Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del
cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “BeMidbar” (En el desierto). Esta oportunidad me gustaría que pudiésemos
comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
“Dios hablo a Moisés en el desierto de Sinaí” (Bemidbar / Números 1:1)
¿Qué significa estar en
el desierto?
Por mucho tiempo hemos oído o leído la expresión: “Estoy
pasando por un desierto”. Lo primero que pensábamos al oír a una persona
decir estas palabras es que: “esta persona está en un periodo de prueba”
y por lo tanto la connotación que le damos a esa situación es negativa, pues la
verdad es que nadie quisiera pasar por un desierto para lograr su crecimiento y
desarrollo espiritual. La Torá sin
embargo viene a darnos una buena noticia, si analizamos con más detención que
es un desierto espiritual.
La palabra “midbar” que se traduce como desierto, en
realidad significa: “etapa” “conversación”, y su raíz es la palabra “dabar” que
significa “palabra”. Es decir, el desierto, no es solo un lugar, sino una etapa
espiritual que todo ser humano debe enfrentar y cuyo objetivo principal es que
HaShem hable al corazón de la persona y lo lleve a su perfección.
¿No sientes en tu vida que hay temas que nunca has
tratado con Dios? El desierto es para llevarte a ese punto de tu vida, a los
temas que no quieres tratar, y a los temores de los cuales quieres
constantemente huir. En las escrituras leemos el siguiente versículo que tiene
relación con nuestro tema:
“Por tanto, he aquí, la seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré
al corazón.” (Oseas 2:14)
Cuando a nuestro amado Mesías Yeshua lo llevaron al “midbar”
de su vida, antes del inicio de su servicio público a HaShem, le sucedieron
varias cosas de las cuales podemos aprender mucho, para enfrentar el desierto
espiritual que todos alguna vez debemos pasar. Algo es claro, si Mashiaj Yeshua
fue llevado al desierto con un claro objetivo para su propio desarrollo y evolución
espiritual, cuanto más nosotros debemos ser pasados por el desierto, a fin de
que maduremos y crezcamos a la estatura de un varón perfecto. Esta escrito:
“Yeshua, lleno del ruaj hakodesh, volvió del jordán, fue llevado por el
espíritu al desierto” (Mt 4:11 / Mr. 1:12)
Aquí vemos una bonita conexión con la porción de esta semana. La Tora relata que una vez más Dios llevo la cuenta de los Israelitas, “en el desierto” y eso tuvo lugar justo después que el hubo ocasionado que la presencia divina (ruaj hakodesh) morara entre ellos en el primer día del mes de Nisan. Como está escrito: “en el primer día del mes segundo” – el mes de Iyar – Por su lado, Yeshua fue llevado al desierto, solo estando: “lleno del espíritu de santidad” y fue el espíritu de santidad, quien le llevaría al desierto a fin de ser probado.
De esto aprendemos que es un trabajo del ruaj hakodesh
llevarnos al desierto de nuestras vidas y mostrarnos la realidad de nuestros
corazones. Esto es una buena señal por lo menos, quiere decir que nuestro
corazón está funcionando, si comenzamos a obedecer la voz del espíritu santo
que habla a nuestro corazón podremos crecer mucho nuestro nivel espiritual.
El espíritu de santidad, es el que hace que nuestro corazón funcione para bien: como está escrito; “él los redargüirá de justicia y pecado”, tiene la misión de mostrarnos la triste realidad que mora dentro de nosotros y todo aquello que debemos cambiar. Mostrándonos el pasado, de todo lo que hicimos mal, para que lo corrijamos y no actuemos de nuevo de forma egoísta, y el presente alentado a nuestros corazones sobre el esplendoroso futuro que nos espera si permitimos convertir nuestro corazón a la obediencia a los mandamientos.
Uno de los objetivos principales del desierto
espiritual es lograr que la persona, deje el egoísmo y alcance el ser espiritual
altruista que realmente somos.
Hay referencias en las escrituras para mostrarnos que
en el desierto vive la fuerza espiritual impura llamada “satanás” “el
adversario” y los “shedim” (demonios). Buena muestra de ello es lo que paso en
el episodio de Yeshua en el desierto, que fue puesto en prueba por estas
fuerzas espirituales. Ellos cumplen la función exacta para la cual fueron
creados, “ser adversarios”. Como existen ángeles que corren ante la palabra de
HaShem, para ejecutar sus designios, así también estas fuerzas “adversarias” operan
dentro de los límites que HaShem les ha puesto, para eso fueron creados y se
oponen al trabajo del ruaj haqodesh en el corazón del hombre. Sin bien, la
persona debe mucho a su mala inclinación el resultado final de sus malas acciones,
estas fuerzas se encargan de atosigar a la persona en su evolución espiritual,
luchando con dardos de fuego en su mente, como está escrito por el emisario
Pablo de Tarso, o simplemente quitando la palabra de HaShem de su corazón con
las distracciones y afanes de esta vida. Todo esto sucede en la etapa que
llamamos como “el desierto” es ahí donde se puede triunfar y crecer kilómetros
de vida espiritual, y es ahí también donde se puede perder la fe en HaShem y
finalmente perderlo todo, incluso la misma vida.
Mashiaj fue probado en tres áreas que son importantísimas
para la elevación espiritual de todo ser humano, estas son:
El satán le dijo: “Di a estas piedras que se conviertan
en pan”:
Los apetitos de la carne y todos sus deseos, tales como la comida, el sexo, el
excesivo descanso, y todo tipo de practica que supere los limites de la palabra
de Dios, son un oponente principal en el desierto espiritual que todos debemos
cruzar. El trabajo del ruaj hakodesh es guiar a la persona, para que pueda
sujetar todos sus deseos y someterlos a los limites establecidos en la palabra
de Dios, como esta escrito: “huye de las pasiones juveniles” y también: “huid
de la fornicación” – para mostrarnos que de estas cosas debemos realmente
cuidarnos para lograr tener éxito en nuestras vidas espirituales. Aun así, si
la persona fracaso en esta área de su vida, podrá hacer teshuva, y volver al
desierto de su corazón, para cambiar y corregir todos los aspectos que lo
hicieron pecar, asumiendo un compromiso real con su cuerpo que es templo del
ruaj hakodesh, y finalmente corregir su alma para elevarse como un hijo de Dios,
mediante la sangre de Yeshua que nos limpia de todo pecado.
Yeshua respondió; “de toda palabra que sale de la boca de HaShem” – La Torá y los mandamientos, las enseñanzas de Yeshua, los profetas y los emisarios de Yeshua, son la palabra que sale de la boca de HaShem, mientras una persona se ocupe de estas palabras y llene su corazón de ellas, podrá superar su desierto y lograr el mas grande existo.
El satán le dijo: “Si eres hijo de Dios” – Una de las cosas que las
fuerzas espirituales saben, es si una persona es o no es “hijo de Dios”. Mientras
la persona cruce su desierto espiritual, la herramienta mas eficaz del
adversario será hacer dudar a esa persona sobre su relación que tiene con Dios:
¿será que eres hijo de Dios? ¿será que eres hijo de Dios en tu estado y situación?
¿Si realmente eres hijo de Dios, porque no mejoran las cosas ahora? En la Tora
aprendemos que uno de los enemigos mas grandes de Israel fue el pueblo de
amalek. En hebreo, “amalek” tiene el mismo valor numérico que la palabra “duda”
así mientras la duda se apodere de nosotros, y cuestionemos nuestra relación espiritual
con el creador de los mundos, luego todo estará perdido. Lo más sorprendente de
nuestro Dios, es que ÉL, efectivamente, el creador de los mundos nos considera
sus hijos, y tiene una relación personal con cada uno de nosotros.
Yeshua le respondió: “HaShem tu Dios no tentaras” (DT 6:16) – dicho pasaje se
encuentra en nuestra bendita Torá y el contexto del versículo es la ocasión en
que el pueblo tentó HaShem en el desierto con sus quejas. La persona debe todo
el tiempo aceptar el decreto divino por lo duro que este sea. Si no tiene
trabajo debe aceptarlo con amor. Si no tiene hijos debe aceptarlo con amor. Si perdió
su matrimonio incluso, debe aceptarlo con amor. Y así, en medio del desierto
debe aceptar con amor todo lo que le suceda, no aferrándose a nada, ni quejándose
por nada. Cuando comprenda que todo esto no es mas que una etapa en la que HaShem
desea hablarle directamente a su corazón podrá llegar al objetivo, que era no
tentar a HaShem su Dios. ¿Qué es todo lo contrario de tentar HaShem? Pues darle
gracias. Agradecer por todo lo que esta pasando, aunque no lo entendamos, es lo
que HaShem desea en este desierto que estemos pasando. Todo es para bien a los
que aman a Dios.
Le dijo el Satán: “Si postrado me adorares” – El objetivo de satán, la
mala inclinación que llevamos dentro, es que la persona no abandone nunca su
ego. No nos damos cuenta, pero todo aquello por lo que sufrimos en la vida, esta
relacionado con una gran cuota de egoísmo. Nuestras pruebas y sufrimientos son
las más dolorosas, porque son “nuestras”. Nos apropiamos de todo, y no
entendemos que en realidad nada es nuestro. Todo forma parte de un préstamo que
te han dado, para que lo administres con mucho amor y altruismo. Te han dado 70
años de vida y en los mas robustos 80, ¿para qué? ¿Para que postrado te sirvas
a ti mismo durante todo ese tiempo? En el desierto de nuestro corazón debemos
luchar contra el egoísmo que nos domina, y dar paso al “dar”.
Yeshua le respondió: “Al señor tu Dios adoraras” – aquí es cuando le damos
paso al ser de luz que somos. Nosotros no somos el centro mas importante del
universo. Pero HaShem, es el infinito Dios, quien sustenta todas las cosas.
Hemos venido a este mundo para aprender a desapegarnos de todo lo que nos
quiere dominar, con el único objetivo de apegarnos al creador de todas las
cosas. Quizás sufrimos porque hemos perdido el foco de la vida. Estamos tan centrados
en nosotros, en el yo, pero no nos centramos en cumplir la voluntad de nuestro
creador. “al Señor tu Dios adoraras” es poner el foco de la atención en quien
debemos realmente ponerlo, en HaShem nuestro Dios.
אברהם בן יעקב
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