Parashat 36 BeHaalótejá
Números 8:1-12:16
Consejos para
lograr la humildad
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos
estudiando esta semana la parashá “BeHaalótejá” (Cuando hagas
subir). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el
siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
וְהָאִ֥ישׁ מֹשֶׁ֖ה ענו מְאֹ֑ד מִכֹּל֙ הָֽאָדָ֔ם אֲשֶׁ֖ר
עַל־פְּנֵ֥י הָאֲדָמָֽה׃
“Y el varón Moshé era sumamente humilde, más que todos los hombres
que están sobre la tierra” (Bemidbar – Números 12:3)
El versículo que analizamos esta semana se da en el contexto de los
comentarios que hicieron Myriam la hermana de Moshé junto a Aharón, sobre la
mujer cushit (de tez oscura) que Moshé había tomado para él, la cual según comentan
nuestros sabios era una mujer de bello aspecto.
Pero en realidad, la razón por la que Myriam hizo comentarios que luego
le provocaron una afección de “lepra” (tzaráat), es que sugirió que la vida de profeta
tenía equivalencia con la vida matrimoniar, y que no había razón para que Moshé
se separara de su mujer. Al parecer ella
vio algo de “soberbia” de parte de Moshé en esta separación. Y es por eso que
ellos dijeron: “¿Acaso exclusivamente con Moshé hablo el Eterno?”. Como
diciendo: “Moshé es profeta, aun cuando se ha separado de su mujer, nosotros también lo somos, que no nos hemos
separado de nuestros conyugues”.
Leemos lo siguiente en nuestra bendita Torá:
“Entonces el Eterno hablo súbitamente a Moshé a Aharón y Myriam” (Numeros/Bemidbar
12:4)
Basado en el Midrash, el comentario a Rashi dice que: “Dios se
revelo a los tres súbitamente, estando ellos – Aharón y Miriam – impuros a
consecuencia de haber tenido relaciones intimas con sus conyugues, y andaban
gritando: ¡agua, agua! Dios se les revelo de este modo con el objeto de enfatizarles
que Moshé había actuado correctamente al separarse de su mujer, tomando en
cuenta que la presencia divina se revelaba a él constantemente y no había un
momento preciso para que recibiera la palabra divina”
La separación de Moshé correspondía a un nivel espiritual superior
de su mujer y de él, y eso es reconocido por HaShem. La Torá no nos dice que
Moshé la había dejado, ni dice que ella estaba abandonada por él. Sino que nos
informa que Moshé era humilde y que ella que era de él, a través de las palabras:
“la mujer cusita que él tomo”. Es decir, aún estaban juntos, más
unidos que nunca, esta era unión espiritual y muy elevada. Sin embargo, lo que si nos dice la Torá es: “aquel
varón Moshé, era el más humilde de toda la tierra”. Con ello HaShem nos
enseña que Moshé también oyó los comentarios de Myriam y Aharón, pero él mismo
no les respondió, si no que dio espacio a la respuesta divina. Es el Eterno
quien salió en su defensa y nos informa de la humildad de Moshé.
Uno de los temas centrales de esta porción es la humildad. HaShem
quiere que ascendamos. Por eso el nombre
de esta porción es “Behaalóteja” que también se puede traducir como “cuando asciendas”.
La forma de ascender en la vida es siendo humildes verdaderamente, Pero ¿cómo
se logra esta humildad? Vemos que la Torá en esta porción nos da algunas
pistas:
1.- Moshé no busco defender su honor ante los comentarios de sus
hermanos. La Torá nos muestra que él guardo silencio. Una de las cosas que más
nos cuesta hacer es callarnos cuando algo no nos parece justo. Pero lo cierto
es que esto es una “reacción” a algo externo que afecta nuestro honor. Sin
embargo, debemos aprender a retener nuestra inclinación al mal que nos motiva a
responder y actuar de forma reactiva. La actitud activa que HaShem quiere que
tomemos frente cualquier situación que nos ponga a prueba, muchas veces es el
mero y absoluto silencio. Probémoslo y podremos salir exitosos en todos los
retos diarios que nos pone la vida. Cuando alguien te ofenda simplemente calla,
y espera tranquilamente. Sobre todo, si lo que dicen no es cierto, y si fuera
cierto, con mayor razón calla y espera pacientemente. HaShem te ayudará, ya que
el siempre se pone del lado del perseguido.
2.- Otro pasaje de nuestra porción nos muestra la actitud humilde
de Moshé ante una “posible pérdida de su honor de profeta”. La Torá nos
dice que luego de que el Eterno repartiera del espíritu de Moshé entre los 70 ancianos,
hubo dos hombres que continuaron profetizando en el campamento uno de ellos era
Eldad y el otro era Medad. Cuando ellos profetizaban, según el midrash
diciendo: “Moshé morirá y Yehoshua será quien haga entrar a los israelitas
en la tierra de Israel”, oyendo que profetizaban vino un joven para
informar este asunto a Moshé. También lo oyó Yehoshua y dijo a Moshé: ¡Mi
Señor Acábalos! Pero la respuesta de Moshé fue: “¿Acaso tienes celos por
mí? ¡Quien diera que todos en el pueblo del Eterno sean profetas!”
Esto nos revela la importancia de dejar que todos puedan brillar con
su propia luz. Cada uno de nosotros somos una estrella en el cielo. Algunas
brillan mas que otras, pero cuando sale el Sol, nadie puede brillar tanto como
él. HaShem es el sol de quien todos recibimos un poco de honor. Pero no podemos
apropiarnos de ese honor, pues el único dueño del honor es el Eterno.
No podemos apropiarnos de los ministerios, ni de los dones
espirituales, como si fuéramos los únicos que los recibieron. Tampoco debemos
pensar que solo nosotros somos los elegidos de HaShem y que todos los demás están
equivocados en sus lineamientos. Hay que aprender a vivir entre tantas visiones
y opiniones sin separarnos como congregación del Mesías Yeshúa. ¿Cómo puede ser
posible que el ministerio de algunas personas sea destrozar los ministerios de
otras personas? Lo cierto es que esto lo vemos constantemente en nuestros círculos
religiosos.
El ego religioso nos domina fuertemente, buscamos honor destruyendo el honor
del otro. Si tan solo pusiéramos un poco de humildad a diario en cada palabra,
en cada pensamiento, nos daríamos cuenta que nuestro hermano es también una
estrella que puede brillar en este cielo inmenso que contiene muchas luminarias
cada una con una misión en particular.
3.- Por último, nuestra porción nos comenta que habiendo Myriam
siendo afectada con la enfermedad de Tzaráat (algo parecido a la lepra), por los
comentarios sobre Moshé, este rogo al Eterno por ella diciendo: “¡Oh Dios te
ruego que la cures!
Vemos que Moshé es capaz de orar por quien puso en duda su honor
hablando mal de él. ¿Somo nosotros capaces de eso? Esto nos enseña que mientras
más nos dolemos de las habladurías contra nosotros, más mostramos nuestra orgullo
e inmadurez. Mientras más nos sentimos dañados por cosas de niños, como cuando nos
dolemos porque alguien no nos saludo o no nos tomo en cuenta, y cosas similares
como estas que solo revelan el bajo nivel de madures que tenemos.
Por otro lado, mientras menos nos importe lo que hablen de
nosotros, y menos busquemos defendernos, más humildad tendremos y más madurez
espiritual lograremos. Pero no solo esto, sino que además si podemos hacer el
bien a quien nos hace el mal, aun cuando ha sido puesto en juego nuestro propio
honor, estaremos comportándonos como lo enseño nuestro santo Mesías diciendo:
“Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿Qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”
(Mateo 5:46-48)
HaShem nos enseñe y nos permita lograr un nivel de humildad para
comportarnos maduramente en la vida y ser dignos de su santo llamamiento.
Abraham Ben Yaacov.
אברהם בן
יעקב
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