COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá n°2 Noaj 5774
Génesis 6:9 – 11:32
MIKVE Y TIKUN LA MANERA DE REPARAR EL
MUNDO
Esta
semana estudiamos la porción “Noaj”, que nos relata acerca de la destrucción
del mundo antiguo, a través de un inmenso diluvio de 40 días y 40 noches. La
Torá nos relata que la tierra se había llenado de violencia, al punto de que
incluso los animales habían caído bajo el pecado de los hombres, como dice el
texto de la Torá: “toda carne” debía
ser destruida, pues todos se habían corrompido. Nos dicen las escrituras que “le peso a Hashem haber creado al hombre
sobre la tierra”, y nuestros sabios
interpretan que la expresión “Dios se
arrepintió” es una forma literaria de la Torá, que nos transmite la
necesidad de que el hombre no esté “sobre la tierra” (como fue creado sobre
ella) para no ser destruido, sino que se eleve de esa posición a los planos
celestiales, donde puede ejecutar el propósito del plan que Hashem tiene con
él. Es decir, la reconsideración de pesar de Hashem, tenía que ver con haber
creado al hombre sobre la tierra.
Como
sabemos, Hashem decidió la destrucción y efectivamente destruyo a toda carne de
sobre la faz de la tierra. El pecado y la maldad en la tierra eran tan graves,
que el único remedio para el pecado fue la exterminación radical de toda carne.
La Torá nos dice: “La maldad se había
multiplicado” y cuando no hay remedio para el pecado, el único camino para
la subsistencia de la raza humana, es la muerte de los pecadores. De aquí
podemos aprender, que el mundo se sostiene gracias a los tzadikim (justos), y que
los pueblos son destruidos por las obras de los impíos y transgresores. Es decir, la muerte de los impíos viene a
satisfacer la justicia de Hashem, pues siendo él un Elohim Justo, debe de una u
otra forma satisfacer su justicia y no dejar impune a los impíos. Sin embargo,
hemos aprendido también, que el mundo fue creado a través de dos atributos
divinos; El nombre “Elohim” que representa a la justicia, y el nombre sagrado
de las 4 letras, que representa a la misericordia de Hashem. Por lo que la
destrucción del mundo antiguo corresponde a un juicio, y al mismo tiempo
corresponde a una nueva oportunidad de misericordia para todo el linaje humano.
Esto lo aprendemos de la cantidad de personas que entraron al arca de Noaj, los
progenitores de un mundo nuevo. Ocho fueron las personas salvas, pues el número
ocho, es simbolismo de un término de ciclo, y al mismo tiempo, representa el
inicio de un nuevo ciclo. En siete días hizo Hashem todas las cosas, y al
octavo día el mundo tuvo su primer ciclo. El Shabat, que es el séptimo día de
la creación, está seguido lógicamente el octavo día, que da inicio al ciclo de una
nueva semana. Todas estas aproximaciones al concepto de “octavo día” corresponden
a la cantidad de las ocho personas salvas del arca de Noaj, y nos muestra que
es lo que debe suceder con nosotros para poder ser regenerados y obtener nuevos
inicios y ciclos en nuestras vidas, como veremos a continuación, a través del
poder del MIKVE y del TIKUN.
Volviendo
a la idea principal, con la que hemos comenzado el comentario, cuando el hombre
se corrompe en el pecado, la única solución es MORIR. Por esta razón, es el que
Rabino Shaúl escribió: “la paga del
pecado es muerte” y “por cuanto
todos pecaron están todos destituidos de la gloria de Hashem”. Todos
merecemos la muerte, y todos físicamente moriremos, (el cielo permita que no
muramos y veamos al Mesías) a consecuencia del pecado, hablando desde el punto
de vista físico. Sin embargo, desde el punto de vista espiritual, dentro del alma
de la persona, hay una posibilidad de volver a vivir, aun habiendo muerto
internamente por nuestros delitos y pecados, y cuando nace de nuevo tiene la
oportunidad de hacer, lo que en el judaísmo conocemos como el TIKUN.
Nuestro
amado Mesías Yeshuá nos dijo: “que nadie
puede ver el reino de Hashem sino no ha nacido de nuevo”, y luego nos dice:
“que es necesario nacer del AGUA y del
ESPIRITU”. El primer mundo nació del agua, el diluvio corresponde al PRIMER
MIKVE (lugar de inmersión), purificación ritual, de todo el mundo de su inmensa
contaminación que impedía que la gloria de Hashem se relacionara con los
hombres.
Para
avanzar en nuestro comentario explicaremos brevemente que es “MIKVE”:
El
término mikvé proviene de la raíz hebrea, que infiere la
reunión de las aguas, tal como leemos en el relato de la creación: “júntense
las aguas debajo del cielo en un solo lugar” (Bereshit 1:9)
Una Mikvé es entonces un lugar que reúne aguas de origen natural, como el agua de lluvia, de un río o de un manantial. De hecho, se trata de una pequeña alberca que está unida a una fuente de aguas naturales que fueron recolectadas en forma natural (llamada “otzar”), a las que se les agrega luego agua limpia y templada.
Una Mikvé es entonces un lugar que reúne aguas de origen natural, como el agua de lluvia, de un río o de un manantial. De hecho, se trata de una pequeña alberca que está unida a una fuente de aguas naturales que fueron recolectadas en forma natural (llamada “otzar”), a las que se les agrega luego agua limpia y templada.
El
mundo antiguo fue un MIKVE natural donde toda la raza humana hizo TEVILA
(inmersión), muriendo, y dando paso a la nueva vida y a un nuevo mundo. La Torá
nos muestra cuales son las razones por las cuales debe la persona hacer tevila
en la mikve, a causa de la impurificación
ritual, y nos muestra por lo tanto, cuáles eran los pecados del mundo antiguo
que trajeron tal grado de “tuma” (contaminación) a la raza humana a través del
pecado, lo cual resulto en que el mundo necesito ser purificado a través de
este gran MIKVE, el gran diluvio de 40 días y 40 noches.
La
persona se impurifica a grandes rasgos por las siguientes razones:
Es
importante aclarar que en sí misma la impureza ritual no es pecado, sino que el
uso ilegal que pudiera emanar de los estados de impureza, son los penalizados
por la Torá constituyéndose en pecados graves
que encienden fuertemente la ira del Eterno.
Veamos
algunos ejemplos:
.-
Emanación de Semen: Cuando el hombre
se une a su mujer, ambos quedan en estado de impureza, por lo que cada uno debe
hacer mikve para efectos rituales y así poder servir a Hashem. La impureza
ritual en sí misma no es un pecado, sin embargo, el mundo antiguo fue destruido
porque las relaciones sexuales prohibidas, que hacían que la pérdida del semen en las relaciones intimas que no buscaban
engendrar vidas, fuera de los parámetros normales del matrimonio, causaron una
inmensa contaminación y desconexión con el Eterno.
Esta
permitido tener intimidad con la esposa, y que el acto de la intimidad traiga
hijos al mundo. Pero está prohibida cualquier otra acción sexual fuera del
matrimonio, cuyo propósito no es traer hijos al mundo, o satisfacer el amor
matrimonial. Cuando los hombres del mundo antiguo, comenzaron a tener
relaciones sexuales, con muchas mujeres, entre hombres, y entre animales, no
solo se impurificaron ritualmente, desperdiciando su semen, causaron grandes
pecados y la contaminación de la tierra entera.
.-
El periodo menstrual de la mujer:
Está prohibido tener relaciones intimas dentro del matrimonio y mucho más fuera
de él cuando la mujer está en su periodo mensual de menstruación. Ya que el
periodo de menstruación en la mujer provoca que ella y todo lo que ella toca,
entre en estado de “tuma” (contaminación) o impureza ritual. Luego de que la
mujer sale de sus siete días de menstruación, debe entrar en el mikve y así
hacer la purificación pertinente para poder unirse a su esposo. La mujer entra
en este periodo de impureza, porque pierde “sangre”, y según la Torá, la sangre
es la vida de la persona. Cada ovulo de sangre que sale de la mujer, fue una
vida en potencia que se perdio. Por esta razón, es que está prohibido unirse a
ella en su periodo de menstruación. El mundo antiguo derramo tanta “sangre”, y
perdió tantas vidas, a manos de los asesinos que perdían el semen, a manos de
los que robaban y quitaban vidas, y a manos de los que tenían intimidad con
mujeres en sus periodos menstruales, que fue necesario purificarlo a través del
MIKVE del diluvio.
.-
Contacto con un cadáver: El contacto
con el cadáver de una persona, según la Torá es la impureza ritual más
poderosa, pues solo puede ser purificada con las aguas del mikve que contienen
las cenizas de la vaca colorada. El mundo antiguo estaba tan lleno de violencia,
que los asesinatos llenaban las calles, las aldeas, y todo lo que se movía estaba
contaminado ritualmente con la contaminación por contacto con un cadáver. Y
como hemos dicho, la impurificación en sí misma no era pecado, sino que los
asesinatos, la pérdida de las vidas humanas y el derramamiento de sangre, desde
Caín el hijo de Adam en adelante, provocaron esta inmensa separación entre
Hashem y los hombres, pues la muerte, según el libro de la profecía de
apocalipsis, es el enemigo postrer que será destruido, y a causa de esto el
mundo antiguo fue ingresado en un gran mikve para comenzar un periodo se
rectificación.
El
mundo antiguo estaba sumido en grandes pecados, e inmensamente contaminado,
estado que fue provocado por los pecados de los seres humanos que violaron toda
esta Torá contenida en las conciencias de las personas. Esto trajo como
resultado que Hashem transformara la tierra en un mikve, y sumergiera al mundo
en profundas aguas, para luego comenzar él TIKUN (rectificación) del ser
humano, más largo de todos, hasta el día de hoy.
Asimismo
Hashem desea que participemos del proceso de la rectificación del alma, conocido en la cábala como “Tikun HaNefesh”.
¿Cómo puede la persona comenzar esta rectificación de su alma, para finalmente
heredar el mundo venidero? Entendemos que el mundo que heredo Noaj, no era el
objetivo de la humanidad, pues el pecado siguió existiendo después de que Noaj murió,
sino el “nuevo mundo” que Noaj heredo, junto a su familia, se convirtió en un medio
para poder lograr el tikun correspondiente de cada persona debe realizar, en
aras de Israel y de la Torá, para que finalmente el ser humano pueda tener
acceso al mundo venidero.
Ahora
bien ¿Cómo conjugamos esto que venimos diciendo, con el Mesías Yeshuá y su obra
expiatoria? Debemos tener claro que la muerte del Mesías, como dicen sus
shelijim (apostoles), nos saco de “muerte
a vida” de “tinieblas a una luz admirable”, “sin obras fuimos salvos por medio
de la FE”. Esto significa que mediante la FÉ obediente en Yeshuá y su Torá,
junto con los pasos iniciales del Mikve o Tevila en el nombre de Yeshuá el
Mesías, la persona nace de nuevo para combatir desde una nueva posición
espiritual al pecado, luchando con la inclinación al mal que aún moraba dentro
de su carne, haciendo corrección de cada unas de las aéreas que necesita ir
corrigiendo. Es por esta razón que está escrito por el Rabino Shaúl: “Buenas obras que Di.s preparo, para que
anduviéramos en ellas”, es decir, Hashem nos salvo por gracia, pero preparo
buenas obras para que al andar en ellas, pudiésemos rectificar nuestras vidas y
el mundo entero. Y así heredar la vida del mundo venidero.
Recordemos
que la predicación de Iojanan Hamagbil (Juan el Bautista), consistía en llamar
a las personas a: Arrepentimiento, Inmersión en las aguas, y luego frutos
dignos de arrepentimiento que es lo que equivale al tikun. Cada vez, que la
persona se sumerge en las aguas, para hacer una tevila por causa de cualquier
impureza ritual, o simplemente para usar el poder de las aguas como señal de su
convicción de arrepentimiento, está generando un “nuevo ciclo” o “un nuevo
mundo” para él, del cual él mismo es el responsable de hacer el tikun
correspondiente a través de la observancia de la Torá y la fe viva en el Mesías
Yeshuá.
Podemos
hacernos la buena costumbre de usar los mikveaot naturales que Hashem nos ha
dado en este mundo, los ríos, las lagunas, y cuanto mejor, si tenemos acceso a
uno construido por mano humana para tales fines, y así, cada vez que lo usemos,
tomar conciencia de lo que significa, para seguir rectificando nuestras almas,
en aras de la Torá.
¿Recuerda
usted la historia del Rey Naaman? Registrada en el libro de 2da de Reyes cap.
5. Un leproso, al cual se le pidió una cosa fácil, “sumergirse siete veces en
las aguas”, para que al octavo movimiento de salida de las aguas, para él, todo
se convirtiera en un nuevo mundo, un nuevo ciclo. Como está escrito: “Entonces él Descendió y se Sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne se Volvió como la carne de un niño pequeño, y Quedó limpio” Todo
esto, por el poder de la fe, la teshuva, la inmersión en el mikve, y el tikun.
Está en nuestras manos entonces, seguir siendo colaboradores de Hashem, y
atraer sobre nosotros la gueula (redención) final, y así, pronto y en nuestros
días, la venida de nuestro amado Mesías Yeshuá.
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Shavua
Tov – Buena Semana
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