COMENTARIO DE LA PARASHA
SEMANAL DE LA TORA
Parashat 06 Toldot -
5781
Génesis 18:1 – 22:24
LA
PLEGARIA QUE LO CAMBIA TODO
Shalom Javerim:
Esta semana estudiamos parashat
Toldot (generaciones), y nos encontramos con el episodio en el que vemos a
nuestro Padre Itzjak haciendo suplicas al Eterno por su mujer, la cual no podía
tener hijos.
Está escrito en nuestra bendita
Torá:
“Itzjak rezó insistentemente al
Eterno frente a su mujer, pues ella era estéril. El Eterno se dejó convencer
por él, y su mujer concibió” (Bereshit/Génesis
25:21)
En las porciones anteriores vimos
que nuestro Padre Abraham no pudo tener hijos de inmediato con su esposa Sara,
antes de que HaShem se le revelara y cumpliera lo que le había prometido
respecto de tener un hijo, al cual engrandecería. Vemos que el mismo patrón de
Abraham, se repite en su hijo Itzjak. Ambos tienen esposas las cuales no pueden
tener hijos y ambos tendrán que tener acceso a un milagro de HaShem, para poder
tener descendencia.
Esto nos enseña que hay
estructuras que se repiten entre un Padre y un Hijo, y que todos formamos parte
de un “árbol”, donde cuyas ramas, van marcando una tendencia de cómo será nuestra
vida en este mundo. Quizás se cierto, que la manzana no cae lejos del árbol.
Por ejemplo, en una familia donde
hubo problemas con el dinero, robos, estafas, vicios, o asuntos similares, es
posible que en la tercera o cuarta generación, tenga problemas con este mismo
tema y se repitan los patrones, como lo dice la Tora: “Yo visito la maldad
de los padre sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”.
Ahora bien, también esto puede
darse en el sentido positivo. Si obedecemos a HaShem, nuestra descendencia
puede beneficiarse, como lo dice la Tora: “hago misericordia a millares, a
los que me aman y guardan mis mandamientos”.
Ahora bien, los patrones de
nuestros antepasados pueden darse en nosotros, también como una prueba de fe y
confianza en el Eterno, como le sucedió a Itzjak respecto de lo que ya le había
sucedido a su Padre Abraham que fue probado respecto a esta “imposibilidad” de
dejar descendencia.
Sin embargo, vemos que Itzjak sabía
que la solución para cambiar el patrón espiritual heredado, fue el mismo que su
padre Abraham uso. La escritura dice. “Creyó Abraham a HaShem y le fue
contado por justicia”. Lo cual nos muestra que el poder de la fe y la
confianza en HaShem pueden cambiar los patrones heredados. La fe es fundamental
para cortar el común denominador de estos patrones espirituales que hemos
heredado. Pero no la sola fe, sino que la plegaria como acción concreta de
dicha fe.
Cuando la Torá nos cuenta lo que sucedió
con nuestro padre Abraham: “Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te
es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia”. Nos está
diciendo que el poder de cambiar la realidad, está basada en la fe que tuvo
Abraham en la palabra de HaShem. Es decir, podemos cambiar la realidad de
nuestras vidas, los patrones familiares, e incluso las tendencias espirituales,
si creemos en la palabra de HaShem, y luego actuamos conforme a ella.
Esto es lo que sucedió con
nuestro Padre Itzjak, nos dice la Torá: “Itzjak rezó insistentemente al
Eterno”. Respecto de esta forma de hablar con HaShem, el comentarista Rashi
indica que el verbo implica que INSISTIO ABUNDANTEMENTE por medio de
rezos. Es decir Itzjak tenía la seguridad de que las cosas pueden cambiar, y
van a cambiar, si hay acceso al mundo espiritual, donde está la raíz de todo, es
lo que le permitió a nuestro Padre finalmente a obtener la respuesta que él y
su esposa esperaban.
El reto y la prueba para Itzjak, fue
justamente prolongarse en oraciones y rezos, pues HaShem ama las oraciones de
los justos, como explican los sabios de nuestro pueblo, pues de otro modo no podría
Itzjak haber “entendido” cabalmente que la respuesta venia del cielo, y que
solo en los mundos espirituales se crean las respuestas y las soluciones en
esta vida.
Solo cuando Itzjak oro
fervientemente pudo convencer al Eterno. Esto nos enseña que cuando la persona
le habla todos los días al Creador, demuestra que tiene emuná en ÉL, y eso le
entrega un grado de cercanía muy grande con su Creador, y por lo tanto, se le
abren las puertas de la respuesta. Pero por otro lado, cuando la persona, no
habla todos los días con su Creador, está de una u otra forma, diciendo con
dicha acción, que no depende de su Creador en todo lo que espera de la vida, pues
cree que ella tiene la capacidad de manejar su propia vida, ignorando que en
realidad, lo único que hace es dejarse llevar por los patrones y estructuras
que gobiernan el mundo espiritual de su vida, trayendo como consecuencia ningún
cambio a aquellas partes que heredo de sus antepasados y que está obligada a
rectificar en su vida para ser feliz.
Podemos comprender entonces lo
importante que es la plegaria personal e individual con nuestro Padre
celestial:
La tefila de Itzjak y Rivka se
sumaron y por ello lograron la respuesta espiritual que género un cambio en sus
realidades. Esto está en armonía con las palabras del Mesías Yeshúa: “que si
dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en
los cielos”.
Explican nuestros sabios que
Rivka nació sin útero, por lo cual no podía tener hijos, pero nuestro Padre
Itzjak oro por ella, lo cual nos muestra el inmenso poder de rezar por otros.
El poder de la tefila, es el poder del amor, el poder de compartir, mediante
ella podemos lograr cambiar nuestras realidades y las realidades de otras
personas, rezar por otros, es crear milagros para otros.
En el mismo sentido nuestros
sabios explican que: Que solo la plegaria pudo mitigar el mal decreto que había
contra Rivká, esta estructura y patrón espiritual negativo que había en ella, y
también contra Itzjak, solo pudo ser cambiado por el poder de la plegaria. Rabí
Najman enseña que el valor numérico combinado de los nombres: “ITzJaKL y
RiVKaH, es el mismo valor numérico de la palabra TeFiLaH, pues ambos tuvieron
que invocar el poder de la plegaria para poder cambiar sus realidades.
El fruto de la plegaria de
Itzjak, es el nacimiento de dos personas que marcan la tendencia espiritual en
el hijo del Eterno: Esav y Yaacov. Esav le fue dicho: “por tu espada vivirás”.
Que es la persona que vive sin la plegaria personal, quien piensa que solo en
este mundo podrá ser exitoso, sin la necesidad de esperar vivir para el Eterno
y por el Eterno. Pero Yaacov es sin embargo se dice: “Que Dios te otorgue el
roció de los cielos y las grosuras de la tierra”. Lo cual es el reflejo de
la persona que vive por el Eterno, para el Eterno, mediante la plegaria
personal, y que sabe que puede cambiar las realidades y las estructuras espirituales
que heredo, y que finalmente es capaz de ser un co-creador de su realidad.
HaShem nos ayude para poder hacer
de la plegaria nuestra forma de vida, para que a través de la emuna y la súplica
podamos cambiar las tendencias y patrones que hemos heredado.
Shalom en el Mesias Yeshua.
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