domingo, 17 de octubre de 2021

Parashat Vayera 5781 - ¿Que aprendemos de la Akeda?

PARASHAT 04 VAYERA 5781

¿Qué aprendemos de la akeda Itzjak?

La parasha de esta semana nos trae el impactante relato de la atadura de Itzjak, conocido como la “akeda” (atadura). HaShem probo Abraham y le dijo: “Toma ahora tu hijo,  tu único,  Itzják,  a quien amas,  y vete a tierra de Moriah,  y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Génesis/Bereshit 22:2).

Estas son quizas las palabras más difíciles que un hombre que sirve y ama al Eterno puede oír. Que HaShem te pida, que le entregues aquello que amas, al punto de pedirte incluso tu amado hijo, es sin duda alguna una de las pruebas más grandes que un hombre puede vivir en este mundo. ¿Acaso hay un dolor más grande para una persona en este mundo, que el de perder a un hijo? ¡Es evidente que no lo hay!

Y es por eso que Abraham será para nosotros, el ejemplo a seguir, no solo por haber salido de la casa de su padre, de su tierra, hacia un lugar desconocido, ni por haber difundido el mensaje de un único Dios verdadero, ¡sino que ahora Abraham, de voluntad propia, no va a perder a su hijo, a quien él ama, sino que le va a ENTREGAR en sacrificio a Dios, quien se lo está pidiendo!

HaShem nos muestra su amor en esto, en que Él como Padre, el mejor papá de todos, entrego lo más preciado para él, ¡su propio hijo! ¡Su amado hijo! Para que fuera la ofrenda expiatoria por su pueblo, y por todos los que crean en él. Así también lo hizo Abraham, que está en otro nivel espiritual realmente, por encima de todos nosotros, por eso es llamado; “el padre de la fe”.

Abraham comienza este relato con una asombrosa muestra de obediencia y fe en el santo bendito. No hay señal alguna en el texto de la Torá, de alguna duda por parte de Abraham en llevar a cabo lo que HaShem le estaba pidiendo hacer. Es más, el texto de la Torá seguidamente dice: “Y Abraham se levantó muy de mañana”. Sobre lo cual podríamos preguntarnos; ¿durmió Abraham esa noche? ¿Concilio el sueño? ¿Habrá dudado de hacer lo que HaShem le estaba pidiendo? ¡Quién sabe! Y nosotros, ¿dudaríamos de hacer algo así como lo que hizo Abraham? ¿Podríamos entregarle al Eterno a nuestro único hijo al que amamos? ¡Quién sabe! Lo que es cierto es que el versículo nos muestra que Abraham estaba totalmente dispuesto para correr hacer la voluntad de HaShem, levantándose temprano, preparo su asno y se fue hacer la voluntad de su Dios. ¡Y esta es sin duda la primera lección de nuestro padre Abraham para nosotros! Obedecer a Dios, sin cuestionar nada, aun cuando seamos nosotros quienes eventualmente estamos perdiendo todo aquello que amamos.

La obediencia de Abraham, es tan notable, pues está sobre sus sentimientos de amor por su hijo Iztjak. La determinación y convicción que tuvo en obedecer a HaShem, fue más importante que su misma vida, y más grande que aquello que es él más amaba, su mismo hijo. En Abraham se hacen ciertas las palabras: ¡El que quiera ganar su vida, la perderá!

Pero es más, el texto de nuestra bendita Torá en hebreo, usa una palabra que nos trae una tremenda enseñanza. Así leemos en en el verso 2 del capítulo 22 de Bereshit/Génesis:

וַיֹּ֡אמֶר קַח־נָ֠א אֶת־בִּנְךָ֙

El texto dice:

“vaiomer kaj-na bineja” que quiere decir “Y le dijo, toma por favor a tu hijo”

La Torá usa la palabra “kaj-na” (toma por favor).  Para enseñarnos que esta prueba es una prueba “opcional” para Abraham, y no una prueba obligatoria. En otras palabras, Abraham podría haberle negado su hijo a HaShem, y ÉL lo habría entendido, ya que él le estaba pidiendo: “toma por favor”. ¡Es decir involúcrate en esta situación con obediencia a tu voluntad! Lo grandioso de Abraham, es que no le negó obediencia al Eterno, incluso, arriesgando la vida de su propio hijo, fue y simplemente obedeció. ¡Esta una de las enseñanzas más grades de la vida de Abraham nuestro Padre!

Hay pruebas en la vida que son opcionales y otras que son obligación vivirlas. Estas últimas son como quien pierde a un hijo o una hija, o un esposo o una esposa, o a una madre o un padre, ¡Dios no lo permita! O una terrible enfermedad que llego para probar nuestra fidelidad. Estas pruebas vienen sin ningún aviso, nadie nos pregunta si queremos vivirlas, pero ahí están probando nuestra fe en Dios. Abraham sin embargo, acepto asumir el reto  y vivió esta prueba aceptando el desafío de creer en el Eterno, aun cuando podía tomar otra elección ¿Y cómo lo hizo? ¡Porque creyó a aquel que le había dicho sobre Itzjak su hijo: “en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra! Por lo que no dudo, en la palabra de aquel que lo había llamado, si HaShem le pedía a su hijo amado, a través del cual, serian benditas las familias de la tierra, HaShem sabría cómo hacer cumplir su promesa. Así es como está escrito en la carta a los hebreos:

“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Itzjak; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Itzjak te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir” (Hebreos 11:17-19)

¿Cómo podríamos aplicar esto en nuestras vidas? Cuando obedecemos a Dios a pesar de que vayamos a perdida estamos comportándonos como Abraham nuestro Padre. Aun cuando eso signifique “perder” aquello que tanto amamos. ¿Qué puede ser aquello que tanto amamos, que no estamos dispuestos a entregarle a Dios?

Creo que esta es la forma correcta de aplicar nuestra fe en Dios, que veamos en la voluntad de HaShem expresada en la Torá, el verdadero sentido de la vida, y que por lo tanto, siempre será una inmensa ganancia poner por obra su voluntad, y será siempre la mejor decisión obedecer al Eterno, ante cualquier circunstancia, en la que se pueda ver probada nuestra fe en ÉL. ¡Es evidente que nunca perderemos, si entregamos todo aquello que HaShem nos pide por nuestro propio beneficio!

Aunque a veces sintamos que algo estamos perdiendo al servir a Dios, (esa sensación es una forma muy limitada de ver la vida), debemos poner el “modo acción obediente” ante todo. Sigamos caminando sin detenernos.

Lo que debemos saber es si podemos realmente comportarnos como lo hizo nuestro padre Abraham. ¡Si podemos entregar incluso aquello que más amamos en esta vida! Debemos saber que si podemos salir exitosos de las pruebas que vienen a sacar lo que realmente está dentro de nuestro corazón. ¿Y porque digo que si podemos ser exitosos en las pruebas? Porque llevamos en nuestro gen espiritual, los mismos genes de la fe de nuestro padre Abraham. Pues así fue escrito:

“Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a HaShem. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre...” (Isaías 51:1-2)

HaShem quiere que veamos a nuestro Padre Abraham, la piedra de la cual fuimos cortados, y aprendamos de él como es que uno debe vivir la vida. ¡Pues fuimos sacados de él! Por lo que podemos seguir superando las pruebas, apegándonos al eterno, creciendo para ser mejores personas, y finalmente impactar las vidas de otras personas, ¡porque somos HIJOS DE ABRAHAM¡

El Eterno cree en nosotros, porque cuando nos mira, ve a aquel viejito que un día creyó en él, y estuvo dispuesto a entregarle la vida de su propio hijo.

Shabat Shalom!


 

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