Parashát 48 Shoftim
Deuteronomio 16:18 – 21:9
Deuteronomio 16:18 – 21:9
¿Qué tipo de juez es HaShem?
Shalom amigos y hermanos esta semana estudiamos la Parasha Shoftim (jueces). Habíamos hablado en el año anterior, como Hashem desea que exista un poder judicial y policial que cumpla con las sentencias de los jueces. Esto nos revela el carácter del Creador respecto de su creación, ya que ÉL es el JUEZ de la tierra. No es casualidad, que está porción siempre caiga en el comienzo del Mes de Elul, donde comenzamos una carrera de 40 días de retorno, y revisión interna, hasta iom kipur (día del perdón), haciendo un doble esfuerzo para conseguir la teshuva necesaria y sincera, que nos dará el perdón ante del juez de toda la tierra.
Ahora bien, la pregunta que quiero hacer para comenzar nuestro comentario es: ¿Qué TIPO DE JUEZ ES HASHEM? Esta es una pregunta muy general y difícil de contestar, pero veremos que en realidad, el testimonio de las escrituras nos puede revelar, que tipo de juez es el Eterno, y como esto nos favorece o nos desfavorece.
Aprendiendo del Mesías como Juez.
Para profundizar en la respuesta a nuestra pregunta principal, debemos necesariamente aprender del Mesías Yeshuá. Pues respecto de los sucesos finales que se suscitaran en la resurrección, y de que como Hashem juzgara al mundo, él ha decidido dar todo el poder del juicio a su hijo Yeshuá, para que sea él, quien presida el juicio hacia toda la humanidad, y por lo tanto, el lleve el titulo de JUEZ de toda la tierra, como los Salmos y los profetas llaman al Eterno:
“Engrandécete, oh Juez de la tierra; Da el pago a los soberbios” (Salmos 94:2)
“Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Hashem tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Hashem. (Jeremías 25:31)
Si recordamos bien, nuestro maestro Yeshuá nos enseñó que él juzgaría a las naciones, como lo dice el capítulo 25 del Libro de Mateo. Eso nos muestra que el JUEZ de toda la tierra es HaShem, a través de su principal DELEGADO o REPRESENTANTE, el Mashiaj Yeshuá.
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarlos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos” (Mateo 25:32-31)
Y también está escrito:
“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” (Iojanan-Juan 5:22)
Si todo está manos del hijo Yeshuá, debemos fijarnos muy bien cuáles son las enseñanzas, contenidas en los escritos mesiánicos, y qué es lo que debemos hacer para ser hallados dignos de ser aprobados en su tribunal.
El rabino Shaul escribe:
“Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal del Mesías, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo” (2 Corintios 5:10)
El Mesías tiene por lo tanto un tribunal, que juzgara básicamente las acciones, y no las intenciones, de los hombres. Es decir, la calificación en este juicio dependerá de lo que HICIMOS o no HICIMOS de forma concreta, y no respecto de aquello que “sentimos” internamente hacer o no hacer pero que en la realidad no tuvo fruto para bien, sino que para mal. Mientras vivimos en nuestro cuerpo, se suman las acciones que inclinan la balanza hacia lo bueno y hacia lo malo, que no tengamos que volvernos avergonzados de nuestras malas acciones HaShem no lo permita.
Esto nos muestra que debemos poner mucha atención en los pasajes donde Yeshuá se presenta como un juez, pues esto nos revelará el carácter del JUEZ de toda la tierra y de paso podremos responder la pregunta que nos hicimos al principio.
Nos escribe el Rabino Shaúl:
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal del Mesías. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. (Romanos 14:10-12)
Aprendemos que como TODOS, sin excepción alguna nos presentaremos delante del tribunal del Mesías Yeshuá, y toda rodilla se doblara y confesara a Dios, que no somos JUECES de nuestros hermanos. Pues ya que juzgamos a nuestro hermano, debemos saber que un día no lejano, nos juzgaran a nosotros. (Cabe señalar que las disciplinas o juicios dentro de la comunidad deben ser dictados por quienes gozan de esta responsabilidad, ya sea: rabino, more, pastor, líder, etc.). Aun así, debiésemos tener sumo cuidado de juzgar para mal a un hermano, pues TODOS un día seremos juzgados, y de la misma manera en la que juzgamos, se nos juzgara. Cuando tomamos una actitud humilde, prudente respecto de los hermanos, y aceptamos ser misericordiosos, dejando todo en manos del Dayan HaEmet, entonces, ganamos del cielo un gran mérito para que también se nos juzgue con gran misericordia.
Existe un principio en la Torá, que revela que Hashem es un JUEZ justo ante todo. Hashem no hará que el justo muera junto al impío. Como lo dijera Abraham Avinu en su tefila que elevara a Hashem por la vida de los posibles tzadikim que vivían en Sodoma y Gomorra. “Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (Génesis 18:25)
Esto debe entenderse hacia los dos lados:
HaShem no juzgara al justo como al impío, y no juzgara al impío como al justo. Tenemos entonces que en realidad, lo único que puede “asegurarnos”, y lo digo bien entre comillas, es que seamos lo más cuidadosos posible en nuestra manera de vivir, ya que, no podemos determinar si somos lo suficientemente rectos para ser aprobados en el tribunal del Mesías. Uno de los pasajes de los escritos de los emisarios de Yeshuá, que más nos debe hacer meditar y esforzarnos por nuestras vidas espirituales es el siguiente:
“Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?” (1 Pedro 4:18)
Y nuestro amado Mesías Yeshuá enseño algo similar:
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14)
Tenemos entonces que el justo se salva con dificultad, y que estrecha es la puerta, angosto es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Esto nos revela que el camino del Eterno, es un camino EXIGENTE, RIGUROSO, y que no podemos confiarnos, menos apoyarnos en la gracia. Pues la gracia funciona, PERO NO SIEMPRE. Pues está escrito, que quienes apoyándose en la gracia y en la sangre de Yeshuá, no recibieron el perdón, sino que una horrenda expectación de juicio. Como está escrito:
“Sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al espíritu de gracia? (Hebreos 10:27-29)
Como vemos, la gracia funciona para quienes se esfuerzan en obedecer, pero sin duda no puede funcionar para los que hacen afrenta a la bondad del Eterno, no sujetándose en obediencia a él. Esto nos revela el carácter del Juez de toda la tierra, él es riguroso y exigente.
En el mismo contexto de los juicios que estarán en las manos del Mashiaj Yeshuá, aprendemos que él dirá a muchos lo siguiente:
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:22)
La expresión: “muchos me dirán en aquel día” alude directamente a uno de los juicos que se realizara en el tribunal del Mesías. Y vemos la rigurosidad y exigencia para con los que pudiendo seguirle luego de haberle conocido, decidieron seguir el camino de la rebeldía antes que el camino de la humildad. Si tan solo, fuéramos consientes de la necesidad de despertar de nuestros sueños y letargos espirituales, estaríamos hoy, haciendo lo posible por presentarnos ante el RIGUROSO Y EXIGENTE JUEZ DE LA TIERRA.
La Misericordia del Juez.
Son muchas las veces en que nuestro amado Mesías Yeshuá tuvo que ser juez de situaciones de carácter moral o ético en medio de su pueblo. Y su asombrosa y sabia capacidad de responder a estos conflictos revela la inmensa e inagotable misericordia de él. Y por eso, es que ha sido elegido para ejecutar la misión del juez de toda la tierra.
¿Cómo olvidar el episodio con la mujer, mientras el escribía en el suelo?
“Enderezándose Yeshuá, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Yeshuá le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Iojanan-Juan 8:10-11)
El perdón de Yeshuá, está condicionado a “vete y no peques más”. Y es que en realidad, ¿no actúa así con nosotros constantemente el juez de toda la tierra?
El juez justo de toda la tierra está rodeado por MISERICORDIA, y por esta razón que el emisario Iaacov escribió:
“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio” (Iaacov – Santiago 2:13)
En el Judaísmo aprendemos que Hashem gobierna el mundo a través de sus atributos de Justicia (donde él es el juez) y a través del atributo de la misericordia. De hecho uno de los principios más fundamentales de la fe Judía es creer en los 13 atributos de misericordia. El Eterno, siendo un JUEZ justo y verdadero, proporciono también a su justicia un cerco que se llama MISERICORDIA. A toda la rigurosidad con la que él nos demanda obediencia, le rodeo de compasión y amor, para que podamos avanzar, y no ser aniquilados por la justicia suya debido a nuestros pecados.
Nos dice la Torá que cuando Moshé ascendió por segunda por las tablas de piedra, luego del pecado con el Becerro de oro, Hashem le revelo sus 13 atributos de misericordia. Nos cuenta el Misdrash y la Tora escrita (Shemot. Ex. 33:17-23) que Moshé le pidió a Hashem entender como él gobernaba el mundo, le dijo: “MUESTRAMETU GLORIA” y luego de esto, le mostro su “espalda” y con ella le dio los trece atributos de la misericordia, que dicen:
“Y pasando Adonai por delante de él, proclamó: Adonai Adonai fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado..” (Shemot- Ex. 34:6-7)
Esta es la base para la entrega de las segundas tablas de la Torá, y en este fundamento hallamos los poderosos 13 atributos de la misericordia de Hashem:
1.- Adonai: yud-hei-vav-hei
2.- Adonai: yud-hei-vav-hei
3.- Dios: El
4.-Misericordioso: Rajúm
5.- Y Clemente: v’Janún
6.- Tardo de ira: Erej Apayim
7.- Y grande en benevolencia – v’Rav Jesed
8.- Y Fidelidad: v’Emet
9.- Quien prodiga misericordia por miles de generaciones: Notzer Jesed l’Alafim
10.- Perdona la iniquidad: Nose Avon
11.- Y el pecado intencional: v’Fesha –
12.-Y el error: v’Jataah
13.- Y purifica: v’Nakeh
No podremos profundizar ahora en ellos, pero debemos entender que HaShem mostro su espalda a Moshé, quizás para enseñarnos que él da la espalda a los pecados de la humanidad, cuando revelo dentro de su Torá, los 13 principios de la misericordia.
La generación que fue condenada a morir en el desierto por haber lloriqueado, recibió su justo pago, pero no le falto nunca la misericordia de Hashem, pues sus vestidos no se envejecieron, ni les falto su calzado, sustento, abrigo, las nubes de gloria, el mana, e incluso a su líder Moshé tuvieron, y los 13 atributos de la misericordia, y todo esto revelando al Mesías que un día vendría, para solo mostrarles que el juez de toda la tierra, es JUSTO, pero rodeado de misericordia y bondad.
אברהם בן יעקב
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