domingo, 8 de agosto de 2021

Parashá 48 Shoftim 5779 / ¿Para que queremos un rey?


Parashá 48 SHOFTIM   
Deuteronomio 16:18 – 21:9

בס״ד

Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Shoftim” (jueces).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Si después de que entraste a la tierra que el Señor, tu Dios, te da y la ocupaste y te asentaste en ella, decides: Pondré un rey sobre mí, como hacen todas las naciones a mi alrededor. Serás libre de establecer un rey por encima de ti, uno que fue elegido por el Señor, tu Dios” (Debarim / Deuteronomio 17:14-15)

Según estos versículos de la Torá, una vez que el pueblo se hubiese asentado completamente en la tierra de Israel, podría solicitar HaShem un rey. El versículo nos dice: “serás libre de establecer un rey sobre ti”. Sin embargo, todos sabemos antes de la primera elección del primer rey de Israel, HaShem no le agrado que el pueblo solicitara un rey o por lo menos eso es lo que leemos a primera vista. Pareciera ser una contradicción, el permiso que nos da este pasaje de la Torá, asumiendo que en el futuro el pueblo necesitaría un rey, y lo que ocurrió en el futuro cuando el pueblo pidió un rey.

El análisis entonces no debe partir desde la base de si es o no agradable a los ojos de HaShem, que el pueblo pidiese un rey, pues de otro modo, no hubiera dicho la tora: “serás libre de establecer un rey”, y nos hubiera prohibido al respecto. Es más, la torá no hubiera entregado mandamientos para el rey, como lo hizo en el libreo de Debarim (Deut.), muchos años antes de que el primer rey de Israel apareciera. Es decir, un rey es necesario para que aparezcan nuevos mandamientos, que los reyes deberán cumplir para el honor de HaShem.

Entonces, la pregunta no es: ¿Por qué HaShem le desagradó que pidieran un rey? Sino que es: ¿Para qué el pueblo pidió un rey? Y esta última pregunta, es la que responde la razón por la cual HaShem le desagrado que solicitaran un rey.

Está escrito en el libro del profeta Shmuel: “Ahora pues, pon sobre nosotros un rey que nos juzgue, como (tienen) todas las naciones” (1Shmuel/Samuel 8:6)

Los Israelitas pidieron un rey que los “juzgue”, y hemos leído en está parashá: “pondrás jueces y policías, en todos tus portones, que el Eterno tu Dios te entrega para tus tribus y JUZGARAN” (Debarim/DT 16:18)

Como vemos los reyes no tienen la misión de juzgar al pueblo, sino que los jueces y alguaciles, son los que deben juzgar basados en la Torá. Cuando un rey soberano, como los que tienen los reinos de las naciones juzga, no hay una autoridad sobre él, que pueda anular su juicio, en el caso de que se hubiere equivocado en su decreto. (ese tipo de reinado estaba pidiendo el pueblo). Sin embargo, la torá asume que los jueces pueden juzgar y resolver querellas o litigios, e incluso pueden ser apelados, pero respecto de la palabra de un rey no existe una mayor autoridad. ¿Cómo pretendían entonces quitar a los jueces y tener un rey sobre ellos? ¿Para que querían esto? Evidentemente el modelo de las naciones era el que ellos pretendían, y de esto nos debemos cuidar mucho.

El relato nos dice, que HaShem le dijo a Shmuel: “no te han rechazado a ti, sino que a mi han rechazado” (1 Shmuel 8:8). Y es que el profeta Shmuel era un excelente juez de Torá y además naví (profeta) de Israel. La Torá por lo tanto estaba reinando en medio del pueblo, como hace mucho no lo hacía, Dios había vuelto hablar en profecía al pueblo, y lo hacía a través de su juez, el profeta Shumuel. Este era el gobierno de HaShem en medio del pueblo, mediante la Torá, el juez y la profecía, y la solicitud de ser gobernados por un “rey que los juzgue, como las demás naciones”, era en realidad un reflejo de no querer ser gobernados por Dios ni su Torá.

¿Para qué queremos un rey?

Vemos que en el libro de los “shoftim” (Jueces), se nos dice acerca de la conducta de las personas de esos tiempos, cuando no había un rey sobre Israel: “En aquellos días no había rey sobre Israel, sino que cada hombre hacia lo que era correcto a sus ojos” (Jueces 17:6). El pecado del pueblo es pretender a un rey que les gobierne, “como las naciones”, son gobernadas, y no como HaShem desea que un rey gobierne en Israel, esto es, a través de los jueces y policías que, basados en la Torá, establecen y dirimen la justicia en medio de Israel.

Imitar el modelo de las naciones, sus sistemas, sus formas, que por más extraordinarias que parezcan, son teorías de rechazo a lo establecido por HaShem en su palabra, es una acción que Dios aborrece en medio de su pueblo. Por que su pueblo tiene una ley, un Dios, que es su rey, y una forma de vida, basada en la Torá que es mucho mas excelente que cualquier propuesta de forma de vida que se encuentre en las naciones.

Cuando los Israelitas, solicitaron un rey que los “juzgue”, insultaron al juez de turno que los “juzgaba”, al profeta Shmuel, y a Dios mismo, que había puesto al juez. Cuando nosotros cuestionamos el sistema de gobierno que el eterno a diseñado para nosotros, no es al sistema divino a quien rechazamos, a quien rechazamos es a Dios. Es a él a quien le decimos: “no queremos que seas nuestro rey” (el cielo no lo permita).

אברהם בן יעקב


No hay comentarios:

Publicar un comentario