viernes, 31 de diciembre de 2021

Parashat 14 Vaera - La unidad del ejército de HaShem


Aliyá 3 – Cap 6:29 – 7:7 – Comentarios:

“El Faraón no te hará caso y Yo pondré Mi mano sobre Egipto; y sacaré a Mis Ejércitos, a Mi pueblo, los Hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios” (Éxodo/Shemot 1:5)*

En este versículo hallamos uno de los títulos menos conocidos que recibe Israel, por ser pocas veces mencionado en el texto de la Torá: “Mis Ejércitos”.

De este nombre: “mis ejércitos”. Podemos aprender cómo es que HaShem piensa de nosotros, como su congregación y que espera de nosotros. La denominación de “ejército” aplica solo cuando estamos unidos, mas no cuando estamos divididos.

HaShem nos ve como una legión de soldados uniformes. Cuando nos unimos para cumplir su voluntad. Así nos ve él, a pesar de estar repartidos por todo el globo terráqueo. Pues sí, cada festividad, cada mandamiento que hacemos como nación, cada día santo que guardamos para ÉL, nos convierte en el ejército de HaShem que hace su voluntad.

El pueblo del Eterno logra mucho cuando se une en un solo objetivo. Por eso es que cuando en shabat donde quiera que sea, cada hijo del eterno recibe el sagrado día, nos unimos a millones de personas que hacen lo mismo, y generamos una unidad nunca vista otro día de la semana. Ya no es una sola persona, sino que en shabat es el cuerpo del Mesías unido en todo el mundo. Lo cual tiene un gran impacto en los cielos. Por eso decimos que en Shabat HaShem atiende solo a su pueblo. La unidad que provocamos es tan grande que crea una atmósfera de poder única que no se puede describir en palabras, y que no se puede comparar a ningún otro día de la semana, solo shabat es la causa de dicha unidad.

Imagínense lo que lograríamos si cada miembro del pueblo provocará esta unidad en conciencia real de lo que está sucediendo, sin menospreciar a nadie y con el deseo de unirse a toda la congregación del Mesías Yeshúa en el mundo, ¿Qué lograríamos? ¿Qué Shabat sería ese?

Como vemos la “unión” nos transforma en un “ejército” listo para batalla. Porque es cierto que la unidad da la victoria a los soldados en las guerras, más la división los confunde y los lleva al fracaso.

Deberemos pensar mucho más en cómo lo hacemos para unirnos a nuestro hermanos, que pensar en todo aquello que no nos une y nos separa de nuestros hermanos en el mundo.
Por lo cual dejemos atrás las niñerías y los infantilismos. Abandonemos la inmadurez espiritual y el egoísmo. ¡Seamos generosos con los demás! Si ella o él piensan distinto a ti en algún punto interpretativo en las escrituras, ¡déjalo ya!, ¿Desde cuándo somos los dueños de la verdad? ¿No está escrito: “La suma de tu palabra es verdad”? Así que aquello por lo cual tu juzgas y te separas de tu hermano, quizás sea aquello que te falta y lo que necesitas sumar en tu vida para triunfar.

Hay fundamentos básicos de la doctrina que nos deben unir. Eche una leída con calma lo que escribe el autor de hebreos en el capítulo 6 de su carta, donde cita los “rudimentos” de la fe en el Mesías Yeshúa. Lo cual nos abre una inmensa gama y espacio de temas los cuales podemos discutir y reduce a muy pocos los temas sobre los cuales no hay discusión alguna, como por ejemplo: “La fe en el Mesías Yeshúa, el arrepentimiento, la resurrección, el lavamiento en aguas. Más todo aquello que no quite los fundamentos de nuestra fe, puede ser parte del análisis sincero que debemos hacer mientras buscamos la verdad. ¡Está permitido discutir y buscar la verdad en aras del cielo!

Debemos ser personas capaces de oír al otro. Debemos ser “enseñables” y debemos amar a nuestro hermano, quien quiera que sea este, como sea que piense, y como sea que interprete las escrituras, si no pasa a llevar los fundamentos de nuestra fe en el Mesías Yeshúa.

Como está escrito: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Mesías. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Corintios 12:12-13)

Abraham ben Yaacov

Parasha 14 - Vaera 5777 - Cuando se cierran las puertas de la teshuva

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
וארא  פרשת
Parashá 14º Vaera - 5777
Éxodo 6:2 – 9:35

Shalom Javerim:

Esta semana estudiamos la parasha vaera "y me aparecí". Donde la tora nos relata el suceso de las primeras siete plagas que HaShem le envió al Paró en la tierra de Mitzraim, a través de las cuales el Eterno revelo su poder al Paró, demostrándole su gloria, a fin de que este dejara ir al pueblo de Israel. Pero vemos que en el transcurso de toda la parasha, el Paró endurecía su corazón y no escuchaba a Moshe ni a su hermano Aarón.

Uno de los versículos que más llama la atención de toda la porción es el que dice que HaShem mismo era quien endurecía el corazón del Paró. ¿Cómo es posible esto? ¿Puede HaShem impedirle a una persona que logre el arrepentimiento y endurecer su corazón? La porción de esta semana, nos responde que sí. Es posible que el Eterno le cierre el camino de regreso a él a una persona, lo cual pienso yo, es el estado más triste que un ser humano puede experimentar. No poder ver que está siendo privado del arrepentimiento, y pensar de  si mismo que todo lo que le sucede es causa de una injusticia que hace con él, pero jamás de una consecuencia de su mal proceder.

Pero esta respuesta tiene varias aristas que se deben analizar para aprender del tema en contexto, y no dejar que quepa en nuestras mentes la idea de que el juicio de HaShem es injusto hacia una persona, lo cual es imposible, porque HaShem el temible, es el juez justo de toda la tierra.

Leemos en la bendita Torá:

"Pero yo endureceré el corazón del Paró" (Ex.  7:3)

Esta es la primera vez que hallamos en la Torá, las palabras "yo endureceré", donde HaShem mismo se adjudica el "no arrepentimiento" del Paró. Sin embargo, si seguimos buscando en nuestra parasha podremos ver que en realidad la responsabilidad de no querer volver del mal camino, no recae nunca en HaShem, a pesar de que la misma Torá lo diga así en este y otros versículos. Lo que sucede aquí es que estamos viendo solo una parte de la historia, pero no la historia en su totalidad. Si vemos otros versículos de las escrituras, que nos aclaran más el panorama, entenderemos cuando es que HaShem endurece a una persona, al punto de privarlo de la teshuva:

Leemos en la bendita Tora:

"Cada uno arrojo de ellos su vara y  todas se convirtieron en culebras, pero la vara de Aarón se trago las varas de ellos. y como lo habia previsto el eterno, se endureció el corazón del paró y no los escucho". (Ex. 7:12-13)

El versículo 12, nos muestra dos cosas que son de suma importancia para la comprensión de este tema:

1.- HaShem habia previsto lo que sucedería con Paró, y debido a eso, es que sabe que en definitiva HaShem debería endurecer su corazón para revelar su gloria en medio de Egipto. HaShem conoce las cosas antes de que estas sucedan, por lo cual, cuando la escritura dice: "HaShem endureció el corazón...", en contexto se debe entender que la persona que fue endurecida por HaShem, ya que HaShem sabía que esa persona no se arrepentiría de sus pecados, le fue privado el camino de la teshuva, luego de varios sucesos, como veremos.

2.- Como HaShem conoce los corazones de todas las personas, sabía que el corazón del Paró se endurecería de voluntad propia, sin ninguna intervención del Eterno, y no escucharía a Moshé ni Aarón. Por lo que en primera instancia es la persona misma la que se endurece, no HaShem quien endurece a la persona.

HaShem fue justo con el Paró, al enviarle la señal de las culebras, para que el mismo se diera cuenta de que trataba con el único Dios verdadero, y que por lo tanto debía arrepentirse y dejar ir al pueblo. Tan justo fue HaShem, que fue capaz de alterar el orden natural de las cosas, convirtiendo una vara en culebra, ¡haciendo un milagro para un malvado!. Con el único propósito de concederle la teshuva. Pero el Paró volvió duro su corazón soberbio, no escucho, y no dejo ir a los hijo de Israel. La misma Torá nos dice en el versículo siguiente:

"Duro es el corazón del Paró, pues no quiere dejar ir al pueblo" (Ex. 7:14)

Luego de la plaga de la sangre, la Torá nos sigue relatando la dureza de voluntad propia del Paró. HaShem no intervino en estos sucesos endureciendo el corazón del Paró:

"Y  se endureció aún más el corazón del Paró y no los escucho, tal como lo había predicho el Eterno" (Ex. 7:22)

Luego de la plaga de las ranas, el Paró nuevamente, sin ninguna intervención del Eterno, endureció su corazón, y no cumplió lo que habia prometido:

"Pero al aliviarse la situación, se endureció su corazón" (Ex. 8:11)

Luego de las plagas de los piojos, el corazón del Paró siguió duro, a pesar del consejo de sus magos, que le indicaron que todo lo que acontecía era producto del "dedo de HaShem". Con todo el consejo de sus "sabios", la alteración del orden natural, los milagros que HaShem realizaba en medio de Mitzraim, el corazón del Paró siguió muy duro y no dejo ir a los hijos de Israel:

"Entonces los magos le dijeron al Paró: "Esta el dedo de Dios en esto", pero el corazón del Paró siguió endurecido y no los escucho, tal como lo habia predicho el Eterno" (Ex. 8:15)

Así sucedió por casi todo el transcurso de nuestra parasha, por casi todas las plagas, Paró endurecía su corazón. No haciendo caso de las señales que HaShem realizaba con mano fuerte en medio de todo Mitzraim, con excepción del versículo que dice:

"Y endureció el Eterno el corazón del Paró y este no accedió al ruego de los hebreos" (Ex. 9:12)

De estos versículos aprendemos, que el Eterno endurece el corazón de una persona, solo cuando primero le ha enviado varias señales para que la persona se arrepienta. Cuando la persona luego de haber recibido todas esas señales, persiste en su mal accionar, entonces el Eterno deja a la persona, y la endurece, cerrándole las puertas del arrepentimiento.  Estas señales pueden ser, problemas económicos, vergüenzas, que una persona pierda el honor y el respeto de sus amigos, vecinos o familiares. También las enfermedades, accidentes de muchos tipos, la perdida de dinero, y los problemas para conseguir el sustento, son señales claras de que  HaShem está llamando a la teshuva a esa persona.

Ahora bien, si la persona hace caso omiso a todas estas señales, puede suceder que caiga en el grupo de aquellos que son "ignorados por Dios". Como ocurrió con Esav, el hermano de Yaacov, quien no logro el retorno al camino de la teshuva:

"......Como Esav,  que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento,  aunque la procuró con lágrimas" (Hebreos 12:16-17)
Y también está escrito:

"que con mansedumbre corrija a los que se oponen,  por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad" (2 Timoteo 2:25)

Hay ciertas personas que no gozan del acceso pronto y oportuno al camino de la teshuva. Las puertas del arrepentimiento, les han sido cerradas, y esto se debe a que el Eterno les quito la supervisión individual, luego de haberles enviado muchas señales para que se arrepintieran de sus malos caminos. Estas señales, problemas y consecuencias malas que ellos recibieron, no les fueron suficientes para ver la mano del Eterno contra ellos, sino que con más razón se endurecieron para seguir en sus propios caminos. De este tipo de personas, habla el emisario Shaul de Tarso en carta a Timoteo, indicándole, "que quizá Dios les conceda la teshuva", como dejando estos casos en manos de HaShem. Esto es aplicable siempre y cuando a la persona se le hubieren enviados muchas señales y manifestaciones en su vida de parte de HaShem que la persona no quiso obedecer para solicitar ayudar y permiso de entrada al camino de la teshuva.

Sin embargo, en sentido contrario la persona puede tener las puertas de la teshuva abiertas para ella siempre, y aun así no darse cuenta de esto. Por lo que cada día estamos todos obligados a pensar en que debemos arrepentirnos. Debemos analizar desde donde debemos retornar, y que es lo que hacíamos bien que hemos dejado de hacer bien o que es lo malo que estamos haciendo y cambiarlo oportunamente. Todos los días debemos buscar el camino de la teshuva, y pensar en que debemos y podemos mejorar más aún, para que nunca nuestro corazón se ponga duro al punto de ser privados de este maravilloso camino de retorno al Eterno.

HaShem nos ayude a que vivamos una vida llena de humildad, a fin de que la soberbia y la obstinación que ÉL aborrece, nunca nos enceguezca y nos prive ver bien nuestras almas en el espejo de la Torá. Para ver todos aquellos pecados y errores que debemos abandonar, porque esa la voluntad de HaShem, que todos avancen al camino de la teshuva

"El Señor no retarda su promesa,  según algunos la tienen por tardanza,  sino que es paciente para con nosotros,  no queriendo que ninguno perezca,  sino que todos procedan al arrepentimiento" (2da  Shimon Kefa/Pedro 3:9)

Abraham Ben Yaacov.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Parasha 14 Vaera 5775 - El proceso de la Gueula



COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 14º Vaera - 5775
Éxodo 6:2 – 9:35

EL PROCESO DE LA GUEULA (REDENCIÓN)

La porción de esta semana nos habla de las 4 acciones que Hashem trasmitió a Moshé que haría para concretar la redención (gueula) del pueblo de Israel en la tierra de Mitzraim. Dichas expresiones corresponden al proceso de la redención final, la gueula, que Hashem hará y comenzó hacer en la sangra de nuestro amado Mesías Yeshuá (como veremos más al final de nuestro comentario).

En el principio de nuestra porción semanal comenzamos leyendo que Hashem le promete a Moshé que bajo la revelación de su sagrado e inefable nombre de las cuatro letras Y – H – V – H, cumplirá todo lo que le prometió, él sacara a Israel de Mitzraim con mano fuerte y los redimirá. Sin embargo, una de las cosas que llama la atención es el texto con el cual comienza, nuestra parasha, donde leemos en la bendita Torá:

“Habló todavía Elohim a Moshé, y le dijo: Yo soy YHVH. Y aparecí a Abraham, a Itzjak y a Yaacov como Elohim Omnipotente, mas en mi nombre YHVH no me di a conocer a ellos. (Shemot – Ex 6:2-3)

Antes de Moshé los patriarcas conocían el nombre personal de Elohim, pero él mismo asegura que no “se dio” a conocer él a ellos en ese nombre. Es decir, aunque conocían su nombre, Hashem no se había revelado a ellos en la esencia de su nombre, pues ninguno de ellos vería cumplidas, las promesas que Elohim les hacía. Sin embargo Moshé sí, por eso es que como Hashem está cumpliendo sus promesas, está revelando a Moshé la esencia de su nombre, como aquel que promete y siempre cumple, pues no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse.

El nombre sagrado e inefable “Y H V H” y el nombre “Elohim” son los dos nombres que más se mencionan en las sagradas escrituras respecto del Creador. Los Rabinos enseñan que cada vez que la Tora y el Tanaj encontramos estos nombres, es porque la situación contextual donde son citados, está relacionada con la esencia de cada uno de ellos. El nombre “Elohim” aparece más de 2500 veces en todo el Tanaj y el nombre “Y H V H” aparece casi 7.000 veces en las escrituras hebreas, esto nos enseña la importancia de que ahora el Eterno le diga a Moshé que se está revelando a él con su nombre. El nombre personal de Hashem está relacionado con la misericordia del Eterno, y el nombre “Elohim” con la justicia del Eterno. Sobre estos dos pilares está fundado el mundo: “Misericordia y Justicia”. Lo primero que Moshé recibe del Eterno en la revelación de la zarza que no se extinguía fue la declaración de la misericordia de Hashem, como está escrito en Shemot - Éxodo 3:7, 9:

“Y HaShem dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos...Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.”

Esta es la manifestación en la que Hashem se está mostrando a Moshé, que los patriarcas Abraham, Itzjak, Yaacov, no habían conocido, el nombre inefable de Hashem revelaba la misericordia del Eterno y su veracidad para cumplir sus promesas.

Sin embargo hay otra cualidad del nombre del Eterno que estaba oculta para los Padres, Abraham, Itzjak, Yaacov, y es era algo que ellos jamás podrían haber experimentado, pues no la necesitaron como toda la nación de Israel la necesito: LA REDENCIÓN. Como está escrito en Éxodo 3:8a, 10:

“Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel... Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.”

Cuando una persona está sola, esclava, enferma, en pobreza espiritual cuando esa persona siente que no hay nadie en la vida que la pueda ayudar, solo hay uno que es capaz de sacarla de ese estado. Uno que esté dispuesta a comprar su vida, a redimirla. Los hijos de Israel estaban así, en una situación de tiniebla y tristeza, que solo un redentor las podía sacar de ese lugar y estado ¿Quién sería? ¿A quién acudirían? De aquí aprendemos, cuan necesarios son los “exilios” para que existan “redención” – Las personas solo pueden llegar a comprender que es la libertad cuando han sido esclavos, solo se puede valorar una nueva vida, cuando se a estado muerto. Los exilios son propósitos del Eterno, y son muy necesarios para la redención de las personas. Cada ser humano tiene su propio exilio, tiene su propio Egipto, tiene su propia esclavitud. Hay quienes mueren en ese estilo de vida, pensando que la vida es así, y que a ellos les toco vivirla de esa forma, pero otros despiertan y en un segundo de sabiduría, como lo hicieron los hijos de Israel, miran al cielo y piden ayuda.

No es casualidad que la palabra (תולג)“Galut” (exilio) y (הלואג)“Gueula” (redención) en hebreo se escriban con las mismas letras, solo una Alef (א) y una Hei (ה) hacen la diferencia entre una y otra palabra.

La alef (א) representa la espiritualidad, la vida en contraste con la muerte, la libertad en contraste con la esclavitud, la redención en contraste con el exilio. 

En realidad lo que salvo a los Israelitas del exilio de Egipto y trajo sobre ellos l a redención, fue que el mismo sufrimiento del exilio despertó en ellos la alef que llevaban dentro, es decir la espiritualidad, la conexión con el mundo celestial tan lejano para aquellos que viven en Egipto como si la vida consistiera en servir a Paró. Cuando una persona es despertada desde el cielo, y se le permite ver cuando necesita arrepentirse y volverse al Creador, en realidad se le está dando la posibilidad de alcanzar la redención, la espiritualidad del mundo alef, el mundo celestial.

La Hei (ה), representa la vida, la alma, el ser completo que terminara siendo redimido si despierta dentro de sí la realidad espiritual que estaba escondido, solo con pedirlo, solo con abrir los labios y de todo corazón pedir ayuda al santo bendito es. La Hei, según los sabios de la cabala, representa también a las 5 partes del alma, y es una de las letras del nombre de Hashem, por lo cual vemos otra vez, que el nombre del Eterno está en completa acción cuando de la redención de un alma se trata.

De aquí aprendemos entonces que sin espiritualidad (alef) no hay redención del alma (hei), y todo es un galut (exilio).

La historia de la redención de Hashem para los hijos de Israel comienza en realidad mucho antes de Moshé, recordemos que el Eterno le había hablado a su siervo y amigo Abraham, que su descendencia seria esclava en una tierra que no conocían, como está escrito:

“Más a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces YHVH dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” (Génisis – Bereshit 15:12-16)

¿Podría pensar que un Di.s tan bueno como el nuestro, desea que su pueblo sea esclavo y sea oprimido por una nación poderosa en tierra ajena? Y es que en realidad solos exilios han despertado en Israel la capacidad espiritual tan grande que hay que cada alma del pueblo. Sin sufrimientos no hay redención. Como lo dijera en su momento el Rab Shaul de Tarso: “Es necesario que por muchas tribulaciones entréis al reino de Dios” o como lo dijera también nuestro amado Mesías Yeshuá: “En el mundo (Egipto) tendréis aflicciones, pero no temáis, yo he vencido al mundo”. Y es que la fuerza de cada hijo de Di.s reside en despertar del sueño, a través de las experiencias y las pruebas que Hashem pone en el camino, para hacer de nosotros un mejor pueblo. Las personas solo crecen a través de las adversidades, y el oro, solo se puede probar a través del fuego.

Años más tarde, cuando Yaacov, había tenido doce hijos entre ellos Yosef, el hijo predilecto. Este fue vendido como esclavo a la nación de Egipto, la que en el futuro oprimiría a los Hijos de Israel, todo, como parte de un propósito divino que tenía como objetivo final redimir a todo un pueblo y darles lo más preciado a los pies de un monte, la Torá.



Como todos sabemos, Yosef sufrió mucho en medio de Egipto antes de ser elevado al puesto virrey. En medio de ese sufrimiento Hashem se le revelo de forma muy peculiar, leemos en la bendita Torá: 

“Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a Yosef, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí, y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas. Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón”. (Génesis - Bereshit 40:9-11)

Este pareciera ser un sueño sin trascendencia para muchos, pero en realidad, cada situación en la Torá, incluso los sueños del copero y del panadero, tienen una enseñanza digna de investigar, pues no solo son relatados para que la historia se desarrolle de mejor manera, sino que con el fin de mostrarnos algo profundo que aún no podemos ver.

¿Por qué Hashem llevo a Yosef a la cárcel y no a otro lugar de Egipto? La palabra “Mitzraim” que se traduce “Egipto” en realidad significa: “Estreches”, y es que Egipto en la realidad espiritual es la angustia, la estrechez misma del alma, la opresión de las fuerzas del pecado sobre una persona que no ha obtenido la redención. Yosef fue llevado al lugar más “estrecho” mas “angustioso” de la nación más “estrecha del mundo”, solo para oír e interpretar los sueños que le fueron contados, y para que él supiera, que en realidad esos sueños no eran solo para el copero y el panadero, sino que para él mismo. Hashem le estaba mostrando a Yosef, lo que sucedería con todo su pueblo en medio de la nación de Egipto en el futuro.

Cada vez que la Torá nos habla de “Copas” nos está de una u otra manera comunicando el proceso de la redención. El copero y su sueño, son un instrumento del Eterno mismo, para comunicarle a Hashem que Israel sería redimido finalmente de la mano de Paró en un futuro. Para mí, esto tiene una intima relación con el mesías Yeshua:

La copa: es el pacto, la alianza de Hashem con Israel, que solo se sella con la sangre. Yeshua dijo: “Beban esta copa, que es la alianza de Hashem renovada en mi sangre”.

La vid: Es Israel, muchas partes de las sagradas escrituras nos enseñan que Israel es una vid. Al mismo tiempo Yeshuá dijo de él “Yo soy la vid verdadera y vosotros los pámpanos”. La vid contiene a toda la sangre derramada de la congregación de Israel en todas las generaciones, la sangre de los santos profetas, la sangre de los Justos que murieron siendo perseguidos, la sangre de los Judíos que han muerto en los distintos exilios del pueblo durante todo el tiempo de su existencia., pero sobre todo, la sangre del Mesías Yeshuá, derramada por todo Israel y el mundo para la redención el perdón de los pecados.

Los tres racimos: Son para el copero tres días, pero para Israel y el mundo son tres días de los cuales dependerá la redención de toda la humanidad, como está escrito: “El hijo del hombre resucitara al tercer día”, cuando eso sucedió, la gueula (redención) recién comenzaba.

Los brotes: Representan a los hijos de Israel y las almas redimidas de las naciones, que crecerán a causa de la vid. Los Hijos de Israel, tienen la cualidad de multiplicarse cuando están en pruebas y en exilios, cumpliendo así con la palabra de Hashem dada a Abraham: “Tu descendencia será como las estrellas del cielo que no se puede contar” aludiendo a las generaciones de todas las naciones que tendrían la fe de Abraham, y que serían redimidas, y sostenidas por la vid de Israel y el Mesías. Y también: “Tu descendencia será como la arena del mar” aludiendo a las multitudes de Israel dispersas en el mundo, que serán finalmente redimidas unidas a la vid verdadera. 

Paró: Son los poderes espirituales que nos han oprimido, durante toda la historia del pueblo de Israel, son los poderos facticos, militares, las injusticias de los gobiernos del mundo contra cada alma que nace y se sostiene del poder de la vid verdadera de Israel y el Mesías.

Copero que exprime la copa: Representa al caudillo, al que debe servir a Paró hasta que sea necesario, hasta que la redención se complete. Y es que en realidad , Israel es el caudillo de Hashem, que está en Egipto, él debe servir a Paró, porque está bajo su dominio, pero cada vez sabe que se acerca su redención final. Las palabras de nuestro amado Mesías Yeshuá suenan muy fuerte: “Levanten su cabeza, porque vuestra redención esta cerca”.

Yosef por lo tanto comprendió, que el sueño del copero no era solo para el copero, sino que un mensaje de Hashem para él. Su descendencia al igual que él, vivirían esclavos en esa nación, y de ahí también al igual que él serían redimidos.

Como podemos ver, la redención es un proceso, que claro, en la parasha de nuestra semana para los Hijos de Israel, se está comenzando a concretar, pero que sin embargo ya había comenzado hace muchos años atrás. Por lo cual, la redención es una experiencia diaria, una experiencia de toda la vida. Lo mostrare de la siguiente forma, con una cosa curiosa dentro del estudio de esta semana, me pareció la de la letra Alef en la palabra Gueula (Redención), como ya vimos, sin la alef y la Hei, nos quedaría la palabra Galut (exilio). Sin embargo, como la idea es que vayamos aprendiendo de la redención, me gustaría indicar, que es lo que me pareció curioso. Quizás para alguien no tenga importancia pero para mí las letras, las palabras, y los números, son el modo en el que Di.s nos habla constantemente, veamos:

Si la alef, es la causa de la redención del alma (hei), y si la redención es un proceso, como estamos viendo, entonces deberíamos tener claves en la Torá que nos muestren que la alef (que representa la posibilidad de la redención) ha estado presente en cada día de la historia de la humanidad, posibilitando al hombre la oportunidad de la redención. Pues como dijera el Rab Shaul: “Di,s quiere que todos los hombres procedan al arrepentimiento”. Recordé entonces lo que aprendí hace algún tiempo atrás de mí More de Hebreo:

En Bereshit - Génisis 1:1: está escrito:

Como podemos ver, en el texto hebreo del primer verso de la Torá tenemos 6 letras Alef. En el Talmud, se nos dice que el mundo debe existir 6 mil años. Esto está relacionado con los días de la semana que son 6, respecto del séptimo día que es Shabat . Gráficamente podemos entenderlo así:

Una alef = mil años. Una alef = un día.

Una alef = un día de la semana respecto del shabat.

Una alef = mil años de la semana de siete mil años que debe existir el mundo p ara su redención final.

Una alef = un día de redención. Una alef = mil años de redención.

Lo que en realidad intento transmitirles, es que realidad el proceso de la redención final comenzó cuando se comenzó a crear todo por mano del santo bendito. Cada acción de la creación, cada letra de la Torá, cada cosa de este mundo, tolo lo creado y lo que aún no se crea, a sido diseñado por Di.s para llevarnos finalmente a nuestra redención final.

El hombre vive a diario una redención que lograr, una experiencia la cual debe superar, una inclinación al mal que debe vencer, una tentación, una decisión que tomar. Siempre estamos siendo exiliados, y nuevamente redimidos, sino fuera por SUS SALVACIONES, que nos redimen a diario donde estaríamos hoy. Como está escrito:

“Tomaré la copa de la salvaciones, E invocaré el nombre de YHVH” (Salmos 116:13)

Como todo en las escrituras está totalmente enlazado, nos hallamos con este hermoso versículo del Salmos 116, donde leemos “Tomare la copa” (como la del copero de Yosef) (como la de nuestro amado Mesías Yeshuá). Seguidamente a copa, leemos: “de las salvaciones” “en hebreo leemos una palabra plural, aunque la mayoría de las versiones la traduce como “salvación”, ahí leemos la palabra “Ieshuot” (salvaciones), pues son muchas las salvaciones que él hizo con Israel, que él hace en el mundo y que él hizo, hace y hará con nosotros. Pero como si fuera poco, luego leemos: “e invocare el nombre de YHVH”, nuevamente notamos que la misión del nombre es revelar la misericordia del Eterno, y su misión redentora.

Como la redención final es un proceso que consta de varias salvaciones, aprendimos que cada vez que Paró puso un edicto o una carga pesada en Israel lo hacía de parte de Hashem. Pues era el modo en que él hacia prevalecer sus salvaciones sobre todos los hijos de Israel. Por esta razón es que alzamos la copa de las salvaciones y no la copa de la salvación. Pues la redención consiste en varios procesos de rectificación del alma, donde debemos alejarnos cada vez más de nuestro Egipto y unirnos al mundo celestial, donde mora el Mesías Yeshua.

Hashem prometió a Israel:

“Por tanto, di a los hijos de Israel: "Yo soy HaShem, y os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, y os libraré de su esclavitud, y os redimiré con brazo extendido y con juicios grandes. Y os tomaré por pueblo mío, y yo seré vuestro Elohim; y sabréis que yo soy HaShem vuestro Elohim, que os sacó de debajo de las cargas de los egipcios. "Y os traeré a la tierra que juré dar a Avraham, a Yitsjak y a Yaakov, y os la daré por heredad. Yo soy HaShem." (Shemot – Ex. 6:6-8)

Note las siguientes expresiones: “1. os sacaré – primera copa llamada “kidush”, “santificación”

2. os libraré – segunda copa llamada “juicio” 3. os redimiré – tercera copa llamada

“redención” o “bendición” 4. os tomaré – cuarta copa llamada “alabanza”

Cuatro expresiones que corresponden a los procesos de la redención, estas mismas cuatro expresiones están relacionadas por los sabios de nuestro pueblo Israel con las 4 copas de la redención que tomamos en la cena de Pesaj, la festividad donde murió nuestro amado Mesías Yeshuá por nuestros pecados. Dentro de estas cuatro copas, se encuentra la más importante de todas, (la tercera): “La copa de la redención”, la misma que tomo nuestro amado Mesías Yeshuá cuando dijo:

"Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí." (1Corintios 11:25).

O como escribiera el Rab. Shaul de Tarso:

"Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados." (Colosenses 1:12-14).

Bendito sea Hashem por sus salvaciones, y por su brazo el Mashiaj Yeshuá que las ejecuta. Amen.

“Con tu brazo has redimido a tu pueblo, a los hijos de Yaakov y de Yosef.”

(Shavua Tov – Buena Semana)

lunes, 20 de diciembre de 2021

Parashat Shemot: Venciendo al "nuevo" Rey.



Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a Yosef” (Éxodo/Shemot 1:8)

Existe un debate entre los comentaristas de la Torá respecto de si este nuevo rey, era realmente un “rey nuevo”, es decir un nuevo régimen, o bien el mismo rey, que había decidido olvidar todo lo que Yosef había hecho por Egipto. Como haya sido, la enseñanza que podemos extraer de este versículo ambas situaciones es la misma: No importa si es un rey nuevo o es el mismo, el punto es que el Faraón siempre será el enemigo a vencer.

Todos sabemos que el Faraón representa al Ego, y que él gobierna en Mitzrarim (Egipto), y que Egipto es el simbolismo del exilio, el mundo, el sistema, aquello que no está gobernado por Di-os. Es ahí donde el Ego nos quiere mantener esclavos. 

Mitzraim está representado también por la palabra “Mitzraimá” que significa estrechez o angostura. De aquí aprendemos  que mientras el Ego sea el Faraón y rey de nuestras vidas, nos tendrá sometidos a la estrechez y exiliados de una verdadera libertad espiritual. 

Pero nuestro versículo nos dice algo más relevante aún: “un nuevo rey, que no conocía a Yosef”. Yosef es el modelo del justo, y porque no decirlo, es el tipo del Mesías Yeshúa, sufriente y obediente. 

Cuando la persona se deja gobernar por su Ego, primeramente se pone en una situación de estrechez espiritual, limita todo su crecimiento y desarrollo personal a una situación infructífera. Simplemente la persona no podrá salir adelante. Ya que su Ego le domina. Llámese a ello la falta de gratitud, la amargura, la falta de confianza en HaShem, la apatía, y todas esas actitudes egoístas, propias del ser humano.

Siempre hay un “nuevo rey” que se levanta para hacerle la desconocida al Yosef que debemos pulir dentro de nosotros. Este “nuevo rey” tiene muchas vestimentas, pero siempre es el mismo Ego que nos quiere hacer caer. Aunque el mismo Ego, es un siervo de HaShem, y un especie de software que todos llevamos dentro, que si somos capaces de descubrir cuando nos está jugando una de sus artimañas podremos sacar al Yosef que llevamos dentro, que no es otra cosa que revelar en nosotros al espíritu santo del Mesías Yeshúa en nuestras vidas.

El Rab Shaúl escribió en una oportunidad a su amigo y alumno Timoteo: “cuídate de ti mismo”. El consejo no fue: “cuídate del diablo”, ni “cuídate de los demás”, sino que de ti mismo. Ya que el gran enemigo está dentro de nosotros. Y en la medida de que nos conozcamos, revelemos y saquemos el mal que mora dentro nuestro podremos vencerlo. A pesar de que cada cierto tiempo: “un nuevo rey” se levante para ponernos a prueba. Debemos ser astutos y comprender, que es una nueva oportunidad para mejorarnos y llegar a la estatura de un varón perfecto, a la estatura del Mesías Yeshúa.

Las fuerzas del mal siempre quieren atrapar a la persona (esas fuerzas que moran en nosotros), pues somos luz y sombra. Así sea si Egipto tiene un nuevo rey o un rey viejo; Si es que son las excusas de siempre u otras nuevas circunstancias que nos trae el Ego, las que nos dan la pelea para impedirnos crecer y acercarnos a HaShem, debemos saber que se nos demanda del cielo un constante esfuerzo para cumplir nuestra misión en la vida. En la medida de que nos vamos entrenando en la piedad, vencemos el mal con el bien. Y vamos revelando lo que realmente somos: almas luminosas, libres, que ya no viven en la “estrechez”, pues nuevas criaturas somos en el Mesías Yeshúa. Amén.

Abraham ben Yaacov.

Parashat Shemot: Una Estrella en el cielo de HaShem

 


Aliyá 1 – Cap. 1:1-17 – Comentarios:

“el número de las almas que surgieron del lomo de Yaacov eran setenta, y Yosef estaba en Egipto” (Shemot 1:5)

Al principio de nuestra porción la Torá vuelve a nombrar a los hijos de Yaacov, a pesar de que anteriormente ya los había mencionado (Bereshit 35:23-26 y 46:8-27). Rashi comenta que el propósito es dar a conocer el cariño que HaShem tenía por cada uno de ellos. Y es por esta razón, que cada vez que la Torá menciona el nombre de los hijos de Israel, el orden en el que los cita es siempre distinto. Pues todos son iguales para HaShem, ninguno es más amado que otro. Aunque es evidente que entre ellos, algunos siempre sobresalen. Como Yosef, que en este versículo la Torá nos informa: “Y Yosef estaba en Egipto”. Es evidente que de entre las 70 personas que descendieron de los lomos de Yaacov, también se contó a Yosef, pero la Torá lo vuelve a mencionar, como diciendo: “El Yosef de hoy, es el mismo de antes”, dando a conocer el honor de Yosef en cuanto a su comportamiento. 

Los hijos de Israel han sido comparados con las estrellas del cielo a las que Di-os pone y saca, y llama por sus nombres (Salmos 147:4). A pesar de que las estrellas están siempre ahí, cada vez que sale o se oculta el sol, es como si HaShem “saca y las vuelve a poner”, y así, a todas las llama por su nombre. Si Israel es considerado como las estrellas del cielo, es porque HaShem quiere que sepamos, cuánto ÉL nos ama. Así como se ocupa de todas las estrellas, e individualiza a todas con sus formas y detalles, llamándolas a cada una por su nombre propio, así también ama a cada hijo de Israel lo conoce por su nombre propio.

Este concepto se conoce como: “Hashgajá pratit” (supervisión divina). HaShem está ocupado de cada uno de nosotros, nos supervisa, nos conoce, nos ayuda, nos prueba, para a la postre bendecirnos, se ocupa a diario para tener con nosotros una relación íntima. HaShem interviene en nuestras vidas, y nos habla a diario, solo que no sabemos oír su voz. Pero él está siempre ahí. Quizás está deba ser una oración diaria en nuestras plegarias; ¡HaShem! ¡Ayúdame a verte en cada área de mi vida!

El mensaje de hoy es el siguiente: “Tú, sí tú que lees, eres una estrella en el cielo de HaShem, con tu propio nombre”. Y esto queridos amigos, lo es todo. Porque si HaShem sabe quiénes somos ¿A qué es lo que tenemos que temer? Como dijo el profeta: “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Eterno — «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza” (Yermiyah/Jeremías 29:11)

Abraham ben Yaacov.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Parasha 13 Shemot 5774 - EL SAGRADO NOMBRE INEFABLE


COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 13º Shemot - 5774
Éxodo 1:1 – 6:1

Y comenzamos a estudiar el Libro de “Shemot” (Nombres), la primera porción de este libro comienza indicándonos “los nombres” de los Hijos de Israel que descendieron a Egipto y a las 70 almas que le nacieron a Israel. 

No es casualidad que justo en el libro de Shemot y en la porción que recibe su mismo nombre, Hashem se dé a conocer a Moshé con su Eterno y glorioso nombre. Y es que en realidad el pasaje donde Hashem le declara quien es y cómo debe decirles a los Hijos de Israel que se llama el Di.s que lo envió, es uno de los pasajes que nos muestran que esy qué significa el nombre de Hashem. Y como no contarles que en el capítulo 14 del libro de Shemot, los sabios de las profundidades de la Torá hallaron las 72 combinaciones de los nombres de HaShem. Por lo cual este libro no podía no llamarse “Nombres”. 

Hoy después de un tiempo, la fe judía Mesiánica ha crecido por el mundo, y como en todo orden de cosas, todo movimiento que aspira retornar a lo original tiene que sufrir o experimentar situaciones engorrosas y procesos difíciles que le permitirán seguir avanzando. Estas situaciones habitualmente son generadas por personas inmaduras, poco entrenadas en la fe judía y en la Torá, y que deseosas de cambiar el mundo y a las personas que les rodean, son engañadas por sus emociones, y actúan rápidamente sin medir consecuencias. Justamente es lo que vemos mayormente en internet, las distintas posiciones respecto de la pronunciación del nombre inefable provocan una mala sensación a los que de afuera observan. Debates de cientos de mensajes, donde los participantes disputan sobre quien tiene la mejor y más correcta traducción fonética del nombre de las cuatro letras. Hay quienes dicen que su pronunciación es: “Yejova”, otros dicen que es: “Yahveh”. Sin embargo, “Yahweh” es la fonética más popular de todas, dicha pronunciación la enseño en su momento el predicador Michael Rood, a quien Hashem tenga con salud, y el movimiento de “sendas antiguas” liderado por el More Yosef de Puerto Rico, a quien Hashem tenga con salud, ambos ministerios hicieron muy popular y conocido el nombre “Yahweh”, tanto así, que se denominaron “Yahwistas”. 

Sin embargo, lejos de decir cuál es, y cual no es la correcta fonética de las cuatro letras del bendito nombre de Hashem, quisiera profundizar en el cuidado y en el respeto que se debe tener por el nombre y por lo tanto por su uso y pronunciación. Desde mi opinión, y en base a mis años de estudio: “Yahweh”, ni “Yahve” son las transliteraciones correctas del sonido del Tetragrama. Y si es que lo fueran, el poco cuidado que hay respecto del uso del nombre “aparato” del Eterno, ha provocado que tales transliteraciones se vuelvan comunes, perdiendo su santidad, y el respeto que debiesen tener en los círculos mesiánicos y no judíos. 

Un ejemplo de lo que digo es el famoso portal de internet Facebook, el cual está lleno de expresiones de dichos nombres, una foto de perfil, una foto de portada, un estado que es escrito y luego borrado, una camiseta escrita con la fonética del nombre, entre otras muchas maneras donde se ha escrito la fonética del nombre sagrado como si fuera algo sumamente común. Si realmente dichas pronunciaciones fueran él nombre santo e inefable del Creador. ¿Cómo es posible que use tan ligeramente? Deben, por lo tanto, quienes predican acerca de su uso, tener mucho más cuidado, no sea, que estén usando el nombre del creador para cosas y en contextos que no tienen valor, es decir: Tomando el nombre del Eterno en vano. Es decir, si esa es la fonética correcta, santifíquenla, no la hagan común. 

Mi posición respecto del uso y el sonido del nombre es la que voy a compartir ahora con ustedes: Por si hubiere algún lector que no supiera de que estamos hablando, explicare de forma muy breve: En el sagrado texto hebreo de la Torá, toda vez que en nuestras traducciones al español o a otro idioma traducen donde aparece el nombre de Hashem, en hebreo estamos leyendo las cuatro letras sagradas: “Yod” “Hei” “Vav” “Hei”,como a continuación se lee en hebreo de derecha a izquierda: 



En los textos hebreos más antiguos las letras no tenían vocales, por lo cual, solo se leían las consonantes ¿Cómo sabían cómo se decía una palabra u otra que tenía las mismas letras consonantes? Lo sabían por tradición y por dependencia del contexto en cual estuviera escrita la palabra. Del mismo modo el nombre de Hashem solo estaba escrito con sus cuatro consonantes, sin vocales, pero, aun así, sabían por tradición cual era la pronunciación correcta del nombre de HaShem.

Nos dice la bendita Torá:

“Y a Shet, a su vez, le nació un hijo, y lo llamó Enosh. Fue entonces que se comenzó a invocar a HaShem por su nombre” (Bereshit – Genesis4:26) 

¿Cómo supieron los hombres como pronunciar el nombre del Eterno? Es muy probable que al igual como supo Noaj cuáles eran los animales puros e impuros, o como supo Abraham que hacer para agradar a Hashem dando los diezmos de todo a Melquisedek, POR TRADICIÓN ORAL los hombres comenzaron a invocar Hashem por su nombre. 

Esta tradición oral de invocar el nombre del Eterno, hasta los días de nuestros Padres, Abraham, Itzjak, Yaacov, y todo de Israel se ha mantenido intacta. Es decir el pueblo de Hashem y sus siervos han conservado la forma correcta de invocar al Eterno e incluso pronunciar él y los nombres de que emanan de las cuatro letras del sagrado nombre inefable. 

¿Se está refiriendo a pronunciar el nombre del Eterno? Es muy probable, pues la palabra hebrea que se tradujo como “invocar” es “Kara” (ארָ קָ ). Que puede además traducirse como: “grito” o “invocar” e incluso “leer”. No estamos seguros si los hombres conocían la pronunciación de las cuatro letras, pero es evidente que de haber conocido su pronunciación habrían sido condenados muchos de ellos por el efecto que puede provocar incurrir en usar mal el nombre de Hashem. Si lo conocían muchos de ellos pudieron haberlo respetado y traspasado de generación en generación cuidadosamente, o bien pudo haber sido una de las causas por las cuales fue destruido el mundo antiguo. 

Un texto interesante, es el que leeremos en una porción más adelante en el libro de Shemot:

“Habló todavía Elokim a Moshé, y le dijo; Yo soy Hashem; Y aparecí a Avraham, a Itzjac ya Iaacov bajo el nombre de El Shadai (Dios Omnipotente), mas en mi nombre HaShem (YHVH) no me notifiqué a ellos." (Shemot 6:2,3) 

Todo parece indicar que las 4 letras no habían sido reveladas a los Patriarcas, menos entonces a los hombres de antaño. 

Veamos que nos dice la porción de esta semana: 

“Entonces Mosheh le dijo a Elohim: “Cuando yo vaya donde los israelitas y les diga que el Elohim de sus padres me ha enviado a ellos, y me pregunten cuál es su nombre, ¿qué debo decirles?” Y Elohim le dijo a Mosheh: “Ehyéh ashér Ehyéh” (“seré el que seré”) Y continuó: “Así les dirás a los israelitas: “Sera”, me envió a ustedes. Y Elohim le dijo además a Mosheh: “Así les hablarás a los israelitas: YHVH el Elohim de sus padres, el Elohim de Avraham, el Elohim de Yitzjak, y el Elohim de Yaaqov, me ha enviado a ustedes, Este será mi nombre para siempre, este es mi apelativo por toda la eternidad.(Shemot – Ex 3:13-15)

El Misdrash dice lo siguiente:

“Yo no soy llamado por ningún nombre permanente; Mi Nombre varía de acuerdo con el modo en que Mis acciones son percibidas por el hombre,” HaShem explicó. “Cuando Yome siento en juicio Yo libro guerra contra los malvados, Yo soy llamado Tsevaot; cuando suspendo el castigo de un pecador, soy calificado Shadai; cuando Yo soy misericordioso, me presento como YHWH (HaShem) las cuatro letras” En el pasaje de la Zarza nos muestra que él Eterno se rebeló a Moshé con 7 nombre:

1. Seré el que seré – Ehiyé asherehiyé. 

2. Seré – Ehiyé, forma abreviada delprimero. 

3. El Eterno – YHWH(הוהי). 

4. El Elohim de vuestros padres. 

5. El Elohim de Avraham. 

6. El Elohim de Yitsjak. 

7. El Elohim deYaakov. 

El primer nombre con que el Eterno se le revela a Moshe es: “Ehiyé asher ehiyé”, que las versiones más comunes tradujeron como “Yo soy el que soy”. En realidad, el verbo esta en futuro, por lo cual debemos leer: “seré el que seré”. Si usted se da cuenta, Moshé le pide el nombre al Eterno y él no le da sino una determinada actuación de su voluntad para ese momento hacia Israel, como aquel que “será” para ellos su Dios luego de sacarlos del exilio de Egipto, y como aquel que “será” siempre mientras exista el pueblo de Israel, el Dios de ellos. Es decir, el Eterno no le dice a Moshé, mira mi nombre se pronuncia así o así, sino que le enseña una determinada acción de él para que él sepa que nombre le está revelando de sí mismo. "Eheie asher Eheie", que es traducido como "Soy el que Soy", y quizás mejor: "Seré el que seré", pero indudablemente se lo puede reducir a "Yo Soy", como expresa la misma Torá. El Eterno asegura que su nombre es sinónimo de Existente, de Ser. De aquí es sencillo derivar que la Única Realidad es Él. Él es el único que ES. 

Si bien Hashem ha elegido tener un nombre glorioso de 4 letras, el mismo nombre no puede sostener al Creador, pues él está constantemente cambiando y revelándose de distintas formas a los hombres, con tal de hacer más claro su plan hacia nosotros. Es justamente por eso, que luego de que Hashem le dice ““Ehiyé asher ehiyé”, le da una lista de seis nombres más con los que él se presentara a Israel, mostrándonos que el Dios que se rebeló a los Padres de forma separa y distinta, ahora lo haría a toda una nación de forma completa.

La raíz de la palabra Ehiyé es “hayá” (hey, yud, hey), que significa: ser, estar, existir /haber, tener / hacerse, llegar a ser, convertirse, volverse, ponerse / pertenecer a. 

La raíz del nombre YHWH es “havá” (hey, vav, hey), que significa: ser, estar, existir de venir, llegar a ser, ocurrir. 

La palabra YHVH (Yud, Hey, Vav, Hey) está relacionada con los dos verbos hayá yhavá. YHVH es la forma causativa, (hifil), del verbo havá, lo cual implica que él es (eternamente), él vive (y no puede morir) y hace vivir (da existencia a todo ser vivo). Él es el que existe por sí mismo, el único ser real, el eternamente presente. Él es la fuente de toda realidad, incomparable, sin límite, autosuficiente, eterno e inmutable. En Isaías41:4 está escrito: 

“¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, HaShem (YHVH), soy el primero, y con los postreros estoy.” 

Esto nos enseña que el nombre de Hashem no está sujeto al tiempo. El tiempo pertenece a este mundo, pero para él no hay pasado, presente ni futuro, él simplemente es siempre. Él está ahora cuando Adam come la manzana, y está ahora cuando Mashiaj derrama su sangre en el madero. Para graficar un poco lo que decimos, nos sirven los números del mismo nombre sagrado: El valor numérico del nombre de las cuatro letras del Nombre del Eterno es 26 y 2 + 6 es = 8. Número que nos habla de lo infinito, de aquello que es desconocido y oculto, lo que está en la eternidad después del Shabat. 

Como podemos ver, Hashem siempre se revela al mundo de distintas formas. Incluso la pronunciación de su nombre inefable corresponde a un contexto en particular, y no a todas las situaciones. Los sabios de la cábala han determinado que hay muchas pronunciaciones del nombre de Hashem, y que cada una corresponde a una situación distinta de otra. 

Esto nos muestra en realidad, que el Creador, tiene más de un nombre. Los sabios Mekubalim (cabalistas), han determinado que hay más de 72 nombres, ¿Qué son exactamente los 72 Nombres? De acuerdo a las enseñanzas cabalistas, son 72 combinaciones únicas de las letras Hebreas del Capítulo 14 del libro del Shemot - Éxodo crean una vibración espiritual que sirve como antídoto poderoso en contra de la energía negativa del ego humano y actúan como índice a unas frecuencias específicas espirituales. Simplemente mirando las letras, así como cerrando tus ojos y visualizándolas, puedes conectarte con esas frecuencias. Esta revelación es un paso hacia delante crucial en el trabajo de los eruditos cabalistas a través de miles de años. 

También han enseñado que las cuatro letras pueden ser pronunciadas en relación a las diez sefirot del alma y de la creación. Sin embargo, todas estas prácticas deben ser realizadas sin ligereza, pues pueden traer serias consecuencias, y por alguien de un nivel espiritual maduro. 

Ahora bien ¿Quién puede pronunciar el nombre del Creador, sin traer sobre si maldiciones, sino que el bien? Los sabios de la mística de la Torá han dicho que solo una persona sabia, los bebes en su pureza lo dicen sin saberlo, y él cohen Hagadol de Israel, en el día de Yom Kipur. Piense usted en lo siguiente Son miles de judíos entre ellos grandes Sabios, y Rabinos fieles a Hashem, observantes de Torá, que estudian 12 horas al día Torá, no se atreven a pronunciar el sangrado nombre ¿Por qué nosotros nos atreveríamos a desafiar la santidad del nombre y usarlo sin meditar en lo que estamos haciendo antes? 

Una de las razones por las cuales creo que la pronunciación d el nombre de Hashem debe permanecer oculta hasta que el Mesías venga, es justamente por lo que nos dice el pasaje que estudiamos en esta parasha: 

“YHVH el Elohim de sus padres, el Elohim de Avraham, el Elohim de Yitzjak, y el Elohim de Yaaqov, me ha enviado a ustedes, Este será mi nombre para siempre, este es mi apelativo por toda la eternidad” 

En hebreo leemos: “ZeShmei Leolam” que literalmente dice: “Este mi nombre eterno” también puede llegar a traducirse por: “Este mi nombre OCULTO” pues la palabra: “olam” puede perfectamente leerse como “elem” que es oculto. Esto puede indicarnos perfectamente que él nombre de Hashem debe permanecer oculto, no debe ser pronunciado a la ligera, para no caer en la gravísima falta de tomar su nombre en vano. 

Es debido a esto que es de suma importancia, comenzar a tomar en serio cuando se trate de hablar del nombre inefable y su debida interpretación. Seamos bendecidos, y que como lo deben decir los cohanim (sacerdotes) sobre todo Israel, que él nombre de Hashem sea puesto sobre cada uno de nosotros, nos bendiga y nos guarde siempre. 

Shavua Tov (BuenaSemana)