viernes, 28 de enero de 2022

PARASHA N° 18 MISHPATIM 5780 - PORQUE SOY MISERICORDIOSO


COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 18 Mishpatim / Año Hebreo 5778
Éxodo 21:1-24:18

PORQUE SOY MISERICORDIOSO

Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Mispatim (“sentencias”).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Si tomas en garantía el manto de tu prójimo, se lo devolverás a la puesta del sol, pues el manto para su piel es su único cobertor, ¿en qué se ha de acostar? Y si clama a mí, sucederá que Yo escucharé, porque soy misericordioso” (Ex 22:26-27)

Si una persona daba en préstamo algo a su prójimo, se establecía entre el prestatario y el deudor ciertas condiciones normales de dicho préstamo, como la de establecer un plazo para el pago, y una forma en la que se deberá realizar el pago de la deuda. Lógicamente, para la persona que presta nace un derecho de reclamar lo que él ha prestado, y para la persona que recibió el préstamo nace el deber de pagar lo que recibió en préstamo, en el plazo y en la forma que se hubiese acordado. Hasta aquí ni hay mayor problema, ¿pero ¿qué pasaba si el deudor no pagaba en plazo y en la forma establecida? La torá nos dice que podía entregar una “garantía” de que pagaría, y es por eso que nace el versículo de nuestra parashá. Es decir, no es una garantía dada en el momento del préstamo, sino que una garantía entregada cuando habiendo llegado el plazo del pago de la deuda, el deudor no cumplió con lo acordado.

La Torá nos dice que, el manto que se dio como garantía, no puede quedar en manos del acreedor por la noche, ya que esa es la única prenda que tiene el deudor para cubrirse, lo cual nos indica que el deudor es una persona pobre. Luego nuestro versículo nos dice, que en el caso que el acreedor, no le devuelva al deudor su manto, este último podría clamar a HaShem, y él lo oiría pues él es misericordioso.

¿Qué podemos aprender de esto?

1.- Todas las mañanas apenas despertamos, decimos: “mode ani lefaneja..” = “Yo te agradezco, grande es tu fe”. Lo que le estamos diciendo al Eterno, es que le agradecemos por habernos devuelto el alma al cuerpo, y que es grande su fe en nosotros, pues confía que haremos ese día nuestra misión. Pues cada noche, mientras dormimos, enseñan nuestros sabios, que el alma se presenta delante del eterno, y es juzgada por él por todas las acciones que haya hecho durante el día, ya sean buenas o malas, Y a pesar de que seguimos siendo deudores, HaShem nos devuelve el alma, una vez más, para que podamos tener como poder pagarle, todo aquello que le adeudamos. El Eterno renueva sus bondades cada amanecer. Todos los días, son en si mismos, un nuevo comienzo y un mundo en si mismo. Por lo cual, no se debe menospreciar la oportunidad de un nuevo día, pues siempre es una nueva oportunidad.

Así también cada vez que se venia la noche el prestador, le debía devolver al deudor su manto para poder cubrirse. Mostrando piedad de su hermano. Este es un principio claro de misericordia, cada vez que le tenemos misericordia a nuestro prójimo HaShem nos paga con misericordia, pero cada vez que una persona retiene la misericordia para su prójimo, desde el cielo actuaran de la misma manera con quien haya retenido la misericordia.

2.- Otra enseñanza que aprendemos de estos versículos es sobre la frase:

“Y ocurrirá que cuando clamare a mí yo lo oiré, porque misericordioso soy yo”.

El eterno garantiza que oirá a cualquier persona que se este en una situación de desigualdad respecto de otro. ÉL siempre estará del lado del más débil. Este es un principio muy importante. La lógica de una persona podría ser: “si este me debe, me tiene que pagar” – pero HaShem, no soporta esa lógica, porque él, está apoyado en su misericordia.

Cada vez que nos encontramos en un conflicto de interés, cualquiera que sea, debemos pensar de que lado estará Dios. Pues evidente, que el estará siempre del lado mas débil, y su misericordia respaldará la oración de esa persona, aún cuando esa persona este lejos de él. La misericordia de Dios tiene un alto grado de justicia, y para él, la justicia y las exigencias, deben ser tan equitativas, que no se tornen en una opresión para el más desvalido.

La creación misma nos enseña como debemos comportarnos. Durante el invierno, las noches son más largas, por lo que el día toma prestado de la noche, pero el verano, el día es más largo, por lo que la Noche toma prestado del día. Sin embargo, cuando los dos se encuentran, no se dice anda el uno al otro. Como está escrito: “No hay discursos, no hay palabras, ni se oye su voz” (Salmos 19:4)

HaShem espera que seamos personas generosas, cuando se presentan disputas por ejemplo en medio del núcleo familiar, las muchas veces que se ocasionan estas guerras, es porque cualquiera de los que discuten, quieren ganar la discusión, teniendo la razón. Y así, las batallas se vuelven interminables, porque no hay generosidad al discutir.

O cuando tenemos la oportunidad de que otro tenga un honor, en lugar nuestro. Casi siempre, tenemos una actitud más bien despectiva hacia el otro, solo porque pensamos que ese otro no lo merece. Y así, nos volvemos en personas, poco generosas. Pero la Torá nos dice: “No te comportes con él, como un acreedor” – Es decir no lo oprimas, se generoso.

3.- Lo que más me llama la atención de este versículo, es la expresión: “Porque yo soy misericordioso”. Y se desprende de esto algunas cosas que quiero puntualizar sobre la misericordia del Eterno.

.- El pobre deudor, recibirá misericordia de HaShem, si este clama a él. Es decir, no importa su condición, si es un justo o no lo es, solo si este hace tefila, HaShem por ello, le asegura que le tiene guardada una porción especial de su misericordia, y le ayudara.

Esto es sumamente importante, al pobre es Dios mismo quien sale en su defensa como juez. Y es que, en realidad, esa condición económica le pone en categoría de desvalido. Lo mismo sucede sobre el pobre espiritual, quien no tiene acciones justas, y que no puede ser una persona meritoria ¿Cómo podría esa persona acercarse a HaShem? Te haz hecho esta pregunta: ¿Cuándo fue el día que decidiste comenzar con tu trabajo espiritual de bien? Es decir, ¿tu despertaste un día y dijiste: “seré una persona buena”? Pues no, nadie pensó en ello, pero estamos en ese camino, porque del cielo, nos lo concedieron.

Si alguien así, sin méritos, tan solo clamare al cielo, pidiendo ayuda por su posición HaShem, pone su nombre diciendo; “Yo HaShem soy misericordioso”, y es de seguro, que le ayudaría a salir de su condición. Y no solo eso, sino que como dice el versículo, que habla del pobre, le sentaría con los príncipes de la tierra.

Levanta del polvo al pobre, del muladar levanta al necesitado para hacer los sentar con los príncipes, y heredar un sitio de honor; pues las columnas de la tierra son del SEÑOR, y sobre ellas ha colocado el mundo” ( 1Shmuel 2:8) HaShem oye la tefila del más débil siempre. Ahí tenemos la famoso oración de Ana, la más débil en relación a su contrincante; Penina. La cual todos los días la afligía, pero HaShem la escucho y le respondió, y la hizo sentar en un lugar de gran honor, siendo la madre de unos de los profetas mas grandes en la historia de Israel. Nuestro amado Mesías Yeshua, enseño este mismo principio diciendo: “Felices los que padecen persecución, por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10)

Shabat shalom
אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5780

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