jueves, 2 de diciembre de 2021

Parasha 10 Miketz - 5774 / ¿Como se logra ser sabio?


COMENTARIOS DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 10 MiKets - 5774
Génesis 41:1 – 44:17

La parasha Miketz (Y al cabo) cada año, nos hace adentrarnos un poco más en la vida de Yosef. Esta ocasión quisiera hablar sobre la sabiduría de Yosef, aquella que lo elevo al lugar más alto de Mitzraim antes de Paro. Nuestro Pueblo Israel, da mucha importancia a lo que dicen los sabios (Jajamim), son personas veneradas, loadas, respetadas como lo fue Yosef. Un sabio goza de mucho bueno honor.

En mi opinión hay tres tipos de personas en el pueblo de Hashem, (a modo de explicación):

Los Necios: No tienen sabiduría, ni actos de bien, son miembros del pueblo que no tienen intención de mejorar, pues no se logran dar cuenta en situación pobre se encuentran.

Los hijos de Hashem: Son los que están en el nivel de aprendices, son alumnos, y por lo tanto aunque se esfuerzan, muchas veces caen, pero tienen la gran cualidad de que nunca se dejan vencer, una y otra vez vuelven a retomar las sendas del bien.

Los Tzadikim V´Jajamim: Son los Justos y Sabios, personas que practican a diario los actos de Justicia y Sabiduría de la Torá, que con sus ejemplos y enseñanzas han dejado un gran legado digno de ser imitado por todo Israel y el Mundo. Habitualmente son grandes hombres y mujeres, miembros del Pueblo de Israel primeramente, y también No-Judíos que han logrado un nivel espiritual muy elevado. En esta categoría se encuentra el sabio y Justo Yosef Ben Yacoov:

Nos dice la bendita Torá:

“Y les dijo Faraón a sus siervos: “¿Podemos acaso encontrar un hombre así, en quien este el espíritu de Dios”? Entonces le dijo Paro a Yosef: “Como Dios te ha dado a conocer todas es evidente que no hay nadie tan sabio como tú. Por lo tanto administraras mi casa y te rendirá homenaje toda mi gente. Solo yo en el trono, seré mas grande que tu” (Bereshit – Génesis 41:39-41)

Para el Rey de Mitzraim no había hombre más sabio en el mundo que Yosef, que supiera cómo enfrentar la gran prueba que Hashem había decretado desde los cielos.

La Tora nos muestra que Yosef, era un hombre temeroso de Hashem, y debido a ese temor es que recibió tal sabiduría. Asimismo, El hombre más sabio del mundo en su época fue el Rey Shlomo (Salomón), quien escribió:

“El principio de la sabiduría es el temor de Hashem; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Amonestaciones de la Sabiduría” (Proverbios 1:8)

Si el temor es el ingrediente más necesario para ser sabio ¿Cómo conseguirlo? ¿Quién es temeroso de Dios?
El titulo “Temeroso de Dios” Se puede aplicar solo al hombre que se hace examen de conciencia cada día, confiesa al Creador sus transgresiones. Le pide perdón y se esfuerza en rectificar sus acciones. El hombre que no hace esto demuestra que es autosuficiente y que no teme al Creador, vive con la sensación de que es dueño de si mismo y de sus acciones, como si nunca fuera a dar cuenta por ellas. Ese hombre siente que puede hacer lo que quiere porque no hay castigo, lo que demuestra que incluso está alejado del más bajo y básico grado de temor a Dios, llamado: “Temor al castigo”.

El hombre que posee el más simple: “Temor al castigo”, tendrá miedo de ser castigado por sus faltas y evitara cometerlas por temor al castigo. Seguramente haría un examen diario de sus acciones y le pediría al Creador perdón por ellas. También pediría y suplicaría por ser salvado de pecar en el futuro. El que no tiene temor, está lejos de examinarse diariamente, está lejos de la mínima rectitud y eso lo vuelve un necio, uno que no es sabio, ni una pisca de sabiduría tiene.

El segundo nivel es el “Temor al pecado” que significa que cada transgresión es muy perniciosa y hace todo lo posible por no pecar, se cuida de los pecados, pues teme que uno traiga diez, y que esos diez traigan el mal a su vida.

El tercer nivel de temor es: “Temor a la grandeza del Creador” que significa avergonzarse de hasta la mas mínima falta que se comete contra el Rey del universo, este era el temor que se encontraba en Yosef Ben Yaacov.

Entonces encontramos que el principio de la sabiduría es el Temor a Hashem, y que quiera lograr sabiduría deberá pasar primero a través de la escalera de estos niveles de temor y reverencia al más alto. La esencia del temor a Dios comienza cuando tenemos conciencia de que hay una recompensa y castigo en este mundo y en el mundo venidero.
Según el pasaje de la Torá que pusimos al principio de nuestro comentario la sabiduría de
Yosef tenía las siguientes cualidades:

Tenía el espíritu de Hashem: Solo a través del espíritu de Dios, que es el Ruaj HaQodesh (espíritu del santo) podemos lograr a comprender las experiencias espirituales nuestras y las de otras personas, porque el espíritu que todo lo sabe, todo lo revela. El emisario Shaul de Tarso escribió:

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:9-10)

Aquí tenemos entonces una cualidad de la sabiduría que debemos buscar. Ante todo debe ser una sabiduría espiritual, reveladora, profunda, y porque no decirlo “mística”, siempre y cuando este dentro de los márgenes de la santidad de Hashem y su Torá. Una persona llena del Ruaj de Hashem puede develar sueños, convicciones de una forma más profunda, esa persona tiene más claridad al momento de enfrentar sufrimientos. Por ejemplo: “Si está enferma, podrá analizar porque le vino esa enfermedad”, “Si está pasando problemas económicos podrá analizar con su sabiduría cual es el problema de raíz y la solución para ese momento de crisis” “Si hay problemas en el matrimonio, podrá a través de la sabiduría que tiene darse cuenta en que está fallando, o en que ambo están fallando, para que Hashem les devuelva la paz”, cuando una persona tiene el Ruaj HaQodeh, le son concedidas cualidades de la sabiduría perfecta para que las pueda aplicar.
Cosas que ningún humano ha visto, ni ha oído, ni han subido en corazón de hombre, son las que Hashem ha destinado a los que le aman, y viven en el ESPIRITU, en la sabiduría del espíritu de santidad.
Para obtener sabiduría, debemos por la tanto pedir que se nos el Ruaj HaQodesh, Yeshuá nos lo enseño diciendo:
“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:13)

Anteriormente Yeshuá en este pasaje estaba enseñando que era imposible que un Padre le diera a su hijo “Piedras o una serpiente” si el Hijo le pedía un pan o un pescado ¿Cuál es la relación de esas peticiones, con la petición del espíritu santo? Un Padre acude a las necesidades más comunes de su hijo, dándole lo necesario y lo mejor, si el hijo le pide pan, le dará pan y no una piedra, si le pide un pescado, le dará un pescado no una serpiente. Hashem como Padre, acude a todas nuestras necesidades a través del regalo del Ruaj HaQodesh, quien tenga espíritu santo, tiene el sustento del cielo, espiritual y material, pues se le dará la sabiduría que lo capacita para enfrentar cualquier situación de la vida, pues tiene todas las herramientas para hacerlo. Las personas que no tienen el espíritu santo, no pueden comprender las cosas espirituales, porque son naturales y al ser naturales se vuelven personas sin sabiduría celestial, teniendo a su favor solo sabiduría terrenal, que es carnal, animal y diabólica, como lo escribiera el Shaliaj Yaacov (Apóstol Jacob):
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Yaacov 1:5)
De aquí aprendemos la siguiente relación entre sabiduría y espíritu santo: EL QUE PIDE SABIDURÍA, ESTA PIDIENDO ESPIRITU SANTO y QUE EL QUE PIDE ESPIRITU SANTO LE ES CONCEDIDA SABIDURIA”
Por lo cual, el que no tiene sabiduría es porque está falto de espíritu santo, y el que está falto, es una persona natural, sin sabiduría celestial, una persona necia, que fallara constantemente toda vez que se le presenten situaciones que demanden el empleo de la sabiduría celestial, y como estará desprovisto, utilizara su sabiduría humana, trayendo sobre si castigos.

¿Cómo saber si tenemos sabiduría celestial o sabiduría terrenal? El emisario Yaacov escribió:

“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Yaacov – Santiago 3:13-17).
Una persona con sabiduría celestial, llena del Ruaj HaQodesh, tiene: Mansedumbre, buena conducta, es pura, pacifica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre, ni hipocresía.
Una persona con sabiduría terrenal, sin Ruaj HaQodesh, tiene: Celos amargos, contención, jactancia, vanidad, vanagloria, mentiras, su fruto es perturbación y toda obra perversa.

En cierta ocasión el Shaliaj Shaul de Tarso, escribió a la comunidad de Roma, que los naturales (carnales), no vivían conforme al espíritu, la pregunta es: ¿Qué es “Vivir en el espíritu”? Alguno puede pensar que es vivir pensando en cosas “místicas” o “sobrenaturales” todo el día, otro puede pensar que es andar peleando con espíritus y demonios, y otros pueden pensar que se trata de vivir conectados con el mundo espiritual todo el tiempo sin ocuparnos de nuestros asuntos naturales, como para las mujeres las cosas del hogar, para los jóvenes las universidades y trabajo y para los mas adultos los negocios y el trabajo. La pista para dar respuesta a esa pregunta, la tenemos en lo siguiente: Ya sabemos que la sabiduría está ligada al espíritu santo, y que sin espíritu santo la sabiduría se vuelve natural, terrenal, hasta diabólica, por lo cual si sabiduría es sinónimo de espíritu santo, bien podríamos entender que vivir en el espíritu es vivir bajo la aplicación de la sabiduría. 

Como está escrito:
“para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:4-8)

La siguiente declaración de Pablo es la respuesta a la pregunta: “¿Qué es vivir en el espíritu”? “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios” Es decir si vivir en la carne es no cumplir la Torá de Hashem, vivir en el espíritu es aplicar la sabiduría de la Tora.

Es por esta razón es que nuestros sabios nos enseñan que el Proverbio capitulo 8. Nos está hablando acerca de la preexistencia de la Torá, cuando en realidad se cita “a la sabiduría”. Lo que sucede es que el Proverbio se refiere a la sabiduría contenida en toda la Torá que fue creada antes de todas las cosas. Por esta razón los que andan en la carne no pueden cumplir la Tora de Dios, pero los que viven en el espíritu si pueden cumplir la Torá, porque tienen la sabiduría de Hashem para aplicarla.

Nuestros sabios dicen, que la sabiduría de la Tora, fue la cual Hashem consulto y miro, para hacer cada obra y detalle de su creación. Hashem miro la Torá y supo cómo hacer el mundo y al hombre. Esa misma sabiduría contenida en la Torá que creó el universo, el mundo y al ser humano, es la misma sabiduría que recrea al universo, al mundo y cuanto más recrea al ser humano para ayudarlo a cumplir su objetivo en la vida.

Y es que en realidad “vivir en el espíritu” es vivir en la Halaja de la sabiduría del Mesías. En cierta ocasión Yeshuá dijo: “Mis palabras son espíritu y son vida”, las enseñanzas de Yeshuá eran pura Torá, pero al ser enseñanzas aplicables, se convertían en vida y en espíritu, pues contenían toda la intención de la sabiduría de la Torá. Como bien podemos recordar, que nos enseñara Yeshuá: Esta escrito en la Torá; “No mataras” pero yo os digo: “que cualquiera que le diga necio a su hermano es culpable ante el sanedrín, es reo de juicio”. Es decir, Yeshuá nos muestra la Halaja (el camino), de la Torá espiritual, ¿De qué sirve “no matar”, si matamos con nuestros pensamientos, si odiamos a todos nuestros enemigos? Pues no sirve de nada. Como ven, esa aplicación de la Torá pertenece a una sabiduría terrenal, animal y diabólica, pero si evitamos por temor reverente a Hashem, por temor al pecado, por temor al castigo, hablar mal de nuestro enemigo, cuanto más de nuestro hermano, es porque hemos recibido la vida del espíritu, la vida de la Torá que es celestial, es porque en definitiva hemos aplicado la Halaja del Mesías Yeshua.
Que Hashem nos ayude a ser más sabios, como lo fue Yosef, teniendo Temor reverente al creador, obteniendo así sabiduría y el Ruaj HaQodesh del Mesías, para vivir bajo su Halaja.

Shavua Tov (Buena Semana)

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