martes, 28 de septiembre de 2021
Parasha 1 Bereshit 5774 - Cambiando ayn (ע) por alef (א)
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
Cambiando ayn (ע) por alef (א)
Shalom amigos, esta semana estudiamos la primera porción del ciclo anual de lectura y estudio de nuestra bendita Torá. Sin duda alguna, la Parasha Bereshit, es una de las porciones más místicas, profundas e intrigantes de toda la Torá, y escoger un solo aspecto de ella para comentar se hace muy difícil, pero no por ello menos apasionante.
El relato de la
creación, nos dan testimonio de como HaShem desea transmitirnos
sus enseñanzas y las leyes que rigen esta creación para que vivamos una vida
abundante. Es una buena pregunta para comenzar: ¿Qué es ser abundantes? nuestro
amado Mesías Yeshuá dijo: "Yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia"
Sin duda el primer ser
humano, Adam habiendo sido creado en la más altas de todas las alturas
espirituales, pudo discernir la diferencia verdadera entre tener una vida
abundante y después de su pecado, tener una vida sin abundancia.
Nos dice el midrash, y también
nos enseñan los mekubalim (cabalistas) que el primer humano era ser de luz,
pero que luego de su pecado, si bien no perdió del todo su grandeza y conexión
con el mundo celestial infinito, su luz,
fue disminuyendo poco a poco, al punto de que la raza humana llegara a ser un
pesar para HaShem, como leemos en el final de esta Parasha: "Y le peso a HaShem, haber creado al
hombre sobre la tierra".
Cuando el primer hombre
peco, y se vio desnudo, dice la Torá, que HaShem hizo túnicas para cubrirle la
"piel", esto nos muestra, que antes de su desobediencia ellos estaban
vestidos de tal forma, que no advertían "ni necesitaban" darse cuenta
que estaban desnudos. O bien, a sus cuerpos no les aplicaba el concepto de "desnudos", pues no podian estarlo. La palabra "piel" en hebreo "עור" (or - piel), que leemos en el Capitulo 3 verso 21 de Bereshit, tiene la misma fonética que la palabra "luz" en hebreo "אור"
(or - luz) , y se escriben casi igual, de no ser por una letra hebrea, la letra
alef (א) que representa al Eterno, y a los mundos de luz, los mundos
celestiales, que están más alla de los físico y espiritual. La letra alef, es
la primera letra de la Torá, pero no escrita, de forma implícita, antecediendo a
la primea letra escrita, la bet (ב), para revelarnos la necesidad del hombre de volver a ser seres de luz.
Por otra parte la letra
"ayn" (ע) que también significa "ojo" nos revela que la luz,
con alef, que irradiaba el primer Adam y que le permitía estar totalmente
conectado con los mundos superiores, fue reemplazada por el deseo de los ojos,
cayendo sobre ellos un cuerpo de "piel" "עור" (or - piel ).
Como está escrito:
"Y vio la mujer que el árbol, era bueno para
comer, tentador para los ojos" (Bereshit 3:1)
La poderosa luz del
Eterno, o las tinieblas (que es el ocultamiento de la luz del Eterno), tienen
una fuente primordial, el ojo. Y es por está razón que nuestro amado Mashiaj Yeshuá llego a
decir:
"La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de
luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas"
(Lucas 11:34)
La lámpara del cuerpo
es el ojo, por ahí entonces recibimos aquello que permitirá andar en luz, y por
ahí podremos filtrar aquello que siendo oscuridad puede ocultar la luz del
Eterno que mora en nuestro interior.
Cuando el ser humano permitió
que sus ojos que son "lámpara" se llenaran de "oscuridad"
no pudo discernir más entre el bien y el mal. Como le ocurrió a las personas de
Ninive, que por su gran pecado, ya no sabían discernir entre "su izquierda
y derecha", y como dijera el profeta que acontecería en los últimos días: "a lo bueno llamaran malo, y a lo malo
llamaran bueno". Y esto es lo que sucede en todo el mundo.
El ser humano que
contamina sus ojos, es decir: "su forma de ver la vida" llena su alma
de tinieblas y oscuridad, y lo que sucede con él, es que sus sentidos
espirituales duermen ante la realidad de las realidades. Es decir, la verdad verdadera, no es aquella que vemos con nuestro
ojos físicos, ni la que percibimos con los ojos de nuestro entendimiento,
aunque pudiésemos tener un poco de luz, esa luz, que percibimos internamente es en realidad una fracción mínima de la realidad de las realidades que nos ha sido
velada y que simplemente no podemos ver, pero que sin embargo, estamos invitados
a revelar.
Como está escrito:
Como está escrito:
"alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis
cuál es la esperanza a que él os ha llamado,
y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos"
(Efesios 1:18)
¿Cuál es la esperanza a
la cual ÉL nos ha llamado, y cuál es nuestra herencia, que solo puede ser
vista, alumbrando los ojos de nuestro
entendimiento?
Pensémoslo de la
siguiente forma:
Usted y yo vivimos en
el 1% de la realidad de las realidades, y luego pensamos que esa es realidad, que equivale al 1%, es la única realidad posible: Nuestros trabajos que nos
mantienen esclavos, nuestras familias que se desunen por peleas y discusiones sin
sentido, las enfermedades que creemos que no tienen cura, nuestras
congregaciones que se contaminan por nuestras riñas infantiles, son parte del
1%, que no ha sido afectado para bien con la realidad de las realidades, donde
se manifiesta esa LUZ, con alef, donde HaShem quiere que tengamos acceso. Es
decir, hablamos de un 99% de realidad espiritual
y física que desconoceos, y que HaShem quiere que usted y yo entremos para
tener VIDAS EN ABUNDANCIA.
Para poder acceder al
mundo de la luz, al mundo de la alef, de la cual fuimos privados por una luz
"piel" que no nos permite distinguir del todo, la realidad de HaShem,
ese 99%, debemos hallar la cura, por
donde comenzó la enfermedad, los ojos. La manera en la que miramos el mundo, y
nuestras distintas situaciones. La manera en la que usamos nuestros ojos, para
codiciar lo ajeno y las cientos de formas incorrectas en las que ocupamos
nuestros ojos deben ser corregidas, pues todas estas malas acciones nos restan
poder, el pecado quita poder, y no nos permite salir del 1% de nuestras tristes
realidades. Cuando vencemos el pecado, a través de las Tefilot (oraciones), Berajot
(bendiciones diarias), el estudio de la Torá, el cumplimiento de las Mitzvot
(mandamientos), Tzedaka (caridad y buenas obras), Teshuva (el arrepentimiento
constante), entonces de apoco, los ojos
de nuestro entendimientos son alumbrados, y podemos discernir la inmensa
herencia (la Torá) que nos ha sido legada, con el único propósito de enmendar y
corregir (tikun) el camino y la decisión del primer ancestro de toda la
humanidad, cambiando una "ayn" por una "alef".
Y que muy pronto y en nuestros
días se pueda decir de nosotros:
"Pero
bienaventurados vuestros ojos, porque
ven; y vuestros oídos, porque oyen" (Mateo 13:16)
Shavua Tov - Buena
Semana.
Parasha 1 Bereshit 5776 / El recato que vence a la Serpiente
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
EL RECATO QUE VENCE A LA SERPIENTE
Shalom hermanos, volvemos a iniciar el ciclo anual de estudio de la TORÁ. En la Parasha Bereshit (en el principio de) que corresponde este año, leemos el trascendental suceso de la primera caída del hombre. Leemos en nuestra sagrada Torá:
“Y ambos estaban desnudos, el hombre y la mujer, y no se avergonzaban” (Bereshit – Génesis 2:24)
Del comienzo de este relato nos surge la siguiente duda, ¿Por qué Adam y Java su esposa “no se avergonzaban”? Al estar desnudos Adam y su esposa, no tenían ningún sentido de “recato”, como lo tenemos hoy en día, por esa razón no se avergonzaban. Hoy después de la caída del primer hombre la concepción de “recato” es distinta en cada sociedad y cultura. Pero aún que es esta concepción de recato es distinta en cada parte del mundo, gracias a Dios, nadie anda por la vida sin vestir. Es decir el hombre hoy tiene una conciencia general de “recato”, y gracias a esto nadie en ninguna parte del mundo, (con muy pocas excepciones) vive sin poner algo sobre su piel.
Sin embargo Adam y Java tenían conciencias muy espirituales muy desarroladas, por lo que hasta antes del pecado, no notaban la diferencia entre vestir y no vestir, y la gran razón de esto es que aún no tenían “Ietzer Hara” (inclinación al mal). A raíz de esto es que el comentarista Rashí nos enseña que no solo no tenían temor a estar desnudos, sino que además, no tenían “pudor” de tener relaciones sexuales a la vista de toda la creación, y esto fue el gran aliciente para la serpiente, la más astuta de los animales del campo que Dios había hecho.
Leemos en la sagrada Torá:
“Ahora bien, la serpiente era más astuta que todos los animales del campo que había hecho el Eterno Dios” (Bereshit - Génesis 2:25)
En este versículo, la Torá pareciera que cortara el relato para introducirnos al relato de la serpiente y el fruto prohibido. Sin embargo esta aparente desconexión entre el versículo 24 y el versículo 25, es solo aparente, ya que la Torá nos está mostrando la razón por la que la serpiente decidió abordar a Java y Adam, y fue porque estaban DESNUDOS, sin RECATO y sin PUDOR. Rashi nos comenta que en vez de haber introducido este relato con la característica de la serpiente, justo después de decirnos que el hombre y la mujer estaban desnudos y no se avergonzaban, debio habernos introducido con el versículo: “Y el Eterno Dios hizo para el hombre y para su mujer túnicas de piel y los vistió” lo cual hubiera sido una continuación temática más adecuada. Por lo tanto esta interrupción viene a enseñarnos que la serpiente los abordo a raíz de que estaban desnudos y no se avergonzaban. Rashí va más allá citando el Midrah Rabá, que esta fue la razón por la que la serpiente los abordo, pues los había observado desnudos, dedicados a tener intimidad sexual a la vista de todos y se inflamo de deseo por ella.
De aquí aprendemos una importante lección de cómo cuidarnos del pecado. Sobre todo del pecado de índole sexual, pero este principio puede ser aplicado a toda nuestra conducta y manera de vivir.
Si Adam y Java, no se cubrían, y esto dio pie a la astuta serpiente para abordarlos. Nosotros debiésemos vivir cubiertos, llenos de pudor y recato, en cada área de nuestras vidas. Esto es lo que el sabio Shlomo HaMelej (Salomón el rey) llama en sus escritos como: “Temor a Dios”. No que Adam y Java no hubiesen tenido conciencia de temer a Dios, respecto del recato o del pudor, sino que NO PODIAN tener esa conciencia porque aún no habían pecado.
Los mandamientos de la Torá, más sus distintas aplicaciones legales (halajot) son las vestiduras que necesitamos para no ser abordados por el pecado. Mientras más mandamientos nos esforcemos por cumplir, y estudiar, con el correcto espíritu del Mesías en nosotros, podremos vencer las obras de la serpiente como está escrito, en la carta de Iojanan:
“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1Juan 3:8)
Y como está escrito por el Shaliaj (apóstol) Iaacov (Santiago):
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Iaacov – Santiago 4:7)
Someterse a Dios, es vestirse de la desnudez que poseemos por nuestra falta de relación con Dios. Somertese a Dios, es permitir que la obra de Yeshuá HaMashiaj se haga una realidad en nosotros, quien apareció para deshacer las obras del diablo. Tenemos por lo tanto desarrollar esta conciencia de vivir “cubiertos” en toda área de nuestras vidas, para el pecado no tome tiempo y avance sobre nosotros y no nos domine.
La serpiente, no solo representa al adversario como “un ser” designado para ciertas acciones específicas, que son contrarias al hijo de Dios. Sino que también junto con su instigación al hombre, logro que dentro de él naciera lo que dentro del Judaísmo se conoce como la “inclinación al mal” o Ietzer Hara.
¿Qué es el Ietzer?
La palabra יצר, raíz de la palabra “ietzer” (יצר) significa “FORMAR” o “MOLDEAR” algo a partir de su estado inicial. Nos dice el Rab Hirch que tiene siempre una connotación pasiva, no activa. No significa “lo que forma” sino que “lo formado”. Lo cual nos muestra que el “ietzer” es una “formación” del pensamiento humano, es la idea de lo que podemos alcanzar, y que nos INCITA, nos TIENTA a alcanzarla, pero finalmente SOMOS NOSOTROS LOS QUE FORMAMOS este pensamiento. Podemos darle una forma positiva, o aceptar el deseo de lo atractivo y finalmente ser sometidos a la esclavitud del pecado. Hay en nuestro interior dos inclinaciones, una hacia el mal, la cual forma constantemente en nosotros, las ideas que nos tientan a alejarnos del Creador. Pero gracias a Dios, también dentro de nosotros hay una inclinación al bien, el deseo original del alma del ser humano, que busca tener una conexión limpia con su creador, obedecerlo, servirlo y amarlo.
Hace un par de semanas aprendí algo muy lindo de nuestro Morè (Maestro), mientras nos enseñaba: “La persona siempre será esclava, no hay forma de ser libre en esta vida, uno siempre será esclavo, decía…” ¿pero cómo será posible que diga esto dije yo? E inmediatamente respondió: “uno es esclavo del pecado toda la vida si así lo desea, o esclavo de la justicia toda la vida si así lo desea, finalmente es uno quien decide a quien quiere servir a Dios o a la inclinación al mal.
Vistámonos entonces de PUDOR, RECATO espiritual para que la serpiente nos aborde. Mientras más mandamientos sumemos a nuestras vidas, con el correcto espíritu del Mesías, no seremos engañados, y lograremos vencer en el día malo. Como está escrito: “tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firme”..
Shalom en el Mesías Yeshúa.
Parasha Bereshit 1 / 5775 - El objetivo de la unidad entre el Mundo Alef y el Mundo Bet
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
Una de las enseñanzas más impactantes de esta porción, tiene que ver con todo el contenido profético que hay en sus primeras 7 palabras y más aun en las letras contenidas en estas 7 primeras palabras. Sí, aunque usted no lo crea, las primeras 7 palabras del libro más leído del mundo y de la historia de la humanidad, traen consigo profunda lecciones, sobre el funcionamiento del mundo, sobre el pasado, presente y futuro del Mundo de Israel, y más aun pareciera enseñarnos el fin de todo.
Está escrito que Hashem nos declara el fin, desde el principio (bereshit):
“Que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré (Isaías 46:10).
Las primeras 7 palabras de la Tora son:
Fonética: “Bereshit Bara Elohim Et Hashamaim VeEt Haaretz”
Traducción dinámica: “En el principio creo Di.s los cielos y la tierra”
La letra ב (Bet) es la primera letra de la Tora. Son muchas las cosas que podríamos decir respecto del porque Hashem quiso, que la segunda letra del alefato hebreo y no la primera (la letra א “alef”) fuera la primera letra de su bendita Tora. Sin duda alguna hay muchas enseñanzas al respecto. Veamos con la ayuda de Hashem, cuanto podemos llegar a profundizar:
.- El valor numérico de la letra ב (Bet) es 2. Lo cual que nos muestra que la creación en sí misma es dual y que su objetivo es lograr la unidad (representada por la א alef cuyo valor numérico es 1):
Si la primera letra del alefato hebreo es la א “alef” y Hashem decidió prescindir de ella como la primera letra de la creación y en su lugar puso a la letra ב (Bet), es porque el objetivo de la creación es unirse a la alef, la cual representa al mundo celestial (del cual creemos vendrá el mundo venidero - Olam Haba).
Tenemos por lo tanto que la alef representa al mundo celestial donde todo es EJAD (unidad – uno). Y tenemos que la Bet representa el mundo terrenal donde el propósito de quienes vivimos en este mundo es unirnos al mundo celestial de la alef.
¿Cómo el hombre y la mujer se unen a ese mundo celestial? El emisario Shaul de Tarso (Pablo) escribió diciendo:
“No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en el Mesías Yeshua” (Galatas 3:28)
Claramente en este mundo si hay esclavos y libres, si hay gentiles y Judíos, y si hay hombres y mujeres, nunca han dejado de existir, y la voluntad del creador es que existan Judíos, gentiles, esclavos, libres, hombres y mujeres en este mundo. Sin embargo, a pesar de que esa es su voluntad cada individuo debe buscar la unidad con su par o su contrario para así acercarse al mundo celestial. Por lo cual, cuando el emisario Shaul dice que “Ya no hay”, se está refiriendo a un estado espiritual o celestial que lógicamente no está en este mundo y que no podemos ver con la visión física. En otras palabras, cuando alguien está en el Mesías Yeshuá ha venido a ser parte de esa unidad celestial contenida en la alef, cuando uno vive sin el Mesías, está separado de esa unidad y sigue muerto en los delitos y pecados, no puede acceder a ese mundo de la unidad celestial pues está dominado por elementos y principios que lo conducen a la separación de lo que acerca a Hashem.
La voluntad de Hashem es que lleguemos a unirnos a él como lo fuimos en el origen de la creación. Como lo hubiera dicho el Mesías Yeshuá:
“Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros (Yojanan – Juan 17:11).
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Yojanan – Juan 17:21).
“La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Yojanan – Juan 17:22)
Veamos algunos ejemplos de la unidad que se busca en el mundo bet:
.- Di.s hizo al hombre y la mujer (dualidad), estos dos se unen formando la ejad (unidad) perfecta, cuando se casan y por medio del acto intimo tienen hijos que son educados en las palabras de la bendita Tora.
.- Di.s hizo al Shabat respecto de los días de la semana. Es decir no hay semana completa sin el Shabat. Esto nos muestra que todo en la semana gira en torno al mandamiento de observar el Shabat. Cuando cumplimos dicho precepto, nos hacemos una perfecta unidad con el Creador, la creación, todo Israel, las personas de las naciones que lo observan, concretando así la unidad del pueblo de Hashem con el mundo celestial regido por la alef.
.- Di.s creó a Israel y a las naciones (dualidad), el objetivo de esta creación es que las naciones se unan a la luz de Israel. Es decir que se sujeten a su fe, sus bases de compresión de las sagradas escrituras. Esto será una realidad en el reinado Mesiánico, cuando las naciones podrán ser una unidad con el reinado de Israel, que el Mesías ejercerá a través de la enseñanza de la Torá.
El mundo alef, es un mundo que no podemos visualizar con los ojos físicos, no podemos percibirlos con ningún sentido natural, a menos que estos sentidos naturales se unan a sus sentidos pares en el mundo espiritual, para así poder ver, oír, gustar, tocar, oler, aquello que está en el mundo celestial. Es decir, tal cual tenemos 5 sentidos naturales, tenemos también 5 sentidos espirituales. Todos estos sentidos se pueden activar solo a través de la unidad con el mundo alef a través de la emunah (fe, fidelidad) ¿Cómo lo sabemos?, está escrito:
“Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)
“Yeshuá le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Yojanan – Juan 20:29)
Por esta razón es que solo el poder de la FE puede hacernos heredar la vida eterna (Olam Haba) y darnos aun en este mundo una conexión con el mundo alef, uniéndonos al Creador, permitiendo que la vida del mundo venidero sea una realidad en este mundo. El poder de la fe, nos traer el poder del mundo alef al mundo bet.
Las personas en los tiempos de Yeshuá que tenían fe en Di.s recibían sanidad, milagros, los muertos eran resucitados, sus pecados eran perdonados, etc. Todas estas maravillas pertenecen al mundo celestial, y fueron bajadas a este mundo a través del poder de la Fe, que es la superación de los sentidos naturales, por los sentidos espirituales, siendo LA FE la convicción DE LO QUE NO SE VE.
De aquí podemos aprender que hay herramientas espirituales, que anteceden a la creación y por lo tanto no pertenecen a este mundo, que nos unen al mundo celestial donde está la alef y donde todo es ejad, pero que a pesar de no pertenecer a este mundo están en este mundo y nos unen al creador de todo.
Según el Talmud, el Eterno creo 7 cosas antes de crear el mundo, por lo cual, en virtud de estas 7 cosas el mundo existe y es sostenido:
1.- La Torá, cf. Proverbios 8:22:
En el pasaje de Bereshit 1:1, hallamos la partícula (תא) “ET”- aquella partícula no tiene traducción a ningún idioma. Y como vemos se trata de la letra alef, primera letra del alefato hebreo, y la letra tav, ultima letra del alefato hebreo. De aquí podemos deducir que Hashem uso las letras hebreas (el alefato) para crear al mundo.
Cada vez que hayamos esta partícula en la Torá, el pasaje nos estará hablando del Mesías.
También nos muestra que si nosotros nos conectamos con las letras hebreas de la Torá, y captamos su mensaje, finalmente podremos acceder al mundo de la unidad celestial de alef.
La partícula “ET” es la cuarta de las 7 palabras del primer verso de la Torá y alude directamente al
Mesías. Pues el Mesías dijo que él es la Alef y la Tav:
“Yo soy la Alef (א) y la Omega (ת )el principio y el fin, el primero y el último (Apocalipsis 22:13).
El Mesías Yeshuá nació y vivió en la tierra justamente en el periodo del año 3990 y 4.040 aprox., del calendario Hebreo actual.
Como la Torá es una creación del mundo Alef, su estudio, su cumplimiento nos hace parte de la unidad celestial. Cada buena acción, una ayuda al necesitado, un perdón al que nos ofendió, una misericordia, un consuelo, nuestras oraciones y rezos, y tanto más que nos enseña la bendita Torá nos hace una EJAD con el Eterno. De aquí entendemos las palabras del más importante de todos los mandamientos.
“Escucha Israel Hashem, nuestro Elogió, Hashem UNO es” (Devarim 6:4)
Pues el fin de todo es hacer que Hashem sea uno (como lo es), pero también con nosotros. Por el lado contrario toda acción contraria a la Torá de Hashem y a su espíritu, nos separa de la unidad con el mundo celestial de alef.
2. El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.
Al igual que la fe, el arrepentimiento nos une al mundo alef. El poder de la teshuva (retorno – arrepentimiento) es tan grande que puede cambiar los designios celestiales. Es capaz de elevar al más vil de los transgresores, transformándolo en un Tzadik (justo) inocente. Se dice en la tradición Judía que un pecador que hizo teshuva logró tener más conexión con el Eterno que uno que no había pecado. Y es que esto debe entenderse en el sentido ya mencionado, el poder de la teshuva es muy grandioso, pues rompe el velo que no dejar ver, destapa los oídos sordos, circuncida el prepucio del corazón, nos hace acceder al mundo de Hashem. Por esta razón es que la besora tova (buenas noticias) consisten principalmente en llamar a la teshuva de las almas.
El hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b:
“El cordero que fue inmolado desde de la fundación del mundo”
En 1 Pedro 1:20 está escrito:
“Porque él estaba preparado antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros”
3. El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.
El Gan Eden es el estado original de todo, fue diseñado solo para ser disfrutado con las capacidades del mundo celestial. Cuando Adam y Eva rompieron esa unidad, fueron expulsados del paraíso. El Gan Eden será nuevamente una realidad en el reinado Mesiánico donde todo era Ejad, como está escrito por el profeta:
“Y Hashem será rey sobre toda la tierra. En aquel día Hashem será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14:9)
¿Como es posible esto? El Mesías y sus enseñanzas (Jasidut) elevaran a toda la raza humana a la esfera del mundo alef, y cuando Hashem reine sobre la tierra, su nombre será EJAD.
4. Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
El lugar de castigo y la destrucción de las almas a desaparición perpetua es una creación del mundo alef., quizás para mostrarnos que con la existencia de la maldad no puede haber unidad eterna con el mundo celestial. Por lo cual, solo a través de la destrucción total de las almas, de los demonios, el Satan, la muerte, que dominaron este mundo en pos de la división del mundo terrenal con el mundo celestial, se finalizara el proceso de unificación de todas las cosas como esta escrito en el libro de revelaciones:
“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 20:10-15)
Solo después de esto, habrá una unidad completa, no existiendo testigos, ni acusadores contra los redimidos de entre las naciones, ni dentro del pueblo de Hashem, pues versos más adelante se dirá que ha llegado el momento de que el mundo alef gobierne por siempre:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. (Apocalipsis 21:1)
5. El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
“El trono de Hashem es una construcción del mundo alef, que él mismo ha levantado para gobernar desde ese lugar cuando el mundo alef descienda y sea la morada final de los hijos del Eterno. Al respecto está escrito:
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán (Apocalipsis 22:1-3)
6. El templo, cf. Jeremías 17:12.
El Eterno le dijo a Moshe que hiciera el Miskan (Tabernáculo) conforme a todo el modelo que le había sido mostrado. En realidad lo que Moshe vio fue el Templo celestial. El tabernáculo que esperaba desde antes de la creación del mundo para manifestarse una vez que todo hibiera llegado a su total unidad, bajo los parámetros del mundo celestial. Como leemos a continuación:
“Y yo Iojanan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios (Apocalipsis 21:2-3)
Como vemos, al final de todas las cosas veremos cómo el mundo celestial de la unidad total, el mundo alef, terminara descendiendo sobre nosotros, pues todas las barr eras que impedían su manifestación ya no existirán más. Hoy somos nosotros los que procuramos subir o vivir conectados al mundo alef, y cuando lo hacemos, como dirían los sabios en nuestra tradición de allá nos ayudan a unirnos más con Hashem. Pero cuando todo acabe, la manifestación de este mundo celestial de alef, será absoluto.
7. El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.
Todos sabemos que el Nombre del Mesías es Yehoshua /La salvación del Señor. Pero en realidad ese nombre es un nombre del mundo bet. Tambien el siervo de Moshe, Oshea (Mas tarde Josue), recibió el nombre de Yehoshua. Esto es debido a su función, ambos salvaron al pueblo, ambos son libertadores. El primero los ingreso a la tierra física prometida, el segundo los ingresa al mundo celestial de Alef.
Sin embargo este nombre del cual hablan nuestros sabios no es “Yeshua/Yehoshua”, ni ningún otro nombre de la Torá o los profetas, que la tradición pueda indicarnos, pues son muchos. Cada uno de ellos nos habla de una misión o rol del Mesías. Aún así desconociendo el nombre del Mesías, la sola fe, que nos conecta al mundo alef, permite que estemos usando ese nombre para beneficiarnos en las diversas situaciones de nuestras vidas; enfermedades curadas, milagros hechos, perdón de pecados dados, etc. Todas estas cosas son ejecutadas por el cielo, por el nombre del Mesías que rige en el mundo alef, que Hashem creó antes de la fundación del mundo, nombre nuevo, que él dará a los vencedores, como está escrito:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12)
Hashem tiene un nombre que nadie conoce, que solo es conocido en el mundo alef, y que rige en ese mundo. Como el nombre sagrado de las 4 letras rige en este mundo bet, y es pronunciado por el Cohen Hagadol en Yom Kipur, asi también el Cohen Hagadol del mundo clestial conoce el nombre de Hashem que rige el mundo alef, y solo él lo pronuncia y lo escribiré sobre aquellos que sean dignos. Al mismo tiempo la nueva Jerusalén tiene un nombre nuevo, como está escrito en el libro del profeta Isaías:
“Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Hashem nombrará. (Isaias 62:2)
Así el Mesías Yeshuá tiene un nombre en el mundo alef, creado por el Eterno antes de la fundación de todas las cosas, a través del cual podemos acceder a todos los beneficios del mundo celestial, con el poder de la fe, la teshuva y las herramientas creadas antes del mundo para conectarnos con ese mundo celestial.
Todo lo que hemos dicho hasta aquí se puede resumir en el poder de la palabra de Di.s, su sola palabra, crea el cosmos, la vida, y todos los mundos existentes, el mundo alef y el mundo bet fueron creados a través de su palabra, y nada creado en ellos ha quedado al azar o sin una función. Como lo dice el escritor de la carta a los Hebreos:
“Por la fe entendemos que los mundos fueron formados por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3)
El ser humano, debe hallar por tanto su unión en este mundo bet, con el mundo alef, solo a través de las palabras que permiten que todo exista. Las palabras de Hashem, que formaron ambos mundos. Si uno estudia Torá, uno se “recrea”. Si no solo estudiamos, sino que hacemos todo lo posible por hacer lo que Di.s dice en sus palabras de la bendita Torá, uno se “recrea”. Y es que realidad, la unión con el mundo alef, es una verdadera “recreación”. Cada vez que vamos hacia los últimos días, en realidad estamos volviendo al principio de todo. Cada vez que el tiempo avanza, nos volvemos a reencontrar con la posibilidad de volver a caminar sin culpas ni pecados en el paraíso, donde éramos UNO, Hashem nuestro Di.s y nosotros su pueblo.
Parasha 1 Bereshit 5777 - Un poco sobre la Alef la Tav y el Mesías.
COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
El primer versículo de la Torá está lleno de misterios, enseñanzas y principios muy profundos que nos servirán para nuestro diario vivir. Es difícil elegir una sola perla de este gran tesoro para compartirles, pero avancemos con una de ellas.
Está escrito:
בראשית ברא אלהים את השמים ואת הארץ׃
“Bereshit Bara Elohim ET HaShamaim Veet Haaretz”
“En el principio creo Dios los cielos y la tierra”
La primera frase de la biblia, y de la Tora de Israel tiene dentro una de las partículas literarias más complejas a la hora de traducir el texto hebreo. Me refiero a la partícula: את que en el texto hebreo, su fonética es “et”, tiene una función prepositiva dentro de la frase, y que no se traduce en las versiones al español, ni al ingles, ni en ningún otro idioma, pues no tiene ninguna traducción posible fuera del Hebreo, por lo menos en el contexto del versículo 1 de Génesis cap. 1. Debido a esto es que los Midrashim y los Rabinos nos dicen que la explicación para esto es que: “En el principio creo Dios”, pero para hacerlo se valió de la את, es decir, de todas las letras del alefato hebreo, donde la primera de ellas es la א y la última de ellas es la tav ת. Es decir, la partícula prepositiva את constituye una abreviatura de la Torá y del Creador dentro de su lenguaje supremo, para contarnos que él hizo todas las cosas existentes, visibles e invisibles, a través de las letras hebreas, que a su vez son las palabras de HaShem que lo crearon todo, pues escrito está: “y dijo Dios, haya luz, y hubo luz”. (Gen. 1:3)
Lo que digo, los primeros alumnos de nuestro rabino Yeshuá también lo sabían. Leemos en el evangelio de Iojanan (Juan), “En el principio era la palabra” y luego un poco más adelante: “Todas las cosas por él (refiriéndose al verbo o palabra) fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3) Los mismo está escrito en la carta a los Hebreos: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:6). Todas las cosas fueron creadas por la “palabra” y en un sentido estricto y riguroso, las palabras contienen letras. Estas son las letras reveladas en la partícula “et” del primer versículo de la Torá.
Ahora bien, cuando hablamos de las “letras hebreas” ¿No me estoy refiriendo a meras formas o jeroglíficos humanos? De ninguna manera. Lo que estoy diciendo, es que estas letras hebreas, que claro, son representadas con límites y formas humanas, para nuestros propios fines, pues somos limitados y necesitamos cosas limitadas para llegar a comprender aquello que es ilimitado, son más que una mera figura o forma, transformándose en canales de energía, que nos unen al mundo infinito de la creación. Como dirían los sabios místicos de la Torá con el “Ein sof” “sin fin”.
Cada una de estas letras, contiene en sí misma un universo, y una energía que sostiene a la creación de Dios, y si aprendemos de ellas, podremos aprender la manera en que fuimos creados a imagen de Dios, y de esa manera podremos reparar la imagen de Dios que ha sido desfigurada por nuestra separación provocada por nuestra desobediencia. De aquí aprendemos porque el Mesías es llamado en varias partes de los escritos apostolicos: “La palabra de Dios” o “Memra” o “Dabar” o “Logos” pues él, también es llamado “la imagen del Dios invisible”, ya que todo el poder de las letras que formaron la creación residen en él, transformándose en la “palabra hecha carne”.
Es decir que el primer versículo de la Torá, no solo nos revela que Hashem, ÉL infinito hizo un mundo finito a través de medios o canales limitados que son las letras hebreas, sino que también, HaShem mismo decidió revelarse al mundo de forma limitada en quien contiene la plenitud de su deidad, esto es el Mesías, como está escrito:
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:15-17)
Por esta razón es que en el libro de la profecía de “apocalipsis”, Yeshuá dice de sí mismo: “Yo soy el la א alef y la tav ת” Es cierto que el texto griego dice: “Alfa y Omega”, pero si vamos al contexto de la profecía de Isaías, donde HaShem dice en hebreo ser el primero y el ultimo, entonces comprenderemos en contexto las palabras del Mesías en el libro de revelaciones.
Por último en el libro del profeta Zacarías cap. 12:10 leemos:
ושפכתי על־בית דויד ועל ׀ יושב ירושלם רוח חן ותחנונים והביטו אלי את אשר־דקרו וספדו עליו כמספד על־היחיד והמר עליו כהמר על־הבכור׃
Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito.
El pasaje que hemos pues en amarillo dice traducido al español: "y miraran a mí", seguidamente le sigue la partícula "Alef Tav", que gramaticalmente se traduce como "a". Sin embargo, eso forma solamente parte de una explicación objetiva desde el punto de vista de la gramática, pero no espiritual del pasaje. Es decir, si tomamos todo lo que ya hemos hablado, nos debemos preguntar ¿A quién miraran los que traspasaron? El texto hebreo nos revela que verán al que es את. Tal como lo dice el versículo de Apocalipsis, en el mismo contexto de la profecía de Zacarías.
"He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apocalipsis 1:7-8)
Es decir que cuando el Mesías Yeshuá afirma que él es la alef y la tav, no solo lo dice en el contexto de la profecía de Isaías, en donde el texto no dice: "Yo soy la alef y la tav" sino que dice: (אני ראשון ואני אחרון)"Yo soy el "Rishon-Primero" y el "Ajaron-Ultimo", ¿Como lo sabemos? Por las palabras del verso 7 de Apocalipsis: "Y los que le traspasaron" en referencia a Zacarías.
Por lo que cuando nos encontramos en la Torá con la partícula "alef tav" את, es muy probable que nos estemos hallando frente a una referencia al Mesías, a las letras hebreas, y a la Torá. y Aunque esta interpretación diste de las exigencias gramaticales del idioma hebreo, debemos saber que el texto de la Torá está vivo, y que las reglas gramaticales son reglas, pero la Torá es el árbol de las vidas.
Shalom en el Mesías.
sábado, 25 de septiembre de 2021
viernes, 24 de septiembre de 2021
Parashat 54 Vezot HaBerajá 5774 / El Legado de una fe sana
COMENTARIO DE LA PARASHÁ SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 54 VeZot HaBerajá
Deuteronomio 33:1 – 34:12
Shalom hermanos, esta semana estudiamos dos porciones de la Torá, Haazinu y Vezot HaBeraja, y dentro de los nombres de estas porciones, al unir cada significado y sus posibles traducciones, junto a las primeras palabras de la Torá del libro de Bereshit, que sería la porción de la Torá que estudiaremos las próximas semanas después de sucot, aprendemos algo muy bonito que dará el pie para el comentario del día de hoy:
La palabra “Haazinu” y “Vezot Haberaja” significan respectivamente:
“Escuchen” “y esta es la bendición”. Aquí nos preguntamos ¿Cuál es la bendición
que debemos escuchar? Y respondemos con las primeras palabras de la próxima
porción semanal. Genesis/Bereshit 1:1:
בראשית ברא אלהים את השמים ואת הארץ׃
“Bereshit Bara
Elohim et HaShamaim Veet haarezt” que traducido de forma dinámica y simple
es: “, en el principio creo Dios los cielos y la tierra”. Por lo que la
unión de todas las palabras seria: “Escuchen esta es la bendición, en el
principio creo Dios los cielos y la tierra”
Ahora bien, ¿Cuál
es la bendición de saber esto? ¿Qué Dios es el Creador de los cielos y la
tierra? A pesar que Rashí en su comentario, lo explica de forma simple diciendo:
“Se refiere a la ultima bendición de Moshé antes de morir”, por eso dice: “esta
es la bendición (antes de la muerte de Moshé)”. Yo pienso que la bendición que
Moshé quiere realmente transmitir a Israel, radica en DESARROLLAR LA FÉ EN EL
CREADOR, DE FORMA SANA Y COMPLETA. Pues quien logra hacer que su FE crezca sana
y madura, podrá finalmente tener todas las bendiciones de la Torá.
Cuando hablamos de
“Fe”, no solo hablamos de aquello en lo que se cree, de hecho aunque es la fe,
es la convicción de lo que espera y la certeza de lo que no se VE (Hebreos 11:1),
podemos decir que esa certeza y esa convicción tendrá como resultado una
CONDUCTA, como está escrito por Iaacov en su carta: “la fe sin obras esta
muerta”. Finalmente somos lo que creemos, y nos conducimos según nuestras
convicciones. De ahí entonces, que para poder desarrollar UNA FE sana en el
Eterno, tenemos primero que revisar si nuestras convicciones y certezas, tienen
intenciones limpias, sin malicia, basadas en una buena conciencia, tendremos
como resultado, el legado de una fe sana.
Leemos en la
porción de esta semana:
“Moshé nos
encomendó la Torá, un legado para la congregación de Yaacob” (Devarim/Deuteronomio
33:4)
¿Cuándo afirmamos
que hemos recibido el legado de la Torá en nuestras vidas?
El comentarista a
Rashi (Mizraji) nos dice sobre este versículo: “Esta idea de que la Torá es
un legado para la congregación de Yaacov, es lo que afirman los
individuos “justos y buenos” de Israel, incluso en el momento mismo en que las
naciones del mundo persiguen y atacan a Israel. Estos individuos no pierden el
ánimo ni la confianza en Dios, sino que cuanto más los atacan con mayor ardor
mantienen su adhesión a Dios y a la Torá”…
Me tomo del
comentario de arriba, para en otras palabras decir que; “Afirmamos que hemos
recibido el legado de la Torá, cuando nos conducimos con la fe sana y apropiada,
en cada situación que nos pone el Creador, bendito sea, en la vida”…
Pongamos el
siguiente ejemplo: Cuando una persona se ve enfrentado a un problema
matrimonial, una discusión de esas que se dan cada cierto tiempo en casa,
deberá actuar como su FE demanda, es decir basado en la Torá del Eterno, como
un legado que él ha recibido, esto es INTENTAR NO LASTIMAR A SU ESPOSA/O. Pero
cuando la persona hace lo contrario, dañando o lastimando a su conyugue,
entonces ha revelado dos cosas: Que su fe en el Creador, no se ha desarrollado
sanamente, y que sus convicciones o intenciones están contaminadas, y que por
lo tanto, el resultado de su conducta a provocado daño a otra persona, pero no
a cualquier persona, sino que a su propia esposa, lo cual es muy grave.
Esto lo digo solo a
modo de ejemplo. Por qué deberíamos aplicar el mismo principio a cada área de
nuestras vidas, comenzando por nuestro hogar. ¿Nuestros hijos están viendo la
imagen del Creador en nosotros, y de qué forma ellos observan esta imagen, de
una forma sana o desvirtuada? ¿La imagen y el legado de fe que estamos
transmitiendo en el hogar, una fe sana “no fingida” o una fe fingida, con
intenciones contaminadas que traen resultados que hacen daño a los demás?
¿Cuándo estamos en la comunidad, junto a los hermanos, que imagen hemos
transmitido, el de una persona con una FE desarrollada sanamente, o el de una
persona que ha desarrollado una fe fingida y contaminada?
Cuando hacemos un
negocio, y no tenemos como acreditar a la contraparte, ni tenemos ningún medio
practico que pueda garantizar a la otra persona que cumpliremos lo comprometido
dentro del negocio, le decimos: “Estamos actuando de BUENA FE” Es decir,
tenemos que pensar que nuestras intenciones son sanas y que no tenemos malas prácticas.
Pero cuando una persona no ha desarrollado una fe sana en el Creador, tendrá malas
intenciones, y como resultado estará acostumbrado a realizar malas prácticas.
Si una persona
tiene un problema con otra, ambos hijos del Eterno, pertenecientes a la misma
comunidad, y no son capaces de resolver su altercado, hablando, mejorando la
situación con buenos cambios de actitudes, sino que por lo contrario,
intentando lastimarse el uno al otro con distintas actitudes, ¿Qué tipo de fe
han desarrollado esas personas en su historial de vida? ¿En qué momento cayeron
a la posición espiritual que no les permite ver lo bueno en su hermano?
Me gusta mucho el
siguiente versículo bíblico:
“ni presten
atención a fábulas y genealogías interminables,
que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por
fe, así te encargo ahora. Pues el
propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales
cosas desviándose algunos, se apartaron
a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que
afirman” (1Timoteo 1:4-7)
Si prestamos
intención al contexto de este versículo, tenemos que hay una disputa por
cuestiones de Torá, que fue provocada por personas que habían alejado su vista
de las cosas más básicas: “un corazón limpio”, “una buena conciencia”, “una fe
no fingida”. Es decir tenemos un grupo de personas que no desarrollo una FE
SANA, y que finalmente provoco que ellos mismos “se apartaron a vana palabrería”.
¿Cómo saber si
nuestra fe se está desarrollando de una forma sustentablemente sana?
En mi opinión
tenemos que renovar nuestras motivaciones, para que nuestras convicciones sean
limpias y traer como resultado el crecimiento de una fe sana. Hay un par de
ejemplos en las escrituras, sobre todo en las enseñanzas de Yeshuá, de cómo
debe ser una fe sana:
“Otra parábola les
refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que
un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de
todas las semillas; pero cuando ha crecido,
es la mayor de las hortalizas, y
se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus
ramas”
(Mateo 13:31-32)
La persona que
sembró, es la persona que solo tiene “conocimiento” de la existencia de Dios.
Luego que sembró su conocimiento en la tierra apropiedada, que la correcta intención
de crecer y desarrollarse, aquel conocimiento se convirtió en una convicción
fuerte que crecía y crecía, con buena conciencia, limpio corazón, teniendo como
resultado: Un gran árbol espiritual de fe (emuna – fidelidad), donde no solo él
disfruta de sus beneficios, sino que otras personas (aves del cielo), vienen y
buscan refugio haciendo sus nidos en sus ramas, que son las enseñanzas de esas
personas manifestadas a través de su buena conducta.
Muchas personas en
nuestra vida, nos han legado una fe sana. Una conducta basada en profundas
convicciones que nos marcaron para toda la vida. ¿Se acuerda usted de alguna?
Yo sí. Recuerdo a mi antiguo pastor, lo llamare por su nombre; José. Recuerdo
que primero él fue la primera persona que confió en mí para ayudarme y darme un
trabajo, cuando era un flaco, miedoso, e ignorante adolescente de 14 años. Como
no tenía estudios, ni experiencia alguna, finalmente después de estar algún
tiempo en terreno (en una obra de construcción) me dio la posibilidad de trabajar
con él en la oficina de su empresa. Recuerdo las veces que él llegaba, y pasaba
el dedo por cada mueble de la oficina para ver si había polvo en ellos, pues yo
era el encargado de hacer el aseo de esa empresa, yo temblaba con solo ver su
rostro de desaprobación. Fueron varias las veces que hallo polvo en ellos, como
las decenas de veces que él me dio varias reprimendas, hasta el punto de
hacerme llorar, para no volver a cometer las mismas faltas en el trabajo, como
por ejemplo cuando me quedaba dormido y no llegaba a la hora, o cuando
simplemente falte a trabajar, hasta el punto de un día de decirme, después de
llegar 05 minutos atrasado, devuélvete a tu casa, y mañana llegas 5 minutos
antes y podrás trabajar. Me enseño muchas cosas con su sola conducta, pues su
fe estaba basada en convicciones limpias, buena conciencia y un limpio corazón.
Cuando lo oía como me contaba que apenas había llegado a octavo básico, como su
profesora de matemáticas se había reído de él diciéndole que él era un porro
que no lograría nada en la vida, y de cómo Dios había llenado sus manos con
dinero y posesiones, sin él merecerlo, o como cuando lo veía ayudar a los
hermanos de su iglesia, que pasaban necesidad. Me enseño el valor de dar y
ayudar a otros. Me enseño el valor de ser perseverante. Me enseño el valor de
la santidad y de cuidarme del pecado. Me enseño lo simple que era llegar a la
iglesia y levantar las manos para dar gracias y luego descansar en Dios. Me
enseño que en la vida las cosas más importantes, no eran cosas y que todo
estaba basado en el amor. Quizás todo esto no me lo enseño él con sus palabras,
pero lo vi en sus acciones.
El dejo en la
semilla de una fe sana ¿Puede entender ahora que es lo que HaShem espera que
desarrollemos?
Hace algunas
semanas atrás, para el tiempo en el que estábamos haciendo “selijot” en la
sinagoga, mientras venia en el metro en dirección al templo, mi corazón volvió
a sentir, algo muy simple, pero muy valioso: “de pronto, comenzó agitar
porque quería estar ahí, junto a los hermanos, mi alma anhelaba llegar pronto,
porque mi alma lo sabe bien, el beneficio que hay en estar con los hermanos
juntos y en armonía” ¿Hace cuanto tiempo que tu corazón no siente este
hermoso deseo de estar en la sinagoga un Shabat? ¿Qué tipo de fe hemos
desarrollado todo este tiempo, como hemos permitido que crezca?
El Mashiaj Yeshuá
nos volvió a decir: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, la pone sobre sus hombros
gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus
amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos
conmigo, porque he encontrado mi oveja
que se había perdido” (Lucas 15:4)
¿Quién es la oveja
perdida? Es sin duda la persona que no ha desarrollado una FE sana, y que por
lo tanto, solo puede vivir dentro del 1% de la realidad, es decir fuera del
redil, esta persona necesitara de un buen pastor que le haga regresar. Estar
dentro del redil implica tener una vida sana, un corazón limpio, y tener la
posibilidad de acceder a la realidad espiritual del 99%. Donde ocurren los milagros,
y las sanidades del alma. Pero mientras se viva fuera del redil, en la realidad
básica de una fe poco desarrollada, no podremos acceder, al mundo espiritual
que Dios tiene preparado para los que le aman.
La misión de los
que han desarrollado una fe sana, (han madurado espiritualmente) será, lo que
está escrito por el emisario Shaul: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en
alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo,
no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1)
Pero la misión del
que está en ese proceso de aceptar que ha desarrollado una fe fingida, una fe enferma
o contaminada, será la siguiente:
“Pero tengo contra
ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de
su lugar, si no te hubieres arrepentido” (Apocalipsis 2:4)
¿Qué es lo que
ocurre cuando una persona deja su primer amor, es decir deja de tener una fe
sana, escoge vivir con las malas prácticas de una fe enferma, y no recuerda
donde cayó para volver a comenzar de cero? Vienen del mismo cielo, y quitan la
luz de su alma, y luego todo es oscuridad ¿Cómo podrá hallar el camino de
retorno si no hay luz? Bendito es HaShem que aun en la oscuridad más densa,
incluso de la misma muerte espiritual, hay una posibilidad de volver a tener el
perdón y la restauración.
Por último: ¿Cuál
es la misión de Israel en el mundo, sino la de sanar al mundo con el legado de
una fe sana?
El pueblo Judío, no
tiene la obligación de transmitir todas las leyes de la Torá a las naciones. No
tiene la obligación de traspasar a las naciones gentiles sus costumbres, ni
tradiciones, ni sus ritos. Es más la voluntad de HaShem, es que exista el
pueblo judío y que existan las demás naciones, y estas naciones logren beneficiarse,
de la sabia del buen olivo que es Israel. Porque las leyes de la Torá, los 613
preceptos de la Torá le competen al pueblo de Israel, la halaja y toda la
tradición oral, es necesaria para la vida del Judío, para este pueblo desarrolle
su fe de forma sana y completa. Pero no es obligación del judío hacer que las
naciones judaícen. Pues judaizar es una elección de quien quiere venir y entrar
por esta puerta de la Torá. Sin embargo, si es obligación del pueblo Judío
legar SANAR al mundo con los remedios de la Fé, que con cada conducta de cada
miembro del pueblo de Dios podamos transmitir una fe que contagie sanidad y no
enfermedad en medio de nuestro diario vivir.
Está escrito en la
sagrada Torá:
“Llegaron a
Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y
acamparon allí junto a las aguas” (Exodo – Shemot 15:27)
Las 12 fuentes,
representan a las 12 tribus del pueblo de
Israel, que tienen como misión proporcionar “agua”, es decir la sanidad
a las “setenta palmeras” que son las 70 naciones del mundo. Como también está
escrito en el libro de revelaciones, donde vemos que finalmente este será el
objetivo del pueblo de Israel en el mundo venidero:
“En medio de la
calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que
produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas
del árbol eran para sanidad de las naciones” (Apocalipsis 22:2)
No sea, que Yeshuá
no encuentre en el Pueblo de Dios, lo que tampoco encontró mientras camino en
medio de su pueblo y diga: “Ni en Israel he hallado tanta fe”, respecto
del Soldado Romano que tuvo una fe sana, y sencilla en el poder de Dios través de Yeshuá que sano a su siervo con tan
solo una orden.
Cuando el pueblo de
Israel no cumple este rol, dentro de sus hogares, ni dentro de sus trabajos, ni
dentro de sus sinagogas, entonces sucede lo que dijo Yeshuá: “no sirve más
para nada, sino que para ser pisoteada y hollada por los hombres” Respecto
de la función de Israel de sazonar el mundo con la fe sana en el Creador. O podríamos
estar dentro de la etiqueta que nos menciona el libro de apocalipsis: “Los que
dicen ser Judíos y no lo son” porque: ¿Es posible que el Pueblo de Dios no
tenga fe sana en el Creador? Antes bien suceda lo que está escrito en el libro
del profeta Jeremías;
“Así ha dicho HaShem, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para
luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; HaShem de los ejércitos es su nombre: Si
faltaren estas leyes delante de mí, dice
HaShem, también la descendencia de
Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente” (Iermiyahu-Jeremías
31.35-36)
Y sobre esto
enseñaron los sabios en el tratado de Shabat, respecto de las palabras del
libro de Bereshit, en el sexto día de la creación donde dice: “Iom HaShishi”
y preguntaron: “¿Por qué en los demás días de las semana no se uso el articulo “Ha”
o la letra ה ? y nos explican que en este día HaShem
dijo condicionando: “si Israel no acepta la Torá, entonces que todo lo
creado vuelva a ser como era, que todo vuelva a un caos”. Ya que los
primeros 5 días de la creación, representan los 5 libros de la Torá, y el sexto
día de la creación representa al día 6 del sexto mes de Sivan, cuando Israel recibió
y acepto el legado de la Torá. Por lo que si las leyes del cielo faltan, también
Israel debería no existir, y a la inversa, si Israel no existiese, tampoco las
leyes del cielo y del universo deberían existir, ya que solo existen gracias a
que Israel acepto de buena forma el legado de la Torá.
Teniendo por tanto
tan grande privilegio de ser los receptores de la Torá, llenemos el mundo con
una fe SANA, LIMPIA Y PURA.
En las enseñanzas
de Yeshuá, hallamos que al final de los tiempos, cuando él se siente como juez
para juzgar las naciones, habrá un remanente de pequeños que habrán impactado el
mundo de aquel entonces (quizás somos
nosotros) con la fe sana y limpia, la fe de Yeshuá. Es lo que dice el evangelio
de Mateo en el capítulo 25, donde se nos habla del “juicio a la naciones”. Si
somos cuidadosos en ese relato veremos hay tres personajes presentes en el
relato: las ovejas, los cabritos, y los pequeños. Los cabritos son, las
personas de las naciones que no ayudaron a los pequeños, cuando estaban en la cárcel,
cuando estaban en fríos, cuando pasaron hambre, o estaban enfermos, las ovejas
de la diestra del Mesías Yeshuá, los que recibieron entrada al reino, son
personas de las naciones que ayudaron a los pequeños, cuando estaban en la cárcel,
cuando tuvieron frio, cuando estaban enfermos y cuando pasaron hambre.
LOS PEQUEÑOS SON EL
REMANENTE DEL PUEBLO DE DIOS, sobre todo creyentes en Yeshuá el Mesías, que en
el final de los tiempos serán perseguidos en todas las naciones, pero que impactaran
al mundo con SU FE SANA, logrando que muchas personas de las naciones también crean
en la buena noticia del evangelio, aceptando ser discípulos de Yeshuá y
logrando finalmente el propósito de la creación del universo, y de Israel en
este mundo: SANAR A ESTE MUNDO ENFERMO, CON LA MEDICINA DE LA FE LIMPIA Y SANA,
trayendo la redención final.
“Porque todo lo que
es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe”
(1Juan 5:4)
Shavua Tov – Buena semana.
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