COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORA
Parashá 06 Toldot 5774
Génesis 25:19 – 28:9
Shalom amigos, esta semana estudiamos la parasha Toldot, en ella leemos el relato de la historia de cuando Esav vende su primogenitura a su hermano menor Iaacov, por un plato de lentejas. Es muy interesante indagar en este suceso de la Torá, ya que este solo hecho, pudo sentenciar el futuro de una persona, que de un momento a otro, se convirtió en el segundo heredero de las bendiciones de su Padre. La venta de un plato de lentejas, logro quitarle a Esav, todo lo que tenía. Pues Esav, siendo el primer hijo de nuestro Padre Itzjak tenía el derecho legal de gozar de todas las bendiciones de la primogenitura que le correspondían, pero de un momento a otro, perdió todo aquello, que realmente nunca valoro.
La pregunta
entonces que cabe hacernos es “¿Qué es vender la primogenitura por un plato de
lentejas?” Respecto de esto el midrash, nos traer algunos interesantes datos,
que nos pueden acercar un poco más a la idea de la Torá, para que así nosotros,
no vendamos nunca nuestra primogenitura, por nada, y menos por un plato de
lentejas.
La
primogenitura es una posición de gran valor y honor, ante los ojos de HaShem.
Según nuestra Torá, la posición del primogénito ante los demás hermanos, es de
un doble honor. Nuestro Padre Abraham tuvo dos hijos, (y luego más), Ishmael e Itzjak, de los cuales
Ishmael era el primero, pero la bendición de HaShem, no correría por el hijo de
la esclava Agar, sino que de la libre Sará. Asimismo nuestro Padre Itzjak tuvo
dos hijos, el primero en nacer Esav, y el segundo en nacer, pero tomado del talón
de su hermano, Iaacov. Este último desde el vientre revelando que su interés por
los temas espirituales lo inquietarían toda la vida, hasta conseguir ser el
primero.
No
obstante, la Torá da testimonio de Esav, diciendo que sus ocupaciones e interés
no eran espirituales, sino que materiales totalmente, es lo que vemos en el
siguiente versículo:
“Y
crecieron los niños, y Esaú fue diestro en
la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en
tiendas” (Génesis - Bereshit 25:27)
La Torá nos
revela que Esav “era un hombre de caza y
de campo”. Esto nos muestra que su vida estaba basada en dos cosas: “el
sustento físico y logros materiales”, esto es una contraposición de Iaacov.
Pues lo que la Torá quiere mostrarnos es que Esav era lo contrario a su hermano
Iaacov, pues mientras él estaba libre, y perdido en el campo, ocupándose de
asuntos seculares, entreteniendo su ego, de Iaacov avinu la Torá nos da
testimonio diciendo: “era varón quieto”,
y el Midrash traduce diciendo: “varón
integro”, pues dedicaba su vida al estudio y a la meditación de asuntos que
trascendían espiritualmente, pues nos dice la Torá: “habitaba en tiendas”. De aquella expresión los distintos Midrashim
nos muestran que nuestro Padre Iaacov era un hombre estudioso y erudito, que
pasaba sus días, en las casas o “tiendas”
de estudio de Torá de aquella poca. Alguien se preguntara; “¿De qué Torá, si aun
no estaba escrita?” De la Torá oral de sus Padres; Abraham e Itzjak, que le transmitieron
a los dos hijos “Esaav, Iaacov”, pero que sin embargo, solo Iaacov, logro
perpetuar en su alma y en sus hechos, a pesar de los errores y pecados
cometidos en su vida. Venciendo las adversidades, llamándose más tarde; “el que pelea con Di.s y lo vence”,
teniendo el merito de ser reconocido como un
“varón integro que habita en las tiendas de estudio de Torá.
Siguiendo
con el análisis de la vida de Esav, vemos además en el Midrash Baba Batra, que
nos cita, que Esav había cometido un delito de inmoralidad sexual, además de
haberle quitado la vida al hijo de Nimrod, que llevaba el mismo nombre de su
Padre.
Ahora bien,
esto nos muestra algo muy interesante, ¿Qué es vender la primogenitura? La
interpretación tradicional nos dice que Iaacov le compro a Esav su hermano por
un simple guiso de lentejas, su condición u honor de primogenitura. El Midrash
por su parte, nos dice que luego de haber pecado Esav, con aquella mujer, y
haberle quitado la vida al hijo de Nimrod, se presento con burlas delante de su
hermano, quien preparaba para su Padre Itzjak, un guiso de lentejas, a causa de
la muerte de Abraham. Pues el guiso de lentejas, no era una gran comida, sino
que la comida de los que estaban de luto. Si es el Midrash, nos cuenta la
verdad, que por tradición ha sido heredada de generación en generación, más deberíamos
preguntarnos: “¿Perdio Esav su primogenitura por la simple compraventa de un
plato de lentejas?”
Lo que nos
dice el Midrash, no está lejos de lo que nos dice la carta a los Hebreos, donde
leemos:
“Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna
raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o
profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando
heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el
arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Hebreo 12:15-16)
Si
analizamos, el escritor de hebreos relaciona; “la raíz de amargura” de una
persona a “un plato de lentejas”, pues la comparación es evidente con lo que
más adelante relata de la vida de Esav, que no pudo lograr la bendición de su
Padre, aunque la deseo con lagrimas, pues el texto nos dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios”,
y luego nos dice las razones o circunstancias, que pueden dejar a la persona en
una posición igual a la de Esav; “sin
gracia de Dios”. Es decir, lo que leemos en este versículo, son pecados tan
necios, representan tan poco valor, como lo es un plato de lentejas.
Si
revisamos con más cuidado este pasaje de hebreos, veremos lo que más se parece
al midrash que hemos compartido, es que el escritor de hebreos dice que Esav es
un fornicario, y un profano. Y para
sumar, les dice a los receptores de su carta; “ya sabéis”, como si efectivamente, este conocimiento heredado por tradición
que leemos en el midrash, fuera un hecho conocido por los hebreos receptores de
carta. Es decir, cuando el Midrash habla de los pecados de Esav y cuando hebreos
habla de sus desviaciones, ambos están en armonía mostrándonos que es realmente:
“UN PLATO DE LENTEJAS”
En
realidad, no es la compraventa de ese plato de lentejas, lo que hace que Esav
pierda su primogenitura, sino que son todos los hechos que antecedieron a esa
negociación entre Esav y su hermano Iaacov, los que resultaron en vender algo
tan valioso como su primogenitura, por algo tan común como un plato de
lentejas. Pues en realidad, el plato de lentejas es solo un símbolo de aquello
que Esav había elegido ser, hace ya mucho tiempo: “cuando quiso ser un hombre de campo y experto en la caza”, antes
de ser un “varón integro, que vivía en
las tiendas de estudio de Torá”. Esas características que nos muestra la
Torá, son en realidad el aliciente que permitió que Esav finalmente, decidiera estar
íntimamente con una mujer comprometida con otro hombre y quitarle la vida al
hijo de Nimrod por razones egocéntricas, lo que lo convirtió en un profano. Es
decir, en alguien que no le da valor a las cosas que realmente tienen valor,
como su primogenitura, y que aumenta el valor de las cosas sin valor, dando
incluso su vida por ellas: “la mujer” “la capa del hijo de Nimrod, por la cual
lo mato”, y finalmente: “el guiso de lentejas de su hermano Iaacov”.
Esto nos
enseña que siendo nosotros la congregación de los primogénitos, debemos tener
un gran temor y temblor delante de HaShem al conducirnos en toda nuestra forma
de vivir. ¿Cuándo decidimos pecar, no estamos acaso haciendo lo mismo que Esav,
quien vendió todo lo que tenía por un simple “guiso de lentejas”? No debemos
actuar, como alguien que no toma el peso y la seriedad, que corresponde a los
caminos del Santo de los santos. Aún más, cuando hemos sido beneficiados del regalo
de la salvación, sin tener obras, ni meritos, ni pacto, ni ningún acercamiento
a la Torá de HaShem por las vías legales y naturales, sino que todo ha llegado
a nosotros como una inmensa muestra del infinito amor de Dios para con
nosotros. Es decir, si a Esav no se le perdono, y le fue negada la misericordia
de Dios, ¿Qué sucederá con nosotros? pues como está escrito: “¿Si el justo con dificultad de salva, que
quedará para el impío?” Por esta razón está escrito:
“Porque no
os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la
oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la
voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque
no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será
apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés
dijo: Estoy espantado y temblando; sino
que os habéis acercado al monte de Tzion,
a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de
muchos millares de ángeles, a la
congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de
los justos hechos perfectos, a Yeshuá el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la
de Abel. Mirad que no desechéis al
que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba
en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los
cielos. La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha
prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una
vez, indica la remoción de las cosas
movibles, como cosas hechas, para que
queden las inconmovibles. Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque
nuestro Dios es fuego consumidor. (Hebreos 12:18-29)
Está
escrito de Iaacov el verdadero primogénito: “No era esav hermano de Iaacov, dice HaShem, y ame a Iaacov” (Malaquias
1:2), y de Esav el falso primogénito: “A
Esav aborrecí” (Malaquias 1:3) Por lo que entonces, teniendo tan grande
elección divina sobre nosotros, sabiendo que él nos eligió, y no nosotros a él,
¿Cómo podremos vender todo lo que tenemos por un guiso de lentejas?
Shavua Tov –
Buena Semana
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