lunes, 20 de diciembre de 2021

Parashat Shemot: Una Estrella en el cielo de HaShem

 


Aliyá 1 – Cap. 1:1-17 – Comentarios:

“el número de las almas que surgieron del lomo de Yaacov eran setenta, y Yosef estaba en Egipto” (Shemot 1:5)

Al principio de nuestra porción la Torá vuelve a nombrar a los hijos de Yaacov, a pesar de que anteriormente ya los había mencionado (Bereshit 35:23-26 y 46:8-27). Rashi comenta que el propósito es dar a conocer el cariño que HaShem tenía por cada uno de ellos. Y es por esta razón, que cada vez que la Torá menciona el nombre de los hijos de Israel, el orden en el que los cita es siempre distinto. Pues todos son iguales para HaShem, ninguno es más amado que otro. Aunque es evidente que entre ellos, algunos siempre sobresalen. Como Yosef, que en este versículo la Torá nos informa: “Y Yosef estaba en Egipto”. Es evidente que de entre las 70 personas que descendieron de los lomos de Yaacov, también se contó a Yosef, pero la Torá lo vuelve a mencionar, como diciendo: “El Yosef de hoy, es el mismo de antes”, dando a conocer el honor de Yosef en cuanto a su comportamiento. 

Los hijos de Israel han sido comparados con las estrellas del cielo a las que Di-os pone y saca, y llama por sus nombres (Salmos 147:4). A pesar de que las estrellas están siempre ahí, cada vez que sale o se oculta el sol, es como si HaShem “saca y las vuelve a poner”, y así, a todas las llama por su nombre. Si Israel es considerado como las estrellas del cielo, es porque HaShem quiere que sepamos, cuánto ÉL nos ama. Así como se ocupa de todas las estrellas, e individualiza a todas con sus formas y detalles, llamándolas a cada una por su nombre propio, así también ama a cada hijo de Israel lo conoce por su nombre propio.

Este concepto se conoce como: “Hashgajá pratit” (supervisión divina). HaShem está ocupado de cada uno de nosotros, nos supervisa, nos conoce, nos ayuda, nos prueba, para a la postre bendecirnos, se ocupa a diario para tener con nosotros una relación íntima. HaShem interviene en nuestras vidas, y nos habla a diario, solo que no sabemos oír su voz. Pero él está siempre ahí. Quizás está deba ser una oración diaria en nuestras plegarias; ¡HaShem! ¡Ayúdame a verte en cada área de mi vida!

El mensaje de hoy es el siguiente: “Tú, sí tú que lees, eres una estrella en el cielo de HaShem, con tu propio nombre”. Y esto queridos amigos, lo es todo. Porque si HaShem sabe quiénes somos ¿A qué es lo que tenemos que temer? Como dijo el profeta: “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Eterno — «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza” (Yermiyah/Jeremías 29:11)

Abraham ben Yaacov.

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