martes, 28 de septiembre de 2021

Parasha 1 Bereshit 5774 - Cambiando ayn (ע) por alef (א)


COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
 Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8


Cambiando ayn  (ע) por alef (א)

Shalom amigos, esta semana estudiamos la primera porción del ciclo anual de lectura y estudio de nuestra bendita Torá. Sin duda alguna, la Parasha Bereshit, es una de las porciones más místicas, profundas e intrigantes de toda la Torá, y escoger un solo aspecto de ella para comentar se hace muy difícil, pero no por ello menos apasionante.

El relato de la creación, nos dan testimonio de como HaShem desea transmitirnos sus enseñanzas y las leyes que rigen esta creación para que vivamos una vida abundante. Es una buena pregunta para comenzar: ¿Qué es ser abundantes? nuestro amado Mesías Yeshuá dijo: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia"

Sin duda el primer ser humano, Adam habiendo sido creado en la más altas de todas las alturas espirituales, pudo discernir la diferencia verdadera entre tener una vida abundante y después de su pecado, tener una vida sin abundancia.

Nos dice el midrash, y también nos enseñan los mekubalim (cabalistas) que el primer humano era ser de luz, pero que luego de su pecado, si bien no perdió del todo su grandeza y conexión con el mundo celestial infinito, su luz, fue disminuyendo poco a poco, al punto de que la raza humana llegara a ser un pesar para HaShem, como leemos en el final de esta Parasha: "Y le peso a HaShem, haber creado al hombre sobre la tierra".

Cuando el primer hombre peco, y se vio desnudo, dice la Torá, que HaShem hizo túnicas para cubrirle la "piel", esto nos muestra, que antes de su desobediencia ellos estaban vestidos de tal forma, que no advertían "ni necesitaban" darse cuenta que estaban desnudos. O bien, a sus cuerpos no les aplicaba el concepto de "desnudos", pues no podian estarlo. La palabra "piel" en hebreo "עור" (or - piel), que leemos en el Capitulo 3 verso 21 de Bereshit, tiene la misma fonética que la palabra "luz" en hebreo "אור" (or - luz) , y se escriben casi igual, de no ser por una letra hebrea, la letra alef (א) que representa al Eterno, y a los mundos de luz, los mundos celestiales, que están más alla de los físico y espiritual. La letra alef, es la primera letra de la Torá, pero no escrita, de forma implícita, antecediendo a la primea letra escrita, la bet (ב), para revelarnos la necesidad del hombre de volver a ser seres de luz.

Por otra parte la letra "ayn" (ע) que también significa "ojo" nos revela que la luz, con alef, que irradiaba el primer Adam y que le permitía estar totalmente conectado con los mundos superiores, fue reemplazada por el deseo de los ojos, cayendo sobre ellos un cuerpo de "piel" "עור" (or - piel ).

Como está escrito:

"Y vio la mujer que el árbol, era bueno para comer, tentador para los ojos" (Bereshit 3:1)

La poderosa luz del Eterno, o las tinieblas (que es el ocultamiento de la luz del Eterno), tienen una fuente primordial, el ojo. Y es por está razón  que nuestro amado Mashiaj Yeshuá llego a decir:

"La lámpara del cuerpo es el ojo;  cuando tu ojo es bueno,  también todo tu cuerpo está lleno de luz;  pero cuando tu ojo es maligno,  también tu cuerpo está en tinieblas" (Lucas 11:34)

La lámpara del cuerpo es el ojo, por ahí entonces recibimos aquello que permitirá andar en luz, y por ahí podremos filtrar aquello que siendo oscuridad puede ocultar la luz del Eterno que mora en nuestro interior.

Cuando el ser humano permitió que sus ojos que son "lámpara" se llenaran de "oscuridad" no pudo discernir más entre el bien y el mal. Como le ocurrió a las personas de Ninive, que por su gran pecado, ya no sabían discernir entre "su izquierda y derecha", y como dijera el profeta que acontecería en los últimos días: "a lo bueno llamaran malo, y a lo malo llamaran bueno". Y esto es lo que sucede en todo el mundo.

El ser humano que contamina sus ojos, es decir: "su forma de ver la vida" llena su alma de tinieblas y oscuridad, y lo que sucede con él, es que sus sentidos espirituales duermen ante la realidad de las realidades. Es decir, la verdad verdadera, no es aquella que vemos con nuestro ojos físicos, ni la que percibimos con los ojos de nuestro entendimiento, aunque pudiésemos tener un poco de luz, esa luz, que percibimos internamente es en realidad una fracción mínima de la realidad de las realidades que nos ha sido velada y que simplemente no podemos ver, pero que sin embargo, estamos invitados a revelar. 

Como está escrito:

"alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,  para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado,  y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos" (Efesios 1:18)

¿Cuál es la esperanza a la cual ÉL nos ha llamado, y cuál es nuestra herencia, que solo puede ser vista, alumbrando los ojos de nuestro entendimiento?

Pensémoslo de la siguiente forma:  

Usted y yo vivimos en el 1% de la realidad de las realidades, y luego pensamos que esa es realidad, que equivale al 1%, es la única realidad posible: Nuestros trabajos que nos mantienen esclavos, nuestras familias que se desunen por peleas y discusiones sin sentido, las enfermedades que creemos que no tienen cura, nuestras congregaciones que se contaminan por nuestras riñas infantiles, son parte del 1%, que no ha sido afectado para bien con la realidad de las realidades, donde se manifiesta esa LUZ, con alef, donde HaShem quiere que tengamos acceso. Es decir, hablamos de un 99%  de realidad espiritual y física que desconoceos, y que HaShem quiere que usted y yo entremos para tener VIDAS EN ABUNDANCIA.

Para poder acceder al mundo de la luz, al mundo de la alef, de la cual fuimos privados por una luz "piel" que no nos permite distinguir del todo, la realidad de HaShem, ese  99%, debemos hallar la cura, por donde comenzó la enfermedad, los ojos. La manera en la que miramos el mundo, y nuestras distintas situaciones. La manera en la que usamos nuestros ojos, para codiciar lo ajeno y las cientos de formas incorrectas en las que ocupamos nuestros ojos deben ser corregidas, pues todas estas malas acciones nos restan poder, el pecado quita poder, y no nos permite salir del 1% de nuestras tristes realidades. Cuando vencemos el pecado, a través de las Tefilot (oraciones), Berajot (bendiciones diarias), el estudio de la Torá, el cumplimiento de las Mitzvot (mandamientos), Tzedaka (caridad y buenas obras), Teshuva (el arrepentimiento constante), entonces de apoco, los ojos de nuestro entendimientos son alumbrados, y podemos discernir la inmensa herencia (la Torá) que nos ha sido legada, con el único propósito de enmendar y corregir (tikun) el camino y la decisión del primer ancestro de toda la humanidad, cambiando una "ayn" por una "alef".

Y que muy pronto y en nuestros días se pueda decir de nosotros:

"Pero bienaventurados vuestros ojos,  porque ven;  y vuestros oídos,  porque oyen" (Mateo 13:16)

Shavua Tov - Buena Semana.

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