martes, 24 de agosto de 2021

Parasha Ki Tavo 5775 - El mandamiento de estar alegres

Parashá 50 KI TAVO    
 Deuteronomio 26:1 – 29:9

Shabat Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Ki Tavo (cuando llegues). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Y sucederá que cuando llegues a la tierra que HaShem tu Elohim te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella, tomarás lo primero de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que HaShem tu Elohim te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que HaShem tu Elohim escoja para establecer su nombre.” (Devarim 26:1-2) 

La sección de esta semana nos habla del mandamiento de traer los primero de las primicias “Bikurim” (primicias), que los israelitas debían presentar delante de Hashem, como una acción concreta del agradecimiento que sentían. La ofrenda de Bikurim consistía en la entrega de los 7 frutos nombrados en Devarim 8:8: Trigo, cebada, vid, higos, granadas, aceitunas y dátiles. La mitzva de Bikurim es aceptada por el sacerdote (Cohen) entre la festividad de Shavuot y la festividad de Januka en forma anual. Este precepto comenzó a regir en la tierra de Israel, solo 14 años después que toma ron y dividieron la tierra.

Esta ofrenda también es mencionada en Éxodo 23:19a y 34:26a, donde está escrito: 

“Traerás lo primero (reshít) de las primicias (bikurim) de tu tierra a la casa de HaShem tu Elohim...” 

Cada miembro de Israel debía hacer un esfuerzo personal e individual de llevar su canasta con los primeros frutos de su cosecha para ofrendarlos delante de Hashem. Cuando llegaba el tiempo del nacimiento de los primeros frutos, los Israelitas marcaban con una pequeña “amarra” o “señal” los primeros frutos de sus árboles, pues esos serían entregados a Hashem. Esto nos enseña que la alegría y el agradecimiento del cual nos demandara Hashem en esta porción, son actitudes trabajadas con precaución y anterioridad a los momentos donde terminan por manifestarse. 

Tenemos el caso de la mesa de cena del Shabat, ¿Qué es lo que hace la mujer del hogar antes que termine el viernes y caiga el sol? Ella desea dar lo mejor de sí a Hashem, su primicia. Por lo cual, como está alegre y agradecida, prepara todo con antelación de forma perfecta se preocupa de todo detalle, para cuando llegue el momento indicado, termine manifestándole a Hashem, a través del encendido de las velas, cuan agradecida y alegre está por haber llegado a esa ocasión. 

Respecto de esto mismo podríamos señalar que el mandamiento de estar alegres y de dar gracias es en realidad una consecuencia de una preparación previa a los momentos concretos donde debemos manifestar la alegría y la acción de gracias. 

Por ejemplo nos dice la bendita Torá: 

“Entonces hablarás y dirás delante de Hashem tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa; y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre. Y clamamos a Hashem el Dios de nuestros padres; y Hashem oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión; y Hashem nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros” (Devarim 26:5-8) 

Lo primero que debía hacer el Israelita era recordar ese estado original en el que estuvo. El texto de la Torá nos dice: “nos maltrataron” “nos afligieron” “pusieron sobre nosotros dura servidumbre” Luego dice que Hashem les libro de: “Aflicción, trabajo, opresión”. Este es el estado de la DEPRESIÓN. 

Una persona deprimida está afligida, trabajada, oprimida. Una persona deprimida está maltratada por distintas circunstancias, y es esclava de un duro estado espiritual QUE LO DESTROZA A DIARIO. La Torá usa la expresión- “Hashem NOS SACO”. Porque una persona triste en realidad está un lugar que no pertenece al estado normal de la neshama de un hijo de Israel, de un hijo de Dios. El creyente en Yeshua que está deprimido y triste debe “ser sacado” de este lugar o estado espiritual que no debe estar, que no le corresponde. 

Así vemos que para llegar al estado de la alegría debemos reconocer que estuvimos deprimidos, y cansados. Y para dar gracias hay que reconocer que ese estado terrible en el que nos hallábamos es parte del pasado, y que no afectara nuestro presente de forma negativa, sino que de forma positiva, ¿Cómo? Recordaremos lo pasado solo para dar gracias y alegrarnos en lo que Dios tiene en el aquí y en el ahora para nosotros, y que todo lo vivido en el pasado A SIDO PARA BIEN. 

En realidad el Israelita que llegaba delante del sacerdote a presentar su ofrenda debía sacar de si, toda actitud pesimista y entender en qué momento de su vida se encontraba, estaba: 

¡Delante del rey de todas las cosas! ¡Presentando lo mejor que Hashem le ha dado! ¿Cómo no dar gracias? ¿Cómo no estar alegres? No hay palabras que alcancen para estas ocasiones. 

Respecto de estas ocasiones, esta parasha comienza con las palabras “Cuando llegues”, y esto es para enseñarnos que la ALEGRÍA, y la ACCIÓN de gracias, tienen que ver con “LAS LLEGADAS” o con los “INICIOS”. 

Si recordamos lo que nos dice el Salmo: 

“Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre” (Tehilim 100:4) 

Siempre que LLEGAMOS a un lugar, estamos marcando el término y el inicio de un ciclo, y según la Torá, cada término e inicio se debe enfrentar con ALEGRÍA Y CON ACCIONES DE GRACIAS. 

Nos dice la bendita Torá: 

“Y te alegrarás en todo el bien que Hashem tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti” (Devarim 26:11) 

Podemos entender que la llegada o el inicio de un momento espiritual, (o físico) pero concreto delante de Hashem, como por ejemplo traer las ofrendas de Bikurim, debe ser expresado con real alegría, con acciones de gracias delante del cielo. Lo mismo sucede cuando acudimos en Shabat a reunirnos para celebrar ¿No es nuestra vida y actitud una ofrenda delante Hashem, una verdadera primicia? Muchos no le están dando las primicias espirituales a Hashem, y para muchos la reunión del Shabat es un mero trámite, o incluso, algo que no es tan necesario en sus vidas espirituales. 

Cuando un niño va comenzar sus estudios, está ansioso por estar con sus compañeros, está alegre, muy contento de ver a sus amigos. Cuando comenzamos en un nuevo trabajo, ¿Cuál es nuestra actitud? Nadie andaría con la cara larga su primer día de trabajo, sino que con mucho ánimo para que todas las cosas salgan bien. Cuando alguien comienza alguna labor o tarea debe hacerlo con alegría, con agradecimiento, de lo contrario no podrá obtener ningún resultado beneficioso, cualquier sea esa labor o tarea, siempre se necesitara del poder de la alegría. 

Estar alegre es un gran mandamiento que no podemos dejar de cumplir. Por ejemplo cuando un esposo llega de su trabajo a su casa, contento por haber terminado un día laboral, y encuentra a su esposa con su rostro hasta el suelo ¿Qué sucederá ahí? De seguro no habrá armonía, esa actitud de la esposa causara de seguro desanimo en el esposo, o incluso una discusión. Y si en sentido contrario, la mujer está feliz en la casa, y su esposo llega enojado por haber tenido un mal día en su trabajo, o molesto por las circunstancia de su vida, afectara a su esposa, romperá la unión, y esa familia no podrá recibir la bendició n de Hashem. Pues la bendición de Hashem solo recibe cuando hay ALEGRÍA. 

Las sagradas escrituras nos dicen: 

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4) “Cantad alegres a Hashem, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos (Tehilim 98:4)  

“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra (Tehilim 100:1). 

“Grandes cosas ha hecho Hashem con nosotros; Estaremos alegres (Tehilim 126:3) 


La misma Parashá señala que todas las desgracias mencionadas nos llegarán por no haber servido a Dios con alegría: 


“Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Hashem tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó; y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre. Por cuanto no serviste a Hashem tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas" (Deuteronomio: 28; 47) 


Al leer dicho texto nos sorprendemos: ¿Si cumplimos con todos nuestros deberes, pero sin alegría, merecemos castigo? ¡La respuesta es Sí!, porque la clave de la alegría es la palabra principio, inicio, de aquí que está porción comience diciendo: “CUANDO LLEGUES”... Indicando un inicio. La Vehaiá (Y cuando) también significa “alegría”, puesto que habla de la entrada a la tierra de Israel donde de seguro hubo alegría, ¿Se imagina usted lo que sucedió cuando Israel piso por primera vez la Tierra? 

¿Podemos pensar en la alegría de Myriam cuando el pueblo cruzo el mar en seco y escapo del ejército de Faraón? Todo era sinónimo de un comienzo nuevo. 

¿Podemos imaginar la ocasión en que Israel recibió la Torá de Hashem? Ellos dijeron “HAREMOS TODO LO QUE HASHEM DIGA”. Recibieron la Torá con alegría y quisieron cumplirla con alegría. Esto nos muestra que la Torá y la puesta en obra de los mandamientos debe vivirse con la misma intensidad que tuvimos el primer día cuando la recibimos. Después de 40 años y más, Hashem le estaba demandando al Pueb lo de Israel, alegría para guardar los mandamientos, la misma alegría del desierto debes tenerla ahora que estas en casa. 

Luego de haber sufrido en Egipto, después del trabajo y de las humillaciones, después de haber sido oprimidos, de haber perdido una generación entera en el desierto. Luego de haber batallado contra los enemigos que vivían en la tierra de Israel, y luego de esperar 14 años para la subdivisión y entrega de las tierras, por fin podrían llevar delante de Hashem los primero frutos de sus cosechas. 


¿Quién sería el mal agradecido, que NO soltaría sus labios para declarar todo el bien que ha recibido del cielo? ¿Quién de nosotros no tiene ningún motivo para dar gracias a Hashem? 


En realidad la presentación de las primicias, eran un medio más, lo que en realidad Hashem buscaba era ver a sus hijos alegres, y agradecidos por todo lo bueno que su Padre y Rey les había dado, les estaba dando y les daría en el futuro. 

¿Y tú, no darás gracias este Shabat? 

Shabat Shalom
אברהם בן יעקב

domingo, 22 de agosto de 2021

Parasha Ki Tavo 5779 / No somos de los que retroceden para perdición


Parashá 50 KI TAVO    
 COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ 
Deuteronomio 26:1 – 29:9


Shabat Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Ki Tavo (cuando llegues).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

Un arameo errante fue mi padre, el cual con muy pocos hombres bajó a Egipto para habitar allí temporalmente, y allí llegó a ser un pueblo grande, fuerte y numeroso. Pero los egipcios nos maltrataron y afligieron, y pusieron sobre nosotros una dura esclavitud. Entonces clamamos a YHVH, Dios de nuestros padres, y YHVH oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión, nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, con señales y portentos, y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel. Y ahora, he aquí traigo las primicias del fruto del suelo que me diste, oh YHVH. Y las colocarás delante de YHVH tu Dios, y te postrarás delante de YHVH tu Dios (Debarim 26:5-10)

Es un mandamiento de la Torá, una vez que el pueblo de Israel entro en la tierra prometida y se asentó en ella, cada persona llevaría delante de HaShem su “bikurim”, lo mejor y primero de sus frutos y o animales, para presentarse delante de los cohanim (sacerdotes) y entregar la ofrenda. En ese momento debía hacer una hermosa declaración que consistía principalmente en un recuerdo, de cómo había sido la vida de nuestro antepasado Yaacov (Jacob), y la vida de nuestros antepasados que vivieron en Egipto.

Como vemos en el pasaje que hemos puesto al principio, nuestro padre Yaacov, y nuestros padres en Egipto tienen algo en común, y eso es el sufrimiento. Como está escrito: “un arameo errante fie mi padre” y mas adelante, está escrito: “los egipcios nos maltrataron y afligieron, y pusieron sobre nosotros una dura esclavitud.

Solo basta recordar los duros años de Yaacov, su vida y relación en su casa con Padre Itzjak, que amaba más a su hermano Esav. El engaño que sufrió cuando quiso tomar a Rajel por esposa y se le entrego a Lea. Los años que sirvió a Lavan su suegro, los engaños y abusos que recibió de parte de su suegro. La historia de su hija Dina que fue violada, la muerte de su esposa Rajel en el camino, la perdida y “muerte” entre comillas, para él, de Yosef, su hijo más amado. A toda la vida de Yaacov debemos ahora sumarle el sufrimiento de nuestros padres en Egipto, la dura servidumbre a la fueron sometidos bajo la mano del Paró, las injusticias morales, sociales, y espirituales a las que fueron sometidos. Todo esto para que, al fin y al cabo: “HaShem oyera su clamor y les salvara”

Como vemos, algo hay en común, entre la vida de sufrimiento de Yaacov y los sufrimientos de los padres en su estadía en Egipto. Y sin embargo, la Torá, no nos trae a la memoria lo que sucedió con nuestros patriarcas Abraham e Itzjak, ni nos menciona como Yosef fue tratado antes de ser el segundo al mando en Egipto, sino que solo para enfocarnos en un solo tema, la Tora nos cita: El sufrimiento de Yaacov y el sufrimiento de los hijos de Israel en Egipto, para llegar a este trampolín, que cuando llegues a la tierra, NO OLVIDES, todo lo que te costó llegar aquí.

Y esta es la reflexión que nos trae la porción de la semana, solo tu sabes el sufrimiento del cual HaShem te a librado, y de donde él te a sacado. Ahora que estas llegando a la Torá, no lo olvides. Ahora que estas entrando a esta tierra prometida, por los méritos de Yeshúa, recuerda de donde vienes, solo para que tu agradecimiento y amor por él se acrecenté aun más, y así no dejes de proyectarte hacia el futuro con alegría y esperanza.

No es casualidad que esta parashá trate de las maldiciones y de las bendiciones que se reciben por desobedecer u obedecer los mandamientos de Dios, pues el hecho que el “vidui” (confesión) para presentar la ofrenda de bikurim, requiera un recuerdo del sufrimiento de nuestros padres, es un sin duda también, una advertencia a jamás olvidar que la mala vida pasada que tuvimos sin HaShem, o lejos de él, no puede volver a repetirse.

Es bueno no olvidar todo lo que nos a costado llegar hasta aquí, incluso si aún tu viaje es corto, un día de teshuvá, es la diferencia entre una eternidad lejos de HaShem. Por lo cual, si has decidido retornar, no olvides, de donde te saco HaShem bendito, y no retrocedas nunca, pues como esta escrito: 

“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Hebreos 10:39)
  
Shabat Shalom v”Shabua tov.
אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779

domingo, 8 de agosto de 2021

Parasha Shoftim - 5778

 


Parashá 48 Shoftim 5779 / ¿Para que queremos un rey?


Parashá 48 SHOFTIM   
Deuteronomio 16:18 – 21:9

Parashat 48 Shoftim 5774 / ¿Que tipo de Juez es HaShem?

Parashát 48 Shoftim
Deuteronomio 16:18 – 21:9

¿Qué tipo de juez es HaShem?

Shalom amigos y hermanos esta semana estudiamos la Parasha Shoftim (jueces). Habíamos hablado en el año anterior, como Hashem desea que exista un poder judicial y policial que cumpla con las sentencias de los jueces. Esto nos revela el carácter del Creador respecto de su creación, ya que ÉL es el JUEZ de la tierra. No es casualidad, que está porción siempre caiga en el comienzo del Mes de Elul, donde comenzamos una carrera de 40 días de retorno, y revisión interna, hasta iom kipur (día del perdón), haciendo un doble esfuerzo para conseguir la teshuva necesaria y sincera, que nos dará el perdón ante del juez de toda la tierra.

Ahora bien, la pregunta que quiero hacer para comenzar nuestro comentario es: ¿Qué TIPO DE JUEZ ES HASHEM? Esta es una pregunta muy general y difícil de contestar, pero veremos que en realidad, el testimonio de las escrituras nos puede revelar, que tipo de juez es el Eterno, y como esto nos favorece o nos desfavorece. 

Aprendiendo del Mesías como Juez. 

Para profundizar en la respuesta a nuestra pregunta principal, debemos necesariamente aprender del Mesías Yeshuá. Pues respecto de los sucesos finales que se suscitaran en la resurrección, y de que como Hashem juzgara al mundo, él ha decidido dar todo el poder del juicio a su hijo Yeshuá, para que sea él, quien presida el juicio hacia toda la humanidad, y por lo tanto, el lleve el titulo de JUEZ de toda la tierra, como los Salmos y los profetas llaman al Eterno: 

“Engrandécete, oh Juez de la tierra; Da el pago a los soberbios” (Salmos 94:2)

“Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Hashem tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Hashem. (Jeremías 25:31) 

Si recordamos bien, nuestro maestro Yeshuá nos enseñó que él juzgaría a las naciones, como lo dice el capítulo 25 del Libro de Mateo. Eso nos muestra que el JUEZ de toda la tierra es HaShem, a través de su principal DELEGADO o REPRESENTANTE, el Mashiaj Yeshuá. 

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarlos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos” (Mateo 25:32-31) 

Y también está escrito: 

“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” (Iojanan-Juan 5:22) 

Si todo está manos del hijo Yeshuá, debemos fijarnos muy bien cuáles son las enseñanzas, contenidas en los escritos mesiánicos, y qué es lo que debemos hacer para ser hallados dignos de ser aprobados en su tribunal. 

El rabino Shaul escribe: 

“Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal del Mesías, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo” (2 Corintios 5:10) 

El Mesías tiene por lo tanto un tribunal, que juzgara básicamente las acciones, y no las intenciones, de los hombres. Es decir, la calificación en este juicio dependerá de lo que HICIMOS o no HICIMOS de forma concreta, y no respecto de aquello que “sentimos” internamente hacer o no hacer pero que en la realidad no tuvo fruto para bien, sino que para mal. Mientras vivimos en nuestro cuerpo, se suman las acciones que inclinan la balanza hacia lo bueno y hacia lo malo, que no tengamos que volvernos avergonzados de nuestras malas acciones HaShem no lo permita.

Esto nos muestra que debemos poner mucha atención en los pasajes donde Yeshuá se presenta como un juez, pues esto nos revelará el carácter del JUEZ de toda la tierra y de paso podremos responder la pregunta que nos hicimos al principio. 

Nos escribe el Rabino Shaúl: 

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal del Mesías. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. (Romanos 14:10-12) 

Aprendemos que como TODOS, sin excepción alguna nos presentaremos delante del tribunal del Mesías Yeshuá, y toda rodilla se doblara y confesara a Dios, que no somos JUECES de nuestros hermanos. Pues ya que juzgamos a nuestro hermano, debemos saber que un día no lejano, nos juzgaran a nosotros. (Cabe señalar que las disciplinas o juicios dentro de la comunidad deben ser dictados por quienes gozan de esta responsabilidad, ya sea: rabino, more, pastor, líder, etc.). Aun así, debiésemos tener sumo cuidado de juzgar para mal a un hermano, pues TODOS un día seremos juzgados, y de la misma manera en la que juzgamos, se nos juzgara. Cuando tomamos una actitud humilde, prudente respecto de los hermanos, y aceptamos ser misericordiosos, dejando todo en manos del Dayan HaEmet, entonces, ganamos del cielo un gran mérito para que también se nos juzgue con gran misericordia. 
Existe un principio en la Torá, que revela que Hashem es un JUEZ justo ante todo. Hashem no hará que el justo muera junto al impío. Como lo dijera Abraham Avinu en su tefila que elevara a Hashem por la vida de los posibles tzadikim que vivían en Sodoma y Gomorra. “Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (Génesis 18:25) 

Esto debe entenderse hacia los dos lados: 

HaShem no juzgara al justo como al impío, y no juzgara al impío como al justo. Tenemos entonces que en realidad, lo único que puede “asegurarnos”, y lo digo bien entre comillas, es que seamos lo más cuidadosos posible en nuestra manera de vivir, ya que, no podemos determinar si somos lo suficientemente rectos para ser aprobados en el tribunal del Mesías. Uno de los pasajes de los escritos de los emisarios de Yeshuá, que más nos debe hacer meditar y esforzarnos por nuestras vidas espirituales es el siguiente: 

“Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?” (1 Pedro 4:18) 
Y nuestro amado Mesías Yeshuá enseño algo similar: 

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14) 

Tenemos entonces que el justo se salva con dificultad, y que estrecha es la puerta, angosto es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Esto nos revela que el camino del Eterno, es un camino EXIGENTE, RIGUROSO, y que no podemos confiarnos, menos apoyarnos en la gracia. Pues la gracia funciona, PERO NO SIEMPRE. Pues está escrito, que quienes apoyándose en la gracia y en la sangre de Yeshuá, no recibieron el perdón, sino que una horrenda expectación de juicio. Como está escrito: 

“Sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al espíritu de gracia? (Hebreos 10:27-29) 
Como vemos, la gracia funciona para quienes se esfuerzan en obedecer, pero sin duda no puede funcionar para los que hacen afrenta a la bondad del Eterno, no sujetándose en obediencia a él. Esto nos revela el carácter del Juez de toda la tierra, él es riguroso y exigente. 

En el mismo contexto de los juicios que estarán en las manos del Mashiaj Yeshuá, aprendemos que él dirá a muchos lo siguiente: 

“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:22) 

La expresión: “muchos me dirán en aquel día” alude directamente a uno de los juicos que se realizara en el tribunal del Mesías. Y vemos la rigurosidad y exigencia para con los que pudiendo seguirle luego de haberle conocido, decidieron seguir el camino de la rebeldía antes que el camino de la humildad. Si tan solo, fuéramos consientes de la necesidad de despertar de nuestros sueños y letargos espirituales, estaríamos hoy, haciendo lo posible por presentarnos ante el RIGUROSO Y EXIGENTE JUEZ DE LA TIERRA. 

La Misericordia del Juez. 

Son muchas las veces en que nuestro amado Mesías Yeshuá tuvo que ser juez de situaciones de carácter moral o ético en medio de su pueblo. Y su asombrosa y sabia capacidad de responder a estos conflictos revela la inmensa e inagotable misericordia de él. Y por eso, es que ha sido elegido para ejecutar la misión del juez de toda la tierra. 

¿Cómo olvidar el episodio con la mujer, mientras el escribía en el suelo? 

“Enderezándose Yeshuá, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Yeshuá le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Iojanan-Juan 8:10-11) 

El perdón de Yeshuá, está condicionado a “vete y no peques más”. Y es que en realidad, ¿no actúa así con nosotros constantemente el juez de toda la tierra? 

El juez justo de toda la tierra está rodeado por MISERICORDIA, y por esta razón que el emisario Iaacov escribió: 

“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio” (Iaacov – Santiago 2:13) 

En el Judaísmo aprendemos que Hashem gobierna el mundo a través de sus atributos de Justicia (donde él es el juez) y a través del atributo de la misericordia. De hecho uno de los principios más fundamentales de la fe Judía es creer en los 13 atributos de misericordia. El Eterno, siendo un JUEZ justo y verdadero, proporciono también a su justicia un cerco que se llama MISERICORDIA. A toda la rigurosidad con la que él nos demanda obediencia, le rodeo de compasión y amor, para que podamos avanzar, y no ser aniquilados por la justicia suya debido a nuestros pecados.

Nos dice la Torá que cuando Moshé ascendió por segunda por las tablas de piedra, luego del pecado con el Becerro de oro, Hashem le revelo sus 13 atributos de misericordia. Nos cuenta el Misdrash y la Tora escrita (Shemot. Ex. 33:17-23) que Moshé le pidió a Hashem entender como él gobernaba el mundo, le dijo: “MUESTRAMETU GLORIA” y luego de esto, le mostro su “espalda” y con ella le dio los trece atributos de la misericordia, que dicen: 

“Y pasando Adonai por delante de él, proclamó: Adonai Adonai fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado..” (Shemot- Ex. 34:6-7) 

Esta es la base para la entrega de las segundas tablas de la Torá, y en este fundamento hallamos los poderosos 13 atributos de la misericordia de Hashem:

1.- Adonai: yud-hei-vav-hei 
2.- Adonai: yud-hei-vav-hei 
3.- Dios: El 
4.-Misericordioso: Rajúm 
5.- Y Clemente: v’Janún 
6.- Tardo de ira: Erej Apayim 
7.- Y grande en benevolencia – v’Rav Jesed 
8.- Y Fidelidad: v’Emet 
9.- Quien prodiga misericordia por miles de generaciones: Notzer Jesed l’Alafim 
10.- Perdona la iniquidad: Nose Avon 
11.- Y el pecado intencional: v’Fesha – 
12.-Y el error: v’Jataah 
13.- Y purifica: v’Nakeh 

No podremos profundizar ahora en ellos, pero debemos entender que HaShem mostro su espalda a Moshé, quizás para enseñarnos que él da la espalda a los pecados de la humanidad, cuando revelo dentro de su Torá, los 13 principios de la misericordia. 

La generación que fue condenada a morir en el desierto por haber lloriqueado, recibió su justo pago, pero no le falto nunca la misericordia de Hashem, pues sus vestidos no se envejecieron, ni les falto su calzado, sustento, abrigo, las nubes de gloria, el mana, e incluso a su líder Moshé tuvieron, y los 13 atributos de la misericordia, y todo esto revelando al Mesías que un día vendría, para solo mostrarles que el juez de toda la tierra, es JUSTO, pero rodeado de misericordia y bondad. 

אברהם בן יעקב 

Parashat 48 Shoftim 5780 - Nuestros sentidos a su servicio.

 


lunes, 2 de agosto de 2021

Parasha Ree 5775 - La voluntad de Dios y el libre albedrío


Parashá 47 Reé 5775
Deuteronomio 11:26 – 16:17
 La Voluntad de Dios y el libre albedrío

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Ree" (Fíjate).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Miren que pongo hoy delante de ustedes la bendición y la maldición” (Deuteronomio – Debarim 11:26)

Durante toda la historia de la humanidad, nos hemos debatido entre la elección del bien y elegir el mal, y de hecho todo el destino de la raza humana en su momento dependió de una elección, y si no fuera por esa elección otra sería nuestra historia. ¿Pero no quería entonces Hashem, que de todos modos esto fuera así? Porque sabemos que no hay nada que se escape de su voluntad. 

En el comienzo de nuestra parasha semanal, leemos que Di.s puso delante de Israel una elección entre la bendición y el mal. Es decir, si bien la elección es de Israel, quien pone esa elección es Dios, pues el texto de la Torá dice: “ree anoji noten” “Miren yo pongo” Esto nos muestra que la voluntad de Hashem para este mundo es que exista elección y que es él quien creó un mundo basado en la dualidad.


Como bien sabemos, y hemos comentado en otras ocasiones, la primera le letra de la Torá es la (bet) (ב), cuyo valor numérico es 2. Esto nos muestra que la voluntad del Creador es que en este mundo exista la dualidad, EL BIEN Y EL MAL, hombre y mujer, Israel y las naciones, cielo y tierra, etc. Lo cual sin embargo también revela que el objetivo de esta creación es llegar a la unidad con su creador en el mundo celestial donde todo es una unidad perfecta.


Ahora bien, debido a este principio de la dualidad que gobierna a toda la creación, es que la Torá nos dice que Hashem mismo planto un jardín en eden (Encanto” en hebreo) y puso en medio del huerto del Edén un árbol llamado: “el árbol del conocimiento del bien y del mal”. Vemos entonces que todo lo que es un principio se vuelve a repetir en la Torá con su pueblo Israel. Hashem le dio una Torá al primer hombre, diciéndole: “del árbol del conocimiento del bien y del mal no podrás comer”, lo cual equivale a la Torá que Hashem le dio a Israel, y la bendición y la maldición equivale al conocimiento de la Torá que se obedece o desobedece. 

Una de las cosas interesantes dentro del tema de la elección, es que es necesario (para nosotros), desde el punto de vista, de cómo Hashem creó este mundo, que exista la elección para el ser humano, lo cual implica de que el ser humano debe tener dentro de sí la capacidad de desear o de inclinarse por el mal, y por el bien para poder elegir. Si pensamos bien, Adam y Hava no podrían haber desobedecido al Creador, sino hubieran tenido inclinación al acto prohibido. Es decir, Adam y Hava, fueron creados con una inclinación mala y buena, que les permitiría elegir obedecer la instrucción divina, respecto de no comer del fruto del árbol del bien y del mal. Esta idea es totalmente contraria a la teología del pecado original, pues aprendemos que no se trata de un pecado original, que influencia a la persona hacia el mal, sino que simplemente Hashem nos creo con dos características marcadas en la naturaleza del alma: El deseo por el bien y el deseo por el mal, la libre elección. Una persona por más elevada que sea en su vida espiritual tendrá siempre la oportunidad de elegir si seguirá el bien o el mal. Y de este mismo modo, Adam y Hava, siendo la imagen más cercana al creador en este mundo, y viviendo cosas que no sabemos ni podemos entender, tuvieron la posibilidad de elegir entre obedecer y no obedecer, entre el bien y el mal, entre la bendición y la maldición.

Esto nos muestra que la inclinación al mal es en realidad “buena y necesaria” ¿Pero cómo, y en qué sentido? Vemos que en el primer capítulo del libro de Génesis- Bereshit, Hashem dijo respecto de lo que había creado: “Elohim Ki Tov” “Vio Di.s que era bueno”. Vio Hashem que lo había creado era BUENO, sin embargo en el sexto de día de la creación, cuando Hashem había terminado toda la obra de su creación, y creado como corona de su creación, al hombre y la mujer, nos dice la Torá que “VIO DIOS TOLO QUE HABIA HECHO Y RESULTA QUE ERA MUY BUENO” (Genesis Bereshit 1:31). Como vemos, respecto de todas sus creaciones Hashem había dicho que todo era BUENO, pero cuando había creado al hombre y a la mujer al final de toda la creación, dijo: “TOV MEOD” “MUY BUENO”. Y como sabemos, toda la creación fue creada para el hombre, quien siendo el jefe de la creación contiene dentro de sí una inclinación al bien y al mal, por lo que cuando Hashem dijo que “Tov Meod” está también hablando de la capacidad de “elección”, ambas inclinaciones que dentro del hombre. 

Creemos que no hay cosa más mala en el ser humano que su mala inclinación, pero debemos saber que en realidad está mala inclinación es parte del TOV MEOD de Hashem. Y por lo tanto, la persona debe llegar al punto espiritual donde usa su mala inclinación para ponerla al servicio del bien y no del mal.

Aunque parezca descabellado esto que estamos diciendo, está registrado en el Talmud específicamente en el tratado de Yoma, en forma de hagada, que una vez los sabios lograron encarcelar al Ietzer Hará, tres días más tarde buscaron un huevo recién puesto, y no pudieron hallar uno en toda la tierra. Los sabios se dieron cuenta que si no liberaban al ietzer hara el mundo seria destruido, pues nadie más nacería. Si el deseo o Ietzer, ya sea para el bien o el mal, entonces, nadie podría casarse, engendrar hijos, hacer una casa, participar de un negocio. El deseo, en sí mismo es TOV MEOD. "Vease Midrash"(Bereshit Rabá 9: 7)


Otro ejemplo de esto lo hallamos en la guemará (Tratado Berajot 54a), donde se enseña que el mandamiento "Amarás al Señor tu Dios con todo su corazón" (Devarim 6: 5) se refiere a "los dos impulsos: “El buen impulso y el impulso del mal". Aprendemos entonces que cuando la persona usa sus malos deseos en pos del bien y no se deja dominar por ellos, lograra servir a Hashem con su corazón, y todo será Tov Meod (muy bueno).


Ahora bien, si profundizamos un poco más en este tema, podríamos preguntarnos: ¿Si en realidad la forma en la que Hashem nos creo es muy buena, porque entonces a nosotros nos parece que no todo es bueno? Naturalmente esto escapa a nuestro entendimiento. El ser humano tiene una libre elección, pero Hashem que dice que todo BUENO en sobre manera, no quiere que elijamos el mal sino que el bien. Es muy claro en la Torá que él demanda que nuestra elección sea la obediencia a sus mandamientos, luego como entonces, si tenemos la posibilidad de elegir desobedecerle, él llega a decir que todo es muy bueno. 

Pero podemos explicarlo de la siguiente forma:

Antes de profundizar un poquito en este tema, quiero aclarar que la Torá y Hashem quiere que nuestra elección sea por el bien:

“Y ahora, Israel, ¿qué es lo que pide de ti HaShem tu Dios? Solamente esto: que reverencies a HaShem tu Dios, que camines solamente en sus sendas, que lo ames, y que le sirvas a HaShem tu Dios con todo tu corazón y tu ser” (Debarim – Deuteronomio 10:12)

“Llamo al cielo y a la tierra por testigos contra ti hoy: He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge la vida –si quieres vivir tú y tu linaje” (Debarim - Deuteronomio 30:19)

A pesar de que el PONE la ELECCIÓN a nuestra merced, él quiere que nosotros elijamos la vida. Esto nos muestra que en este mundo, a pesar de que para él todo es TOV MEOD, para nosotros no todo es TOV MEOD, y por lo tanto debemos hacer una diferencia entre el bien y el mal, y elegir la vida y no la muerte.

Según el concepto de Di.s en la cabala, el Eterno es llamado “EIN SOF” (sin fin o infinito) 

Ese lugar infinito es donde según las escrituras HaShem no tiene sobra de variación, y todas las cosas, absolutamente todas son buenas, porque ÉL es la fuente de todas las cosas. Como está escrito:

“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36)

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago – Iaacov 1:17)

En el Ein Sof, TODO es una simple unidad. No hay ninguna sobra de variación. Ahí no hay variaciones entre el bien y el mal y tampoco hay elecciones. Pues Hashem no necesita decidir, ni hacer elecciones entre lo uno y lo otro. Ya que todo lo que hay ahí, es una unidad simple, no compuesta de nada. Tenemos entonces que es una luz o realidad espiritual inaccesible, donde no podemos entrar con nuestros pensamientos, más allá de lo permitido, lo conocemos como SIN FIN. En ese nivel de concepción de Di.s, bendito sea, todo es TOV MEOD y todo lo que sucede abajo, absolutamente todo, se origino ahí, porque todo es de él, para él, y por él. Esto es conocido en la cábala como Ratzón Hapashut – La voluntad simple. Como está escrito:

“Que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Hashem soy el que hago todo esto” (Isaías 45:7)

Como vemos, todo emana de él, la luz y la oscuridad, todo es decidido antes por nosotros allá en la voluntad simple del ein sof, ahí todo es bueno, y forma parte del infinito. PERO AÚN ASÍ, para nosotros hay una ELECCIÓN.

Es decir, no obstante TODO ES PARTE DE LA VOLUNTAD SIMPLE DE HASHEM, manifestada en el ein sof, ÉL se revela al mundo a través de distintos atributos (limitados), por el solo hecho de TENER VOLUNTAD, pero esta voluntad no se trata de la misma voluntad simple del ein sof, donde todo es de ÉL y donde todo es BUENO, sino que se trata de una que emana del ein sof, y que en la cabala se conoce como la voluntad limitada de Hashem o el Ratzón HaPashut.

Esta voluntad limitada, no es como la nuestra, que está sujeta a necesidades y que luego cambia, ya que Hashem no tiene necesidad de nada, por lo tanto el origen de su voluntad no es una necesidad, sino que simplemente existe porque él quiso que existiera. 

Y como está escrito: 

“Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad” (Santiago – Iaacov 1:8)

La voluntad limitada de Hashem, tiene como función revelarse a una creación llena de límites. Por ejemplo: Hashem es Padre, Hashem es Bueno, Hashem es Juez, Hashem es Grande, todos estos atributos revelan lo que en esencia Hashem es, pero ninguno de ellos pueden enmarcar al Dios infinito que está lejos de toda concepción humana. Es decir, estos atributos limitados son para efectos de que nosotros podamos entender a este Dios ilimitado que se revela a nosotros, en nuestro lenguaje para que podamos comprenderle.

Ahora bien, está voluntad que él tuvo de crearnos (sin necesitarnos), sabiendo que a pesar de todo elegiríamos el mal y no el bien, emana de la voluntad simple de Hashem, del ratzón Hapashut, pero se manifiesta como él Ratzón Hamugbal o VOLUNDAD LIMITADA, motivándonos a que no elijamos el mal sino que el bien, la vida en vez de la muerte. 

Una persona puede pensar dentro de sí, que hará lo que él quiera, porque al final todo lo que hace, es la voluntad de Hashem. Pero este mundo no ha sido diseñado para vivir en consecuencia de ese entendimiento de la voluntad simple, sino que este mundo ha sido creado para vivir dependiendo de la voluntad limitada del Creador, en donde gobierne el poder de la elección. Por esta razón, tenemos el árbol de la ciencia del bien y del mal, y esta semana, en nuestra parasha se nos pone delante de nosotros la bendición y la maldición, la vida y la muerte. Nos dice Hashem: “escoge pues la vida” Y este mandamiento, sin lugar a dudas, ha sido dado para seamos felices en un mundo muy complejo, donde a lo malo llaman bueno y a lo bueno llaman malo. Que él santo bendito es, nos ayude elegir siempre el bien y la vida, y así logremos tener acceso al árbol de la vida que nos fue quitado cuando en este mundo hicimos una mala elección.

אברהם בן יעקב

Parasha 47 Ree 5774 / No cerraras tu mano

Parashá 47 Ree 5774 
Levítico 25:1 – 26:2
No Cerraras Tu mano

Shalom Javerim:

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo, estamos estudiando la Parashá semanal, que nos corresponde esta semana; RE-É  – En la Parsha Behar, leemos acerca de la Mitzvá de prestar ayuda económica en calidad de préstamo sin cobro de intereses y en otros sitios se mencionan las Mitzvot de lo que el campesino debe dejar para el pobre en la época de la cosecha y el diezmo para los necesitados. Sin embargo, en Re-é, hay una aparente contradicción: una cita dice (Devarim 15:4) que "no habrá entre ti pobres..." y, más tarde (Devarim 15:11) se menciona que "no dejarán de haber pobres en la tierra". ¿Es posible imaginar un mundo sin gente carenciada? Esto no se entiende. ¿Cuál es la fórmula? 

Leemos en la bendita Torá: 

“No debe haber necesitado entre ustedes– ya que HaShem tu Dios te bendecirá en la tierra que HaShem tu Dios te está dando como porción hereditaria” (Debarim 15:4) 
Con esta declaración nos muestra la Torá que la voluntad de Hashem es que dentro del pueblo santo no existan “necesitados”. La razón se debe a que dentro de la tierra de Israel el pueblo tendrá la suficiente bendición para cubrir las necesidades de cada habitante de la nación. Por lo cual, la protección economica del cielo, va ha depender de las siguientes condiciones: 

+ Si el pueblo de Hashem guarda los mandamientos habrá prosperidad. 
+ Como el pueblo tiene prosperidad no hay necesitados. 
+ Y si hay necesitados, es una oportunidad para el pueblo de ser bendecidos, necesitados son instrumentos de Hashem para que lo que no tienen necesidad puedan dar de lo que les a sido dado. 

De aqui comprendemos que el rico necesita del pobre, y el pobre necesita del rico: Ambos son instrumentos del cielo para una bendición mutual: Pues está escrito: 

“El que le da al pobre no padecerá necesidad, pero al que cierra sus ojos lo maldecirán (Proverbios 28:27) 

“El que es generoso con el pobre le presta a YHWH; él le pagará a su debido tiempo (Proverbios 19:17) 

¿Pueden exitir pobres dentro del pueblo? La Torá nos muestra lo siguiente: 

“Porque nunca dejará de haber necesitados en tu tierra, por lo cual te mando: ábrele tu mano al pariente pobre y necesitado en tu tierra. (Deuteronomio 15:11) 

Sin embargo, el verso 4 del capítulo 15, nos dice que “para que no haya entre vosotros necesitados” La palabra “para” del verso 15, nos muestra que la no existencia de necesitados es una consecuencia de otra cosa. 

En los versos anteriores del capítulo 15 leemos lo siguiente: 

“Cada séptimo año debes practicar el perdón de deudas. Esta será la naturaleza del perdón: todo acreedor perdonará la deuda que reclama de su prójimo; no debe cobrarle a su prójimo o a su pariente, porque el perdón proclamado es de YHVH. Podrás cobrarle al extranjero; pero debes perdonar todo lo que te deba tu pariente” (Debarim – Deuteronomio 15:1-3) 

Vemos por lo tanto que ÉL PERDÓN de las deudas entre hermanos es una clave para que no exista necesitados entre el pueblo de Hashem. La Torá permite las deudas entre hermanos, pero al mismo tiempo exige el perdón de las deudas entre hermanos. Por otra parte, permite la exigencia de la deuda a uno que no es del pueblo de Hashem. 

Sin embargo, el espíritu de la Torá nos muestra que es mejor el perdón de las deudas a todo ser humano, de esa manera podremos pedir que Hashem también perdone nuestras deudas, fue lo que lo enseño nuestro santo maestro Yeshua: 

“Perdónanos nuestras ofensas (deudas), como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden (deben). Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. Porque si ustedes perdonan a los demás sus ofensas (deudas), su Padre celestial también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre les perdonará sus ofensas (deudas)” (Mateo 6:12-15) 

Del mismo modo como la Torá prohíbe que no perdonemos en el año shemita al pobre sus deudas, o que no perdonemos a los deudores, así también nos exige que cuando prestemos dinero a un hermano, no le cobremos intereses: 

“Si le prestas dinero a los del pueblo, a los pobres entre ustedes, no actúes con ellos como un prestamista: no les exijas intereses” (Shemot 22:25) 

La Torá nos muestra en varias oportunidades que los POBRES o necesitados existen en medio del pueblo de Israel, como ya dijimos son instrumentos del cielo necesarios para activar la Buena voluntad, la misericordia en medio del Pueblo del Eterno. Por ejemplo, tenemos: 
“Sin embargo, si es pobre y sus recursos son insuficientes” … (Levitico 14:21)

“Y cuando cosechen el producto de su tierra, no deben cosechar todo hasta los bordes de su campo, ni recoger las espigas caídas de su cosecha; deberán dejarlas para el pobre y el extranjero: yo YHVH soy su Elohim” (Levitico 23.22) 

¿Quién es “Pobre”? en el aspecto económico es una persona NECESITADA, que no tiene los medios posibles a su alcance para cubrir sus propias necesidades ni las de su familia. Para esta persona la Torá usa la palabra hebrea: 

ינע La palabra “ani” tiene las siguientes connotaciones: “deprimido” (figurativamente), de mente (gentil) o circunstancias (necesitado, especialmente santamente):-abatir, afligir, humilde, manso, pobre. 

Como sabemos que tendremos que “siempre tendremos pobres en la tierra”; Debemos saber cómo conducirnos delante del cielo para hallar gracia a los ojos de Hashem y no ser hallados egoistas. Habitualmente estamos solo ocupados de nuestras propias necesidades, nuestra ropa o vestimenta, nuestros alimentos, nuestros deseos, nuetras prioridades son las que cubrimos siempre ¿pero las demas? No nos preocupamos de las necesidades de nuestro hermano. 

Esto es considerado idolatría: 

“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino del Mesías y de Dios (Efesios 5:5) 

La avaricia está totalmente condenada y trae consecuencias graves: 

“Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza” (Proverbios 28:22) 

“Cuando te sientes a comer con algún señor, Considera bien lo que está delante de ti, Y pon cuchillo a tu garganta, Si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, Porque es pan engañoso. No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas. Como alas de águila, y volarán al cielo. No comas pan con el avaro, Ni codicies sus manjares; Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo” (Proverbios 23:1-7) 
Es importante destacar que la Torá coloca al “Hermano”, o sea al pariente sobre el “prójimo”. Es decir, es más importante darle al hermano o al pariente, que darle al prójimo que no es nuestro pariente o hermano, lo cual no quita que le demos al prójimo. Esto lo podemos graficar de la siguiente manera: 

El hermano o pariente es uno que es de tu parentela, tu familia más cercana, tu hermano que guarda los mandamientos del Eterno, el pertenece al pueblo de Hashem. 
Respecto de esto Shaul escribió: 

“Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. (Timoteo 5:8) 

El prójimo es aquel que no siendo tu hermano o pariente familiar, ni tu hermano esta cercano a ti, y le puedes brindar tu ayuda. 

Respecto de esto Yeshua nos enseñó una historia: 

“Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Yeshua: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Yeshua, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Yeshua le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. (Lucas 10: 29-36) 

El mundo ha sido creado para que los seres humanos sobre todo el hombre, estemos siempre “dando”, cuando abandonamos esta cualidad tan importante y natural que nos dio HaShem, nos volvemos en una sequedad, pues no se puede recibir nada del cielo, si no nos estamos despojando de lo que hemos recibido. La mujer es la vasija y el hombre es la botella que llena la vasija. La mujer tiene la cualidad dada del cielo de administrar lo que HaShem le da a través del hombre. Estamos constantemente recibiendo, dependiendo de la medida que hemos entregado. 

La función de dar, sin esperar recibir nada a cambio es una de las cualidades del hombre de HaShem que ha alcanzado una vida espiritual elevada. Siempre es mejor dar que recibir. 

En la porción de esta semana vemos que HaShem nos dice en su bendita Torá cuán IMPORTANTE ES DAR, y esto lo sabemos desde el texto hebreo, en el verso 10, donde leemos: “naton titen lo velo ieraa lebabeja” "Dar le darás a él (al pobre), y no se contrairas tu corazón cuando le des a él".
¿Por qué la Torá mencionó dos veces el verbo dar ("dar... darás)? Para enseñarnos que, si la persona dio Tsedaká una vez, por lastima sin alegría, a quien se lo está pidiendo, debe entonces dar otra vez con alegría, para cumplir la Mizvá de tsedaká, que toda persona está obligada a hacerla.

Y también es para enseñarnos que CON TODA SEGURIDAD SE DEBE DAR, es decir “Darás” no cerraras tu corazón, ni tu mano.

La Torá nos pide que no endurezcamos nuestro corazón ante la necesidad de los necesitados, hay personas que lucha en su interior sobre si dar o no, o de si prestar o no a un necesitado, porque la avaricia que es idolatría, no les permite dar. La Torá luego nos pide que no “cerremos nuestra mano” ante la necesidad pues hay gente que extiende su brazo, pero al momento de dar, al momento indicado cierran su mano.

Dar al necesitado es un mandamiento del Eterno. Cuanto más lo será contribuir par a las necesidades básicas de la familia, las necesidades básicas de una Yeshuiva, o de la Kahal donde se estudia la Torá y se sirve al Eterno. Por esta razón es que la Torá nos termina diciendo, como a modo de repetición y consejo:

“Siempre habrá menesterosos en la tierra, por eso te ordeno DICIENDO, QUE HABRAS TU MANO a tu hermano pobre y menesteroso en tu tierra”. (Devarim 15:11)

Rashi comenta que cuando hacemos la voluntad de HaShem “No habrán menesterosos entre ustedes” (verso 4). La expresión “te ordeno diciendo” parece redundante, pero alude a que abrir la mano para el necesitado, si bien es un mandamiento, es una bendición y un consejo del Eterno para el donador, a fin de que lo haga toda voluntad, sin dudar, pues será es su propio beneficio.

No es casualidad que la Parashat Ree siempre es leída alrededor de Rosh Jodesh Elul (comienzo del mes) el mes del arrepentimiento y del perdón, donde nos perdonamos los unos a los otros, y nos preparamos para que dentro de 40 días después entremos al día más solemne de todos, el día de la expiación (perdón) (yom kipur). En Elul, el último mes del año civil Judío, antes de Rosh Hashana, uno debe aumentar sus contribuciones de tzedaka muy por encima de las entregadas en el resto del año. Que Hashem nos ayude a tener corazones dadivosos, generosos, y que tengamos una buena semana.

Shavua Tov (Buena semana)