca, esta era unión espiritual y muy elevada. Sin embargo, lo que si nos dice la Torá es: “aquel
varón Moshé, era el más humilde de toda la tierra”. Con ello HaShem nos
enseña que Moshé también oyó los comentarios de Myriam y Aharón, pero él mismo
no les respondió, si no que dio espacio a la respuesta divina. Es el Eterno
quien salió en su defensa y nos informa de la humildad de Moshé.
Uno de los temas centrales de esta porción es la humildad. HaShem
quiere que ascendamos. Por eso el nombre
de esta porción es “Behaalóteja” que también se puede traducir como “cuando asciendas”.
La forma de ascender en la vida es siendo humildes verdaderamente, Pero ¿cómo
se logra esta humildad? Vemos que la Torá en esta porción nos da algunas
pistas:
1.- Moshé no busco defender su honor ante los comentarios de sus
hermanos. La Torá nos muestra que él guardo silencio. Una de las cosas que más
nos cuesta hacer es callarnos cuando algo no nos parece justo. Pero lo cierto
es que esto es una “reacción” a algo externo que afecta nuestro honor. Sin
embargo, debemos aprender a retener nuestra inclinación al mal que nos motiva a
responder y actuar de forma reactiva. La actitud activa que HaShem quiere que
tomemos frente cualquier situación que nos ponga a prueba, muchas veces es el
mero y absoluto silencio. Probémoslo y podremos salir exitosos en todos los
retos diarios que nos pone la vida. Cuando alguien te ofenda simplemente calla,
y espera tranquilamente. Sobre todo, si lo que dicen no es cierto, y si fuera
cierto, con mayor razón calla y espera pacientemente. HaShem te ayudará, ya que
el siempre se pone del lado del perseguido.
2.- Otro pasaje de nuestra porción nos muestra la actitud humilde
de Moshé ante una “posible pérdida de su honor de profeta”. La Torá nos
dice que luego de que el Eterno repartiera del espíritu de Moshé entre los 70 ancianos,
hubo dos hombres que continuaron profetizando en el campamento uno de ellos era
Eldad y el otro era Medad. Cuando ellos profetizaban, según el midrash
diciendo: “Moshé morirá y Yehoshua será quien haga entrar a los israelitas
en la tierra de Israel”, oyendo que profetizaban vino un joven para
informar este asunto a Moshé. También lo oyó Yehoshua y dijo a Moshé: ¡Mi
Señor Acábalos! Pero la respuesta de Moshé fue: “¿Acaso tienes celos por
mí? ¡Quien diera que todos en el pueblo del Eterno sean profetas!”
Esto nos revela la importancia de dejar que todos puedan brillar con
su propia luz. Cada uno de nosotros somos una estrella en el cielo. Algunas
brillan mas que otras, pero cuando sale el Sol, nadie puede brillar tanto como
él. HaShem es el sol de quien todos recibimos un poco de honor. Pero no podemos
apropiarnos de ese honor, pues el único dueño del honor es el Eterno.
No podemos apropiarnos de los ministerios, ni de los dones
espirituales, como si fuéramos los únicos que los recibieron. Tampoco debemos
pensar que solo nosotros somos los elegidos de HaShem y que todos los demás están
equivocados en sus lineamientos. Hay que aprender a vivir entre tantas visiones
y opiniones sin separarnos como congregación del Mesías Yeshúa. ¿Cómo puede ser
posible que el ministerio de algunas personas sea destrozar los ministerios de
otras personas? Lo cierto es que esto lo vemos constantemente en nuestros círculos
religiosos.
El ego religioso nos domina fuertemente, buscamos honor destruyendo el honor
del otro. Si tan solo pusiéramos un poco de humildad a diario en cada palabra,
en cada pensamiento, nos daríamos cuenta que nuestro hermano es también una
estrella que puede brillar en este cielo inmenso que contiene muchas luminarias
cada una con una misión en particular.
3.- Por último, nuestra porción nos comenta que habiendo Myriam
siendo afectada con la enfermedad de Tzaráat (algo parecido a la lepra), por los
comentarios sobre Moshé, este rogo al Eterno por ella diciendo: “¡Oh Dios te
ruego que la cures!
Vemos que Moshé es capaz de orar por quien puso en duda su honor
hablando mal de él. ¿Somo nosotros capaces de eso? Esto nos enseña que mientras
más nos dolemos de las habladurías contra nosotros, más mostramos nuestra orgullo
e inmadurez. Mientras más nos sentimos dañados por cosas de niños, como cuando nos
dolemos porque alguien no nos saludo o no nos tomo en cuenta, y cosas similares
como estas que solo revelan el bajo nivel de madures que tenemos.
Por otro lado, mientras menos nos importe lo que hablen de
nosotros, y menos busquemos defendernos, más humildad tendremos y más madurez
espiritual lograremos. Pero no solo esto, sino que además si podemos hacer el
bien a quien nos hace el mal, aun cuando ha sido puesto en juego nuestro propio
honor, estaremos comportándonos como lo enseño nuestro santo Mesías diciendo:
“Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿Qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”
(Mateo 5:46-48)
HaShem nos enseñe y nos permita lograr un nivel de humildad para
comportarnos maduramente en la vida y ser dignos de su santo llamamiento.
Abraham Ben Yaacov.
אברהם בן
יעקב
Parasha 36 BeHaalotjá 5774 / Ojala todo el pueblo fuese profeta
Parashat 36 BeHaalotjá
Números 8:1-12:16
Ojalá todo el pueblo sea profeta.
“Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos. Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Hashem fuese profeta, y que Hashem pusiera su espíritu sobre ellos” (Bemidbar 11:27-29)
La porción de esta semana nos trae un tema muy interesante: “el de los dones espirituales” y con ella algunas preguntas: ¿Existen los dones del espíritu santo hoy en medio del pueblo del Eterno? ¿Son de procedencia de la Torá o de la religión cristiana la idea de la necesidad de dones espirituales? Muchos que salimos de la iglesia cristiana sabemos de la existencia de “los dones del espíritu de santidad”, sin embargo, la mayoría de los retornantes dejan de lado las experiencias y la relación profunda con Dios a través de los dones por la “intelectualidad”, “la razón” terminando en muchos casos con una fe seca, sin milagros y sin experiencias sobrenaturales. Sin embargo, la unión de estas dos facetas, el estudio, más la sensibilidad espiritual a través de los dones, son la mezcla perfecta para tener una vida sana.
El primer pasaje que traernos a lectura nos dice que Moshé dijo: “Ojalá todo el pueblo de HaSHem fuese profeta y que HaSHem pusiera espíritu sobre ellos”.
Este bonito deseo de Moshé, documentado en la Torá, no es otra cosa que el mismo deseo del Eterno. HaSHem quiere que sobre todos repose el espíritu de santidad, impartiendo distintos dones espirituales, pero sobre todo el don de la profecía. Como bien usted ya está pensando, esto tiene mucha relación con el deseo del Rab Shaúl de Tarso (Pablo), que todos tengan dones espirituales, pero sobre todo que sean profetas del Eterno. Moshe y Pablo tenían un mismo pensamiento: “no querían que él pueblo careciera de dones y que todos profetizarán”.
“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos” (1Corintios 12:1-2)
“Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la comunidad. Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la comunidad reciba edificación (1Corintios 14:1-5)
Claro está que, entre los dones, el don de la profecía es más grande de todos. Para el judaísmo, Moshé fue el más grande de los profetas, y de eso da testimonio la Torá y HaSHem. Cuando Myriam y Aharon murmuro contra Moshé diciendo que ellos también eran profetas del Eterno, y que por ellos también había hablado HaSHem.
“Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Adonai? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó HaSHem” (Bemidbar 12:2)
Y era cierto, Aharon y Myriam eran profetas, pero no como Moshé. Esto nos muestra que mientras más limpio este el vaso, más profunda será la relación entre el Profeta y él Eterno. La queja de Aharón y Myriam, fue a causa de la mujer cusita que Moshé había tomado por esposa, pero a la cual, según algunos midrashim Moshé había dejado maritalmente a causa de su estrecha relación con HaSHem, pues la tienda de Moshé no estaba en medio del campamento de los hijos de Israel.
“Entonces HaSHem descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de HaSHem, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de HaSHem. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? (Bemidbar 12:5-8)
Hay distintos niveles entonces de profecía y de revelación, la profecía de Moshé era superior a la profecía de Aharón y Myriam. Esto mismo sucede con el que habla en lengua misterios que no puede revelar respecto del que habla lenguas y las puede interpretar. Sin embargo, el que profetiza es superior en revelación a estos dos. El profeta y la profecía en sí tiene distintos niveles de profundidad y yo diría que se asemeja un vaso de cristal trasparente por el cual puede pasar fácilmente la luz hacia el otro extremo, frente a un vaso de cristal de color, por el cual la luz que recibe no puede traspasarse de manera clara. Todos somos vasos del Eterno, y mientras más limpios estemos, mejor y más profunda será nuestra profecía.
¿Cómo ser profeta?
Abraham fue profeta, según Bereshit 20:7, pero no como Moshé, su profecía no fue superior a la del líder de Israel. Por su parte Moshé fue profeta (Devarim 18:15), sin embargo, la Torá da testimonio de “un profeta” como Moshé que se levantaría en medio de Israel. De aquí nace según el judaísmo, el concepto de “Moshé - Mashiaj”, el “profeta como Moshé”. Nuestro amado Mesías Yeshua es él profeta como Moshé por excelencia. Los tres más grandes profetas de Israel, Moshé, Eliyahu, y Yeshua, son él testimonio y el espíritu de la profecía por completo, que apunta lógicamente a último de ellos, Yeshua HaMashiaj. Como está escrito en el libro de los hebreos:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:1-2)
En la Tanaj notamos en el ministerio del profeta Shmuel (Samuel), que el don de la profecía es todo un oficio espiritual en el cual la persona debe entrenarse. Según el libro de 2 Reyes 2:3-5 y 1 Samuel 19:20, el hijo de Hana había fundado la escuela de profetas, así quienes participaban de estas escuelas eran conocidos como “los hijos de los profetas”. Estas escuelas de los profetas adiestraban a los discípulos en la interpretación de la Torá y las leyes de la halaja, más las técnicas de percepción y recepción espiritual que la persona necesitaba identificar para una mejor transmisión de la profecía divina.
Esto me trae a la memoria el inicio del ministerio del profeta Shmuel. Según nos relata la escritura, la palabra de HaSHem escaseaba:
“El joven Samuel ministraba a Adonai en presencia de Elí; y la palabra de Adonai escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. (1 Samuel 3:1)
Esto nos muestra por qué la necesidad de crear “escuela de profetas”, desde el tiempo de los Jueces en Israel, la palabra del Eterno escaseaba, no había visión, es decir que no hubo profeta como Moshé después de la entrada del pueblo a la tierra prometida, no existió tal relación profunda “cara a cara” en algún profeta del Eterno. Debido a esta situación es que nació la necesidad de enseñar a ser profeta. El mismo Shmuel tuvo la necesidad de que le enseñaran a discernir la voz de HaSHem, cuando por primera vez el Eterno le hablo.
“Y Samuel no había conocido aún a HaSHem, ni la palabra de HaSHem le había sido revelada ( Samuel 3:7)
Fue después que HaSHem le hablo varias veces a Shmuel, cuando Eli le enseño a oír la voz del Eterno. De esa manera Shmuel creció sabiendo que él debía también enseñar a los hijos de su pueblo a oír la voz de HaSHem.
Nos dice la Torá que luego de que Moshé presentara su queja de no poder estar gobernando al pueblo “solo”, HaSHem le autorizo traer a su presencia 70 hombres, sobre los cuales posaría el espíritu de la profecía que había en Moshé.
“Entonces HaSHem dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo” (Bemidbar 11:16-17)
De este pasaje de la Torá aprendemos:
70 varones de los hijos de Israel: Alude de forma simbólica las 70 naciones, sobre las cuales también sería en el futuro derramado el espíritu de la profecía de Moshé que es el testimonio la fe obediente en Yeshua el Mesías. Esto nos muestra que en el futuro todas las naciones serán beneficiadas del espíritu profético de Moshé, lo cual no es otra cosa que el espíritu del Mesías, la aceptación de su gobierno a través de la Torá (Moisés) en todas las naciones. Por esta razón está escrito en el libro de revelaciones:
“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Yeshua. Adora a Dios; porque el testimonio de Yeshua es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10)
70 personas tambien alude al número necesario de emisarios que completan una totalidad en el pueblo de Israel. HaSHem quiere que ojalá todos profeticen, es decir, que todos en medio del pueblo del Eterno tengan la capacidad de recibir profundidades divinas que ayudara a todos en el servicio a HaSHem. Recordemos que nuestro amado Mesías Yeshua escogió 12, en relación a las 12 tribus de Israel, y luego cuando el ministerio creció, eligió 70 varones, en relación a las 70 naciones del mundo que serían beneficiados tambien con el espíritu de la profecía.
El pasaje nos muestra, además, que solo los “ancianos” es decir personas con temor del Eterno, pueden ser capacitadas con el espíritu de la profecía. Según el libro de los Hechos de los apóstoles, cuando los emisarios de Yeshúa, comenzaron el ministerio de la palabra en medio de Israel, eligieron tambien 7 varones, todos con las mismas características, como está escrito: “buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” a los cuales enviaron para servir como colaboradores en la obra del Mesías.
Si usted quiere ser de esas personas beneficiadas con el espíritu de la profecía para tener mayores revelaciones del Eterno y mayor luz en medio de las tinieblas, usted debe ser como un “anciano”, con mucho temor de HaSHem para obtener sabiduría del cielo, pues “anciano” es igual a “canas” y las canas revelan experiencia y son símbolo a respetar. Como está escrito: “el principio de la sabiduría es el temor a HaShem”, y tambien: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Adonai” (Levíticos 19:32)
El espíritu que estaba sobre Moshé hizo que los ancianos elegidos profetizaran. El espíritu de profecía es el que produce la carga de responsabilidad y preocupación en un líder espiritual porque ese espíritu es capaz de transmitir la carga de HaShem por las personas al corazón de sus representantes. Ahora los demás ancianos compartieron esa carga junto con Moshé y así fueron capacitados para ayudarle en su difícil tarea. Este texto nos enseña que un liderazgo auténtico es, en primer lugar, algo espiritual, algo sobrenatural.
El don de la profecía debe ser anhelado por todos nosotros para sobre llevar la carga de la congregación del Mashiaj. Debemos desear los dones, pero sobre todo que profeticemos, pues solo a través del espíritu de la profecía podremos ser de ayuda en la carga espiritual que representa la Kahal del Mashiaj Yeshua. ¡LA VOLUNTAD DE HASHEM ES QUE PROFETICEIS!
Abraham ben Yaacóv.
אברהם בן יעקב
Parasha 36 BeHaalotjá - El Mesías Yeshúa y los 7 candelabros
Parashat 36
BeHaalotjá
Números 8:1-12:16
Números 8:1-12:16
El Mesías Yeshúa y los 7 candelabros
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos
estudiando esta semana la parashá “Behaalotjá” (Cuando hagas
subir). Esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el
siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
“Habló HaShem a Moshé, diciendo: Habla a Aharón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete
lámparas alumbrarán hacia la parte frontal del candelero” (Números 8:1-2)
El versículo que analizamos esta semana viene justo después de la
sección que trata acerca de la ofrenda que entregaron los líderes de am Israel
para la dedicación del Tabernáculo. ¿Por qué razón está unida temáticamente la
sección anterior, con el tema del encendido de la menora por cargo de Aharón?
Según Rashí, y el Midrash, Aharón se afligió por el hecho de que no
participo junto con los lideres en la dedicación del tabernáculo, ni él ni
otros miembros de su tribu. Entonces el santo Bendito (comenta el midrash), le
dijo: ¡Por tu vida! no debes afligirte, pues tu parte es más considerable que
la de ellos, puesto que serás tú quien encienda y arregle las candelas del
candelabro.
Por lo que, en contraposición, HaShem le da un cargo y honor, (no
un consuelo), mucho mayor, al de la dedicación del tabernáculo de la cual
participaron los lideres de Israel. El encendido de la menora, era en si mismo
un honor mucho más grande, que la dedicación del tabernáculo, pero los
comentaristas explican, particularmente el Rambam, que no es por la razón en si
misma del encendido de la menora, que el midrash dice “que encender la menora
es una parte más considerable”, sino que es debido a que en el futuro los
descendientes de Aharón encenderán la menora en el contexto de la dedicación
del templo, en lo que hoy conocemos como los días de Janucá.
Sin embargo, quisiera compartir lo que veo en este versículo, y es
que en realidad el honor que HaShem le está dando a Aharón radica en otro hecho
profético, que es mayor al de los días de Janucá, y es el siguiente:
Veamos lo que dice la profecía del libro de apocalipsis:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí
una gran voz como de trompeta, que decía:
Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a
las siete iglesias que están en Asia: a
Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y me volví
para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los
siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una
ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro”
(Apocalipsis 1:10-13)
“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi
diestra, y de los siete candeleros de
oro: las siete estrellas son los
ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias”
(Apocalipsis 1:20)
Cada vez que estudiamos los trabajos que se realizaban en el
Tabernáculo, y la función del primer cohen gadol que fue Aharón, debemos saber
siempre la torá nos está transmitiendo a través de “una sombra”, los hechos del
verdadero cuerpo, que es del cual sale la sombra, que es el Mesías Yeshua. Como
esta escrito: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes
venideros” (Hebreos 10:1).
Por lo que el honor que Aharón está recibiendo radica en el hecho
de que el encendido de la menora en el tabernáculo terrenal, es una sombra
respecto de lo que hace el sumo sacerdote celestial, que es el Mesías Yeshúa,
hace hoy en medio de los 7 candelabros celestiales, que según la profecía
corresponde a las 7 congregaciones del Mesías Yeshua.
¿Y que es lo que el Mesías Yeshua, en su función de cohen gadol,
hace en medio de las 7 congregaciones?
Lo que primero debemos indicar, es que estas siete congregaciones,
en realidad son siete épocas que se verán afectadas con las características de
cada una de las congregaciones citadas en esta profecía. Al mismo tiempo, las
siete congregaciones son siete estados espirituales en los que las
congregaciones pueden verse inmersas. Por lo que es sumamente importante que
los ángeles/mensajeros, que en la profecía de apocalipsis están representados
por las siete estrellas, sean quienes puedan entregar el mensaje de aquel se
mueve en medio de los 7 candelabros, el mensaje de Yeshua el Mesías.
Las 7 congregaciones, que equivalen a los 7 fuegos de la menora,
son encendidas por el espíritu del Mesías Yeshúa. Y esa es su tremenda función
hoy en beneficio de las congregaciones repartidas en todo el mundo. Cuando
Aharón encendió por primera vez la menora, estaba sin saberlo teniendo el honor
de tipificar al Mesías Yeshua en su función de encender las siete
congregaciones, prendiendo sus corazones para el amor a HaShem, a su Torá y al
prójimo.
Por eso está escrito de él:
“No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia” (Isaías 42:3)
Es el Mesías Yeshúa
quien enciende nuestros corazones, a través de su espíritu despierta a nuestras
almas, para el servicio de HaShem y de su torá. Y que como cohen gadol, puede
compadecerse de nuestras debilidades, e interceder, para que en virtud de sus
méritos seamos avivados para el amor y el servicio a HaShem, como está escrito:
“En él estaba la vida, y la vida era la
luz de los hombres”.
אברהם בן
יעקב
http://toraetzjaim.blogspot.com/
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