viernes, 26 de junio de 2015

El Joven Sabio


Recuerdo que un día el Rabino de nuestra comunidad nos pregunto: ¿Es posible que un joven sea sabio? ¿Como sabemos si en joven es sabio o no lo es?

Respecto de la primera pregunta podemos decir que hay una regla: “Podemos hallar ancianos sabios y otros que no lo son, pero hallar un joven sabio es muy difícil" Pero la escrituras nos muestran que si hay excepciones a esta regla. Es decir Jóvenes, que a pesar de su edad fueron sabios, por el ejemplo: Iehoshua ben Nun, que desde joven fue un sabio discípulo de Moshé Rabenu o el Rey Josías, el último de los reyes de Iehuda que agrado a HaShem, antes de la deportación a Babilonia.

Ahora bien, ¿Por qué es tan difícil encontrar un joven sabio? ¿A que está supeditada la sabiduría para que un joven la pueda poseer? Ya sabemos, lo que dice el libro de Proverbios, Shlomo el Rey: “El principio de la sabiduría es el temor a HaShem”, lo cual es tremendamente cierto, pero antes del “temor” hay un primer paso y de eso intentaremos hablar.

Las escrituras nos dicen que hay características naturales a la etapa de la juventud, entre las cuales no está presente la sabiduría, si no que características totalmente opuestas:

"Quita,  pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad" (Kohelet/Eclesiastés 11:10)

"La insensatez está atada al corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él" (Mishle/Proverbios 22:15)

La insensatez, la vanidad, y sobre todo la "inexperiencia", son características intrínsecas a la etapa de la juventud. Es casi imposible encontrar jóvenes "expertos", es difícil hallar jóvenes que no sean "vanidosos" y jóvenes que no tengan "insensatez" en alguna área de sus vidas. Ahora bien, ¿Cuando ocurre lo contrario? Cuando el joven, a pesar de su "inexperiencia" tiene un grado de sabiduría, y autocontrol respecto de la vanidad y la necedad. Es porque "la vara", o sea "los sufrimientos" que ha experimentado en la vida lo han hecho madurar tempranamente y así obtener cierto nivel de sabiduría y experiencia.

Algo debemos tener muy claro, el joven, no puede tener la misma sabiduría de un anciano sabio, por razones lógicas de tiempo y experiencia. Un joven de 15 años, no es más sabio que un hombre de 30 años. Y un Joven de 20 años, no es más sabio que un hombre de 40 años de edad, padre de familia, con un gran haber de experiencias en sus espaldas.

Sin embargo, la misma naturaleza egoísta del joven, le hace creer, que en realidad, los más adultos no saben, y no tienen idea de la vida como ellos sí la tienen. Un joven puede poseer todo el "conocimiento teórico" de muchos aspectos de la vida, pero es carente de la verdadera realidad, cuando el conocimiento es puesto en prueba con las difíciles experiencias de la vida. De ahí entonces que el refrán es muy cierto: "más sabe el diablo por viejo que por diablo"

La Torá nos obliga a darle honor y respeto a los más adultos, sobre todo a los que ya son ancianos. Es una mitzva positiva de la Torá. Cada vez que el joven “omite” darle respeto y honor a una persona que es mayor que él, está violando un precepto activo de la Torá. Como está escrito:

"Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor.  Yo HaShem" (Vayikra/Levítico 19:32)

Está mitzva está dirigida a todo Israel, pero toma mucha mayor fuerza en la relación del joven y el anciano, mucho más cuando este anciano es un sabio de la Torá. El espíritu de este mandamiento va más allá del honor literal que debe mostrar el joven al más adulto, pues una persona puede mostrar respeto y honor de manera superficial, pero en su interior sentir desprecio hacia el adulto o anciano y a sus experiencias. La puesta en práctica del espíritu de está mitzva, le abrirá al joven un camino por el sendero de la sabiduría, y hará de él poco a poco, un talmid jajam (un discípulo sabio – aventajado).
Por esta razón es que hay una Mishna (Ley Oral) en el tratado de Avot (Padres), que dice: "¿Quien es sabio, el que aprende de todas las personas, como fue dicho: “De todos los que me enseñaron adquiri entendimiento (Tehilim 119:99)"

Si el joven busca aprender todos, aún cuando no se preocupar de su propio honor, y aprende de alguien que es menor que él, o cuanto más si aprende de los más adultos por cuanto lo son, lograra finalmente llegar a la sabiduría.

Por eso se nos enseño a anhelar y amar la sabiduría: “Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de HaShem, Y hallarás el conocimiento de Dios” (Proverbios/Mishle 2:4-5)

O como dice el Brit Hadasha:

"Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta, “sus obras” en sabia mansedumbre" (Santiago 3:13)

"Igualmente,  jóvenes,  estad sujetos a los ancianos;  y todos,  sumisos unos a otros,  revestíos de humildad;  porque: Dios resiste a los soberbios, (1Pedro 5:1)

En nuestra sociedad, ser "vanidosos" es un plus, sin el cual el joven se queda fuera de todo sistema. Entiéndase "vanidoso" a la actitud de asignar valor a cosas o situaciones que por sí solas no tienen mayor valor, es decir con "vanas". Un claro ejemplo de cómo la sociedad promueve una vida "anti sabiduría" es en las redes sociales, donde todas las personas muestran aquello que quieren que los demás vean: "sus autos, sus nuevas compras o adquisiciones, su belleza, etc.". Pero la búsqueda de la "sabiduría de Di.s" ¿Quien la hace? ¿Qué joven está deseando ser sabio y adquirir este gran nivel espiritual antes que cualquier cosa? Esto es una paradoja dentro de los círculos religiosos, de personas creyentes en Di.s, los que quieren vivir una vida religiosa, pues ver a los jóvenes ir tras la sabiduría es algo muy difícil.

Por esta razón es que en el libro de la sabiduría del Rey Shlomo, él insta a los jóvenes, "a los hijos" a buscar e indagar en la sabiduría de Di-s.

Si analizamos cuidadosamente, cada etapa de la vida del ser humano revela en sí misma una misión. Todas estas etapas: El feto, el bebe, el niño, el joven, el viejo, el anciano, son en realidad ciclos que tienen un propósito especifico, en los cuales si no nos movemos con sabiduría podríamos tener un resultado muy lamentable, como la tristeza y la falta de fe en Di-s. Todo esto lo aprendemos de las maravillas de lengua más sagrada de las escrituras, el idioma hebreo:

Feto: En hebreo decimos “עוברי” - “over”, contiene las mismas letras de la palabra “עברית” “hebreo”, que quiere decir: “pasar de un lado a otro”. Todo esto está relacionado con el feto, ya que este “pasa del otro mundo a este mundo”, la primera misión de la persona es venir a esta realidad.

Bebé: En hebreo decimos: “תינוק” - “Tinok”, contiene las mismas letras de la palabra hebrea  תיקון – tikun, que significa “reparar” porque cada ser humano a nacido para “reparar” algo en este mundo.

Niño: En hebreo se dice:ילד   “yeled”,  son las mismas letras de la palabra “leiad” ”ליד” que significa “Cerca de” o “al lado de”, pues un niño siempre necesita estar al lado o cerca de sus Padres.

Adolecente: En hebreo se dice: “בני נוער“ “beni naar” (adolescente), cuya raíz proviene del verbo hebreo “לנער“ que significa “sacudir”, ya que en esa edad los educadores les hablan y los corrigen llamándoles la atención, y al final el adolescente se sacude de encima todas aquellas palabras y sigue con su cómoda vida.

Joven: Proviene de la palabra hebrea בחור “bajúr”, se llama así porque proviene del verbo לבחור “livjór” que significa “elegir” ya que en esa edad el joven debe elegir su camino en la vida, su carrera y especialmente su pareja.

Adulto: En hebreo se dice: מבוגר “mebugár” y se llama así porque viene del verbo להתגבר lehitgavér”, que significa sobreponerse ya que en esa etapa uno debe de sobreponerse a todos los problemas de la vida.

La etapa de la adolescencia y la juventud, son determinantes en la vida de todo ser humano. El adolecente se “sacude” de la instrucción, y con ello comienza a sembrar de manera incorrecta lo que cosechara cuando sea joven. Por su lado, el joven ya en esa etapa tendrá que elegir cuál será su vida en el futuro, pero lo hará teniendo en su espalda, lo bueno y lo malo que sembró en su adolescencia, lo que le dificultara o facilitara la elección en el momento más importante.

Cuando el joven ya es adulto, tendrá que “sobreponerse” a todas aquellas situaciones que el mismo provoco con sus malas y buenas decisiones en la etapa de su juventud, y podemos decir que de esto dependerá gran PARTE DE SU FELICIDAD.

Si volvemos un poco al principio, donde dijimos que para tener sabiduría, debíamos primero temer a HasShem, pero antes tener claro que debemos dar el primero paso, y ese primer paso se llama “ELECCIÓN”.

El joven sabio que aprende de todos, lo hará bien, no cometiendo los errores del pasado que otros cometieron. El joven insensato repetirá las mismas malas elecciones que cometieron sus antepasados prologando así una vida de sufrimientos y correcciones espirituales.

Aquí entonces es bueno que sepamos, ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuáles son nuestras virtudes? ¿Cuáles son nuestras falencias? Y así saber cómo elegir sabia y prudentemente. La sabiduría entonces, no es más que el arte de saber ELEGIR BIEN y es por esta razón es que el joven necesita buscar a sabiduría y convertirse en una persona sabia, para saber elegir en su vida y así ser completamente feliz.

El sabio Rey Shlomo, pidió a HaShem sabiduría, y en su oración dijo:

“Ahora pues,  HaShem Dios mío,  tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre;  y yo soy joven,  y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste;  un pueblo grande,  que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo,  y para discernir entre lo bueno y lo malo;  porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto” (1Reyes 3:9-10)

El rey Shlomo pidió a HaShem sabiduría, y ÉL se la concedió, y todos sus escritos aconsejo a todos los hijos jóvenes a buscar la sabiduría, indagar en ella, atarla al cuello, hacerla parte del estilo de vida, para finalmente encontrar la felicidad. Porque ser FELIZ, no es una cuestión casual, sino que es algo que nosotros ELEGIMOS. Podemos ser felices de “actitud”, o sea elegir tener una buena actitud, agradable, agradecida delante de Dios y de los hombres, sin duda esto atraerá mucha felicidad a nuestras vidas, pero eso no lo es todo. También podemos y debemos, determinar tener una vida FELIZ con nuestras elecciones, y eso es lo más complejo, porque elegir bien, solo se hace con sabiduría.

Dentro de las elecciones del joven, él debe elegir qué estudiara, para así en el futuro obtener una fuente laboral que le permita sostener a su futura familia. ¿Pero si elige mal, y elige  no estudiar, como podrá tener un buen trabajo? Sin duda el camino que él eligió, será el camino corto pero largo, fácil pero difícil. Pero si decide estudiar, entonces tomara el camino largo pero corto, difícil pero fácil. Sabemos que la prosperidad económica depende del cielo, y de las mitzvot que hacemos, pero esto mismo nos lleva a la conclusión que solo el buen estudiante, tiene grandes logros con la Torá, lo mismo en la vida secular, solo el estudioso puede tener más posibilidades a las riquezas. Ya lo dijimos, por lo menos el camino estará más llevadero.

Respecto de esto mismo, el joven debe cuidar sus elecciones que están sujetas al “Ietzer hará”, por ejemplo, las que tienen relación con la vida sexual. Si una pareja de jóvenes son Padres antes de casarse, tendrán que esperar por lo menos 7 años para poder sobre salir económicamente. Cuando el niño o niña cumplan esa edad, se acabara el periodo de corrección al cual estuvieron sometidos por su pecado, y habrá prosperidad, siempre y cuando se hubieren casado. Esto lo aprendemos de Iosef en Egipto, que cuido su “zera” “semilla” “semen”, de la esposa de Potifar, y así dio 7 años de abundancia y vida a todo el mundo, pero quien elige no cuidar su “semilla”, traerá pobreza a su vida y a sus descendientes.

Casi en el mismo hilo de este último punto, las elecciones morales y éticas son trascendentes para el ministerio y el servicio a Dios. En el Brit Hadasha, leemos al apóstol Pablo en sus cartas, donde él enseña solo respecto de dos cosas, de las cuales TODOS debemos huir ¿Cuáles son estas dos cosas de las cuales debemos huir? Rabino Pablo dice: “HUID DE LA FORNICACIÓN” “HUID DE LA IDOLATRÍA”. Pues todo lo que esté relacionado con esto, terminara si o si qué tipo de vida tendremos en el futuro, si feliz, o amarga, llena de correcciones para obtener dicha felicidad.

Y por último, si hay algo que creo yo, que los jóvenes debiesen elegir con mucha sabiduría y temor del HaShem, es al ALMA GEMELA, conocida dentro de la literatura talmúdica como “Bashert”. Como versa el tratado de Sanhedrín 22ª "Cuarenta días antes de formarse el feto, una voz celestial anuncia: “Tal persona será para éste'" (traducción libre).

Si queremos tener la suerte y la bendición de hallar a nuestra alma gemela, “si es que esta opinión talmúdica fuera cierta” debemos tener clara la respuesta a la siguientes preguntas: “¿Por qué ME ESTOY CASANDO y porque lo hago con esta persona? La respuesta para esta pregunta de ningún modo puede estar basada en aquello que sentimos, en lo emocional. Pues la Torá, no nos ordena a estar enamorados o sentir emociones por alguien al momento de unirnos a esa persona, sino que nos ordena algo muy claro y contundente:

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;  porque  ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2Corintios 6:4)

“Y no emparentarás con ellas;  no darás tu hija a su hijo,  ni tomarás a su hija para tu hijo.” (Devarim 7:3)

No nos casamos porque solamente “amamos” a la otra persona, aunque para algunos eso es suficiente. Pero según la Torá, nos casamos para perpetuar el cumplimiento de los mandamientos en el pueblo a través de nuestra familia y descendientes. Y estando casados, no estamos unidos a la otra persona porque “la amamos” solamente, aunque para algunos eso lo es todo, sino que principalmente seguimos unidos a esa persona porque hemos elegido estar sujetos a un pacto o contrato matrimonial, que nos une y liga todo a tipo de deberes y derechos, a pesar de que sintamos o no, tengamos emociones o no. No estoy diciendo que no debemos “sentir” o “amar desde las emociones”, porque si debemos hacerlo. Lo que estoy diciendo es que “amar” más que un sentimiento es una elección que hacemos a diario, y una acción concreta.

Por estas situaciones es que el joven debe empeñarse en buscar la sabiduría más que cualquier otra cosa. Porque si sabe elegir, podrá sin duda sobreponerse cuando sea adulto, y finalmente lograra las bendiciones de la Torá, que con ellas traerá plenitud y verdadera felicidad, por eso está escrito: “Gustad y ved que BUENO ES HASHEM”. Que él haga de ti y de mi, jóvenes Sabios.

Shalom en el Mesías.

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