“Impondré paz en la tierra y se acostaran sin que nadie los estremezca”
(Levítico/Vayikra 26:6)
La paz es una recompensa que HaShem nos paga en este
mundo si obedecemos sus mandamientos. Pero la falta de paz, que es la
desesperanza, el miedo y todo lo semejante, es el pago en este mundo por no
obedecer a los mandamientos de HaShem.
Los seres humanos no logramos apreciar el valor de una
bendición hasta que perdemos la paz. Pues en ese mismo momento, cuando perdemos
la paz, es cuando entendemos que no importa lo que tengamos, si no hay paz, no
podremos disfrutan de ningún “bien”.
Por esta razón es que la paz es el recipiente de todas
las bendiciones. Como está escrito en la bendición sacerdotal leemos: “Que
HaShem te bendiga y te guarde…”, -. Y al final leemos: “Que Dios alce su
rostro sobre ustedes y les otorgue la paz”.
(Números 6:26). Esto quiere decir que, para que HaShem te bendiga y
luego te guarde (cuide) esa bendición que él te dio, necesitas tener paz, que
es el recipiente de las bendiciones. El hombre más poderoso y rico de la tierra
no puede comprar la paz, pues si él ha violado los mandamientos de Dios, y ha
traído ruina a su alma, el solo estado de estar separado de HaShem lo llevara a
conclusión de que la paz, no tiene precio, estar en tranquilidad con Dios, con uno
mismo y con los demás es mucho mas costoso que todo lo material que el hombre
pueda adquirir en el mundo.
Sin embargo, para quienes son “baalei teshuva”
(personas que han retornado a la senda de la Torá) ellos hallaran la paz, como
esta escrito: “El crea el discurso de los labios. Paz, paz al que esta lejos
y para el que está cerca” (Yeshayahu/Isaías 57:19) Esto quiere decir: Que HaShem
da la paz a los que están retornando a la Tora á y sus mandamientos, no importa
si están cerca o lejos en su camino de regreso, mientras puedan retornar, y del
cielo se les conceda la oportunidad de hacer teshuva, podrán verse beneficiados
y obtener paz para ser recipiente de las
bendiciones que obtendrán.
Pero una persona que viola los mandamientos no podrá
obtener paz. Como esta escrito: “No paz para los malos, dijo HaShem” (Isaías
48:22)
Los rabinos explican que no sabemos cual es la recompensa por cada mandamiento cumplido, como tampoco sabemos cuál es el castigo por cada mandamiento violado. Si bien la Torá nos enumera una serie de recompensa vinculadas con el sostenimiento, y la producción de la tierra, no sabemos cual es la recompensa “especifica” por realizar cada mitzva (mandamiento). Y si bien la Torá nos enumera una serie de castigos relacionados con el sostenimiento y la producción de la tierra entre otras advertencias más, al punto del exilio. No hay un detalle “especifico” del castigo de cada uno de los mandamientos. La Torá nos muestra trazos gruesos de que efectivamente hay una recompensa material y espiritual por cumplir los mandamientos, y esto se traduce finalmente en la Paz que HaShem nos da. Y También nos muestra a trazos gruesos y generales que hay castigos materiales y espirituales cuando violamos los mandamientos, y esto se traduce en MAL (Todo lo contrario, a PAZ).
Por ejemplo, no sabemos cuál es la recompensa por
guardar el mandamiento de no comer cerdo, o el mandamiento de contar el Omer,
pero sabemos que el resultado de cumplirlos es sin duda es la paz. La paz es
el resultado mas concreto que tenemos de la obediencia a Dios.
No sabemos cual es el castigo especifico por comer
carnes prohibidas o por hablar mal (calumnias o mentiras), pero sabemos que el
resultado de es sin duda el mal. El mal y sus amigos sinónimos, miedo,
desesperación, falta de fe, etc., son sin duda el resultado más concreto de la
desobediencia a Dios.
Al final del versículo de nuestra parashá también
leemos: “Se acostarán sin que nadie los estremezca” (Levitico 26:6)
¿Por qué razón soñamos sueños tan perturbadores?
Cuando el alma tiene verdadera paz, podrá entender cuales sueños son ataques
espirituales de fuerzas impuras, (estos ataques son comunes a personas que se
desarrollan espiritualmente) o cuales sueños son mensajes divinos que se deban
interpretar, y cuales sueños son simplemente sueños. Pero una persona
perturbada que no puede entender el rumbo de su vida no sabe a dónde se dirige,
porque no tiene un destino claro dónde ir, por lo que no podrá interpretar bien
los sueños de la noche y menos darle un sentido y una dirección a su vida si
aún permanece violando los mandamientos.
La paz es un estado de claridad mental y espiritual
que te permite avanzar tranquilo, hacia el desarrollo y evolución espiritual
que cada uno de nosotros debemos alcanzar.
Sin paz no podemos gozar de ningún bien en este mundo.
Y es por esta razón que, aunque no sabemos cual es la recompensa especifica por
cada mandamiento, y aun más, cuando es posible que la recompensa especifica a
cada mandamiento recién la sepamos en el olam haba (mundo venidero), debemos
buscar la paz que es el recipiente de todas las bendiciones para tener una
buena vida en este mundo. Dios quiere que seamos felices, ¿es eso tan difícil
para el ser humano, ser feliz? Dios se a gastado todos los recursos espirituales
y materiales para mostrarnos que podemos ser felices y tener paz. Esta escrito:
“(Dios) el que hace la paz en las alturas” (Job 25:2) – Dios hace la paz
entre sus creaciones celestiales. Los cuerpos del universo, los planetas y las
estrellas disfrutan de una armonía tan grande porque Dios hace la paz para
ellos, ¡Cuánto más nosotros, que tenemos odio, miedos, incredulidad, y tantos
malos sentimientos, necesitaremos la paz eterna!
La paz que se nos promete en esta parashá es una
recompensa a los mandamientos y es un estado espiritual mayor a cualquier cosa
que el mundo pueda ofrecer. Cuando el Mesías Yeshua dijo: “Mi paz os dejo,
mi paz os doy, no como el mundo la da” (Yojanan/ Juan 14:27) Estaba
hablando de darnos justamente esa paz que promete la Torá a quienes obedecen
los mandamientos.
Este estado supremo que rodea a una persona, y que
ilumina es la paz que da el Mesías Yeshúa, pero no podemos acceder a él sin
hacer lo HaShem nos pide en su Torá, cumplir sus mandamientos. Por esta razón
es que la parashá de esta semana comienza diciendo: “si se conducen según
mis leyes y se cuidan respecto de mis mandamientos” (Levítico/Vayikra 26:3)
Como consecuencia de esto vendrá la paz.
¿Cuánto vale la paz? No tiene precio, pero con la
obediencia a los mandamientos nos la pueden dar desde allá arriba. Pues no hay
nada más grande que servir a Dios con paz.
Shabat Shalom v”Shabua tov.
אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779
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