COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORA
Parasha 04 VaYera 5775
Génesis 18:1 – 22:24
La porción de esta semana, nos habla del instante en que Hashem se le revela a nuestro Padre Abraham en las planicies de Mamre, luego de estar sentado al inmenso calor del día con el dolor que significaba haberse circuncidado a la edad de 99 años. Nos cuenta un midr ash que Abraham tenía un corazón hospedador, y que esperaba siempre que pasaran visitantes por fuera de su tienda para servirles y atenderlos con toda solicitud y que cuando Hashem noto que Abraham estaba más afligido por no haber gente a la cual atender que por su dolor físico entonces Hashem le envió tres mensajeros celestiales (o varones en discusión), para el que los recibiera y se sintiera a gusto a pesar del dolor físico de su corte.
Esta sección de la Tora nos muestra cómo es que Hashem no solo envía a su siervo Abraham mensajeros de gran jerarquía para que Abraham les sirviese, sino que además, debido a la inmensa hospitalidad que acostumbraba tener Abraham con todas las personas, Hashem también es hospitalario con él y le visita en medio de su enfermedad. Nos cuenta la tradición que estos visitantes eran Gabriel, Miguel, y Rafael. Tal cual Abraham fue con sus semejantes, así Hashem era con Abraham. Y esta, es una de las lecciones más importantes de esta porción de la Torá: Quien se mueve a misericordia acá en la tierra con los hombres, en el cielo se moverán a misericordia con él.
De acuerdo con el Talmud, Abraham le había pedido a Hashem que le esperara hasta at ender primero a sus huéspedes, antes de continuar con la conversación que mantenía con Hashem en las planicies de Mamre. De ahí se comprende que es más importante ser hospitalario con los huéspedes y atender al prójimo, cumpliendo así el precepto de Hashem, antes que ser visitado por la misma presencia divina. Y esto es porque en realidad, cuando uno actua en pos del otro, y se olvida de los intereses propios (como recibir la presencia divina de forma individual) entonces se hace acreedor realmente de la revelación del más alto, habiéndose despojado de los intereses personales antes, para luego ser totalmente lleno de lo alto. Quien vacía su vasija acá en lo bajo, podrá ser lleno de lo alto. Este era el contexto de la situación que leeremos versos más adelante, la oración de Abraham por los pecadores de Sodoma y Gomorra, nos dice la bendita Torá:
“Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Hashem. Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? (Bereshit – Génesis 18:22-25)
¿Cómo es posible, que un hombre de la talla espiritual de Abraham, este usando el momento de comunión más elevado que quizás haya tenido con Hashem hasta ese momento de su vida, para pedir por los perversos de Sodoma y Gomorra? A primera vista, todo pareciera apuntar que la oración de Abraham la hacía por dos razones principales:
1.- Por los Justos que eventualmente pudiesen existir en Sodoma y Gomorra, los cuales no debían morir junto con los perversos de la ciudad.
2.- Por su sobrino Lot y su familia que vivían en la ciudad de Sodoma.
Sin embargo, aunque estos hubieran sido los principales motivos de la oración del Patriarca, hubiese afectado a toda una ciudad perversa, que vivía separada de Hashem. Es decir, la oración del Justo Abraham podía tanto, que Hashem la hubiera tomado en cuenta para no destruir Sodoma, si hubiesen habido allí la cantidad de Justos suficientes para la expiación de esas ciudades. Indirectamente, la oración de Abraham es por los perversos de Sodoma. Por lo cual nos preguntamos
¿Está permitido orar por los perversos?
Nuestro Padre Abraham era sumamente piadoso, tanto, que intento con suma humildad ante Hashem, orar por los perversos de Sodoma, como está escrito: “Y Abraham se adelanto y dijo; ¿Acaso destruirás a los justos, junto con los malvados?”, lo cual revela el inmenso corazón piadoso de Abraham. Cuando era muy difícil ser piadoso, pues el cielo ya había dictaminado destruir a Sodoma, Abraham se dispuso a elevar suplicas y plegarias. Es por esta razón que está escrito:
“Otorga verdad a Yaacov, y ha Abraham piedad” (Miqueas 7:20)
De aquí surge la siguiente duda dentro debate Judío: ¿Cómo es posible que pida por personas perversas, que no son ni siquiera sus parientes, y que sin embargo, este documentado en el Talmud lo siguiente?:
“En el futuro Dios habría de convocar a Abraham, para decirle: ¡Tus hijos han pecado! Y la respuesta de Abraham sería: ¡Amo del universo bórralos para santificar tu nombre!
Es algo que no se puede entender, lo que se nos relata en el Talmud, ¿Cómo es posible que un hombre tan piadoso como Abraham este pidiendo a Hashem que él santo bendito es, borre a sus hijos los Israelitas? No podemos concebir que Abraham este rogando por los pecadores, y este aceptando que su pueblo sea castigado por el cielo, cuando fue el mismo quien oro para que Hashem perdonara a los perversos de Sodoma. Sin embargo, si analizamos las palabras del Talmud, a través del estudio numérico de las letras hebras, la guematria simple, más la cantidad de letras que existan en palabras a analizar podremos llegar a la respuesta:
“Bórralos” en el original hebreo está escrito mediante la locución “imju”, y su valor numerico es 64. En tanto “pecados” en hebreo se pronuncia mediante la locución “jataim”. Y Su su valor numérico es 68 Total.
Como apreciamos el valor numérico de “borralos” – imju – es 64, y el valor numérico de “pecados” – jataim – es 68. Faltan 4 unidades para igualar ecuación. Sin embargo, dentro del sistema de numero lógico de las letras hebreas está permitido sumar el número de letras de las palabras que se intentan estudiar. De esa manera, si contabilizamos la cantidad de letras de la palabra “imju” que son 4 letras y las sumamos a su valor numérico simple, tenemos un total de 68, el cual coincide con el valor numérico de pecados – jataim – .
Quiere decir que si bien es cierto que Abraham respondió que sean borrados los hijos de Israel para santificar el nombre de Hashem, existe también la posibilidad de que él bondadoso Abraham hubiese rogado no por los pecadores de los hijos de Israel para borrarlos, sino para borrar sus pecados. Es decir; “Borra los pecados de ellos para santificar tu nombre” De acuerdo con esta interpretación, nuestro Padre Abraham defendió con más ímpetu a los Hijos de Israel, que a los perversos de Sodoma y Gomorra.
Sin embargo aun no podemos responder a la pregunta: ¿Es licito orar por lo pecadores? O más bien ¿Oramos por los pecadores para estos sean destruidos? Las escrituras nos dicen lo siguiente:
Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, al SEÑOR. ¡Aleluya! (Salmo 104:35)
Según este versículo, todo indica que podemos pedir para que los pecadores sean consumidos a fin de que no existan los impíos. Sin embargo, en el Talmud tratado de berajot 10 a, se trata sobre este versículo. Se relata una historia del Rabi Meir que quiso pedir a Dios por la muerte de unos malvados que le hacían difícil la vida. A causa de la intención de orar para la destrucción de los pecadores, nos cuenta el relato que su erudita esposa, el explico a él, porque no debía orar para que los pecadores sean consumidos.
La esposa de Meir le explico diciendo que la palabra “pecadores” – jotim” – puede también leerse y traducirse como “pecados” – jataim -.
Esto nos muestra que si uno ora por los “pecados” de los pecadores, luego los impíos dejaran de ser o existir. ¿Cómo sabemos esto? Si en el inicio del verso se refiere a los pecadores, (y no a los pecados) ¿Cómo es posible que muriendo ellos, dejaran de existir los impíos, mencionados seguidamente? Si no, que uno pidiendo piedad por los pecados de ellos, para que se arrepientan y se vuelvan de su mal proceder, rectifiquen su andar y a través de ello los impíos dejen de existir. Nos cuenta la historia que Rabi Meir pidió piedad por ellos y tras arrepentirse de su mal proceder, retornaron a la senda del bien.
El maravilloso ejemplo de Abraham, rogando por los pecadores de Sodoma, nos trae a la memoria tantas enseñanzas de Yeshua y de sus alumnos:
¿Quién es capaz de lanzar la primera piedad?.....
Con la misma medida que mides serás medido…..
Dichosos los misericordiosos porque ellos alcanzaran misericordia….
El que este firme mire que no caiga…
Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen…
Que el cielo nos permita ser compasivos con todos los hombres: Buenos y Malos, para que como dicen los profetas; “No quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino y que vuelva”, o como dijera Shaul de tarso: “Porque Dios desea que todos los hombres procedan al arrepentimiento”. No debemos cerrarle la puerta de la salvación a NADIE, como lo hacían los religiosos contemporáneos de Yeshua nuestro maestro, y como muchos hoy siguen haciendo. Al parecer, nos vino la amnesia, y olvidamos que un día fuimos pecadores, y que se nos perdono, cuando por un segundo tuvimos lucidez y aceptamos creer y pedir perdón a Di.s por vivir lejos de él. Al parecer nos volvimos tan egocéntricos que siendo Cristianos, en el cristianismo, decíamos de las demás personas, “estos están perdidos sino viven como nosotros”, y ahora, habiendo retornado o quizás pretendiendo retornar definitivamente a la Torá de Hashem, decimos: “Ni cristianos, ni gentiles, ni paganos, solo nosotros somos los Hijos de Hashem” (eso entre otras innumerables frases). Y para que habar del Judio lleno de odio hacia los no-Judios o cristianos. Esas actitudes son las que a menudo leemos en los foros de internet, en las distintas paginas que disque: “pregonan la restauración de la fe hebrea”. Yo les pregunto: ¿Cuál fe Hebrea? ¿La fe del primer hebreo, Abraham? Pues si esa fuese la fe que seguimos y predicamos, entonces tal como nuestro Padre Abraham rogo por los perversos, debemos rogar por todos, tal como nuestro Padre Abraham fue piadoso con todos, debemos vivir piadosamente con nuestros semejantes, para que ellos alcancen al igual que nosotros un día, la misericordia del Santo Bendito Es. Amén.
Shavua Tov (Buena Semana).
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