sábado, 21 de mayo de 2022

Parasha 33 Bejukotai 5780 / La recompensa en el mundo venidero





Shalom Javerim: 

ד - Bs”D – con la ayuda del cielo, estamos estudiando la Parashá semanal, que nos corresponde esta semana; Bejukotai – “en mis estatutos” - En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá: 

“Pondré mi Tabernáculo en medio de vosotros, y mi alma no os abominará, y andaré en medio de vosotros, y seré a vosotros por Elohim, y vosotros me seréis por pueblo” (Lev. 26:11-12) 

Dos cosas son seguras después de la muerte: La primera de ellas es que ciertamente hay una recompensa para los justos y la segunda es que ciertamente hay un castigo para los injustos. La parashá de esta semana, nos trae estos dos puntos interesantísimos. Diciéndonos: “Si ustedes caminan en mis estatutos” – donde dice en realidad: “im bejukotai” aludiendo a los jukim/mandamientos, que no se pueden explicar con la razón humana fácilmente. Entonces HaShem respondería a esa fidelidad de la manera en cómo lo relata la Torá en los versos siguientes. 

Y es justo más adelante, donde HaShem promete que parte de la recompensa que recibirán quienes anden en sus estatutos y cuiden sus mandamientos, es lo que leímos en el versículo a comentar: “pondré mi tabernáculo en medio de vosotros”, lo cual nos transporta al futuro, al mundo venidero. Pues solo en el futuro, será posible que HaShem more en medio nuestro. Y Aunque los jajamim nos han dicho, que se refiere al tercer Beit Hamikdash (templo sagrado), un templo construido por hombres, nosotros tenemos la luz en los escritos mesiánicos, y sabemos que en realidad HaShem hará descender el Beit Hamikdash celestial, la nueva Ierushalaim, lógicamente no hecha por mano de hombres, y así establecerá su tabernáculo. El tabernáculo de Dios con los hombres. Así está escrito: 

(Nota: Yerushalaim – en hebreo es una palabra plural, con la terminación “IM” – lo que alude a que hay más de una Jerusalén – Lo cual es evidente en nuestro pasaje que citaremos – No solo hay Jerusalén terrenal – sino que como lo dice el libro de apocalipsis – también hay una Jerusalén celestial – La cual corresponde a la verdadera y original – el tabernáculo de Dios con los hombres. 

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existía más. Y vi que descendía del cielo, de Dios, la ciudad santa: Una nueva Jerusalén, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo. Y oí una gran voz procedente del trono, que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y Dios mismo estará con ellos. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no existirá la muerte, ni habrá ya llanto, ni clamor, ni dolor. Las primeras cosas pasaron. (Apocalipsis 21:2-4) 

El pasaje del libro de apocalipsis, nos trae mucha luz respecto del pasaje de nuestra bendita Torá que estamos comentando: 

La Torá dice: “Y mi alma no los aborrecerá” - ¿Qué significa esto en términos prácticos? Quiere decir que HaShem no se ocultará más para dirigir su mundo, como lo hace hoy. Pues si bien, ÉL es el director perfecto de este mundo, y lo controla e influye a su parecer, no podemos verle directamente. Y debido a esa oscuridad nuestra respecto de él es que tenemos en este mundo: lagrimas, muerte, llanto, clamor y dolor. Pero el pasaje del libro de apocalipsis nos dice que, en realidad, cuando Dios este en medio nuestro de forma directa, sin apariencias de ningún tipo, sino que abiertamente, ya no habrá más lágrimas, muerte, llanto, clamor ni dolor. Y esa es la recompensa más grande en el mundo venidero -HaShem es nuestra recompensa. 

“Este aquí es nuestro Dios. Nos regocijamos y estamos felices en su salvación” (Isaías 25:9) así diremos cuando le veamos – y ese solo hecho será el mejor pago de todos. 

Las escrituras nos hablan de una recompensa para los justos, pero en la practica no sabemos cual es. Ni podemos detallar esa recompensa de manera que la podamos entender algo físico. Alguien pensaría en dinero, lujos, posesiones, pero todas esas cosas son de este mundo, y se quemarán acá, pues esto terminará, y cuando termine todas las cosas pasajeras a las cuales el mundo le da tanta importancia perecerán, como está escrito: “el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 

En cambio, la recompensa que nos aguarda es sin duda alguna una recompensa espiritual. Nuestro amado Mesías Yeshua enseño acerca de la recompensa de los justos, lo siguiente: 

“Sino que, cuando hagas un banquete, invita a los pobres, a los mancos, a los cojos, a los ciegos, y serás bienaventurado, pues no te pueden retribuir, pero te será recompensado en la resurrección de los justos” (Lucas 14:12-14) 

“Pero Yeshua, luego de oírlo, le dijo: Aún te falta una: Vende cuanto tienes y repártelo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; y ven, sígueme” (Lucas 18:22) 

“Alegraos y gozaos, pues vuestro galardón es grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas antes de vosotros” (Mateo 5:12) 

Tenemos, por lo tanto, que hay un galardón, una recompensa, y un tesoro en los cielos, son distintos apelativos al pago que recibirán los justos en el mundo venidero o la vida eterna. Pero como dijimos, no podemos expresar de forma clara, cual sea el pago del Eterno a nuestras mitzvot (mandamientos), ya que no hablamos de una recompensa material, sino que espiritual. Por lo que lo único que podemos decir que como la recompensa final y más importante es HaShem, todos los demás galardones o tesoros en pago, tendrán relación con el nivel de acercamiento y percepción de HaShem que cada individuo recibirá. Por eso esta escrito: “Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón está conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra” (Apo. 22:12). Lo cual nos muestra que el pago de la recompensa es a “cada uno”, de forma individual, según su obra, la cual, antes deberá ser examinada por Dios, pasada por fuego, sacada a la luz, para hallar alabanza de Dios y no de los hombres, como lo dijera el Rab Shaul de Tarso: 

“Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sí sacará a luz lo oculto de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones de los corazones: entonces la alabanza le vendrá a cada uno de parte de Dios” (1Corintios 4:5) 

Pero, ante todo, ¿Cuál es el gozo más grande de saber que hay una recompensa? Es que veremos cara a cara, ya nunca más a través de un espejo, conoceremos como fuimos conocidos, y nuestra percepción de Dios nos provocará tanta plenitud, que ni toda la alegría que un hombre pueda experimentar en este mundo, cuando tiene una experiencia divina, podrá compararse a un segundo de aquella experiencia, cuando HaShem este en medio nuestro para siempre. 

אברהם בן יעקב 
Año Hebreo 5779 

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