Parashá
47 Reé
Deuteronomio
11:26 – 16:17
Cuando la bendición y la maldición conviven
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos
estudiando esta semana la parashá “Ree" (Fíjate). En esta
oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de
nuestra bendita Torá:
“Miren que pongo
hoy delante de ustedes la bendición y la maldición” (Deuteronomio – Debarim
11:26)
Este versículo de
nuestra Torá, que pareciera ser tan fácil de comprender, ya que nos enseña la
capacidad que tiene el hombre de elegir el bien o el mal, la bendición o la
maldición, viene también a mostrarnos que la Bendición está al lado de la
maldición y que la maldición está al lado de la bendición. Esto quiere decir
que muchas veces todo aquello que amamos y deseamos, que consideramos una
bendición, es posible que sea lo contrario, una maldición. O bien, que aquello
que nosotros pensamos que es una maldición sea realmente una bendición. ¿Cómo saberlo
o como filtrar correctamente para asegurarnos que lo que tenemos es una
bendición, aun cuando parezca una maldición o que aquello que juramos es una
bendición realmente es una maldición?
La Torá nos dice que la Bendición está sobre el monte Guerizim y la Maldición está sobre el monte Ebal. Para mostrarnos justamente esto que enseñamos: Que hay una línea de distancia entre una bendición y una maldición, y una línea de distancia entre una maldición y una bendición.
Quizás algunos
ejemplos domésticos, podrían hacernos recapacitar, en cuanto a esto, y hacernos
ver cuando bendecido estamos:
En cierta ocasión
una persona se presento a lo de un Rab, al cual le comento la inmensa cantidad
de problemas que el tenía; Tenia: 7 hijos, no podía lograr un sustento para
ellos de forma constante, una es esposa con la cual últimamente solo discutía,
una casa y muchas cuentas las cuales pagar. Todo esto le hacia pensar en que vivía
una maldición y un tremendo infierno, le comento al rab. El rabino lo miro, y
le dijo: Yo puedo entender lo que me dices, que vivas así, pero lo que no puedo
entender es que creas que tener 7 hijos, sea una maldición, cuando hay parejas
que ni siquiera 1 hijo tienen, o que tener una esposa sea un problema, cuando
hay personas que anhelan tener un esposo o esposa, y le ruegan a HaShem por
esta situación, o que sostengas que tu casa, la cual es tuya, sea un problema
más, ya que hay personas que no tienen ni siquiera donde poner sus cabezas para
dormir. Como vez, le dijo el Rab, lo que tu consideras una maldición, en
realidad para otros es una tremenda bendición.
Respecto de esto la Torá viene a decirnos: “pongo delante de ti la bendición y la maldición”. Es muy posible que todo aquello por lo que la persona se aflige en realidad sea algo que pudiese perfectamente ser considerado como una bendición, pero el corazón poco agradecido, no le permite ver esa realidad, y termina convenciéndose de que es una maldición.
Por otra parte, la
persona puede pensar que algunas cosas son una bendición y realmente son una
maldición, como, por ejemplo: La persona que anhelo durante mucho tiempo tener
un gran sueldo, en un excelente puesto de trabajo, en una de las mejores
empresas del mundo, pero que, sin embargo, para trabajar en dicha empresa, debe
sacrificar estar mas tiempo con sus hijos, su esposa, su familia, e incluso, no
asistir a la sinagoga en Shabat. ¿Podría ser este tremendo puesto de trabajo
una bendición? En realidad, ese codiciado puesto de trabajo a la luz de la Torá
es una maldición.
¿Entonces si la
maldición está al lado de la bendición y la bendición esta al lado de la maldición,
cual es el objetivo de todo esto? Bendición y Maldición, Ambas, conviven y se
saludan a diario y depende de la persona elegir la bendición y no la maldición.
¿Cómo lo hará? Que todas sus acciones sean en aras de la Torá, con temor al cielo.
Entonces asegurara su camino, y en todo tendrá éxito.
Está escrito en los proverbios del Rey Shlomo: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero su final es camino de perdición”. Por esta razón es que en el “Birkat Cohanim” /“Bendición sacerdotal”, la Torá nos dice: Que HaShem te bendiga y te guarde”. Es decir primero HaShem bendice a la persona, y luego le guarda de esa bendición. Porque hay que cuidarse de que la bendición no se transforme en una maldición. Ya que esta escrito: “No sea que digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han producido esta riqueza. Mas acuérdate del Eterno tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas” (Debarim/Deuteronomio 8:17). Cuando HaShem bendice a la persona, ella debe cuidar, su corazón, y rogar al cielo que HaShem le ayude a guardar esa bendición, por eso dice “que te bendiga y te guarde”. Para que nunca el corazón de la persona olvide, que todo lo que tiene le a sido dado por el cielo.
אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779
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