martes, 21 de junio de 2022

Parasha 37 Shelaj Lejá - La pandemia de la ingratitud


COMENTARIO PARASHA SEMANAL
Parashá 37 Shelaj Leja
Números 13:1 – 15:41

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá “Shelaj Lejá” (Envía por ti).  Esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Toda la asamblea y profirió su voz y el pueblo lloro esa noche” (Bamidbar/Números 14:1)

El versículo que traemos a comentar esta semana nos traslada al día del lloro sin motivo que hizo la “asamblea” de Israel, el día que los 10 espías dieron su mal informe. Según Rashí, cuando la torá se refiere a la “asamblea” en este versículo está haciendo referencia al sanedrín que era la mayor autoridad del pueblo de Israel, el órgano judío legislativo y judicial de la congregación.

Por lo que cuando la Torá nos dice: “Toda la asamblea”, en primera instancia se está refiriendo al liderazgo de Israel. Seguidamente el versículo nos dice: “y el pueblo lloro esa noche”. Es decir, el pueblo siguió el ejemplo de sus autoridades que se quejaron sin motivo alguno, imitando su mismo proceder.

De esto aprendemos que los lideres de las comunidades tienen una gran influencia en la congregación que presiden, ya sea una influencia positiva, si la forma de transmitir la torá contiene una forma alentadora, o una influencia negativa, si la forma de transmitir la torá contiene una forma desalentadora.

Y también aprendemos que la NEGATIVIDAD se contagia. Cuando estamos cerca de una persona negativa, quejumbrosa, nos queda solo la opción de apartarnos de esa persona, y no tomar en cuenta sus palabras. Y mucho mejor si le corregimos, cambiando su forma negativa de entender la vida. Ya que la base para vivir la vida debe ser, que SIN FE Y SIN ESPERANZA, NO VALE LA PENA VIVIR.

Pero al mismo tiempo, aprendemos que LA GRATITUD también se contagia. Quien tiene una actitud positiva y agradecida en la vida, también podrá contagiar a los demás con su forma positiva de entender la vida. Este tipo de personas son los lideres que prosperan, y que tienen la capacidad de hacer crecer a sus discípulos en su desarrollo personal y espiritual.

La queja registrada en el episodio de los 10 espías fue la gota que rebalsó el vaso de las ingratitudes que tuvo el pueblo de Israel. Y con esta ultima ingratitud sentenciaron su estadía en el desierto por 40 años. HaShem les pago 1 año por los cuarenta días que estuvieron espiando la tierra de Israel. Y es que la ingratitud de esta generación contagio negativamente a toda una congregación matando las esperanzas de entrar a una tierra buena, de la cual fluía leche y miel. Y es por eso, que el castigo fue tan severo.

No debemos olvidar que la gratitud es amiga de la fe y la esperanza. Y solo con la gratitud podemos abrir las puertas de la bendición. HaShem había sacado al pueblo de Egipto con mano poderosa, había dado su palabra sobre la tierra de Israel diciendo; “es una tierra buena, de la cual fluye leche y miel”. Pero la ingratitud, las quejas, la depresión anulan las promesas de Dios, niegan la palabra de HaShem, por lo que como consecuencia se cierran las puertas de la bendición.

La gratitud es la raíz de todos los males. Porque una persona no agradecida, es una persona que piensa que no tiene porque agradecer. Es decir, su orgullo, le cierra toda capacidad de entender que su vida es una gota de polvo, y que nada de lo que es y tiene podría ser sin la provisión de HaShem para su vida.

La torá dice: “y el hombre Moshé era muy humilde, más que todo hombre que hay sobre la faz de la tierra” (Números 12:3). ¿Por qué la Torá, nos da esta cualidad de Moshé el siervo de HaShem y no otra? Porque la gratitud nace de un corazón humilde, y en sentido contrario, la ingratitud y el lloriqueo gratuito nacen de un corazón soberbio.

Cuando una persona ve las bondades de HaShem para su vida, entonces se vuelve más humilde, porque recapacita en el sentido de que piensa que: “No siendo merecedor de todo esto que tengo; cosas materiales y espirituales, soy un beneficiario de HaShem, por lo cual le debo gratitud, y mi servicio”. Por lo que vemos que la actitud es consecuencia de la HUMILDAD y la SOBERBIA es la consecuencia de la ingratitud.

La primera acción para corregir nuestra mala racha, nuestras vidas negativas, es justamente la corrección de como vemos la vida, como creemos que HaShem gobierna este mundo. Pues somos el resultado de lo creemos. Siempre que estamos en una posición de “lloriqueo”, donde siempre somos las víctimas de las situaciones de la vida, lo que nos hacemos, es en impedirnos el crecimiento personal y espiritual. Pero cuando la persona comienza a aceptar la vida, sus situaciones con amor al creador, con agradecimiento, y comprende que todo lo que está pasando es parte de la supervisión individual que Dios tiene sobre él, es ahí en ese punto, cuando la persona comienza a mejorar y a crecer, y estará garantizado que HaShem estará cerca de él.

Y es por esta razón que la gratitud es tan importante, porque a los soberbios HaShem los mira de lejos, pero a los humildes HaShem los acerca y los exalta. En cambio, cuando una persona es ingrata piensa que en realidad ella es merecedora de todo lo que tiene, y que por lo tanto le deben dar aún más de lo que posee porque está influenciada por el espíritu de la negatividad.

En cierta oportunidad, Yeshua sano a 10 leprosos (Lucas 17:11), entre los cuales había un Samaritano, que se devolvió a dar las gracias. Eran 10 enfermos, ¡quizás esto sea una corrección de los “10 espías” que no dieron gracias!, pero basto con la gratitud de solo 1 de ellos, acción que “sorprendió” al maestro. Porque este que agradeció dejo de hacer lo que todos hacen: quejarse y llorar sin motivo alguno.

El mundo es una constante de negatividad, todos ven la vida de forma oscura, pero tu y yo, podemos ser uno de esos que “sorprende” a Dios, dándole gracias por la vida, tal y como está hoy. Que no nos contagien los que ven la vida negativamente, como hoy, en tiempos de pandemia mundial. Porque en realidad, la pandemia más grande en la historia de la humanidad es la falta de gratitud, y es ese el virus el que debemos erradicar del mundo, porque, así como aprendimos en este parashá, la actitud negativa y la gratitud es el virus contagioso y nocivo, más destructivo, al punto de dejarnos fuera de las promesas eternas.

HaShem nos ayude a entender y a mudar nuestros corazones con mucha fe, confianza, esperanza y amor, que son los anticuerpos del virus de la ingratitud.


אברהם בן יעקב

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