COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
EL RECATO QUE VENCE A LA SERPIENTE
Shalom hermanos, volvemos a iniciar el ciclo anual de estudio de la TORÁ. En la Parasha Bereshit (en el principio de) que corresponde este año, leemos el trascendental suceso de la primera caída del hombre. Leemos en nuestra sagrada Torá:
“Y ambos estaban desnudos, el hombre y la mujer, y no se avergonzaban” (Bereshit – Génesis 2:24)
Del comienzo de este relato nos surge la siguiente duda, ¿Por qué Adam y Java su esposa “no se avergonzaban”? Al estar desnudos Adam y su esposa, no tenían ningún sentido de “recato”, como lo tenemos hoy en día, por esa razón no se avergonzaban. Hoy después de la caída del primer hombre la concepción de “recato” es distinta en cada sociedad y cultura. Pero aún que es esta concepción de recato es distinta en cada parte del mundo, gracias a Dios, nadie anda por la vida sin vestir. Es decir el hombre hoy tiene una conciencia general de “recato”, y gracias a esto nadie en ninguna parte del mundo, (con muy pocas excepciones) vive sin poner algo sobre su piel.
Sin embargo Adam y Java tenían conciencias muy espirituales muy desarroladas, por lo que hasta antes del pecado, no notaban la diferencia entre vestir y no vestir, y la gran razón de esto es que aún no tenían “Ietzer Hara” (inclinación al mal). A raíz de esto es que el comentarista Rashí nos enseña que no solo no tenían temor a estar desnudos, sino que además, no tenían “pudor” de tener relaciones sexuales a la vista de toda la creación, y esto fue el gran aliciente para la serpiente, la más astuta de los animales del campo que Dios había hecho.
Leemos en la sagrada Torá:
“Ahora bien, la serpiente era más astuta que todos los animales del campo que había hecho el Eterno Dios” (Bereshit - Génesis 2:25)
En este versículo, la Torá pareciera que cortara el relato para introducirnos al relato de la serpiente y el fruto prohibido. Sin embargo esta aparente desconexión entre el versículo 24 y el versículo 25, es solo aparente, ya que la Torá nos está mostrando la razón por la que la serpiente decidió abordar a Java y Adam, y fue porque estaban DESNUDOS, sin RECATO y sin PUDOR. Rashi nos comenta que en vez de haber introducido este relato con la característica de la serpiente, justo después de decirnos que el hombre y la mujer estaban desnudos y no se avergonzaban, debio habernos introducido con el versículo: “Y el Eterno Dios hizo para el hombre y para su mujer túnicas de piel y los vistió” lo cual hubiera sido una continuación temática más adecuada. Por lo tanto esta interrupción viene a enseñarnos que la serpiente los abordo a raíz de que estaban desnudos y no se avergonzaban. Rashí va más allá citando el Midrah Rabá, que esta fue la razón por la que la serpiente los abordo, pues los había observado desnudos, dedicados a tener intimidad sexual a la vista de todos y se inflamo de deseo por ella.
De aquí aprendemos una importante lección de cómo cuidarnos del pecado. Sobre todo del pecado de índole sexual, pero este principio puede ser aplicado a toda nuestra conducta y manera de vivir.
Si Adam y Java, no se cubrían, y esto dio pie a la astuta serpiente para abordarlos. Nosotros debiésemos vivir cubiertos, llenos de pudor y recato, en cada área de nuestras vidas. Esto es lo que el sabio Shlomo HaMelej (Salomón el rey) llama en sus escritos como: “Temor a Dios”. No que Adam y Java no hubiesen tenido conciencia de temer a Dios, respecto del recato o del pudor, sino que NO PODIAN tener esa conciencia porque aún no habían pecado.
Los mandamientos de la Torá, más sus distintas aplicaciones legales (halajot) son las vestiduras que necesitamos para no ser abordados por el pecado. Mientras más mandamientos nos esforcemos por cumplir, y estudiar, con el correcto espíritu del Mesías en nosotros, podremos vencer las obras de la serpiente como está escrito, en la carta de Iojanan:
“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1Juan 3:8)
Y como está escrito por el Shaliaj (apóstol) Iaacov (Santiago):
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Iaacov – Santiago 4:7)
Someterse a Dios, es vestirse de la desnudez que poseemos por nuestra falta de relación con Dios. Somertese a Dios, es permitir que la obra de Yeshuá HaMashiaj se haga una realidad en nosotros, quien apareció para deshacer las obras del diablo. Tenemos por lo tanto desarrollar esta conciencia de vivir “cubiertos” en toda área de nuestras vidas, para el pecado no tome tiempo y avance sobre nosotros y no nos domine.
La serpiente, no solo representa al adversario como “un ser” designado para ciertas acciones específicas, que son contrarias al hijo de Dios. Sino que también junto con su instigación al hombre, logro que dentro de él naciera lo que dentro del Judaísmo se conoce como la “inclinación al mal” o Ietzer Hara.
¿Qué es el Ietzer?
La palabra יצר, raíz de la palabra “ietzer” (יצר) significa “FORMAR” o “MOLDEAR” algo a partir de su estado inicial. Nos dice el Rab Hirch que tiene siempre una connotación pasiva, no activa. No significa “lo que forma” sino que “lo formado”. Lo cual nos muestra que el “ietzer” es una “formación” del pensamiento humano, es la idea de lo que podemos alcanzar, y que nos INCITA, nos TIENTA a alcanzarla, pero finalmente SOMOS NOSOTROS LOS QUE FORMAMOS este pensamiento. Podemos darle una forma positiva, o aceptar el deseo de lo atractivo y finalmente ser sometidos a la esclavitud del pecado. Hay en nuestro interior dos inclinaciones, una hacia el mal, la cual forma constantemente en nosotros, las ideas que nos tientan a alejarnos del Creador. Pero gracias a Dios, también dentro de nosotros hay una inclinación al bien, el deseo original del alma del ser humano, que busca tener una conexión limpia con su creador, obedecerlo, servirlo y amarlo.
Hace un par de semanas aprendí algo muy lindo de nuestro Morè (Maestro), mientras nos enseñaba: “La persona siempre será esclava, no hay forma de ser libre en esta vida, uno siempre será esclavo, decía…” ¿pero cómo será posible que diga esto dije yo? E inmediatamente respondió: “uno es esclavo del pecado toda la vida si así lo desea, o esclavo de la justicia toda la vida si así lo desea, finalmente es uno quien decide a quien quiere servir a Dios o a la inclinación al mal.
Vistámonos entonces de PUDOR, RECATO espiritual para que la serpiente nos aborde. Mientras más mandamientos sumemos a nuestras vidas, con el correcto espíritu del Mesías, no seremos engañados, y lograremos vencer en el día malo. Como está escrito: “tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firme”..
Shalom en el Mesías Yeshúa.
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