domingo, 20 de marzo de 2022

Parasha 26 Shemini 5774 / El estudio de la Torá atrae la shejina


COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL
Parashá 26 Sheminí 5774
Levítico 9:1 – 11:47


El estudio de la Torá atrae la Shejina.


Shalom Javer v’ajim, esta semana estudiamos la porción shemini (octavo), donde comenzamos leyendo acerca de la inauguración del Mishkan. Por primera vez el Cohen HaGadol Aharón ofrecerá los korbanot demandados por el Eterno a Israel, la respuesta o señal de aprobación de Hashem la vería todo Israel cuando fuego un fuego divino del mismo trono de Hashem descienda sobre la ofrenda y encienda por primera vez el altar, trayendo consigo la bendita shejina del Eterno morando con su pueblo.

Nos dice la bendita Torá:

“Y Moshé dijo: “Esto es lo que Hashem ha mandado que hagáis”, para que la gloria de Hashem se aparezca a vosotros. Entonces Moshé dijo a Aharón: Acércate al altar y presenta tu ofrenda por el pecado y tu ofrenda de ascensión, para que hagas expiación por ti mismo y por el pueblo; luego presenta la ofrenda por el pueblo, para que puedas hacer expiación por ellos, tal como Hashem ha ordenado.” (Vaikra - Levítico 9:6-7)

Esto nos da pie para nuestro comentario de esta semana, ¿Qué debemos hacer para atraer la presencia divina a nuestras vidas, a nuestras familias y a nuestra comunidad? (Comentarios, basado en el Mishne Torá del Rambam sección de Hiljot Talmud Tora, y enseñanzas del Rab Shaúl de Tarso)

Según leemos, la bendita Torá del Eterno señala que Moshé dijo: “Esto es lo que Hashem ha mandado que hagáis”, lo cual alude al mandamiento de Limud HaTora (Estudio de la Torá). Significa que Moshé está diciendo “esto” es decir: “esta Torá” “está instrucción que les fue mandada” es lo que ustedes deben estudiar, aprender, y enseñar por sus generaciones, con tal de que se les revele o aparezca la gloria de Hashem.

En pocas palabras una persona que da su vida en aras de la Torá, lograra atraer sobre sí la gloria del santo bendito. Cuanto más si toda la comunidad se hace meritoria de la shejina divina a través de la ocupación en el estudio de los mitzvot (mandamientos) de la Torá. De aquí comprendemos que es un mandamiento estudiar Torá, pues quien estudia Torá atrae sobre sí la shejina divina, y apura a llegada del Mesías. ¿Quién está obligado a estudiar Torá?:

Ahora bien, sabemos que hay un mandamiento de estudiar la Torá ¿Quiénes están obligados? Según la halaja (leyes) sobre el estudio de la Tora, Hiljot Talmud Tora, las mujeres están exentas del estudio, (pero no excluidas), los esclavos, y los menores (considerando menores a los que no han superado la edad de Bar Mitzva, lo cual no los exime de no ser enseñados por sus Padres o Maestros). La mujer no está obligada a enseñar a sus hijos Torá según la halaja, sin embargo, visto desde el punto de vista, de que quien no tiene la obligación de estudiar, no tiene la obligación de enseñar. Sin embargo, las escrituras invitan a las mujeres que han nacido de nuevo a ser “Maestras del bien”, como está escrito, respecto de las esposas de los “ancianos” o mujeres con alta madurez espiritual:

“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien, que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,” (Tito 2:3-4)

Las palabras del Rab Shaúl nos muestran entonces, que si bien a la mujer, no les considerada una obligación del estudio de la Torá, pues ante la comunidad no está autorizada a enseñar, y no es su obligación educar a los hijos en el conocimiento de la Torá, con todo, puede estudiar Torá, sujetándose al esposo, “consultando con él en su casa” (como escribiera Pablo), para que habiendo alcanzado madurez espiritual, tenga la capacidad de enseñar a las más jóvenes. Esto nos muestras que en medio de las comunidades, deben existir mujeres más preparadas que otras, siendo las ancianas a las que más se les demanda responsabilidad con tal de tener instrucción para las más jóvenes.

Otra forma de aplicar está halaja del Rab Shaúl, es que en realidad “ancianas” en un titulo, y no una característica. No se refiere a la edad de la mujer, sino que a su sabiduría, lo cual la convierte en una persona de experiencia frente a las jóvenes, inexpertas y faltas de sabiduría. Obligando a la mujer de sabiduría a ser instructora de las más jóvenes. Lo cual nos da como resultado, la necesidad imperiosa, de que las mujeres también se instruyan para poder instruir a otras mujeres. Aunque cabe señalar, como veremos, que en un orden de prioridades es el varón quien debe instruir a su esposa primero, y segundo, la esposa estará preparada para instruir a las mujeres más jóvenes o inexpertas. Como está escrito:

“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (1Corintios 14:34-35)

Por otra parte, respecto del varón: La Torá lo obliga a estudiar, para enseñarle a sus hijos, a sus nietos, y a sus discípulos. Como está escrito:

"Han de enseñarlas (La Tora) a sus hijos, para que hablen sobre ellas" (Debarim 11:19)

Aquí la expresión “sus hijos”, corresponde según la Hiljot Talmud Tora (leyes sobre el estudio de la Torá), a los hijos de la persona, sus nietos y sus discípulos. Como está escrito:

“Las enseñaras a tus hijos y a los hijos de tus hijos” (Devarim 4:9)

El sabio de Israel, según estas mismas leyes está también obligado a enseñar a todo hijo de Israel. Pues los discípulos son considerados como “hijos”, pues está escrito: “las enseñaras a tus hijos”, sin distinción, los discípulos son hijos de su instructor de Torá, de ahí la obligación de los sabios de enseñar no solo a sus propios hijos o nietos, sino que a tod o hijos de Israel, como está escrito:

“Y salieron los hijos de los profetas” (2Reyes 2:3)

El verso cita a los “hijos” de los profetas, en un sentido alegórico, pues no eran sus hijos de sangre, pero si hijos de instrucción, pues pertenecían a de los profetas.

Por lo cual entonces es una bonita mitzva la de instruir a los hijos (hijos, nietos, discípulos)

¿Cuándo deberíamos comenzar a enseñar Torá a nuestros hijos? Hiljot Talmud Tora, nos dice que desde que comienza hablar el pequeño, se le debe instruir respecto de las palabras del “Shema Israel” (Debarim 6:4) y del pasaje de la Tora donde dice: “Moshé ordeno la Tora” (Devarim 33:4), después a de enseñarle poco a poco, todo según la capacidad del niño, y después a de llevarlo a lo de un maestro de Torá pagando por su instrucción.

El varón debe estudiar toda su vida la Torá, hasta el día de su muerte, pues está escrito:

“No se apartara de tu corazón en todos los días de tu vida” (Devarim 4:9)

Pues si no lo hiciera así, se olvidaría de lo aprendido.

La relación de un (More) Maestro y su Talmid (alumno):

Está escrito en la Mishna del Pirkei Avot (cap 6):

“Yehoshúa ben Perajiá dice: Procúrate un Rab, adquiérete un amigo y juzga a toda persona benévolamente”

Para estudiar Torá, la persona debe tener una relación con su Maestro, pero antes la persona debe tener un Maestro. El estudio autodidacta es bueno, pero no se compara al nivel de estudio logrado entre dos o más personas a través de los labios de un More o un Rab.

Esto no es ninguna novedad, nuestro amado Mesías Yeshuá, nuestro gran y santo Maestro, nos mostró como él eligió tener seguidores, 70 discípulos, 12 discípulos cercanos, y finalmente 3 discípulos más cercanos. Lo cual nos revela la importancia de tomar el manto de quien nos instruye en la bendita Torá, y lograr esa relación personal profunda con él, tanto más cerca mucho mejor, pues así recibimos enseñanzas que nos hacen parecernos mucho más a quien nos instruye.

La relación entre discípulo y maestro, según nos revela la Torá, es como la que debe existir entre un hijo y un Padre. Es muy especial está bonita comunión entre dos personas. El Padre o Maestro es un guía y un instructor, pero también es un ser humano que necesita corregir sus errores, y por lo cual necesitara de otro mayor que él, para que lo instruya en las sendas de la Torá. El alumno o hijo debe saber que su Maestro o Padre tiene una misión dada por el cielo de enseñarle Torá, por lo cual ha de respetarlo a pesar de sus errores y admirarlo pues es a él a quien Hashem a puesto como en su representación para transmitirle palabras de vida Eterna. 

Esta relación entre maestro y discípulo en la comunidad atrae la presencia divina, y es clave a la hora de ofrecer el “korban” comunitario. ¿Cómo podría Hashem visitarnos si no deseamos ser enseñados, y si no deseamos estudiar la bendita Torá? 

El maestro enseña con los ejemplos y con sus enseñanzas, no solo con las palabras, pues nuestro amado Mesías Yeshuá enseño diciendo: “Ejemplo os he dado”


Por otra parte, hallamos en las enseñanzas de Yeshuá que un discípulo no es superior a su Maestro, con todo si llegara a algo mejor, llegara a ser como su Maestro. Como esta escrito:

“El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa? (Mateo 10:24-25)

Rambam nos dice: “así como un hombre honre y respete a su Padre, es igualmente su deber respetar y honrar a su maestro, y aún a su maestro más que a su Padre, porque el Padre lo trae a la vida de este mundo, pero el maestro, al enseñarle sabiduría, lo lleva a la vida del mundo venidero”

En la Mishna de Pirkei Avot, está escrito: “Respeta a tu maestro como a tu Señor” (Avot 4:15)- Con todo, me atrevo a decir que si el Padre es el Maestro de Torá de la persona, pues mucho mejor, doble honra es la que le ha sido conferida desde el cielo.



Por otra parte el Maestro debe respetar y amar mucho a sus discípulos como a hijos de sangre, cuidarlo, tenerles paciencia, enseñarles una y otra vez, pues de asuntos de Torá se trata. Sin embargo debe ser riguroso con los que por causa de la ociosidad no han avanzado en sus estudios.

Está escrito en la Mishna Pirkei Avot: “Que tu honra a tus discípulos te sea tan cara como la tuya propia” (Avot 4:15)

¿Cómo se debe estudiar Torá?:

Según las leyes del estudio de la Torá, todo varón del pueblo de Hashem está obligado a estudiar, sea pobre o rico, joven o anciano, el joven o el casado con hijos, todos deben fijarse un tiempo para el estudio de la Torá, de día y de noche como está escrito:

"Pensarás en ello [en la Torá] de día y de noche…" (Yehoshua 1:8)

Es necesario entonces determinar un tanto de estudio de Torá por el día, y un tanto de estudio de Torá por la noche, pues como dice el pasaje: “Entonces te irá bien en todo lo que emprendas”, a pesar de la recomendación divina de Hashem de estudiar de día, lo cual debemos cumplir si queremos lograr crecimiento y existo en nuestra vida en general, debemos señalar que en las leyes del estudio de la Torá, está dicho:

“Pese al precepto de estudiar de día y de noche, la mayor parte de la sabiduría solo se aprende de noche.- Si uno estudia la Torá por la noche, un rayo de gracia ilumina su rostro de día”.-

Y También está escrito: “El que estudia en voz alta, conservara lo estudiado, pero el que estudia en voz baja pronto olvida”

El sabio Rambam llego escribir respecto del precepto del estudio de la Torá:

“No hay entre todos los preceptos ninguno comparable al de estudiar Torá; por el contrario, el estudio de la Torá pesa tanto como todos los demás preceptos juntos, pues el estudio conduce a la acción, de manera que el estudio precede a la acción en todo sentido”.

Ahora bien que sucede si en el momento y día del estudio de Torá, sucede algo que pueda entorpecer o sacarnos del estudio de la Torá, pues se trata de cumplir otro precepto de la Torá, como ayudar a un prójimo que está en necesidad, las leyes del estudio de la Tora nos señalan lo siguiente:

“Si alguien debe optar entre el cumplimiento de otro precepto, y el estudio de la Torá, obrará así: Si el precepto puede ser cumplido por otro, no ha de interrumpir su estudio, de lo contrario, ha de cumplir el precepto y retornar al estudio”

¿Cómo atraer la shejina entonces?

La expresión que hallamos en la Parashá Hashavua (porción de la semana): “Esto es lo que Hashem les ha mandado” nos revela que Moshé instruyo a su hermano Aharón, y sus hijos, antes de iniciar el servicio en el Mishkan, es decir: estudiaron Torá, se interiorizaron de todas las leyes necesarias y pudieron actuar con mucho profesionalismo en el servicio a Hashem. Toda persona que dedica su vida al estudio de la Torá, terminara convirtiendo su alma y logrando perfección en sus caminos, como está escrito:

“La Torá de Hashem es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Hashem es fiel, que hace sabio al sencillo” (Tehilim 19:7)

El estudio de la Torá atrae la shejina del Eterno a una persona, porque la persona a través del estudio de los mandamientos, logra una conexión más profunda con el creador. Es un proceso gradual de “conversión”. La persona no lograra dominar de un día para otro todas las normas y exigencias de la Torá, pero a lo largo de los años comprobara que mientras no abandone el estudio de los mandamientos, su vida ira tomando un color más perfecto, su alma será renovada, como si hubiera nacido de nuevo, dejando atrás al viejo hombre y a la vieja mujer.

Leemos en las leyes del estudio de la Torá:

El pueblo de Israel ha sido coronado con tres coronas: la de la Torá, la del sacerdocio y la de la realeza. Aarón mereció la corona del sacerdocio, como está escrito: “será para él y para su simiente después de él, un pacto de sacerdocio Eterno” (Bemidbar 25:13). David mereció la corona de la realeza, como está escrito: “Su simiente será para la eternidad, y su trono, como el sol ante mí” (Salmos 89:36-37). La corona de la Torá en cambio, permanece a disposición de todo hijo de Israel, como está escrito: “Moisés nos ordeno la Torá, heredad de la congregación de Iaacov” (Devarim 33:4) es decir el que quiere, viene y la toma.


אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5780

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