lunes, 11 de octubre de 2021

Parasha 03 Lej Leja 5775 / Los descendientes de Abraham como las estrellas del cielo


COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORA
Parasha 03 Lej Leja 5774
Génesis 12:1 – 17:27

LOS DESCENDIENTES DE ABRAHAM COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO

Shalom amigos esta semana estudiamos la porción "Lej Leja", que se traduce literalmente como "vete para ti", en la cual hallamos el comienzo de la historia de Abraham avinu, y de como HaShem lo llama para hacer de él y sus descendientes un pueblo tan grande e innumerable como las estrellas del cielo, que nadie puede contar. De lo cual se desprende nuestro comentario semanal, pues nos dice la bendita Torá: 


"Y lo llevó fuera,  y le dijo: Mira ahora los cielos,  y cuenta las estrellas,  si las puedes contar.  Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a HaShem,  y le fue contado por justicia (Bereshit 15 - Génesis 15:5-6)

Respecto de este versículo, podemos deducir que HaShem le dio una visión a Abraham, donde desde una dimensión alta, lo saca "fuera de su tienda" que es la comodidad de este mundo, a fin de que pudiese ver a sus descendientes, que brillarían como él brilla hasta hoy, por su inmensa fe, como las estrellas de los cielos. Vemos que la Torá nos dice que HaShem:  "lo llevo fuera”. Esto en un sentido literal, es que lo saco de su tienda para mostrarle las estrellas del cielo y así el pudiese comprender la innumerable descendencia que tendría, pero desde un nivel de interpretación más profundo, quiere decir: “sube aquí” "elévate y te mostrare tu descendencia”, la progenie vencedora que alumbra el mundo con sus acciones. Pues la descendencia celestial de Abraham, representa a las personas que finalmente cumplirán el propósito divino de ser pueblo él pueblo del Eterno, pues como las estrellas resplandecen, así ellos también resplandecen:

Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento;  y los que enseñan la justicia a la multitud,  como las estrellas a perpetua eternidad” (Daniel 12:3)

Este pasaje de Daniel, tiene una gran relación con la promesa del Eterno dada a Abraham. La descendencia a la que la Torá califica "como las estrellas" son en realidad las millones de personas, de una elevada condición espiritual, pues el pasaje del profeta Daniel viene a mostrarnos las cualidades de este linaje celestial, pues dice: "Los entendidos resplandecerán" "y los que enseñan la justicia a la multitud, como estrellas a perpetua eternidad”. Esto nos muestra que el pueblo de Israel, los verdaderos descendientes de Abraham, tienen la capacidad y la obligación de elevarse al punto de  resplandecer y brillar a través de su “entendimiento” lo que lo yo lo igualaría a “emuna” (fidelidad-fe), y a través de “su enseñanza”, lo que yo lo igualaría a “sus acciones”, teniendo en cuenta que las acciones de los hijos de Israel son una enseñanza para todo el mundo.

Por otra parte, la Torá da testimonio de un segundo nivel de descendencia de Abraham Avinu, diciendo: "Tu descendencia será como el polvo de la tierra" , este segundo grupo, son aquellos que siendo potencialmente “estrellas del cielo” no logran vencer por medio de la fe y por medio de sus acciones, y por lo  tanto, no pueden elevarse al grado de ser “entendidos”, y enseñar la justicia de la Torá.

Aprendemos por lo tanto, que encada alma de los hijos de Israel, hay un nivel distinto, o mejor dicho aún; dos niveles, que según elijamos vivir, marcara cual será nuestro destino final. Tenemos entonces, que hay dos descendencias de Abraham, y ambas están dentro de cada alma de los hijos de Abraham: “como las estrellas del cielo”, y “como el polvo de la tierra”, ambas expresiones de la Torá pueden corresponder perfectamente al "espíritu" y lo “material”, “bien” y “mal” “fe” o “herejía”, etc. Todas estas, corresponden a la batalla de la elección que a diario tenemos en nuestras vidas cotidianas. Pues todos tenemos un constante debate, entre la elección del bien y el mal.

Por lo tanto: ¿Como saber si somos hijos de Abraham, de aquellos que se elevan y resplandecen como las estrellas del cielo?

Para poder responder esta pregunta, tenemos que recordar aquella ocasión, en que llegaron unos Perushim a lo de nuestro amado maestro Yeshuá, y le debatían respecto de este mismo asunto, ¿Quiénes son los hijos de Abraham? Como está escrito:

Le respondieron: Linaje de Abraham somos,  y jamás hemos sido esclavos de nadie.  ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Yeshuá les respondió: De cierto,  de cierto os digo,  que todo aquel que hace pecado,  esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre;  el hijo sí queda para siempre. Así que,  si el Hijo os libertare,  seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham;  pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham.  Yeshuá les dijo: Si fueseis hijos de Abraham,  las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí,  hombre que os he hablado la verdad,  la cual he oído de Dios;  no hizo esto Abraham” (Juan – Iojanan 8:33-40)

Si examinamos bien el relato, veremos varias enseñanzas que nos mostraran que es y que no es ser hijo de Abraham:

“Linaje de Abraham somos y jamás hemos sido esclavos de nadie”. Lo que decían estos fariseos, no era cierto. Pues como sabemos, la historia de nuestro pueblo está llena de esclavitud, ellos quizás no habían estado en esclavitud, pero todos sus ancestros, también descendientes de Abraham, habían sido esclavos en Egipto, en Babilonia, y Ahora, ellos mismos, eran esclavos de Roma. Por lo que la respuesta de ellos, viene a revelarnos, que una persona que no es honesta consigo misma, y con HaShem, no es un hijo de Abraham. Si bien Yeshuá, no hablaba del tipo de esclavitud física, esa misma realidad física, era una proyección de la esclavitud espiritual que tenía todo el pueblo, y sus dirigentes religiosos. Pues escrito estaba en la Torá que si ellos guardaban la Torá, ninguna de las cosas que les sucedía al Pueblo, como estar bajo el poder de los Romanos, tenía razón de ser, siempre y cuando hubiesen sido realmente hijos de Abraham.

De Hecho, si notamos la respuesta del Mesías a estos Perushim, veremos que ellos eran más esclavos que nunca, pues el EXILIO estaba a las puertas: “De cierto,  de cierto os digo,  que todo aquel que hace pecado,  esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre;  el hijo sí queda para siempre”. Y como sabemos, “el hijo no quedo en la casa, pues no era hijo, sino que esclavo”. Así le sucedió a la gran mayoría de la nación, cuando después de la muerte del Mesías, no permanecieron en la casa (la tierra de Israel),  y como a esclavos, se les expulso, exiliando todas sus esperanzas con la destrucción del segundo templo. Los hijos de Abraham, no son esclavos del pecado, y por lo tanto, no son exiliados, es más, al ser hijos, tienen derecho de permanecer en casa, y por lo tanto, si hoy estuvieran lejos de ella, el mismo Padre, los tomara de los cuatro puntos cardinales del mundo y los hará regresar.

Yeshuá les responde a los fariseos diciendo: “Se que sois descendientes de Abraham”, lo cual correspondía al nivel más bajo: “como el polvo de la tierra”. Es cierto, que tenían un derecho legal respecto de la Torá, es decir, la herencia de la Torá, de cumplirla y transmitirla. Pero con todo, no estaban a la altura que se requiere de un hijo de Abraham, pues Yeshuá les responde: “….Pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros” ¿Cómo puede un hijo de Abraham tener tanto odio dentro de su corazón, al punto de querer matar a otro injustamente? Los hijos de Abraham hacen las obras de Abraham, por lo que entonces, no solo basta ser “como el polvo de la tierra”, sino que a través de la fe de Abraham y su conducta, ser como “las estrellas del cielo”.  ¿De quienes eran hijos estos Perushim que no alojaban los principios más básicos de la Torá? Nuestro amado Mesías les dice: “Vosotros hacéis las obras de vuestro Padre el diablo”, pues si fueran hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. De aquí aprendemos que ser hijo de Abraham, es un concepto no basado en normas biológicas, sino que éticas, morales, y conductuales. Por esta razón es que las enseñanzas del rabino Shaúl de Tarso decían:

“Sabed,  por tanto,  que los que son de fe,  éstos son hijos de Abraham” (Gálatas 3:7)

Y ahora fijémonos de lo siguiente:

“Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos;  uno de la esclava,  el otro de la libre.” (Gálatas 4:22)

Haciendo un “derash” (segundo nivel de interpretación rabincia) de este versículo, sacándolo de contexto y elevando su interpretación, podemos decir: “Abraham tuvo dos hijos, uno del polvo, y otro del cielo” Por lo tanto, es lo que HACEMOS, lo que determina lo que somos. Pues no todos los que descienden de Israel, son Israelitas y  también está escrito: “no todos los descendientes de Abraham son hijos de Abraham, pues está escrito: “EN ISAAC TE SERA LLAMADA DESCENCIA” (Romanos 9:7) y si en ISAAC, le será llamada descendencia, debemos ahora definir: “¿Quién es Isaac?”, pues sobre esto está escrito:

“Ahora bien,  a Abraham fueron hechas las promesas,  y a su simiente.  No dice: Y a las simientes,  como si hablase de muchos,  sino como de uno: Y a tu simiente,  la cual es el Mesías” (Gálatas 3:16)

Tenemos por lo tanto, que la descendencia de Abraham, es aquella que permanece en la fe de Abraham, y en la fe de Yeshuá el Mesías. Es decir, que hacen las obras de la Torá con Fé, pues escrito está: “EL JUSTO POR SU FE VIVIRÁ”

Y si vosotros sois del Mesías,  ciertamente linaje de Abraham sois,  y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29)

Nuestras acciones determinan  lo que somos, y lo que no somos, cada vez que ponemos por obra un precepto de la Torá, en aras del santo bendito, forjamos en nuestra alma ese nivel espiritual de los hijos de Abraham, promedito a los entendidos y a los que enseñan la justicia de HaShem, que un día brillaran en el firmamento como “LAS ESTRELLAS DE LOS CIELOS”

Shavua Tov – Buena Semana

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