Recuerdo que un día el Rabino de
nuestra comunidad nos pregunto: ¿Es
posible que un joven sea sabio? ¿Como sabemos si en joven es sabio o no lo es?
Respecto de la primera pregunta
podemos decir que hay una regla: “Podemos
hallar ancianos sabios y otros que no lo son, pero hallar un joven sabio es muy
difícil" Pero la escrituras nos muestran que si hay excepciones
a esta regla. Es decir Jóvenes, que a pesar de su edad fueron sabios, por el
ejemplo: Iehoshua ben Nun, que desde joven fue un sabio discípulo de
Moshé Rabenu o el Rey Josías, el último de los reyes de Iehuda que agrado a
HaShem, antes de la deportación a Babilonia.
Ahora bien, ¿Por qué es tan difícil encontrar un joven sabio? ¿A que está
supeditada la sabiduría para que un joven la pueda poseer? Ya sabemos, lo
que dice el libro de Proverbios, Shlomo el Rey: “El principio de la sabiduría es el temor a HaShem”, lo cual es
tremendamente cierto, pero antes del “temor” hay un primer paso y de eso
intentaremos hablar.
Las escrituras nos dicen que hay
características naturales a la etapa de la juventud, entre las cuales no está
presente la sabiduría, si no que características totalmente opuestas:
"Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu
carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad" (Kohelet/Eclesiastés
11:10)
"La insensatez está atada al
corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la
alejará de él" (Mishle/Proverbios 22:15)
La insensatez, la vanidad, y
sobre todo la "inexperiencia", son características intrínsecas a la
etapa de la juventud. Es casi imposible encontrar jóvenes "expertos",
es difícil hallar jóvenes que no sean "vanidosos" y jóvenes que no
tengan "insensatez" en alguna área de sus vidas. Ahora bien, ¿Cuando ocurre
lo contrario? Cuando el joven, a pesar de su "inexperiencia" tiene un
grado de sabiduría, y autocontrol respecto de la vanidad y la necedad. Es
porque "la vara", o sea "los sufrimientos" que ha experimentado
en la vida lo han hecho madurar tempranamente y así obtener cierto nivel de sabiduría
y experiencia.
Algo debemos tener muy claro, el
joven, no puede tener la misma sabiduría de un anciano sabio, por razones
lógicas de tiempo y experiencia. Un joven de 15 años, no es más sabio que un
hombre de 30 años. Y un Joven de 20 años, no es más sabio que un hombre de 40
años de edad, padre de familia, con un gran haber de experiencias en sus
espaldas.
Sin embargo, la misma naturaleza
egoísta del joven, le hace creer, que en realidad, los más adultos no saben, y
no tienen idea de la vida como ellos sí la tienen. Un joven puede poseer todo
el "conocimiento teórico" de muchos aspectos de la vida, pero es
carente de la verdadera realidad, cuando el conocimiento es puesto en prueba
con las difíciles experiencias de la vida. De ahí entonces que el refrán es muy
cierto: "más sabe el diablo por viejo que por diablo"
La Torá nos obliga a darle honor
y respeto a los más adultos, sobre todo a los que ya son ancianos. Es una
mitzva positiva de la Torá. Cada vez que el joven “omite” darle respeto y honor
a una persona que es mayor que él, está violando un precepto activo de la Torá.
Como está escrito:
"Delante de las canas te
levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo HaShem" (Vayikra/Levítico 19:32)
Está mitzva está dirigida a todo
Israel, pero toma mucha mayor fuerza en la relación del joven y el anciano,
mucho más cuando este anciano es un sabio de la Torá. El espíritu de este
mandamiento va más allá del honor literal que debe mostrar el joven al más
adulto, pues una persona puede mostrar respeto y honor de manera superficial,
pero en su interior sentir desprecio hacia el adulto o anciano y a sus
experiencias. La puesta en práctica del espíritu de está mitzva, le abrirá al
joven un camino por el sendero de la sabiduría, y hará de él poco a poco, un
talmid jajam (un discípulo sabio – aventajado).
Por esta razón es que hay una
Mishna (Ley Oral) en el tratado de Avot (Padres), que dice: "¿Quien es
sabio, el que aprende de todas las personas, como fue dicho: “De todos los que
me enseñaron adquiri entendimiento (Tehilim 119:99)"
Si el joven busca aprender todos,
aún cuando no se preocupar de su propio honor, y aprende de alguien que es
menor que él, o cuanto más si aprende de los más adultos por cuanto lo son,
lograra finalmente llegar a la sabiduría.
Por eso se nos enseño a anhelar y
amar la sabiduría: “Si como a la plata
la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de
HaShem, Y hallarás el conocimiento de Dios” (Proverbios/Mishle 2:4-5)
O como dice el Brit Hadasha:
"Quién es sabio y entendido
entre vosotros? Muestre por la buena conducta, “sus obras” en sabia
mansedumbre" (Santiago 3:13)
"Igualmente, jóvenes,
estad sujetos a los ancianos;
y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, (1Pedro
5:1)
En nuestra sociedad, ser
"vanidosos" es un plus, sin el cual el joven se queda fuera de todo
sistema. Entiéndase "vanidoso" a la actitud de asignar valor a cosas
o situaciones que por sí solas no tienen mayor valor, es decir con
"vanas". Un claro ejemplo de cómo la sociedad promueve una vida
"anti sabiduría" es en las redes sociales, donde todas las personas
muestran aquello que quieren que los demás vean: "sus autos, sus nuevas
compras o adquisiciones, su belleza, etc.". Pero la búsqueda de la
"sabiduría de Di.s" ¿Quien la hace? ¿Qué joven está deseando ser
sabio y adquirir este gran nivel espiritual antes que cualquier cosa? Esto es
una paradoja dentro de los círculos religiosos, de personas creyentes en Di.s,
los que quieren vivir una vida religiosa, pues ver a los jóvenes ir tras la
sabiduría es algo muy difícil.
Por esta razón es que en el libro
de la sabiduría del Rey Shlomo, él insta a los jóvenes, "a los hijos"
a buscar e indagar en la sabiduría de Di-s.
Si analizamos cuidadosamente, cada
etapa de la vida del ser humano revela en sí misma una misión. Todas estas
etapas: El feto, el bebe, el niño, el joven, el viejo, el anciano, son en
realidad ciclos que tienen un propósito especifico, en los cuales si no nos
movemos con sabiduría podríamos tener un resultado muy lamentable, como la
tristeza y la falta de fe en Di-s. Todo esto lo aprendemos de las maravillas de
lengua más sagrada de las escrituras, el idioma hebreo:
Feto: En hebreo decimos “עוברי” - “over”, contiene
las mismas letras de la palabra “עברית”
“hebreo”, que quiere decir: “pasar de un lado a otro”. Todo esto está
relacionado con el feto, ya que este “pasa del otro mundo a este mundo”, la
primera misión de la persona es venir a esta realidad.
Bebé: En hebreo decimos: “תינוק” - “Tinok”, contiene
las mismas letras de la palabra hebrea תיקון – tikun, que
significa “reparar” porque cada ser humano a nacido para “reparar” algo en este
mundo.
Niño: En hebreo se dice:ילד “yeled”, son las mismas letras de la palabra “leiad” ”ליד”
que significa “Cerca de” o “al lado de”, pues un niño siempre necesita estar al
lado o cerca de sus Padres.
Adolecente: En hebreo se dice: “בני נוער“ “beni naar” (adolescente), cuya raíz proviene del verbo hebreo
“לנער“
que significa “sacudir”, ya que en esa edad los educadores les hablan y los
corrigen llamándoles la atención, y al final el adolescente se sacude de encima
todas aquellas palabras y sigue con su cómoda vida.
Joven: Proviene de la palabra
hebrea בחור
“bajúr”, se llama así porque proviene del verbo לבחור “livjór” que significa “elegir” ya que en esa edad
el joven debe elegir su camino en la vida, su carrera y especialmente su
pareja.
Adulto: En hebreo se dice: מבוגר “mebugár”
y se llama así porque viene del verbo להתגבר lehitgavér”, que significa sobreponerse ya que en esa etapa uno
debe de sobreponerse a todos los problemas de la vida.
La etapa de la adolescencia y la
juventud, son determinantes en la vida de todo ser humano. El adolecente se
“sacude” de la instrucción, y con ello comienza a sembrar de manera incorrecta
lo que cosechara cuando sea joven. Por su lado, el joven ya en esa etapa tendrá
que elegir cuál será su vida en el futuro, pero lo hará teniendo en su espalda,
lo bueno y lo malo que sembró en su adolescencia, lo que le dificultara o
facilitara la elección en el momento más importante.
Cuando el joven ya es adulto,
tendrá que “sobreponerse” a todas aquellas situaciones que el mismo provoco con
sus malas y buenas decisiones en la etapa de su juventud, y podemos decir que
de esto dependerá gran PARTE DE SU FELICIDAD.
Si volvemos un poco al principio,
donde dijimos que para tener sabiduría, debíamos primero temer a HasShem, pero
antes tener claro que debemos dar el primero paso, y ese primer paso se llama
“ELECCIÓN”.
El joven sabio que aprende de
todos, lo hará bien, no cometiendo los errores del pasado que otros cometieron.
El joven insensato repetirá las mismas malas elecciones que cometieron sus
antepasados prologando así una vida de sufrimientos y correcciones
espirituales.
Aquí entonces es bueno que
sepamos, ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuáles son nuestras virtudes?
¿Cuáles son nuestras falencias? Y así saber cómo elegir sabia y prudentemente.
La sabiduría entonces, no es más que el arte de saber ELEGIR BIEN y es por esta
razón es que el joven necesita buscar a sabiduría y convertirse en una persona
sabia, para saber elegir en su vida y así ser completamente feliz.
El sabio Rey Shlomo, pidió a
HaShem sabiduría, y en su oración dijo:
“Ahora pues, HaShem Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en
lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo
está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su
multitud. Da, pues, a tu siervo corazón
entendido para juzgar a tu pueblo, y
para discernir entre lo bueno y lo malo;
porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante
del Señor que Salomón pidiese esto” (1Reyes 3:9-10)
El rey Shlomo pidió a HaShem
sabiduría, y ÉL se la concedió, y todos sus escritos aconsejo a todos los hijos
jóvenes a buscar la sabiduría, indagar en ella, atarla al cuello, hacerla parte
del estilo de vida, para finalmente encontrar la felicidad. Porque ser FELIZ,
no es una cuestión casual, sino que es algo que nosotros ELEGIMOS. Podemos ser
felices de “actitud”, o sea elegir tener una buena actitud, agradable,
agradecida delante de Dios y de los hombres, sin duda esto atraerá mucha
felicidad a nuestras vidas, pero eso no lo es todo. También podemos y debemos, determinar tener una vida FELIZ con nuestras
elecciones, y eso es lo más complejo, porque elegir bien, solo se hace con
sabiduría.
Dentro de las elecciones del joven,
él debe elegir qué estudiara, para así en el futuro obtener una fuente laboral
que le permita sostener a su futura familia. ¿Pero si elige mal, y elige no estudiar, como podrá tener un buen trabajo?
Sin duda el camino que él eligió, será el camino corto pero largo, fácil pero
difícil. Pero si decide estudiar, entonces tomara el camino largo pero corto,
difícil pero fácil. Sabemos que la prosperidad económica depende del cielo, y
de las mitzvot que hacemos, pero esto mismo nos lleva a la conclusión que solo
el buen estudiante, tiene grandes logros con la Torá, lo mismo en la vida
secular, solo el estudioso puede tener más posibilidades a las riquezas. Ya lo
dijimos, por lo menos el camino estará más llevadero.
Respecto de esto mismo, el joven
debe cuidar sus elecciones que están sujetas al “Ietzer hará”, por ejemplo, las
que tienen relación con la vida sexual. Si una pareja de jóvenes son Padres
antes de casarse, tendrán que esperar por lo menos 7 años para poder sobre
salir económicamente. Cuando el niño o niña cumplan esa edad, se acabara el
periodo de corrección al cual estuvieron sometidos por su pecado, y habrá prosperidad,
siempre y cuando se hubieren casado. Esto lo aprendemos de Iosef en Egipto, que
cuido su “zera” “semilla” “semen”, de la esposa de Potifar, y así dio 7 años de
abundancia y vida a todo el mundo, pero quien elige no cuidar su “semilla”,
traerá pobreza a su vida y a sus descendientes.
Casi en el mismo hilo de este
último punto, las elecciones morales y éticas son trascendentes para el
ministerio y el servicio a Dios. En el Brit Hadasha, leemos al apóstol Pablo en
sus cartas, donde él enseña solo respecto de dos cosas, de las cuales TODOS
debemos huir ¿Cuáles son estas dos cosas de las cuales debemos huir? Rabino
Pablo dice: “HUID DE LA FORNICACIÓN”
“HUID DE LA IDOLATRÍA”. Pues todo lo que esté relacionado con esto,
terminara si o si qué tipo de vida tendremos en el futuro, si feliz, o amarga,
llena de correcciones para obtener dicha felicidad.
Y por último, si hay algo que
creo yo, que los jóvenes debiesen elegir con mucha sabiduría y temor del
HaShem, es al ALMA GEMELA, conocida dentro de la literatura talmúdica como
“Bashert”. Como versa el tratado de Sanhedrín 22ª "Cuarenta días antes de
formarse el feto, una voz celestial anuncia: “Tal persona será para éste'"
(traducción libre).
Si queremos tener la suerte y la
bendición de hallar a nuestra alma gemela, “si es que esta opinión talmúdica fuera
cierta” debemos tener clara la respuesta a la siguientes preguntas: “¿Por qué ME ESTOY CASANDO y porque lo hago
con esta persona? La respuesta para esta pregunta de ningún modo puede
estar basada en aquello que sentimos, en lo emocional. Pues la Torá, no nos
ordena a estar enamorados o sentir emociones por alguien al momento de unirnos
a esa persona, sino que nos ordena algo muy claro y contundente:
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión
la luz con las tinieblas? (2Corintios 6:4)
“Y no emparentarás con ellas; no
darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su
hija para tu hijo.” (Devarim 7:3)
No nos casamos porque solamente
“amamos” a la otra persona, aunque para algunos eso es suficiente. Pero según la
Torá, nos casamos para perpetuar el cumplimiento de los mandamientos en el
pueblo a través de nuestra familia y descendientes. Y estando casados, no
estamos unidos a la otra persona porque “la amamos” solamente, aunque para
algunos eso lo es todo, sino que principalmente seguimos unidos a esa persona
porque hemos elegido estar sujetos a un
pacto o contrato matrimonial, que nos une y liga todo a tipo de deberes y
derechos, a pesar de que sintamos o no, tengamos emociones o no. No estoy
diciendo que no debemos “sentir” o “amar desde las emociones”, porque si
debemos hacerlo. Lo que estoy diciendo es que “amar” más que un sentimiento es
una elección que hacemos a diario, y una acción concreta.
Por estas situaciones es que el joven
debe empeñarse en buscar la sabiduría más que cualquier otra cosa. Porque si
sabe elegir, podrá sin duda sobreponerse cuando sea adulto, y finalmente
lograra las bendiciones de la Torá, que con ellas traerá plenitud y verdadera
felicidad, por eso está escrito: “Gustad
y ved que BUENO ES HASHEM”. Que él haga de ti y de mi, jóvenes Sabios.
Shalom en el Mesías.