viernes, 17 de diciembre de 2021

Parasha 12 Vayeji 5774 / Como Mensashe y Efraim

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá n° 12 Vaiejí
Bereshit-Génesis 47:28 – 50:26

La mayoría de las personas que regresamos a la Torá, y la fe Judía, oímos alguna vez, por no decir todos lo oímos, acerca de la restauración de las dos casas de Israel: Judá e Israel. Muchos creyentes cautivados totalmente por la teología de las dos casas, decidieron cambiar y volver de pleno a los caminos de la Torá, otros un poco más cautelosos, aún investigan acerca de su identidad, pero todos nos vimos positivamente influenciados, y aquí estamos, de regreso a casa. Siendo este un tema tan apasionante es muy bueno que de vez en cuando, volvamos a analizar las palabras de la Torá y los demás escritos hebreos, incluyendo a los escritos de los discípulos de Yeshuá, para ver que otra enseñanza refrescante podemos obtener, y como es que puede afectarnos saber acerca de la vida de los hijos del primogénito de Yosef, llamados Efraim y Menashe.

Nos dice la bendita Torá:
“Algún tiempo después le dijeron a Yosef: “Tu padre está enfermo”. Así que tomó consigo a sus dos hijos, Menasheh y Efráyim. Cuando le dijeron a Yaaqov: “Tu hijo Yosef ha venido a verte”, Yisrael hizo acopio de fuerzas y se sentó en la cama. Y Yaaqov le dijo a Yosef: “'El- Shaday el Poderoso Omnipotente se me apareció en Luz en la tierra de Kenaan, y me bendijo, y me dijo: “Te haré fértil y numeroso; te convertiré en una comunidad de pueblos; y le asignaré esta tierra a tu linaje venidero como posesión perpetua.’ Ahora, tus dos hijos, que te nacieron en la tierra de Mitsráyim antes de que yo viniera a ti a Mitsráyim, serán míos; Efráyim y Menasheh no serán menos míos que Reubén y Shimón. (Génesis – Bereshit 48:1-5) (VIN)
Proféticamente hablando, los últimos días de Yaacov, los días de su enfermedad, son conocidos como: “La angustia de Yaacov”, y también conocidos, como nos lo enseñara Yeshua “La gran tribulación”. Justamente, Yeshuá nuestro amado Mashiaj, dijo que él aparecería “Después de la tribulación de aquellos días”. Es decir al final de los últimos días de la angustia de Israel, aparecerá el Mesías, y se revelara a su pueblo, para finalmente culminar con el sufrimiento de Yaacov. Por lo cual, tenemos que poner mucha atención en lo que hoy está sucediendo con la fe Judía, como es que cada vez, más personas regresan a la fe de la Torá, a los caminos de nuestros Padres Abraham, Itzjak y Yaacov.

Hoy aprendí, algo muy bonito en la oración de Shajarit, a través de los labios del Rabino, y es que se discute dentro del Judaísmo, lo siguiente: ¿Cómo saludara, o que dirá el Mesías cuando vuelva? Ante esa pregunta, algunos dicen que dirá: “Yo soy Yosef”, y otros dicen que dirá: “Yo soy Adonaí”. Interesantísimo, ya que la parasha (porción) de esta semana, nos habla de los últimos días de la vida de Yaacov, los días de gran tribulación, donde sucederán las cosas que la tierra y sus integrantes han estado esperando durante miles de años. Una de esas cosas, que la tierra espera con ansias es la redención final de los hijos de Dios, los hijos de Israel, como está escrito en la carta a los Romanos: “La creación gime a una la manifestación gloriosa de los hijos de Hashem”. Sin embargo, esto sucederá al final de los días de la tribulación, y para que esto ocurra, Israel deberá hacer lo que dice esta porción que hizo con los hijos de Yosef: Israel los ADOPTARA LEGALMENTE COMO HIJOS a los que no han sido aceptados como hijos. Lo cual nos muestra que en el futuro próximo, al final de los días de la angustia de Yaacov, Israel, el pueblo Judío y sus autoridades religiosas, deberán adoptar a los hijos de Yosef que le nacieron estando en Egipto. Esto presenta el siguiente paralelismo: Yeshua el Mashiaj al igual que Yosef, ha tenido muchos hijos en las naciones (Egipto), los que al igual que los hijos de Yosef, son nacidos de madres no-judías, los que sin embargo, serán reconocidos como HIJOS por la autoridad mas grande de Israel que en ese entonces será el Mashiaj. Tal cual Yaacov, la autoridad más grande de Israel en ese entonces, adopto legalmente a los hijos de Yosef.

Leemos en el libro de apocalipsis:

“Después de esto miré, y vi una gran multitud de todas las naciones y razas y pueblos y lenguas, cuyo número nadie podía contar. Están de pie delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y llevando palmas en sus manos. Aclaman a gran voz diciendo: “¡La salvación pertenece a nuestro Elohim que está sentado sobre el trono, y al Cordero!” Todos los mensajeros que estaban de pie alrededor del trono, y de los ancian os y de los cuatro seres vivientes, se postraron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Elohim diciendo: “¡Amén! La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza sean a nuestro Elohim por los siglos de los siglos. ¡Amén!” Uno de los ancianos me preguntó: “Estos que están vestidos con ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?” Y yo le dije: “Maestro mío, usted lo sabe”. Y él me dijo: “Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de YHWH y le rinden culto de día y de noche en su templo. El que está sentado en el trono extenderá su carpa sobre ellos. No tendrán más hambre, ni tendrán más sed, ni caerá sobre ellos el sol ni ningún otro calor; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva, y YHWH enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 7:9-14).

Esta sorprendente profecía nos habla acerca de la redención de los Hijos de Hashem que están en las naciones, como nos dice el texto: “vi una gran multitud de todas las naciones y razas y pueblos y lenguas, cuyo número nadie podía contar” y luego un anciano celestial pregunta: “¿Quiénes son estos, y donde han venido?”, el mismo anciano celestial contesta: “Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.

La pregunta que cabe hacernos aquí es la siguiente:

¿Cuál es el origen de cada alma ahí mencionada? ¿Son gentiles redimidos? ¿Son como muchos creen gentiles descendientes de las 10 tribus de Israel?

El texto nos dice claramente que son personas de las naciones redimidas por la sangre del Cordero. Pero, si trazamos la palabra de Hashem, como debe hacerse, podríamos llegar a conclusiones más asombrosas, incluso, como muchos afirman, que estos sean “las ovejas perdidas de la Casa de Efraim”. La verdad es que sobre profecía no se puede asegurar nada, menos hacer halaja de cosas que están por suceder. Lo que sí es cierto, es que la misma pregunta que hace el anciano celestial al Shaliaj Yojanan (apóstol Juan) al final de los días de la GRAN TRIBULACIÓN, es la misma pregunta que Yaacov le hizo a su hijo Yosef al final de los días de la angustia de Yaacov.

Nos dice la bendita Tora:

“Notando a los hijos de Yosef, Yisrael preguntó: “¿Quiénes son estos?” Y Yosef le dijo a su padre: “Estos son mis hijos, que Elohim me ha dado aquí”. Y él dijo: “Tráemelos, para bendecirlos”. Para entonces los ojos de Yisrael estaban nublados por la edad; no podía ver. Así que [Yosef] se los acercó, y él los besó y los abrazó. E Yisrael le dijo a Yosef: “Nunca esperaba volver a verte, y ahora Elohim me ha permitido ver a tus hijos también”. Yosef entonces se los quitó de las rodillas, y se postró con el rostro en el suelo” (Bereshit – Genesis 48:8-12)

Sin comparamos las respuestas a las preguntas de ambos pasajes obtendremos algunas enseñanzas muy interesantes:

Yosef responde: “Estos son los hijos que Elogió me ha dado aquí”. Nos cuenta la tradición, a través de un Midrash que lo que le quiso decir Yosef a su Padre Yaacov, con esta declaración fue: “Estos son mis hijos, no son paganos, son hijos de una mujer no-judía que abandono la idolatría, y por eso, son HIJOS DE ELOHIM, me los ha dado aquí, pero son HIJOS DE ELOHIM igualmente, como si me los hubiera dado allá junto a ti”. Es decir, Yosef está con toda firmeza confiando en que sus hijos tienen los mismos derechos que todo los demás hijos de Israel (nietos y bisnietos), ya que Elogió se los había dado, o en otras palabras, ya que son HIJOS DE ELOHIM.

Esta posible afirmación que aprendemos de forma implícita en las palabras de Yosef tiene mucho que ver con las palabras de Yojanan (el amado discípulo) respecto de quienes son HIJOS de Hashem:
“Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de llegar a ser hijos de Elohim; no por [linaje de] sangre, ni por el deseo carnal, ni por la voluntad del hombre, sino por YHVH” (Yojanan 1:12-13). (VIN)
El anciano celestial responde: “Estos han lavado sus ropas en la sangre del cordero”: Es decir estos tienen derecho de estar aquí, un derecho legal, pues están limpios de toda impureza espiritual y libres de todo pecado, porque la sangre del cordero los ha lavado”.

En ambas respuestas observamos que los hijos de Yosef, y los hijos de Yeshua, ostentan la legalidad para ser declarados miembros, y no solo eso, sino que ser hechos HIJOS de Hashem, como los demás hijos de Israel, como todo el pueblo de Israel, de quienes el Eterno dijo: “Así dice Hashem: Israel es mi hijo, mi primogénito” (Ex – Shemot 4:22)

El nombre “Yosef” significa: “él añadirá”, el nombre “Yeshuá” significa: “Salvación de Hashem”. Es decir que Hashem salvara a los que él añadirá. Y aquí entramos al misterio de los Hijos de Yosef, sobre todo de su primogénito, Efraim, cuyo nombre significa: “fructífero”, lo cual guarda relación con lo leído en la profecía de Apocalipsis: “Vi una gran multitud”. Y es que en realidad la vida de los hijos de Yosef, representan a las millones de vidas de los hijos de Hashem en el mundo. No importa, sin estos hijos son o no hijos de Madres Judias, no importa sin son gentiles, o Judíos. Lo cierto, es que son hijos de Hashem que al igual que los hijos de Yosef, están en medio de las naciones, sufriendo a diario el gran reto que significa ser hijo de Hashem en medio de las aguas turbias del mundo que no teme ni respeta los mandamientos de Hashem. El merito de que los hijos de Yosef recibieran una bendición de Yaacov, es de Yosef en primera instancia, claro está, pero ellos también lucharon, se cuidaron en santidad, respetando las enseñanzas y normas que su Pasdre Yosef les había instruido, y por ellos fueron dignos de ser llamados: “Hijos de Israel”, pero sobre todo: “Hijos de Hashem”.

Asimismo los millones de creyentes en el mundo que “Como Efraim y Menashe”, se han apartado del mal camino, para seguir las sendas del bien y la piedad, son hoy reconocidos por Hashem también como Hijos suyos, y tienen la misma categoría que todo su pueblo, porque en realidad ahora no son ajenos, sino que son PUEBLO.

Cada Shabbat, los judíos, y todos nosotros que guardamos la Torá, bendecimos a nuestros hijos como lo dice Yaacov que todo Israel haría en el futuro, diciéndoles: “Que Hashem te haga como le hizo a Efraim y a Menashe”. Muchos judíos no creyentes en Yeshua como Mashiaj, no saben que en el plano espiritual y profético, estos hijos de Yosef, son hijos de Yeshua, no saben ellos que cuando bendicen a sus hijos en nombre de Efraim y Menashe están dando honor a los millones de creyentes gentiles en el mundo que observan Torá y que han vencido la batalla diaria contra el Ietzer Hará (inclinación al mal). Por esa razón es que decimos esta declaración.

Que tengamos hijos como Efraim y Menashe, que sean dignos de andar en la sendas de la Torá, que sean hombres y mujeres santos, que sean grandes sabios y mujeres virtuosas, que sobre todas las cosas estén limpios de todo pecado, y que el final de los días, de ellos pregunten: ¿Quiénes son estos” y entonces respondan: “Son los que vienen de la gran tribulación, son hijos de Yosef, porque han sido lavados en la sangre del cordero”.

Shavua Tov (Buena Semana)

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