COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORA
Parasha 03 Lej Leja 5774
Génesis 12:1 – 17:27
LOS DESCENDIENTES DE ABRAHAM COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO
Shalom amigos esta semana estudiamos la porción "Lej Leja", que se traduce literalmente como "vete para ti", en la cual hallamos el comienzo de la historia de Abraham avinu, y de como HaShem lo llama para hacer de él y sus descendientes un pueblo tan grande e innumerable como las estrellas del cielo, que nadie puede contar. De lo cual se desprende nuestro comentario semanal, pues nos dice la bendita Torá:
"Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta
las estrellas, si las puedes
contar. Y le dijo: Así será tu
descendencia. Y creyó a HaShem, y le
fue contado por justicia (Bereshit 15 - Génesis 15:5-6)
Respecto de este versículo, podemos deducir que HaShem
le dio una visión a Abraham, donde desde una dimensión alta, lo saca "fuera
de su tienda" que es la comodidad de este mundo, a fin de que pudiese ver
a sus descendientes, que brillarían como él brilla hasta hoy, por su inmensa fe,
como las estrellas de los cielos. Vemos que la Torá nos dice que HaShem: "lo llevo fuera”. Esto en un sentido
literal, es que lo saco de su tienda para mostrarle las estrellas del cielo y
así el pudiese comprender la innumerable descendencia que tendría, pero desde
un nivel de interpretación más profundo, quiere decir: “sube aquí” "elévate y te mostrare tu descendencia”, la
progenie vencedora que alumbra el mundo con sus acciones. Pues la descendencia celestial
de Abraham, representa a las personas que finalmente cumplirán el propósito divino
de ser pueblo él pueblo del Eterno, pues como las estrellas resplandecen, así
ellos también resplandecen:
“Los
entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la
multitud, como las estrellas a perpetua
eternidad” (Daniel 12:3)
Este pasaje de Daniel, tiene una gran relación con
la promesa del Eterno dada a Abraham. La descendencia a la que la Torá califica
"como las estrellas" son en realidad las millones de personas, de una
elevada condición espiritual, pues el pasaje del profeta Daniel viene a mostrarnos
las cualidades de este linaje celestial, pues dice: "Los entendidos resplandecerán" "y los que enseñan la
justicia a la multitud, como estrellas a perpetua eternidad”. Esto nos
muestra que el pueblo de Israel, los
verdaderos descendientes de Abraham, tienen la capacidad y la obligación de
elevarse al punto de resplandecer y brillar
a través de su “entendimiento” lo que lo yo lo igualaría a “emuna”
(fidelidad-fe), y a través de “su enseñanza”, lo que yo lo igualaría a “sus
acciones”, teniendo en cuenta que las acciones de los hijos de Israel son una
enseñanza para todo el mundo.
Por otra parte, la Torá da testimonio de un segundo
nivel de descendencia de Abraham Avinu, diciendo: "Tu descendencia será como el polvo de la tierra" , este
segundo grupo, son aquellos que siendo potencialmente “estrellas del cielo” no
logran vencer por medio de la fe y por medio de sus acciones, y por lo tanto, no pueden elevarse al grado de ser “entendidos”,
y enseñar la justicia de la Torá.
Aprendemos por lo tanto, que encada alma de los
hijos de Israel, hay un nivel distinto, o mejor dicho aún; dos niveles, que
según elijamos vivir, marcara cual será nuestro destino final. Tenemos entonces,
que hay dos descendencias de Abraham, y ambas están dentro de cada alma de los
hijos de Abraham: “como las estrellas
del cielo”, y “como el polvo de la tierra”, ambas expresiones de la Torá
pueden corresponder perfectamente al "espíritu" y lo “material”, “bien”
y “mal” “fe” o “herejía”, etc. Todas estas, corresponden a la batalla de la
elección que a diario tenemos en nuestras vidas cotidianas. Pues todos tenemos
un constante debate, entre la elección del bien y el mal.
Por lo tanto: ¿Como saber si somos hijos de Abraham,
de aquellos que se elevan y resplandecen como las estrellas del cielo?
Para poder responder esta pregunta, tenemos que
recordar aquella ocasión, en que llegaron unos Perushim a lo de nuestro amado
maestro Yeshuá, y le debatían respecto de este mismo asunto, ¿Quiénes son los
hijos de Abraham? Como está escrito:
“Le
respondieron: Linaje de Abraham somos, y
jamás hemos sido esclavos de nadie.
¿Cómo dices tú: Seréis libres? Yeshuá les respondió: De cierto,
de cierto os digo, que todo aquel
que hace pecado, esclavo es del pecado. Y
el esclavo no queda en la casa para siempre;
el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no
halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros
hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le
dijeron: Nuestro padre es Abraham. Yeshuá
les dijo: Si fueseis hijos de Abraham,
las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham” (Juan – Iojanan 8:33-40)
Si examinamos bien el relato, veremos varias
enseñanzas que nos mostraran que es y que no es ser hijo de Abraham:
“Linaje de Abraham somos y jamás hemos sido esclavos de nadie”. Lo que decían estos fariseos, no era cierto. Pues como sabemos, la
historia de nuestro pueblo está llena de esclavitud, ellos quizás no habían estado
en esclavitud, pero todos sus ancestros, también descendientes de Abraham, habían
sido esclavos en Egipto, en Babilonia, y Ahora, ellos mismos, eran esclavos de
Roma. Por lo que la respuesta de ellos, viene a revelarnos, que una persona que
no es honesta consigo misma, y con HaShem, no es un hijo de Abraham. Si bien
Yeshuá, no hablaba del tipo de esclavitud física, esa misma realidad física,
era una proyección de la esclavitud espiritual que tenía todo el pueblo, y sus
dirigentes religiosos. Pues escrito estaba en la Torá que si ellos guardaban la
Torá, ninguna de las cosas que les sucedía al Pueblo, como estar bajo el poder
de los Romanos, tenía razón de ser, siempre y cuando hubiesen sido realmente
hijos de Abraham.
De Hecho, si notamos la respuesta del Mesías a
estos Perushim, veremos que ellos eran más esclavos que nunca, pues el EXILIO
estaba a las puertas: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda
en la casa para siempre; el hijo sí
queda para siempre”. Y como sabemos, “el hijo no quedo en la casa, pues no
era hijo, sino que esclavo”. Así le sucedió a la gran mayoría de la nación,
cuando después de la muerte del Mesías, no permanecieron en la casa (la tierra
de Israel), y como a esclavos, se les
expulso, exiliando todas sus esperanzas con la destrucción del segundo templo.
Los hijos de Abraham, no son esclavos del pecado, y por lo tanto, no son
exiliados, es más, al ser hijos, tienen derecho de permanecer en casa, y por lo
tanto, si hoy estuvieran lejos de ella, el mismo Padre, los tomara de los
cuatro puntos cardinales del mundo y los hará regresar.
Yeshuá les responde a los fariseos diciendo: “Se que sois descendientes de Abraham”,
lo cual correspondía al nivel más bajo: “como el polvo de la tierra”. Es
cierto, que tenían un derecho legal respecto de la Torá, es decir, la herencia
de la Torá, de cumplirla y transmitirla. Pero con todo, no estaban a la altura
que se requiere de un hijo de Abraham, pues Yeshuá les responde: “….Pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros” ¿Cómo
puede un hijo de Abraham tener tanto odio dentro de su corazón, al punto de
querer matar a otro injustamente? Los hijos de Abraham hacen las obras de
Abraham, por lo que entonces, no solo basta ser “como el polvo de la tierra”,
sino que a través de la fe de Abraham y su conducta, ser como “las estrellas
del cielo”. ¿De quienes eran hijos estos
Perushim que no alojaban los principios más básicos de la Torá? Nuestro amado
Mesías les dice: “Vosotros hacéis las obras de vuestro Padre el diablo”, pues
si fueran hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. De aquí aprendemos
que ser hijo de Abraham, es un concepto no basado en normas biológicas, sino
que éticas, morales, y conductuales. Por esta razón es que las enseñanzas del
rabino Shaúl de Tarso decían:
“Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham” (Gálatas 3:7)
Y ahora fijémonos de lo siguiente:
“Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.” (Gálatas 4:22)
Haciendo un “derash” (segundo nivel de
interpretación rabincia) de este versículo, sacándolo de contexto y elevando su
interpretación, podemos decir: “Abraham
tuvo dos hijos, uno del polvo, y otro del cielo” Por lo tanto, es lo que
HACEMOS, lo que determina lo que somos. Pues no todos los que descienden de
Israel, son Israelitas y también está
escrito: “no todos los descendientes de Abraham son hijos de Abraham, pues está
escrito: “EN ISAAC TE SERA LLAMADA
DESCENCIA” (Romanos 9:7) y si en ISAAC, le será llamada descendencia,
debemos ahora definir: “¿Quién es Isaac?”, pues sobre esto está escrito:
“Ahora bien,
a Abraham fueron hechas las promesas,
y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es el Mesías” (Gálatas 3:16)
Tenemos por lo tanto, que la descendencia de
Abraham, es aquella que permanece en la fe de Abraham, y en la fe de Yeshuá el
Mesías. Es decir, que hacen las obras de la Torá con Fé, pues escrito está: “EL JUSTO POR SU FE VIVIRÁ”
“Y si
vosotros sois del Mesías, ciertamente
linaje de Abraham sois, y herederos
según la promesa” (Gálatas 3:29)
Nuestras acciones determinan lo que somos, y lo que no somos, cada vez que
ponemos por obra un precepto de la Torá, en aras del santo bendito, forjamos en
nuestra alma ese nivel espiritual de los hijos de Abraham, promedito a los entendidos
y a los que enseñan la justicia de HaShem, que un día brillaran en el
firmamento como “LAS ESTRELLAS DE LOS CIELOS”
Shavua Tov – Buena Semana
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