miércoles, 29 de abril de 2020

Parasha 30 Kedoshim 5779 - La santidad que HaShem pide




Parashá 30 Kedoshim 5779 
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL
Levítico 19:1 – 20:27

LA SANTIDAD QUE HASHEM PIDE.

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo estamos estudiando esta semana la parashá “kedoshim”. Y nos trata esencialmente sobre los mandamientos que HaShem requiere que nosotros cumplamos para lograr participar de su santidad. Pues dice el versículo de la Torá:

“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos porque yo, HaShem vuestro Dios, soy santo.” (Vayikra/Levítico 19:2)

¿En qué consiste la santidad que HaShem nos pide?

Primero debemos decir que existe una santidad que es inherente al hijo de HaShem, por el solo hecho de ser parte del pueblo de Di-s. La palabra “kadosh” en realidad significa “separado”. Este es el concepto correcto de la “santificación”. Es decir, el concepto corresponde a la “separación” de algo.

HaShem separo para sí, a los hijos de Israel, y con ese solo hecho les dio un status de “santidad” de separación que les es inherentes por el simple hecho de formar parte del pueblo de Di-s. Lo mismo ocurre con los leviim (levitas) y cohanim (sacerdotes). Estos son mas santos, es decir mas separados que los demás hijos de Israel, pues tienen muchos más mandamientos que cumplir que el resto de los hijos de Israel, y esto les confiere una santidad mayor en relación con los demás integrantes del pueblo, que no son descendientes de la tribu sacerdotal, los levitas.

Es también por esta razón que en las cartas de Shaul de tarso leemos las siguientes salutaciones: “Shalom a todos los santos” o “a los santos que están en la casa de…”. Pues era y es un titulo normal de un grupo de personas seleccionadas y apartadas para un propósito especial. Es decir, hay una santidad que tiene que ver con nuestra misión, y para adquirir esa santidad no debemos mas que formar parte del pueblo de Di-s. Pero esta no es la santidad que HaShem nos pide.

La santidad que HaShem exige a su pueblo es: “seréis santos, porque yo HaShem soy santo”. Dice claramente “seréis”, lo cual implica un trabajo a futuro, un largo proceso de cambios y de elevación espiritual. No tiene nada que ver con la santidad nominal que tenemos como pueblo de Di-s. Di-s tiene hijos santos “separados”, que viven como gentiles “no separados”. Ahora Di-s busca algo más excelente.

Si leemos y estudiamos la porción de esta semana con detención, veremos que en realidad la santidad que HaShem pide, se trata en primera instancia, de una cuestión que nace desde el corazón de la persona, de donde emana todo lo bueno y todo lo malo.

Notemos un par de mandamientos de esta parashá y comprendamos:

“Cada uno temerá a su madre y a su Padre”. (Lev 19.3)

La santidad que HaShem pide en esta porción es una cuestión que nace desde el corazón, pues ¿Por qué razón el Eterno nos pediría al tan obvio como el respeto a los padres? La razón es que, en realidad la espiritualidad comienza con acciones morales concretas, tan básicas como el respeto al Padre, el respeto a la esposa o al esposo, o no hablar ni andar chismeando en medio del pueblo (Lev 19:16). Estos mandamientos de carácter moral, básicos, son en realidad primordiales para la santidad, y sin ellos, no podremos participar de la santidad de HaShem.

No podemos pensar que la “santidad” depende de cuanto oremos, ni de cuantos ayunos tengamos a nuestro haber. Tampoco depende de cuanto cantemos, ni de cuan espirituales podamos lucir a quienes nos rodeen. Ni siquiera depende de cuanta ayuda demos a los pobres (tzdakot). Sino que esencialmente tiene que ver con las acciones más básicas de la moral del ser humano, por ejemplo, partiendo por el temor, honor que le debemos los padres.

Esto quiere decir, que una persona puede estar cumpliendo muchos mandamientos. Como ponerse tefilín, rezar cuando le es debido rezar, decir shema sagradamente, vestir de forma religiosa y recatada, pero no estar cumpliendo con la santidad que se le demanda, cuando no respeta a sus Padres.

Veamos otro versículo:

“delante de las canas te levantaras, y honraras el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo HaShem”. (Lev 19:32)

Nuevamente vemos que la santidad que HaShem demanda, está relacionada con la más evidente de las demandas morales que una persona tiene. ¿Quién seria capaz de no honrar a un anciano? Nadie podría pensar dentro de sí que un anciano no merece respeto, ni que no deba ser honrado. Pero a nuestro pesar quizás, este mandamiento está dentro de la lista de mandamientos que hablan de la santidad esperada y demandada por Di-s para mostrarnos que “su santidad” parte desde aquí para hacernos llegar hasta allí (HaShem).

Es decir, el mensaje de esta porción semanal es en el fondo: ¿Cómo puedes procurar la santidad sin primero hacer estos mandamientos básicos a la moral humana? En cierta ocasión a Yeshua enseño lo siguiente:

“También les decía: Astutamente violáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: ``HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE; y: ``EL QUE HABLE MAL DE su PADRE O DE su MADRE, QUE MUERA; pero vosotros decís: Si un hombre dice al padre o a la madre: Cualquier cosa mía con que pudieras beneficiarte es corbán (es decir, ofrenda a Dios) ya no le dejáis hacer nada en favor de su padre o de su madre; invalidando así la palabra de Dios por vuestra tradición, la cual habéis transmitido, y hacéis muchas cosas semejantes a éstas” (Marcos 7: 9-10)

Los perushim (fariseos) de la época del Mesías Yeshua, habían promulgado que dar una ofrenda a Dios (es decir un korban – un sacrificio en el templo) reemplazaba la posibilidad de sostener, honrar al Padre o a la Madre. En lugar de ayudar a sus padres con el dinero que tenían, declaraban que la suma era un “korban” a Di-s y que, por lo tanto, a pesar de que sus Padres, sufrieran necesidad, no los ayudarían, por cumplir con esta regla religiosa de “santidad”.

Es decir, la cuestión religiosa externa, paso a ser más importante para ellos, que el mandamiento de honrar a los Padres. Este mandamiento, no necesitar ser “mandamiento” para que una persona piense en ayudar o sostener a sus Padres, cuando tiene la capacidad de hacerlo, es una característica o cualidad moral básica de todo ser humano, ¿Cómo entonces la Torá nos pide que lo cumplamos? La respuesta está a la vista: El hombre puede pasar a llevar las demandas más simples de la moral y santidad divina por proteger su “santidad” externa. Si honrar al padre y a la madre es parte de la moral de un ser humano normal ¿Cuánto más de la moral y santidad de un hijo de HaShem? Pero por el contrario vemos que realmente esto no es así siempre.

Si no somos capaces de cuidar de papá y mamá, de nada nos sirve la Torá que profesamos. Si no somos capaces de respetar a nuestra autoridad espiritual, de nada nos sirve la otra Torá que profesamos. Si no somos capaces de respetar, de admirar e imitar a los mas ancianos, que nos llevan años por delante y un inmenso historial de experiencias y enseñanzas, de nada nos servirá que estudiemos la Torá.

La verdadera santidad comienza cuando nos volvemos mas humanos. Y cumplimos la Torá con el amor al prójimo: “no hacemos el mal que no deseamos que nos hagan y hacemos el bien que deseamos que nos hagan”. Comencemos por la santidad que HaShem nos pide, y luego todo lo demás tendrá un verdadero valor.

אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779

Parasha 30 Kedoshim 5774 7 ¿Buenos religiosos o buenas personas?

COMENTARIO PARASHA SEMANAL
Parasha 30 Kedoshim 5774
Levítico 19:1 – 20:27

La Parashá “kedoshim” “santos”, nos habla acerca del verdadero concepto de “santidad” y “observancia de la Torá”. La Tora es el libro de las vidas, es decir, solo a través de la práctica de los mitzvot (mandamientos) se obtiene beneficios de la Torá. La Torá no es un libro inerte, es la palabra viva de Hashem, Torá Jai. Desde esa convicción es que aprendemos cual es el real concepto practico de “santidad” y “observancia” que Hashem quiere de nosotros.

Leemos en la bendita Torá:

“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos porque yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo”. (Lev. 19:2 LBLA)

¿Qué es ser santos? El concepto de la Torá reflejado en esta porción nos muestra que la santidad es respetar y guardar las normas de la Torá. La palabra hebrea “Qodesh” que se traduce como “santo” literalmente significa “apartado”, pues el objetivo principal de los preceptos del santo bendito, es separar a su pueblo de las malas costumbres de las naciones que son contra las normas de la Torá. Cuando un Padre le dice a su hijo “no digas groserías, aunque los demás niños digan groserías” está creando una norma que separara a su pequeño de los demás niños que no cumplen dicha norma. Ese es el sentido de las normas de la Torá, hacer de nosotros personas separadas, pero no personas aisladas. Es decir, desde el momento que hacemos las normas de la Torá, que otras personas no hacen, esas normas nos separan de quienes no las cumplen, haciéndonos un pueblo santo.

Hashem es Santo, lo que nos quiere decir que él está total y absolutamente “separado” de todo aquello que él ha decidido “separarse” y aun así Hashem no está asilado del mundo, y se relaciona con la Creación, e incluso viene hacer una morada dentro del corazón del hombre. No se puede explicar la “separación” de Hashem, con la sola palabra “santidad”, nos queda corto el concepto de pureza, y luminosidad, con el que vinculamos a la “santidad”, Hashem está en un lugar de luz inaccesible, como lo dice el Rab Shaúl en su carta a Timoteo, pero esa misma “luz” a la cual nadie puede acceder, no sabemos que es, ni en qué consiste, ¿Pues quien sabe de qué tipo de luz se trata? El libro de Bereshit cap. 1, verso 3 y 4, nos relata algo muy interesante, respecto de la santidad de Hashem, y esa luz en la cual él habita:

“Elohim dijo: “Que haya luz”; y hubo luz. Vio Elohim que la luz era buena, y separó la luz de la oscuridad” (Bereshit 1:3-4)

Antes de crear las grandes lumbreras, nos dice el libro de Bereshit Hashem creó “la luz” y la “separo" de las tinieblas. Esa luz que Hashem creo, nos dicen algunos Midrashim: “A sido reservada para los Justos en el Olam Haba”. ¿Es posible que Hashem habite en esta luz inaccesible para el ser humano de hoy, pero accesible para el ser humano de la Eternidad? Finalmente en el objetivo de la redención del ser humano, es que termine siendo una ejad (unidad) completa con el Creador.

Nuestra Parasha comienza diciendo:

“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles” (Levítico 19:2)

Mostrándonos que la responsabilidad de la “santidad” no es solamente de Moshé, ni de los Cohanim, sino que de todos los hijos de Israel. Está escrito en el libro de los hebreos: “Sin Santidad nadie vera al Señor”. La santidad es una obligación de todas las personas, desde la edad de 12 años y medio en las mujeres, y de los 13 años en los hombres, la persona es responsable de cada uno de sus actos y del esfuerzo que ponga en su vivir diario en sumar santidad a su vida.

Ahora bien, “santidad” no tiene que ver “buenas intenciones”, no basta con decir “yo quiero cambiar”, no basta con pretender hacer, solo basta con cumplir la norma, esforzarse por hacer la mitzva. Es decir, una persona puede todo el tiempo pedir perdón a Hashem, y aparentemente hacer teshuva por sus pecados, pero si no toma la decisión inmediata de comenzar hacer los mandamientos del Eterno, entonces no obtendrá la santidad que se nos pide, para algún día ver al Señor.

Curiosamente la “santidad” no radica en cuantas veces haga tefila pidiendo a Hashem perdón, y aunque uno debe constantemente estar pidiendo perdón y haciendo actos de arrepentimiento, en sí misma la oración no santifica, ni el acto de arrepentimiento no “aparta” a la persona si finalmente no obedece la mitzva que violo, y por la cual está pidiendo a Hashem perdón. Por esta razón está escrito:

“El que encubre sus faltas no tendrá éxito; el que las confiesa y las abandona hallará misericordia” (Mishle - Proverbios 28:13)

Es necesario entonces no encubrir los pecados, declararlos y pedir perdón por ellos, pero esa solo la mitad de la tarea que se debe hacer, también hay que abandonar la práctica de los pecados, y así alcanzar la misericordia de Hashem, volviéndonos en personas santas. Iojanan el inmersor (Juan el Bautista) predicaba diciendo: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8) lo que nos enseña que no hay arrepentimiento valido, sin santidad, sin la acción de separarse de aquello que está prohibido en la Torá.

En cierta ocasión nuestro amado Mesías Yeshuá enseño diciendo:

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” (Juan 17:17)

Esta enseñanza de nuestro amado Mesías Yeshuá, nos enseña el verdadero concepto de “santidad de la Torá”. En la oración del maestro, pide a Hashem que sus alumnos sean “separados en la verdad” pero ¿Qué es la verdad? Nos dice el libro de Salmos:

“Tu justicia es justicia eterna, Y tu Tora (Ley) verdad” (Tehilim – Salmos 119:142)

La voluntad de Hashem es que nos separamos en la verdad que es Torá, pues solo en la Torá están registradas las normas que nos separan de los violadores de la Torá. Ser santos es acatar la norma de la Torá, atreves del cumplimiento de la “Buena Halaja” que protege la norma. De aquí desprendemos otra cosa, si ser santos es acatar la norma de la Torá, pero solo a través de la “Halaja” (Camino – forma legal de cumplir la mitzva), nos preguntamos,¿Cuál es la Halaja que debemos seguir? Y aunque la pregunta es demasiado general, debemos partir de una premisa, de una base, para definir cuál es el espíritu de las Halajot (leyes) que debemos seguir con tal de agradar aquel que nos tomo por soldados.

Nuestro amado Mesías Yeshuá dijo en una ocasión:

Yo soy el camino la verdad y la vida” “Anoji HaDerej veHaEmet veHajayiim” (Jn.14:6)

Al igual que la Torá es Verdad (Salmo 119:142), la Tora es el Camino (Ex 18:20), y la Tora es la vida (Dt. 6:24), así también Mashiaj es la verdad, el camino y la vida. Y es que no se trata de “dos verdades” distintas, sino que de la misma verdad, camino y vida de la Torá manifestada en carne en la persona del Mashiaj Yeshuá. Por lo que aprendemos que la conducta, las enseñanzas, el espíritu del Mashiaj marca la tendencia de cuál es la buena Halaja fijada por él mismo y por los sabios a la cual debemos aferrarnos para el buen cumplimiento de las mitzvot.

Según está Parashá ser santos es: respetar a los padres, guardar el shabat, no cometer idolatría, sacrificar de forma correcta, dejar parte de los productos del campo para el pobre, no hurtar, no engañar ni mentir, no jurar falso, no oprimir ni robar, no retener el salario de un jornalero, no maltratar al minusválido, no maldecir a un hermano judío, temer al Eterno etc. En esta Parashá encontramos 51 preceptos de la Torá, lo que me parece bastante para una porción tan corta. Y es que en breves palabras, lo que Hashem nos está mostrando es que es lo que tenemos y no tenemos que hacer para ser santos. Solo las normas y el cumplimiento de las mitzvot (halajot) nos hacen santos.
La santidad no es ser “santurrones”, no se trata de ir a un convento religioso y estar escondido ahí por años, tampoco es tener experiencias espirituales que penetran lo emocional y nos dejan como borrachos del espíritu santo. Ser santo es reflejar el carácter del Eterno, a través del cumplimiento de los mitzvot. Por eso está escrito:

“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente del Mashiaj” (1Corintios 2:16)

Nos dice el Rabino Shaul, “vosotros tenis la mente del Mashiaj” que es equivalente a tener la mente de Hashem. Las personas que él cumple con la Halaja del Mashiaj, haciendo la buena halaja de los sabios de nuestro pueblo, logran que sus mentes se transformen en las mentes divinas, santas para Hashem. Pues el cumplimiento de cada mitzvot eleva al ser humano de su plano terrenal conectándolo con el Creador, santo y bendito es él.

¿Pero cuál es la Halaja del Mesías que debemos aprender? Es fácil ser buenos religiosos, pero lo difícil es ser buenas personas. El ataque de Yeshuá hacia sus coterráneos Perushim (Fariseos) más que ataques de carácter “halajicos” (discusiones legales) eran ataques de carácter “éticos, morales” está escrito que Yeshuá dijo:

“Y Yeshuá les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos” (Mateo 16:6)

La levadura de los Fariseos eran sus enseñanzas (ver Mt. 16:12) contaminadas por sus malas intenciones, en sí mismas las enseñanzas buscaban buenos propósitos, proteger el mandamiento y alcanzar la santidad. En otra ocasión Yeshuá recomendó “Hacer lo que ellos decían, pero no hacen como ellos hacían”. Como está escrito:

“En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen” (Mateo 23:3) 

Si uno en realidad quiere ser santo, y observante de la Torá, debe cumplir con el espíritu del Mashiaj en contenido en cada mitzva, esa es la Halaja del Mesías. El amor al prójimo, por lo contrario los “buenos religiosos” no aman a su semejante, pues con toda su “santidad” y “religiosidad” ponen el pie a la persona que con sinceridad desea buscar a Hashem.

Mashiaj Yeshuá nos ilustro una parábola, respecto de un Publicano arrepentido y un Fariseo ególatra, el Fariseo rezaba para sí diciendo: “Te doy gracias porque cumplo todas estas mitzvot, y no soy como este Publicano, y en cambio el Publicano oraba diciendo, se propicio a mí que soy pecador”. El Fariseo buscaba ser un buen religioso, pero el publicano buscaba a Hashem para ser una mejor persona. Todos sabemos quién hallo gracia ante Hashem primero.

Mashiaj Yeshuá dijo, ilustro otra parábola, muy conocida, “el buen samaritano”, todos saben que en el camino, un Levita, un Sacerdote, no pudieron ayudar al herido, quizás por razones de “Pureza Ritual”, ellos prefirieron seguir adelante y no ayudar al hombre moribundo que yacía en el suelo. Ustedes dirán, pero la mitzva de la pureza ritual y el servicio en el Templo era más importante que ese hombre herido en el suelo, ¿Pero acaso no está escrito? Por el Profeta Osheaj:

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” (Osheaj 6:6) 

Y es que ante cualquier miztva la vida del ser humano es más importante. Esa es la verdadera santidad. Respecto de lo mismo el Rab Shaúl llego a escribir:

“Si yo hablo en los idiomas de los hombres y de los mensajeros, pero no tengo amor, vengo a ser como un címbalo que resuena o un platillo que retiñe. Si tengo profecía y entiendo todos los misterios y todo conocimiento; y si tengo toda la fe necesaria para trasladar los montes, pero no tengo amor, nada soy. Si reparto todos mis bienes, y si entrego mi cuerpo para que lo quemen, pero no tengo amor, de nada me sirve” (1Corintios 13:1-3)

En esta porción se nos habla acerca de muchos mandamientos, todos vinculados con las 10 Palabras de Hashem registradas en Ex. 20. Y hallamos también la segunda norma más importante de toda la Torá: “amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikra-Levitico 19:18) Lo cual nos muestra la tremenda y estrecha relación que hay entre la santidad, la observancia, y el amor, esa es la verdadera santidad, como está escrito:

“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley (Romanos 13:8)

Hashem nos permita ser santos, con la verdadera santidad, la que nos hace mejores personas, y no buenos religiosos.

Shavua Tov – Buena Semana.

jueves, 16 de abril de 2020

Principios del Rambam y el Brit Hadasha

         


Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
Rabí Yeshúa ben Yosef, Yojanán 4:22 (LBLA)
Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo.
Rav Shaúl ben Gamliel, Hechos 17:23 (LBLA)

Es absolutamente uno y no compuesto de ninguna manera (Rambam)
Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. שׁמע ישׂראל יי אלהינו יי אחד
Moshé rabenu, Deuteronómio 6:4 (LBLA)
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshúa el Mesías, a quien has enviado.
Yeshúa el Señor, Juan 17:3 (LBLA revisada)
Y el SEÑOR será rey sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR será uno, y uno su nombre.
El profeta Zejaryá, Zacarías 14:9 (LBLA)

- Existe por si mismo y da existencia lo que existe y dirige a todo según los propósitos de su propia voluntad
Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY – אֶהְיֶה אֲשֶׁר אֶהְיֶה. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "YO SOY – אֶהְיֶה – me ha enviado a vosotros." Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: "El SEÑOR – יֶיֶ, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.
Moshé rabenu, Éxodo 3:14-15 (LBLA)
Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
Los cuatro Seres vivientes, Apocalípsis 4:11 (LBLA)
Aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad
Rav Shaúl, Efesios 1:11b (LBLA)

- No se encuentra dentro del tiempo ni del espacio sino gobierna sobre y está fuera de todo lo creado
Y sucederá que antes que ellos clamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo habré oído.
El profeta Yeshayahu, Isaías 65:24 (LBLA)
Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad! Él hará oír su voz, su poderosa voz.
El rey David, Salmo 68:33 (RV1995)
Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO, es EL SEÑOR DIOS, EL TODOPODEROSO, el que era, el que es y el que ha de venir.
Shalíaj Yojanán ben Leví, Revelación 4:8 (LBLA)

- No es corpóreo ni se asemeja a nada
Entonces el SEÑOR os habló de en medio del fuego; oísteis su voz, sólo la voz, pero no visteis figura alguna… Así que guardaos bien, ya que no visteis ninguna figura el día en que el SEÑOR os habló en Horeb de en medio del fuego; no sea que os corrompáis y hagáis para vosotros una imagen tallada semejante a cualquier figura: semejanza de varón o hembra, semejanza de cualquier animal que está en la tierra, semejanza de cualquier ave que vuela en el cielo, semejanza de cualquier animal que se arrastra sobre la tierra, semejanza de cualquier pez que hay en las aguas debajo de la tierra.
Moshé rabenu, Deuteronomio 4:12, 15-18 (LBLA)
¿A quién, pues, asemejaréis a Dios, o con qué semejanza le compararéis?
El profeta Yeshayahu, Isaías 40:18 (LBLA)
“No hay semejante a ti, oh SEÑOR”
El profeta Yirmeyahu, Jeremías 10:6 (SSE)
Grande es el atrevimiento de los profetas que asemejan la criatura con el Creador, como está dicho: “Y sobre la semejanza del trono una semejanza que se parecía a un hombre”. (Ez 1:26)
Bereshit Rabá 27A (Siglo III)

- No está sujeto a cambios ni tiene sentimientos
Porque yo, el SEÑOR, no cambio – נִיתִישָׁ לֹא.
El profeta Malají, Malaquías 3:6a (LBLA)
Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.
El shalíaj Yaakov ben Yosef, Santiago 1:17 (LBLA)

- No tiene imperfección ni necesidad alguna
El bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores; el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A El sea la honra y el dominio eterno. Amén.
Rav Shaúl ben Gamliel, 1 Timoteo 6:15b-16 (LBLA)
Y este es el mensaje que hemos oído de El y que os anunciamos: Dios es luz, y en El no hay tiniebla alguna.
El shalíaj Yojanán ben Leví, 1 Juan 1:5 (LBLA)
El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay , puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres , ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas; y de uno hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación, para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotros; porque en El vivimos, nos movemos y existimos
Rav Shaúl ben Gamliel, Hechos 17:24-28a (LBLA)

martes, 7 de abril de 2020

PESAJ: ¿CIRCUNCISIÓN PARA PESAJ?

¿CIRCUNCISIÓN PARA PESAJ? 

Shalom Javerim:

Ya que estamos dentro de los días de pesaj, y permítanme dar mi respuesta a la pregunta del título de este artículo: ¿Podemos celebrar pesaj y no estar circuncidados? 

En la Torá escrito lo siguiente:

“HaShem dijo a Moshé y a Aharon: “Esta es la regulación para el cordero de Pésaj: ningún extranjero la comerá. Pero si alguno tiene un esclavo que compró por dinero, cuando lo hayas circuncidado, él puede comerla” (Shemot 12:43-44)

“Si un extranjero que se está quedando contigo quiere observar el Pésaj de HaShem, a todos sus varones circuncidarás. Entonces él puede tomar parte y observarla; él será como un ciudadano de La Tierra. Pero ninguna persona incircuncisa puede comerla. (Shemot 12:48) 

La Torá es clara en los siguientes puntos:

1.- La Torá prohíbe comer el korban de pesaj al incircunciso. Sin embargo, el seder de pesaj del actualmente participamos, no tiene el korban de pesaj (la ofrenda festiva). 

2.- Vemos que la Torá nos dice que la circuncisión le daba un estatus de miembro de Israel, al que se circuncidaba, y de ese modo podía comer el korban de pesaj. Pero debemos recordar que las festividades son una sombra del cuerpo que es el Mesías. (Colosenses cap- 2). Es decir, este requerimiento de circuncisión, para ser miembro del pueblo de HaShem, era una sombra, del requisito de la circuncisión interna en el Mesías, que sí le permite a la persona ser injertado en el olivo de Israel (Romanos cap 11). Por lo cual, la circuncisión - NO ES UN REQUISITO. (Ver cap. 15 de Hechos) para ser miembro del pueblo de HaShem, sino una fe completa en el Mesías Yeshúa.

3.- Según la visión del rabino Shaul de Tarso, nuestro korban de Pesaj es Yeshúa, y ya fue sacrificado por nosotros (1.Cor. 5:6). Por lo cual él dice: “celebremos la fiesta” – es decir participen del seder de pesaj. ¿Y cómo, estando circunciso o incircunciso? La respuesta es: Tal como llego a la fe del Mesías Yeshúa, así debe quedarse. Lo vemos claramente, en los siguientes versículos:

“¿Alguno ya era circunciso cuando fue llamado? Entonces no debe tratar de remover las marcas de la circuncisión. ¿Alguno era incircunciso cuando fue llamado? No debe someterse a la circuncisión. Ser circunciso nada significa, y ser incircunciso nada significa; lo que importa es guardar los mandamientos de Dios. Cada persona debe permanecer en la condición que estaba cuando fue llamada” (1Cor. 7:18-20)

En resumen, no es requisito estar circuncidado para celebrar el seder de Pesaj, teniendo en consideración todo lo anterior. Sin embargo, si alguien quiere circuncidarse, cualquiera sea su motivo: para rectificar o corregir algo que estaba incompleto, o cualquier otro motivo, lo puede hacer, y es más yo recomiendo que lo haga. Pero sepa bien, la salvación, ni la adhesión al pueblo de HaShem, viene por estar circuncidado, sino que primeramente por la fe en el Mesías Yeshúa. 

Jag Pesaj Kasher VeSameaj

lunes, 6 de abril de 2020

PESAJ: Panes de verdad y sinceridad



Shalom Javerim:

La festividad de Pesaj y Jag Hamatzot, tienen un gran contenido de simbolismos, que nos transmiten enseñanzas de una gran profundidad y riqueza espiritual, cuyo objetivo es acércanos a la pureza y simpleza que HaShem requiere de nosotros.

¿Qué representa el jametz? 

En la carta a los corintos, el rabino Shaul de Tarso escribe: 

“No es buena vuestra jactancia, ¿no sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiad la vieja levadura, para que seáis masa nueva, como sois, sin levadura, porque el Mesías, nuestra pascua,° ya fue sacrificada. Así que sigamos celebrando la solemnidad, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con ázimos° de sinceridad y de verdad. (1Corintios 5:6-8) 

La levadura es aquello que infla la masa, y como resultado nos trae el concepto de “leudado” o de “jametz”, que durante los días de la festividad nos está prohibido tener en nuestras casas. Es decir, el jametz es la masa leudada, ya fermentada, sacada de su estado pureza original. 

La masa sin jametz, sin leudar, es el pan de la festividad de pesaj, como lo llamaron nuestros sabios: “el pan de la aflicción”, el cual debemos comer durante los 8 días de la fiesta, y a través del cual aprendemos, la importancia de la inocencia en contraposición de la malicia, que hay en el corazón del hombre. 

La persona que a sido lavada por la sangre del Mesías Yeshua, (que es según el rabino Shaul de Tarso, nuestro korban de pesaj, que fue ofrecido por nosotros), ha nacido de nuevo logrando un nivel espiritual de una pureza solo comparable al de la “matza” de la festividad de HaMatzot (panes azimos), como una masa nueva, sin jametz. Esto nos lleva al punto inicial de nuestra redención. 

La matza aparece por primera vez en el libro de Shemot cap. 12, cuando los Israelitas se preparaban para celebrar su primera festividad, a punto de ser sacados de la esclavitud, y presenciar el castigo en manos del malaj hamabet (ángel de la muerte), que mataría a todo primogénito de la nación de Egipto, que hubiese marcado los dinteles de sus puertas con un cordero apto para dicha función, como HaShem lo había ordenado. Y es que entonces la matza, está totalmente ligada a la redención y a la libertad. Y ahora, no hablo de la libertad física solamente, ni de la redención física tan solo, aunque eso significo para ellos. Sino que ahora hablo de que la matza, el pan nuevo y sin jametz, nos habla acerca de estos temas tan importantes de la vida espiritual, la redención y la libertad, se obtienen solo siendo verdaderas matzot (panes sin levadura).

Según lo escrito por el Rab Shaul: “una masa nueva”, es aquella persona que vive como: “sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”. La clave está en quitar entonces: La mentirá que es lo contrario a la verdad, y la hipocresía, que es lo contrario a la sinceridad. Ese es el inicio del análisis personal que debemos hacer en esta festividad, para transformarnos en una “masa nueva, de verdad y sinceridad”, y no seguir siendo; “pan leudado de malicia, de mentira e hipocresía, como lo dijera textual el rab Shaul: “no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad”.

En cierta ocasión el Mesías Yeshua dijo: “cuidado con la levadura de los perushim (fariseos)”. El pasaje dice en el evangelio de Lucas: 

“Entretanto, se habían aglomerado miles y miles de la multitud, hasta el punto de que se pisoteaban unos a otros. Entonces comenzó a decir primero a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no será descubierto, ni oculto, que no será conocido (Lucas 12:1-2) Y el pasaje de Mateo dice: “Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos” (Mateo 16:12)

Y es que el Mesías no está aquí, invalidando las halajot de ellos, pues más adelante diría: “haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen”. Por lo que cuando se refiere a su doctrina, no se refiere a la Torá Oral, ni a las determinaciones o takanot rabínicas de la época. Pues Yeshúa no vino a anular dichas cuestiones legales, es más las cumplió y vivió y actuó dentro de los márgenes de la Torá y la halaja. 

¿Entonces a que se refería?

El pasaje de Lucas nos da la pista, pues dice: “se habían aglomerado miles y miles de la multitud, hasta el punto de que se pisoteaban unos a otros”, y justo después de ver esto dijo: “cuidado de la levadura (doctrina) de los Fariseos”. Es decir, Yeshua comprendió que el acto egoísta y malicioso de la multitud, que no lo buscaba con verdad y sinceridad (no como matzot nuevas), sino que solo por el alimento (como panes con la levadura vieja), era una herencia de la conducta/doctrina de los fariseos. Es decir, la multitud hacía, lo que los malos Perushim hacían, actuaban hipócritamente, y por eso Yeshua les enseñaba diciendo; “cuidado con la levadura de los Perushim”. 

Recuerdan aquella ocasión en que ellos dijeron: “Hijos de Abraham somos”, y Yeshua les respondió: “Si fueses hijos de Abraham, las obras de Abraham harías, pero ahora procuráis matarme”

Nota. Aclarar, que había un grupo de Perushim que llevaba esa conducta, los enemigos de Yeshua, que deseaban su muerte, y que muchos otros no. 

Como vemos, la levadura de malicia, mentira, hipocresía, es aquella de la cual necesitamos urgentemente limpiarnos. Si en este pesaj, insistimos en seguir haciendo el mal a otros, hablando mal de tu hermano/a, pretendiendo servir a Dios por el premio y no por amor, como si él no se diera cuenta de nuestra poca honestidad para servirle, buscando agradar a los hombres antes que a HaShem, entonces estaremos siendo igualmente hipócritas como lo fueron aquellos que siguieron la dotrina de los fariseos. 

En este Pesaj tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo, limpiando nuestros corazones, ¿Cómo? Con el jabón de la verdad y la sinceridad. Aun cuando hubiésemos pecado, es hora de ser honestos, de buscar el rostro de HaShem y ponernos a cuenta, limpiando nuestras conciencias de toda malicia. Y rogándole para que el haga de nosotros una masa limpia, como panes de verdad y sinceridad.

אברהם בן יעקב 
Año Hebreo 5780 

PESAJ: Un seder de Pesaj con Yeshúa


UN SEDER DE PESAJ CON YESHUA

¿Cuál es el mejor séder de pésaj? No existe el mejor séder. Esa debería ser la respuesta precisa y políticamente correcta a esta pregunta. Pero es responsabilidad nuestra que nuestro séder, sea el mejor séder de que hayamos vivido. ¿Cómo marcamos la diferencia? Está escrito en nuestra Tora:

En aquel día harás saber a tu hijo: "Esto es con motivo de lo que hizo conmigo Adonai cuando salí de Egipto."  (Exodo-Shemot 13:8)

El Padre debe encargarse de hacer saber a su hijo, lo que los hijos de Israel vivieron en Egipto en sentido literal, relatar todos los sucesos del éxodo y la estadía de los hijos de Israel en Egipto y de cómo HaShem los liberto, trae enseñanzas de gran bendición a la familia por el solo hecho de relatarlas.

Pero realmente el Padre debe transmitir en la mesa en la noche del séder, esta experiencia personal que él tuvo con la esclavitud espiritual, y cómo fue que pudo obtener esta libertad espiritual que hoy le permite estar sentado en esa mesa participando de una ceremonia llena de sentido espiritual. La clave para que el Padre de familia llegue a entender y comunicar esto se llama: “Yeshúa el Mesías”. El ingrediente de nuestro séder más importante es que relatemos las obras del Mesías Yeshúa en nuestras vidas. Como la fe en él nos trajo de las tinieblas a la luz más admirable. No sé por qué de pronto tengo la impresión que lo más falta en nuestro séder anual de Pesaj, es la presencia de nuestro salvador y libertador Yeshúa. Como si lo hermoso del séder, y la exuberante sabiduría del judaísmo, de pronto opacara al Mesías Yeshúa. Quizás no entendemos aún que él es mayor que Moshé y por lo tanto la pieza más importante en todo lo que hacemos en nuestro servicio HaShem.

Como está escrito:

“Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo” (Hebreos 3:3)

Debemos tener claro lo siguiente: Yeshúa es el centro de la Torá, sus enseñanzas son el cuesco de la Torá, y él objetivo de la misma, y sin él, todo ceremonial que hagamos carece de sentido, para los que han creído en él como el Mesías. Lógicamente el séder de pésaj tiene mucho sentido para quienes no han creído y confesado la mesianidad de Yeshúa, ellos nos pueden ser medidos con esta medida, pero nosotros sí. Para nosotros el séder de pésaj carece de sentido sin el Mesias Yeshua no está dentro del seder. Es más, toda nuestra observancia religiosa carece de real valor si él, sus enseñanzas, y las enseñanzas de sus emisarios, no forman parte de nuestra observancia diaria. Pues luego ¿Qué hay de diferente en nosotros respecto del judaísmo tradicional? ¿Qué había de diferente en esos primeros alumnos del mesías, que vivieron hasta entregar sus vidas por su profunda convicción de que él era el Mesías prometido a Israel, respecto del judaísmo de su época? La diferencia clave, que es la diferencia que, entre el cielo y la tierra, es nuestra emuná en Yeshúa como el Mesías prometido a Israel. Ellos no creen en él, y está bien, es plan divino. Pero nosotros que creemos en él, no podemos ni debemos ignorarlo. Esta debe ser la manera en la que nosotros debiésemos vivir respecto del judaísmo tradicional. “Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado este”. Este es Yeshúa, el cual es superior a todos.

Podría ser que vivamos la paradoja de decir creer a quien no le obedecemos. Respecto del séder de pésaj, sabemos que por boca de los alumnos de Yeshúa, que él les ordeno lo que está escrito:

De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; HACED ESTO CUANTAS VECES LA BEBÁIS EN MEMORIA DE MÍ” (1 Corintios 11:25)

Lo cual demuestra que el séder de pésaj tiene una profunda conexión con Yeshúa, su muerte y resurrección. Cada vez que participamos del pan y el vino, y cuanto más en el séder de pésaj, tenemos la obligación de hacer que nuestro séder sea el mejor séder de todos por cuanto tenemos por Mesías y Salvador al más alto de todos, como hemos leído en la carta a los hebreos, el dueño de la casa dentro de la cual servimos. Esta casa es la Torá.

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es el Mesías, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7)

אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779