sábado, 2 de octubre de 2021

Parasha 2 Noaj / 5774 - "Mikve" y "Tikun" la manera de reparar el mundo

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
 Parashá n°2 Noaj 5774
Génesis 6:9 – 11:32


MIKVE Y TIKUN LA MANERA DE REPARAR EL MUNDO

Esta semana estudiamos la porción “Noaj”, que nos relata acerca de la destrucción del mundo antiguo, a través de un inmenso diluvio de 40 días y 40 noches. La Torá nos relata que la tierra se había llenado de violencia, al punto de que incluso los animales habían caído bajo el pecado de los hombres, como dice el texto de la Torá: “toda carne” debía ser destruida, pues todos se habían corrompido. Nos dicen las escrituras que “le peso a Hashem haber creado al hombre sobre la tierra”, y nuestros sabios interpretan que la expresión “Dios se arrepintió” es una forma literaria de la Torá, que nos transmite la necesidad de que el hombre no esté “sobre la tierra” (como fue creado sobre ella) para no ser destruido, sino que se eleve de esa posición a los planos celestiales, donde puede ejecutar el propósito del plan que Hashem tiene con él. Es decir, la reconsideración de pesar de Hashem, tenía que ver con haber creado al hombre sobre la tierra.

Como sabemos, Hashem decidió la destrucción y efectivamente destruyo a toda carne de sobre la faz de la tierra. El pecado y la maldad en la tierra eran tan graves, que el único remedio para el pecado fue la exterminación radical de toda carne. La Torá nos dice: “La maldad se había multiplicado” y cuando no hay remedio para el pecado, el único camino para la subsistencia de la raza humana, es la muerte de los pecadores. De aquí podemos aprender, que el mundo se sostiene gracias a los tzadikim (justos), y que los pueblos son destruidos por las obras de los impíos y transgresores.  Es decir, la muerte de los impíos viene a satisfacer la justicia de Hashem, pues siendo él un Elohim Justo, debe de una u otra forma satisfacer su justicia y no dejar impune a los impíos. Sin embargo, hemos aprendido también, que el mundo fue creado a través de dos atributos divinos; El nombre “Elohim” que representa a la justicia, y el nombre sagrado de las 4 letras, que representa a la misericordia de Hashem. Por lo que la destrucción del mundo antiguo corresponde a un juicio, y al mismo tiempo corresponde a una nueva oportunidad de misericordia para todo el linaje humano. Esto lo aprendemos de la cantidad de personas que entraron al arca de Noaj, los progenitores de un mundo nuevo. Ocho fueron las personas salvas, pues el número ocho, es simbolismo de un término de ciclo, y al mismo tiempo, representa el inicio de un nuevo ciclo. En siete días hizo Hashem todas las cosas, y al octavo día el mundo tuvo su primer ciclo. El Shabat, que es el séptimo día de la creación, está seguido lógicamente el octavo día, que da inicio al ciclo de una nueva semana. Todas estas aproximaciones al concepto de “octavo día” corresponden a la cantidad de las ocho personas salvas del arca de Noaj, y nos muestra que es lo que debe suceder con nosotros para poder ser regenerados y obtener nuevos inicios y ciclos en nuestras vidas, como veremos a continuación, a través del poder del MIKVE y del TIKUN.

Volviendo a la idea principal, con la que hemos comenzado el comentario, cuando el hombre se corrompe en el pecado, la única solución es MORIR. Por esta razón, es el que Rabino Shaúl escribió: “la paga del pecado es muerte” y “por cuanto todos pecaron están todos destituidos de la gloria de Hashem”. Todos merecemos la muerte, y todos físicamente moriremos, (el cielo permita que no muramos y veamos al Mesías) a consecuencia del pecado, hablando desde el punto de vista físico. Sin embargo, desde el punto de vista espiritual, dentro del alma de la persona, hay una posibilidad de volver a vivir, aun habiendo muerto internamente por nuestros delitos y pecados, y cuando nace de nuevo tiene la oportunidad de hacer, lo que en el judaísmo conocemos como el TIKUN.

Nuestro amado Mesías Yeshuá nos dijo: “que nadie puede ver el reino de Hashem sino no ha nacido de nuevo”, y luego nos dice: “que es necesario nacer del AGUA y del ESPIRITU”. El primer mundo nació del agua, el diluvio corresponde al PRIMER MIKVE (lugar de inmersión), purificación ritual, de todo el mundo de su inmensa contaminación que impedía que la gloria de Hashem se relacionara con los hombres.

Para avanzar en nuestro comentario explicaremos brevemente que es “MIKVE”:

El término mikvé proviene de la raíz hebrea, que infiere la reunión de las aguas, tal como leemos en el relato de la creación: “júntense las aguas debajo del cielo en un solo lugar” (Bereshit 1:9)

Una Mikvé es entonces un lugar que reúne aguas de origen natural, como el agua de lluvia, de un río o de un manantial. De hecho, se trata de una pequeña alberca que está unida a una fuente de aguas naturales que fueron recolectadas en forma natural (llamada “otzar”), a las que se les agrega luego agua limpia y templada.

El mundo antiguo fue un MIKVE natural donde toda la raza humana hizo TEVILA (inmersión), muriendo, y dando paso a la nueva vida y a un nuevo mundo. La Torá nos muestra cuales son las razones por las cuales debe la persona hacer tevila en la mikve,  a causa de la impurificación ritual, y nos muestra por lo tanto, cuáles eran los pecados del mundo antiguo que trajeron tal grado de “tuma” (contaminación) a la raza humana a través del pecado, lo cual resulto en que el mundo necesito ser purificado a través de este gran MIKVE, el gran diluvio de 40 días y 40 noches.

La persona se impurifica a grandes rasgos por las siguientes razones:

Es importante aclarar que en sí misma la impureza ritual no es pecado, sino que el uso ilegal que pudiera emanar de los estados de impureza, son los penalizados por la Torá constituyéndose en pecados graves  que encienden fuertemente la ira del Eterno.
Veamos algunos ejemplos:

.- Emanación de Semen: Cuando el hombre se une a su mujer, ambos quedan en estado de impureza, por lo que cada uno debe hacer mikve para efectos rituales y así poder servir a Hashem. La impureza ritual en sí misma no es un pecado, sin embargo, el mundo antiguo fue destruido porque las relaciones sexuales prohibidas, que hacían que la pérdida del semen  en las relaciones intimas que no buscaban engendrar vidas, fuera de los parámetros normales del matrimonio, causaron una inmensa contaminación y desconexión con el Eterno.

Esta permitido tener intimidad con la esposa, y que el acto de la intimidad traiga hijos al mundo. Pero está prohibida cualquier otra acción sexual fuera del matrimonio, cuyo propósito no es traer hijos al mundo, o satisfacer el amor matrimonial. Cuando los hombres del mundo antiguo, comenzaron a tener relaciones sexuales, con muchas mujeres, entre hombres, y entre animales, no solo se impurificaron ritualmente, desperdiciando su semen, causaron grandes pecados y la contaminación de la tierra entera.

.- El periodo menstrual de la mujer: Está prohibido tener relaciones intimas dentro del matrimonio y mucho más fuera de él cuando la mujer está en su periodo mensual de menstruación. Ya que el periodo de menstruación en la mujer provoca que ella y todo lo que ella toca, entre en estado de “tuma” (contaminación) o impureza ritual. Luego de que la mujer sale de sus siete días de menstruación, debe entrar en el mikve y así hacer la purificación pertinente para poder unirse a su esposo. La mujer entra en este periodo de impureza, porque pierde “sangre”, y según la Torá, la sangre es la vida de la persona. Cada ovulo de sangre que sale de la mujer, fue una vida en potencia que se perdio. Por esta razón, es que está prohibido unirse a ella en su periodo de menstruación. El mundo antiguo derramo tanta “sangre”, y perdió tantas vidas, a manos de los asesinos que perdían el semen, a manos de los que robaban y quitaban vidas, y a manos de los que tenían intimidad con mujeres en sus periodos menstruales, que fue necesario purificarlo a través del MIKVE del diluvio.

.- Contacto con un cadáver: El contacto con el cadáver de una persona, según la Torá es la impureza ritual más poderosa, pues solo puede ser purificada con las aguas del mikve que contienen las cenizas de la vaca colorada. El mundo antiguo estaba tan lleno de violencia, que los asesinatos llenaban las calles, las aldeas, y todo lo que se movía estaba contaminado ritualmente con la contaminación por contacto con un cadáver. Y como hemos dicho, la impurificación en sí misma no era pecado, sino que los asesinatos, la pérdida de las vidas humanas y el derramamiento de sangre, desde Caín el hijo de Adam en adelante, provocaron esta inmensa separación entre Hashem y los hombres, pues la muerte, según el libro de la profecía de apocalipsis, es el enemigo postrer que será destruido, y a causa de esto el mundo antiguo fue ingresado en un gran mikve para comenzar un periodo se rectificación.

El mundo antiguo estaba sumido en grandes pecados, e inmensamente contaminado, estado que fue provocado por los pecados de los seres humanos que violaron toda esta Torá contenida en las conciencias de las personas. Esto trajo como resultado que Hashem transformara la tierra en un mikve, y sumergiera al mundo en profundas aguas, para luego comenzar él TIKUN (rectificación) del ser humano, más largo de todos, hasta el día de hoy.  
Asimismo Hashem desea que participemos del proceso de la rectificación del alma, conocido en la cábala como “Tikun HaNefesh”. ¿Cómo puede la persona comenzar esta rectificación de su alma, para finalmente heredar el mundo venidero? Entendemos que el mundo que heredo Noaj, no era el objetivo de la humanidad, pues el pecado siguió existiendo después de que Noaj murió, sino el “nuevo mundo” que Noaj heredo, junto a su familia, se convirtió en un medio para poder lograr el tikun correspondiente de cada persona debe realizar, en aras de Israel y de la Torá, para que finalmente el ser humano pueda tener acceso al mundo venidero.

Ahora bien ¿Cómo conjugamos esto que venimos diciendo, con el Mesías Yeshuá y su obra expiatoria? Debemos tener claro que la muerte del Mesías, como dicen sus shelijim (apostoles), nos saco de “muerte a vida” de “tinieblas a una luz admirable”, “sin obras fuimos salvos por medio de la FE”. Esto significa que mediante la FÉ obediente en Yeshuá y su Torá, junto con los pasos iniciales del Mikve o Tevila en el nombre de Yeshuá el Mesías, la persona nace de nuevo para combatir desde una nueva posición espiritual al pecado, luchando con la inclinación al mal que aún moraba dentro de su carne, haciendo corrección de cada unas de las aéreas que necesita ir corrigiendo. Es por esta razón que está escrito por el Rabino Shaúl: “Buenas obras que Di.s preparo, para que anduviéramos en ellas”, es decir, Hashem nos salvo por gracia, pero preparo buenas obras para que al andar en ellas, pudiésemos rectificar nuestras vidas y el mundo entero. Y así heredar la vida del mundo venidero.

Recordemos que la predicación de Iojanan Hamagbil (Juan el Bautista), consistía en llamar a las personas a: Arrepentimiento, Inmersión en las aguas, y luego frutos dignos de arrepentimiento que es lo que equivale al tikun. Cada vez, que la persona se sumerge en las aguas, para hacer una tevila por causa de cualquier impureza ritual, o simplemente para usar el poder de las aguas como señal de su convicción de arrepentimiento, está generando un “nuevo ciclo” o “un nuevo mundo” para él, del cual él mismo es el responsable de hacer el tikun correspondiente a través de la observancia de la Torá y la fe viva en el Mesías Yeshuá.

Podemos hacernos la buena costumbre de usar los mikveaot naturales que Hashem nos ha dado en este mundo, los ríos, las lagunas, y cuanto mejor, si tenemos acceso a uno construido por mano humana para tales fines, y así, cada vez que lo usemos, tomar conciencia de lo que significa, para seguir rectificando nuestras almas, en aras de la Torá.
¿Recuerda usted la historia del Rey Naaman? Registrada en el libro de 2da de Reyes cap. 5. Un leproso, al cual se le pidió una cosa fácil, “sumergirse siete veces en las aguas”, para que al octavo movimiento de salida de las aguas, para él, todo se convirtiera en un nuevo mundo, un nuevo ciclo. Como está escrito: “Entonces él Descendió y se Sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne se Volvió como la carne de un niño pequeño, y Quedó limpio” Todo esto, por el poder de la fe, la teshuva, la inmersión en el mikve, y el tikun. Está en nuestras manos entonces, seguir siendo colaboradores de Hashem, y atraer sobre nosotros la gueula (redención) final, y así, pronto y en nuestros días, la venida de nuestro amado Mesías Yeshuá.

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Shavua Tov – Buena Semana

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