domingo, 5 de junio de 2022

Parashat Naso / El Eterno te bendiga y te guarde de la bendición

 


Parashá 35 Nasó 5780   

Números 4:21-7:89

 

El Eterno te bendiga y te guarde de la bendición.

 

Shalom Javerim: 

 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Naso” (Levanta).  Esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

 

יְבָרֶכְךָ֥ יְהוָ֖ה וְיִשְׁמְרֶֽךָ

יָאֵ֨ר יְהוָ֧ה׀ פָּנָ֛יו אֵלֶ֖יךָ וִֽיחֻנֶּֽךָ

יִשָּׂ֨א יְהוָ֤ה׀ פָּנָיו֙ אֵלֶ֔יךָ וְיָשֵׂ֥ם לְךָ֖ שָׁלֽוֹם׃

 

“El Eterno te bendecirá y te protegerá; el Eterno hará que su semblante se ilumine hacia a ti y te agraciará; El Eterno alzará su semblante hacia ti y establecerá paz para ti” (Bemidbar / Números 6:24-26)


La expresión: “el Eterno te bendecirá y te protegerá”, contiene muchas enseñanzas para nuestra vida. Veamos que podemos aprender:

El comentarista Rashí dice que está expresión “El Eterno te bendecirá”, significa: “que tus bienes sean bendecidos”. Es decir, es una bendición que tiene que ver los bienes materiales, explica el sabio Rashí. Se trata de una bendición que implica una abundancia de algo concreto que le hace bien a la persona. Es decir, no es una bendición material que no busca el bien de su benefactor, sino que todo lo contrario.

Las bendiciones de HaShem se ven físicamente. El bienestar material es una forma concreta de manifestar las bendiciones de HaShem para nuestras vidas. Ahora bien, esa bendición no necesariamente para todos es de la misma cantidad, pero si es de la misma calidad. ¿Por qué decimos que es de la misma calidad? Porque viene de la misma fuente, y eso es lo que le da su verdadero valor. Es HaShem quien hace que las cosas materiales sean una bendición.

Una persona puede obtener con sus esfuerzos cosas que a la larga lo harán más vanidoso, superficial, y lo terminarán alejando del sentido espiritual de la vida. Toda esa “bendición” puede ser una “maldición”. Porque si algo material te aleja del sentido real de la vida; de la espiritualidad, de la gratitud, de la simpleza, del camino de la Torá, y del apegarse al Creador, eso no es una “bendición”, sino que una: “maldición”. Y es por eso que la Torá nos dice: “Que te bendiga”, y luego dice: “Que te guarde”, o sea que te cuide de la bendición para que no se te convierta en una maldición.

Nuestra bendita Torá también nos dice: “Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás” (Devarim 11:15-16). El versículo está hablando de las bendiciones materiales concretas de las cuales estamos hablando, y que HaShem quiere darnos. Cuando el versículo de nuestra porción dice: “El Eterno te bendiga”, está hablando en primera instancia de este tipo de bendiciones.

El Eterno quiere que seamos personas bendecidas y abundantes. HaShem quiere la prosperidad de sus hijos (y no estamos hablando opulencias innecesarias), sino que de aquellas bendiciones que están dentro del margen de la Torá.

Seguidamente la Torá nos dice: “Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos” (Devarim 11:15-16). Lo cual nos enseña que cuando el hombre es bendecido por HaShem corre el riesgo de que esa misma bendición lo dañe, y se le transforme en una maldición.

Cuando la persona es pobre económicamente hablando, recibe todas las bendiciones que le llegan con mucha alegría, sin ponerse soberbio pues conoce su pobreza original. Todo es un logro, del cual se goza enormemente y sin orgullo. Por decir algo, cosas tan simples como no volver a pasar necesidades básicas de comida, tener el dinero suficiente para pagar luz, tener una casa propia o arrendada, movilización propia, y demás temas similares representan para muchas personas la salida de la pobreza más radical. Y es aquí cuando la persona está contenta de recibir todas bendiciones, y reconoce la mano del Creador sobre ella, y corazón aún está guardado del mal.

Pero cuando la persona se acostumbra a las bendiciones (ya no las ve como una gracia divina), y logra ascender en su nivel social económico corre el riesgo, si no cuida su corazón, de que aquello que en primera instancia recibió como toda una bendición, se le convierta en toda una maldición. Y esto se debe a que la vasija que le sirve como el recipiente de las bendiciones, la cual es el corazón, no está del todo apta para soportar y contener la bendición que viene de lo alto. Luego la vasija se rompe, la bendición, en lugar de causar paz, trae destrucción.

No estoy haciendo una defensa a la pobreza. He dicho que HaShem quiere bendecirnos y que seamos abundantes en todo. Lo que estoy diciendo es que la persona debe cuidar del orgullo y de la soberbia su corazón para que no se extravié por sendas extrañas que lo separan del Eterno.

Cuando la Torá dice: “Que el Eterno te bendiga y te guarde”, en otras palabras, está diciendo: “Cuando el Eterno te bendiga, que también te guarde el corazón, de esta bendición”. Pues de no cuidar el corazón del orgullo que provoca tener prosperidad y bendiciones llevara a la persona a la peor de las maldiciones que es estar lejos de HaShem y sirviendo a los ídolos del corazón. Cada uno recibe de mano de la mano HaShem lo que necesita y aún más de lo que se necesita para seamos abundantes. Uno debe actuar en función de que aquello que recibió del Eterno es un bien que debe ser administrado con mucha humildad sabiendo que tal cual lo dio lo puede quitar pues todo es de ÉL. Jamás debe pensar que es gracias a su propio brazo, que obtuvo lo que posee, pues hasta el aire que respira y las fuerzas que lo mueven todas las mañanas de su cama, son un regalo divino del cielo. Por lo tanto, todos los recursos que tuvo para lograr la bendición que obtuvo, fueron también en sí mismos una dadiva y un don inmerecido. Como está escrito: (Santiago 1:17): “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto”.

Abraham ben Yaácov

אברהם בן יעקב

http://toraetzjaim.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario