jueves, 12 de septiembre de 2019

TESHUVA: El poder de la teshuva (6)


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El retorno a Dios.

El poder de la teshuvá (6).

Hay una “GRAN CLAUSULA” en toda la Torá que le permite al hombre alcanzar la vida eterna, es sin duda la teshuvá. Yeshúa nuestro amado Mesías dijo: “Por tanto os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres” (Mateos 12:31) Lo cual nos asegura que ante una verdadera teshuvá podemos ser perdonados y recibidos por HaShem. Pero todo esto que suena tan maravilloso, requiere ante todo de una cualidad muy importante: la llave de todas las cosas, como veremos: LA HUMILDAD.

Para lograr la teshuvá completa se requiere que la persona no sea idolatra. ¿Pero qué es esto que estoy diciendo? ¿pues que tiene que ver la humildad con la idolatría? Hay una conexión entre la idolatría y la falta de humildad muy grande, que se ve a lo largo de toda la historia bíblica. Pues, aunque la persona no se prosterne ante ídolos, ni confiese a otros dioses para servirlos, y tiene sin embargo arrogancia y orgullo dentro de él, tan grande que su ídolo es él mismo, es considerado un idolatra.

Y este es el paso más difícil de todos: que la persona reconozca, no es tan elevada como creía, ni tan buena como pensaba, sino que, en realidad, es una persona con muchas debilidades y un gran orgullo, que de plano, lo transforma, según enseñan nuestros sabios, en un idolatra y sobre el cual debe urgentemente trabajar.

¿De donde aprendemos que el ego, el orgullo y la soberbia son idolatría?

Del famoso caso del “satán” y de “Koraj”.

En la Parasha Koraj, cuando HaShem castigó el orgullo de Koraj y su sequito, nos dice el relato, que Moshé rogo a HaShem, pidiéndole que se determinara con quien estaba ÉL, cuando cayere el castigo que consistía en ser tragados vivos por el Seol. Y así nos dice la Torá que sucedió con Koraj y su sequito de orgullosos: “Y ellos, con todo lo que poseían, descendieron vivos al Seol” (Bemidbar/Números 16:33)

Ahora si buscamos una conexión de este versículo en toda la Torá, y en todo el Tanak (A.T.), no encontramos un pasaje similar. Sin embargo, si buscamos en los escritos mesiánicos (N.T.), leeremos lo siguiente:

“Y el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre” (Apocalipsis 20:10)

Esto nos enseña, que hay una conexión entre el pecado de Koraj y el pecado de él Satan, pues ambos recibieron el mismo castigo, fueron lanzado vivos al fondo de la tierra. ¿Cuál es el pecado que el Satan y Koraj tienen en común? La soberbia, el antónimo de la humildad.

Por eso es que nuestro amado Mesías Yeshúa enseño: “Yo vi a Satanás caer del cielo como un rayo”, y en los profetas está escrito: “causa de tu hermosura se enalteció tu corazón; A causa de tu esplendor corrompiste tu sabiduría” (Ezequiel 28:17). Y en los escritos mesiánicos se confirma la idea, del orgullo de aquel que peca desde el principio: “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio(1Juan3:8) Pues la arrogancia del Satán lo lanzo a los bajos abismos de la tierra, humillado hasta lo sumo, y en el futuro como dice apocalipsis, sin ninguna posibilidad de teshuvá: “será lanzado vivo al lago de fuego”.

La persona puede saber todos los conocimientos de la Torá y de nada le sirve si tiene soberbia, la persona puede donar todos sus bienes y tener soberbia y de nada le aprovechara, la persona podría saber todos los rezos y canticos de alabanza al creador y de nada le ayudarían si en su corazón hay arrogancia al momento de cantarlos, por que el primer pecado de todos es la “gaaba” (arrogancia), y este pecado, nos expulsa del Edén, hace caer a la persona a lo más bajo, a la idolatría, como dijeran en la guemará, en el tratado de sotá: “los pecados sexuales nacen por la arrogancia”, y finalmente solo seriamos humillados hasta lo sumo, como si fuésemos “arrojados vivos a las profundidades de la tierra”.

Todo esto nos lo podríamos evitar, con la cláusula mas hermosa de todas, que se encuentra en las escrituras, cuando hacemos teshuvá, aquella que dice: “al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Tehilim/Salmos 51:17) La humildad es la llave para las puertas de la teshuvá, y si ellas están cerradas, es porque tiene los candados de la arrogancia, la cual debe ser eliminada. Para el Satán no hubo posibilidad de teshuvá, para nosotros sí, volvámonos a él, mientras él aún está cercano (ELUL).

אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5779

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