domingo, 19 de julio de 2015

¿Cuan peligrosa es la tristeza?


Shalom amados amigos y hermanos, esta semana estudiamos la porción “debarim” (palabras-cosas), y damos comienzo al estudio del último libro del Jumash, donde el líder de Israel, Moshé Rabenu, según nos cuenta el Misdrah a modo de hagada, pidió al Eterno la posibilidad de volver a enseñar la Torá a los hijos de Israel, antes de su muerte y antes de que ellos entraran a la tierra prometida. El discurso de Moisés duro más de 30 días, y su contenido es una verdadera lección de reflexión para todos los hijos de Israel durante todas sus generaciones. Siempre la lectura de la primera Parashá coincide con el shabbat previo a Tisha Be'av, el día nueve del mes de Av, la misma fecha en que fueron destruidos los dos templos de Ierushalaim. Esto no es una coincidencia, pues fue el mismo día 09 de Av, el día en que los hijos de Israel lloriquearon gratuitamente delante del Eterno, anulando toda la alegría, la emuna del pueblo, para traer sobre ellos un doloroso castigo para esa generación y para todas las generaciones de los hijos de Israel, las destrucciones de los templos una verdadera causa para llorar ¿Por qué? Lo veremos más adelante. Debido a esto debemos preguntarnos, ¿Cuan peligrosa es la tristeza? Lo veremos a continuación con la ayuda de Hashem.

En el capítulo 1, se nos habla acerca del suceso más importante que pudo haber experimentado el pueblo de Israel en el desierto, que no les permitió a toda una generación entrar a la tierra prometida. El suceso de los 12 espías, y de cómo la congregación de Israel se quejo gratuitamente, fue la razón por la que toda una generación no heredo la tierra a la cual se les había prometido entrar. Piense usted en esto; ellos habían sido liberados de Egipto con el propósito de ser una nación libre, heredar una tierra, donde harían todas las palabras de la Torá que les habían sido dadas. Sin embargo, toda esa generación que salió de Egipto no pudo heredar la tierra que se les había prometido, no pudieron entrar al lugar definitivo y eterno por el cual habían abandonado la esclavitud de Egipto, ni pudieron cumplir la Torá en tierra de Israel, por un solo hecho: La ingratitud hacia el Eterno (que es definitiva es falta de emuma y por tanto la falta de alegría). Esta sola actitud, privo a toda una generación y los llevo a vivir en una tierra árida en el desierto, durante 40 años, a través de muchos campamentos, y aunque nunca se les dejo, ni se les privo del sustento divino, la única condición para que la nueva generación entrara a la tierra santa, era que la generación quejumbrosa y perversa muriera en el desierto. Como está escrito:
“Y oyó Hashem la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres” (Debarim – Deut 1:34-35)
Pensando naturalmente, Moshé Rabenu tuvo que sentirse muy afectado por la determinación del Eterno, donde ni siquiera él podría entrar a la tierra santa. No estamos seguros, pero es posible que estos 38 años que Israel anduvo de aquí para allá, fueran años de mayor dificultad espiritual y emocional para el gran hombre de Hashem, Moshé. En mi humilde opinión, Moshé era un hombre muy elevado, solo superado por el Mesías Yeshua, por lo que está situación debió afectar su relación con el Eterno, no sabemos en qué medida, pero algo podremos dilucidar según lo que nos dicen algunos midrashim. Lo que es cierto es que ningún ser humano común puede ser el mismo, y estar igual de alegre o conectado con la profecía divina, después de la tremenda decepción: Hashem había decidió que los hijos de Israel entraran a la tierra prometida, después de un año del pecado del Becerro de oro, mientras los Israelitas vivían a los pies del Har Sinai, incluso según algunos midrash, se nos dice que la voluntad del Eterno era que ellos ingresaran a la tierra apenas habían recibido la Torá en el Sinaí, pero ellos decidieron retroceder esa bendición 38 años más, ¿Cuál fue la causa de todo esto? Tiene varios nombres, pero la esencia de esos nombres es la misma: “Falta de emuna, ingratitud, quejas, etc”.

Está escrito en esta porción algo muy interesante:
“Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de en medio del campamento, como Hashem les había jurado. Y también la mano de Hashem vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos. Y aconteció que después que murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo, Hashem me habló, diciendo…(Debarim - Deuteronomio 2:14-17)
Respecto de este pasaje hay un misdrah que nos enseña que la “palabra de Hashem”, que es la profecía del nivel más elevado de revelación del cual gozaba Moshé, había sido nublado (no completamente) durante la existencia de la generación que pereció en el desierto, no a causa de los que perecieron o pecaron, sino que a causa de él mismo, debido a su tristeza:

Respecto de este pasaje dice Rashi:
“Desde el envío de los exploradores hasta este punto, la palabra “vaidabér” y habló” no se emplea en esta sección, sino sólo la palabra “vayómer” “y dijo”, la diferencia radica en que: “vaidabér” describe una visión a través de un cristal transparente, mientras que “vayómer” describe una visión a través de un cristal opaco”
Por su parte el Jajam Maimonides dice:

"Tú sabes que toda facultad corporal así como se confunde, se debilité y se deteriora, se fortalece. Ahora bien, toda facultad imaginativa es sin duda una facultad corporal. He aquí porqué verás que los profetas, cuando atraviesan por períodos de tristeza, cólera y otros (sentimientos) parecidos, dejan de profetizar. Has oído que los Sabios han dicho que "la profecía no llega ni en la tristeza ni en el abatimiento"

Como vemos la tristeza que le provoco a Moshé la actitud de los hijos de Israel, que provoco la sentencia definitiva que les prohibió el ingreso a la tierra santa, causo sin duda alguna en él una tristeza, (por el amor que tenia hacia su pueblo), que la shejina divina, no se manifestará tan claramente como en otras ocasiones, aunque de todas formas debemos señalar que la profecía que había en Moshé es una profecía sumamente elevada y superior. 

No sabemos, no estamos seguros, hasta qué punto pudo haber afectado a Moshé su elevada profecía la tristeza que le ocasionaron los hijos de Israel. Sin embargo estamos seguros, que la tristeza aleja a la shejina de la vida del hombre. Por esta razón, es que ambos templos fueron destruidos la misma fecha. Porque en sí mismos, los templos son solo piedras y objetos de este mundo, no tienen ninguna relevancia, ¿No pueden hoy los judíos de todo el mundo construir si quisieran un nuevo templo? ¿No tienen los recursos para hacerlo? Claro que podrían, y claro que tienen los recursos, pero ¿Por qué no construyen el templo? ¿Qué hace que el templo de Ierushalaim sea tan importante? Dice el midrash: Hashem dijo: “Ustedes lloraron sin motivo, yo les daré un motivo para que ustedes lloren por todas sus generaciones” En realidad, lo único que hace que la presencia de Hashem more en medio de su pueblo, es la ALEGRIA, y lo único que los separa de la presencia del Eterno es la TRISTEZA. Por esta razón fueron destruidos los templos, el mismo día en que se lloraron y se quejaron los hijos de Israel sobre el informe de los 10 espías, porque la presencia divina moraba en el templo de Ierushalaim, y cuando ellos lloriquearon alejaron la presencia del Eterno para las futuras generaciones, por lo que entonces si fue necesario llorar. Tenemos por tanto que la tristeza nos aleja de la shejina, más la gratitud y la alegría nos acerca a la shejina.

¿Por qué razón medimos nuestra alegría el 09 de Av? Solo para no volver a repetir el lamentable suceso, del llanto irracional de los hijos de Israel, frente al informe de los 10 espías.

Nuestro amado Mesías Yeshuá miro a Ierushalaim y como está escrito se lamento:
“De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mateo 23:36-39)

Como vemos, según nuestro amado Mesías Yeshuá, la única manera en que la shejina divina pueda residir constantemente y de forma palpable en medio de su pueblo Israel, es solo a través de una bendición, una acción de alegría y gratitud, cuando todo Israel diga respecto de Yeshuá HaMashiaj: “Baruj Ata veShem Adonai” “Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

Por otra parte, tenemos el ejemplo de Iaacov Avinu, nos dice la Torá de forma implícita que el patriarca no gozo del espíritu de profecía mientras tuvo tristeza por la supuesta muerte de su hijo Yosef. Incluso, desde el episodio en que los hijos de Israel le comunican a su Padre, la mentira de la muerte de Yosef, la Torá llama al patriarca con su nombre natural “Iaacov” y cuando se entera de la noticia de que Yosef está vivo, la Torá lo vuelve a llamar con su nombre espiritual “Israel”. Esto lo sabemos, porque la Torá cuenta que Hashem le habla a Iaacov, apenas su espíritu hubo revivido, después de enterarse de que Yosef estaba vivo. Como está escrito:
“Subieron de Mitsráyim y vinieron a su padre Yaaqov en la tierra de Kenaan. Y le dijeron: “Yosef está vivo todavía; sí, él es gobernante sobre toda la tierra de Mitsráyim”. Su corazón se quedó apagado, porque no les creyó. Pero cuando le repitieron todo lo que Yosef les había dicho, y cuando vio los vagones que Yosef había enviado para transportarlo, el espíritu de Yaaqov su padre revivió. “¡Es suficiente!” dijo Yisrael, “¡Mi hijo Yosef está vivo todavía! Tengo que ir a verlo antes de que me muera”. (Bereshit – Génesis 45:25-28)
De este pasaje de la Torá aprendemos que se necesita de mucha actitud para vencer a la tristeza. Iaacov dijo: “Es suficiente”, es decir, no debo estar más triste de lo permitido. La tristeza es un estado en el cual nosotros y solo nosotros decidimos estar, a través del cual nublamos la shejina (presencia) y la nevua (profecía) para nuestras vidas. No hay cosa más difícil en la vida que vivir tristes, y sin la presencia del Eterno, es mejor estar un poco tristes y vencer esa tristeza tomando una decisión de seria de vencerla, y permitir que descienda sobre nosotros la profecía y la presencia del lugar infinito e inaccesible.

¿Por qué la tristeza es tan peligrosa?

Tenemos que responder a esta pregunta, con otra pregunta, ¿Por qué el ruaj haqodesh (espíritu de santidad) es llamado él consolador? Está escrito:
“Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador” (Eclesiastés 4:1)
También está escrito:
“El espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes y está en ustedes” (Juan 14:17)
Según el sabio Shlomo (Salomón), “las lagrimas de los oprimidos sin tener quien los consuele” “para ellos no había consolador” se refiere al mundo que vive lejos del Eterno. Por su parte, el Mashiaj nos dice respecto del consolador: “El mundo” no puede recibirlo (Los que no son hijos de Di.s), porque no lo ve ni lo conoce”, lo cual nos muestra que él mundo bajo el reino de las tinieblas, está inmerso en un mar de dolores y tristezas, porque no tienen ninguna relación con la shejina del Eterno, él consolador, la cual es si misma provoca ALEGRÍA, como lo hizo en Iaacov, hace que el espíritu del hombre REVIVA. El mundo, no puede recibir él consolador, porque no lo conoce, a menos de que Hashem les llame, y se arrepientan, y puedan nacer para que disfruten de este regalo de la eternidad: HaRuaj HaQodesh. 
Sin embargo, dijo nuestro amado Mashiaj Yeshuá: “USTEDES LO CONOCEN, PORQUE PERMANACE CON USTEDES Y ESTÁ EN USTEDES” (Iojanan-Juan 14:17)
Y también nos dijo:
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan-Iojanan 14:16)
Esto nos muestra que hay una tristeza natural en el alma del hijo de Dios que según se nos prometió; será consolado por el Ruaj HaQodesh, siempre y cuando el alma de esa persona, no impida que la manifestación de la shejina del Eterno, a través de actitudes egoístas como la ira, los enojos, las maledicencias, y las quejas. Cuando la persona tiene una actitud paciente, resignada, respetuosa de que lo que está pasando, y comprende que eso que vive; “también es para su bien”, pues es hijo del Supremo que lo ama, y que él está al tanto de todo lo que le sucede, y que Él supervisa cada detalle de su vida, y vive en la conciencia de que no está solo, sino que le fue dado un consolador para estar siempre con él, es ahí, en medio de ese tipo de emuna, cuando la shejina del Eterno se hace presente en los que no son del mundo, para consolarlos y devolverles la ALEGRÍA.

Ahora pasemos a ver, porque la tristeza es sumamente peligrosa, y no es bueno permanecer en estados espirituales de estos tipos, son varias las razones:

.- La persona que está triste se enoja con facilidad, está propensa a generar violencia hacia los demás y hacia sí mismo, pues ni con su vida está contento. También se despiertan sentimientos de envidia, hasta de odio, respecto de las personas que él piensa, “tienen lo que yo no tengo” o “tienen lo que no merecen tener, lo que yo merezco tener y no tengo”, eso despierta variados juicios para esta persona, si no se arrepiente, pues está juzgando la manera en que Hashem gobierna al mundo.

.- La persona que está constantemente triste, atrae sobre si un sin número de fuerzas oscuras, pues “no tiene emuna en el Creador”, por lo que ni siquiera cree en la vida que Hashem le regalo, ni en las personas que le rodean. Esto la lleva a la situación más oscura del hombre, “la falta de reconocimiento por las bondades del Creador” y lo apega a los espíritus inmundos que terminaran influenciando a la persona a decisiones terribles como “el suicidio”, “la depresión” y “la locura”. 

.- La tristeza, el estrés causan una seria de enfermedades en el cuerpo, llevando a la persona a estados de más tristeza y finalmente a la muerte.

.- La tristeza es la actitud de ateísmo, y herejía más frecuente en” los creyentes”. Es solo una cuestión de actitud, una persona que tiene fe verdadera en el Creador, responde a la pregunta: “¿Qué piensas de la tristeza?” diciendo: “¿Cómo he de estar triste si tenemos una vida y un mundo lleno de bendiciones y recompensas?”, es una cuestión de fe y actitud, porque él siendo un creyente en el supremo, sabe que todo lo que hay en el mundo es para su beneficio, incluso aquello que sería tan obvio asumir que no lo es, como la muerte. El rabino Shaul de tarso llego a decir: “Para mí el morir es el Mashiaj” porque había llegado a tal nivel de emuna en el Creador, donde ni el sufrimiento más grande de todos era comparable a los premios eternos.

Por su parte una persona que está constantemente triste, responde a la misma pregunta: “¿Qué piensas de la tristeza?” diciendo: “¿Cómo voy a ser feliz en un mundo lleno de tantas dificultades, problemas, violencia, enfermedades, asesinatos, etc.?” y es el resultado de su poca fe en el Creador, pues no tiene fe en los premios eternos, y su tristeza es producto de su arrogancia y excesivo amor por el mismo. Por lo que se ha vuelto un hereje y un ateo, anulando para sí la residencia de la shejina.

Hana la madre del profeta Samuel, un gran siervo de Hashem, siendo una mujer estéril antes de concebir al profeta, derramo su alma con gran amargura UNA SOLA VEZ, para nunca más estar triste, y Hashem le dio lo que ella pidió y más. La tristeza es un estado “natural pasajero”, no somos de fierro, pero de ninguna manera, la tristeza puede o debe apoderarse de nuestras almas para siempre, debemos tener la emuna en el creador suficiente y decir hacer como hizo Hana, o decir como vimos que dijo Iaacov: “Es suficiente”. Somos fuentes que podemos llenar de días buenos, alegres, y sobre todo, recipientes que pueden ser llenos de la shejina divina. No llenemos nuestros recipientes de dolor, tristeza e incredulidad, para que la shejina del Eterno no se separe de nosotros. Seamos sabios, y reconstruyamos el templo de Ierushalaim en nosotros a través de la alegría y entonces la shejina nos visitara.

(Shavua Tov – Buena Semana).

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