domingo, 22 de agosto de 2021

Parasha Ki Tavo 5779 / No somos de los que retroceden para perdición


Parashá 50 KI TAVO    
 COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ 
Deuteronomio 26:1 – 29:9


Shabat Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Ki Tavo (cuando llegues).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

Un arameo errante fue mi padre, el cual con muy pocos hombres bajó a Egipto para habitar allí temporalmente, y allí llegó a ser un pueblo grande, fuerte y numeroso. Pero los egipcios nos maltrataron y afligieron, y pusieron sobre nosotros una dura esclavitud. Entonces clamamos a YHVH, Dios de nuestros padres, y YHVH oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión, nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, con señales y portentos, y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel. Y ahora, he aquí traigo las primicias del fruto del suelo que me diste, oh YHVH. Y las colocarás delante de YHVH tu Dios, y te postrarás delante de YHVH tu Dios (Debarim 26:5-10)

Es un mandamiento de la Torá, una vez que el pueblo de Israel entro en la tierra prometida y se asentó en ella, cada persona llevaría delante de HaShem su “bikurim”, lo mejor y primero de sus frutos y o animales, para presentarse delante de los cohanim (sacerdotes) y entregar la ofrenda. En ese momento debía hacer una hermosa declaración que consistía principalmente en un recuerdo, de cómo había sido la vida de nuestro antepasado Yaacov (Jacob), y la vida de nuestros antepasados que vivieron en Egipto.

Como vemos en el pasaje que hemos puesto al principio, nuestro padre Yaacov, y nuestros padres en Egipto tienen algo en común, y eso es el sufrimiento. Como está escrito: “un arameo errante fie mi padre” y mas adelante, está escrito: “los egipcios nos maltrataron y afligieron, y pusieron sobre nosotros una dura esclavitud.

Solo basta recordar los duros años de Yaacov, su vida y relación en su casa con Padre Itzjak, que amaba más a su hermano Esav. El engaño que sufrió cuando quiso tomar a Rajel por esposa y se le entrego a Lea. Los años que sirvió a Lavan su suegro, los engaños y abusos que recibió de parte de su suegro. La historia de su hija Dina que fue violada, la muerte de su esposa Rajel en el camino, la perdida y “muerte” entre comillas, para él, de Yosef, su hijo más amado. A toda la vida de Yaacov debemos ahora sumarle el sufrimiento de nuestros padres en Egipto, la dura servidumbre a la fueron sometidos bajo la mano del Paró, las injusticias morales, sociales, y espirituales a las que fueron sometidos. Todo esto para que, al fin y al cabo: “HaShem oyera su clamor y les salvara”

Como vemos, algo hay en común, entre la vida de sufrimiento de Yaacov y los sufrimientos de los padres en su estadía en Egipto. Y sin embargo, la Torá, no nos trae a la memoria lo que sucedió con nuestros patriarcas Abraham e Itzjak, ni nos menciona como Yosef fue tratado antes de ser el segundo al mando en Egipto, sino que solo para enfocarnos en un solo tema, la Tora nos cita: El sufrimiento de Yaacov y el sufrimiento de los hijos de Israel en Egipto, para llegar a este trampolín, que cuando llegues a la tierra, NO OLVIDES, todo lo que te costó llegar aquí.

Y esta es la reflexión que nos trae la porción de la semana, solo tu sabes el sufrimiento del cual HaShem te a librado, y de donde él te a sacado. Ahora que estas llegando a la Torá, no lo olvides. Ahora que estas entrando a esta tierra prometida, por los méritos de Yeshúa, recuerda de donde vienes, solo para que tu agradecimiento y amor por él se acrecenté aun más, y así no dejes de proyectarte hacia el futuro con alegría y esperanza.

No es casualidad que esta parashá trate de las maldiciones y de las bendiciones que se reciben por desobedecer u obedecer los mandamientos de Dios, pues el hecho que el “vidui” (confesión) para presentar la ofrenda de bikurim, requiera un recuerdo del sufrimiento de nuestros padres, es un sin duda también, una advertencia a jamás olvidar que la mala vida pasada que tuvimos sin HaShem, o lejos de él, no puede volver a repetirse.

Es bueno no olvidar todo lo que nos a costado llegar hasta aquí, incluso si aún tu viaje es corto, un día de teshuvá, es la diferencia entre una eternidad lejos de HaShem. Por lo cual, si has decidido retornar, no olvides, de donde te saco HaShem bendito, y no retrocedas nunca, pues como esta escrito: 

“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Hebreos 10:39)
  
Shabat Shalom v”Shabua tov.
אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779

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