Parashá
47 Reé 5780
Deuteronomio
11:26 – 16:17
VIVIENDO CON ESPERANZA
Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Ree" (Fíjate). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
“Hijos sois de HaShem vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto. Porque eres pueblo santo a HaShem tu Dios, y HaShem te ha escogido para que le seas un pueblo único, de entre todos los pueblos que están sobre la tierra” (Deuteronomio 14:1-2)
La porción de esta semana nos trae un versículo muy interesante del cual se desprende dos mitzvot lo taasé (mandamientos prohibitivos): La mitzvá número 476 que es la prohibición de hacerse cortes como lo hace un idolatra, y la mitzvá número 477 que es la prohibición de arrancarse los cabellos en señal de duelo. (Según el orden del sefer hajinuj).
Debemos confiar en el Eterno como un hijo confía en su Padre, de que todo lo que el Padre hace para él, y le pide que haga es para su propio beneficio. Y esto lo decimos en virtud de este precepto, de donde nacen estas prohibiciones de “hacerse cortes en el cuerpo” o “arrancarse los cabellos” por causa de un muerto, que en el fondo es causarse un sufrimiento innecesario por la pérdida de un ser querido.
En otras palabras, HaShem no quiere que veamos a la muerte como quienes la ven sin esperanza. Pensando incluso que después de esta vida no hay otra, o que el alma no tiene eternidad. Pues quien se hace daño y se causa sufrimiento a causa de la muerte de un ser amado, está perdiendo el sentido de la eternidad de las almas y ha olvidado la esperanza que nos aguarda, como escribiera el santo rabino Shaul escribió: “Pero no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como lo hacen los demás que no tienen esperanza” (Tesalonicenses: 4:13)
El tema es entonces como podemos enfrentar un dolor tan grande como la partida de una persona a la que uno ama. ¿Cuál es la sabiduría que HaShem quiere que apliquemos?
Lo primero que la persona debe aceptar con la partida de un ser querido es que: “No somos dueños de nada, ni de nadie”. Por más que parezca que nuestros hijos son “nuestros”, y el cielo no lo permita nunca, perder la vida de uno de ellos. Es sumamente fundamental tener acceso a esta verdad, de que solo de HaShem son las almas, como está escrito: “habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación” (Hechos 17:26).
Es el Eterno quien ha decidido cuál es el límite de nuestra vida en este mundo. Hay un día fijado para el nacimiento de un alma, y hay otro día fijado para la “muerte” de esa persona. Lo cierto es que ni siquiera nuestra vida es nuestra, sino que solamente el tiempo que se nos entregó para vivir dentro de esta habitación que es nuestro cuerpo y el mundo en el que moramos.
Por esta razón es que debemos pensar en esta vida, como la preparación para la vida eterna, y no como aquellos que no tienen esperanzas.
Las escrituras que existen dos mundos, y nosotros nos desenvolvemos física y espiritualmente en el “olam haze” (el mundo presente). Para luego recibir el premio y la recompensa, de todo lo que hacemos en este mundo, sea bueno o malo, en el “olam haba” (el mundo que viene). Esta idea está clara en los siguientes pasajes de los escritos mesiánicos:
“Sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero” (Efesios 1:21)
“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando” (Hebreos 2:5)
“y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero” (Hebreos 6:5)
Y esta es la enseñanza que HaShem quiere que aprendamos de los versículos que estamos comentado:
Los paganos dañaban sus cuerpos, y cortaban sus cabellos, a causa del fallecimiento de un muerto. Mostrando que su capacidad para ver la vida estaba totalmente limitada a este mundo. Pero los versículos de nuestra Torá que estamos comentando dicen lo siguiente de nosotros: “Porque eres pueblo santo a HaShem tu Dios, y HaShem te ha escogido para que le seas un pueblo único”.
Esto nos muestra que la naturaleza intrínseca del pueblo que es su santidad y elección por parte de HaShem, le da a nuestras vidas un gran sentido de la ETERNIDAD, ya que es desde la eternidad de donde nos han asignado dicha condición. Y darnos cuenta que poseemos esta santidad y elección divina, obtenemos una visión ilimitada de la vida. Y el resultado de ello, es que podemos dejar de sufrir por aquellas cosas de esta vida que nos limitan. No debemos sufrir, como aquellos que no tienen esperanza, y como aquellos que no tienen al Eterno, pues no logran ver ningún propósito en sus vidas, y solo se limitan al espacio de “lo que tengo”, “lo que no tengo”, y pensamientos similares que solo logran frustrar a la persona en este mundo.
Debemos aceptar con amor, todo lo que nos a tocado vivir en este mundo. Ya que en realidad cada cosa de la cual carecemos en este mundo, no es más que un vehículo a través del cual logramos una rectificación especial y particular para nuestra alma a fin de recibir una mejor recompensa en el mundo venidero. El rabino Shaul de tarso escribió: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con el Mesías en Di-s” (Colosenses 3:2-3)
¿Qué significa esto? Que al poner la mirada en las cosas de arriba, es decir las cosas que vienen de la eternidad (ya que hemos muerto a este mundo), logramos vivir en Él, proyectándonos espiritualmente y transcendiendo a las cosas más elementales de la vida. De este modo vencemos el sufrimiento, vivimos una vida con emuna, y finalmente logramos el sueño más deseado del hombre en este mudo; la felicidad eterna, por sobre la felicidad pasajera.
אברהם בן יעקב
http://toraetzjaim.blogspot.com/
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