domingo, 3 de abril de 2022

Parasha 28 Metsorá 5774 - ¿Que relación hay entre estado de nida y la muerte?


COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 28 Metsorá 5774
Levítico 14:1 – 15:33 

¿Qué relación hay entre el estado de Nida y la muerte? 

Esta semana continuamos con el estudio de nuestra bendita Torá, en la Parasha Metsora (El que tiene tsaráat), donde se nos habla acerca de las leyes de purificación del hombre con tsraat, leyes concernientes a la purificación de una casa con tsraat, leyes concernientes a estado “tame” (impureza) del hombre con emanación de flujo, emanación de semen, y todo lo relacionado con las leyes concernientes al estado de impureza menstrual de la mujer. 

¿Qué es el estado de nida? 

Ahora bien ¿Por qué razón, la Torá de Hashem, bendito es él, viene a tratar temas de esta índole, que es lo que podemos aprender de esta experiencia femenina, que nos podría enseñar Hashem de todo esto? 

Leemos en la bendita Torá: 

“Cuando una mujer tenga flujo, si el flujo en su cuerpo es sangre, ella permanecerá en su estado impureza menstrual por siete días; y cualquiera que la toque quedará impuro hasta el atardecer.” (Levítico - Vayikra 15: 19-24) 

El tiempo de la menstruación de la mujer, en hebreo es conocido como “nida”, que tiene varios significados, entre los cuales esta: “Separar” “inmundicia”, etc. 

Llama mucho la atención que la palabra “nida” pueda traducirse por “separar”, dado que en realidad lo que Hashem busca entre un hombre y una mujer es que logren la perfecta unidad y no la separación. Sin embargo podemos comprender que está separación que se produce entre un hombre y una mujer en el tiempo de la “nida” es para efectos de una mujer unión espiritual, dejando de lado la unión física de los cuerpos. Sin embargo, hay enseñanzas contenidas en estas leyes mucho más profundas. 

Según la Torá, el mandamiento consiste en que el hombre no debe tocar a su mujer durante todo el periodo de nida de siete días. ¿Cuándo se comienza a contar? Desde el mismo día en que ella comenzó a manchar con su sangre, ese día es el día uno. La hora del día en que esto ocurra no importa para efectos de contar el día. Si hallo la mancha de sangre antes del atardecer, aun de día, ese es el día 1. Si hallo la sangre después que se oculto el sol y salieron 3 estrellas, ese es el día 1. Por lo que la mujer deberá contar 7 días completos desde este momento en que vio la mancha de sangre, para, pueda purificarse a través de un baño ritual, que la purificara y le permitirá unirse nuevamente con su esposo en la noche del día 8. 

Los rabinos enseñan, colocando un cerco a la Torá, que la mujer no debe unirse al marido en el octavo día, sino que en el día numero 15. Esto se debe a que la pena por unirse íntimamente en el periodo de la nida es muy grave, por lo que los Rabinos aseguran sus almas, sumando 7 días al estado de nida común de la mujer, debido a los casos donde la mujer después de los 7 días, sigue con su estado de menstruación por varios días más. 

Debido a esta razón es que es tan serio, que un hombre se una a su esposa, estando en estado de nida, pues la Torá nos dice que “será cortado” de su pueblo, o de raíz espiritual, el que tal hiciere: 

Como está escrito en Levítico 18:19: 

“Y no te acercarás a una mujer para descubrir su desnudez durante su impureza menstrual (nidá).” 

En Levítico 20:18 está escrito: 

“Si alguno se acuesta con mujer menstruosa y descubre su desnudez, ha descubierto su flujo, y ella ha puesto al descubierto el flujo de su sangre; por tanto, ambos serán cortados de entre su pueblo.” 

En Ezequiel 18:5-6 está escrito: 

“Pero el hombre que es justo, y practica el derecho y la justicia, y no come en los santuarios de los montes ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni amancilla a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su menstruación” 

En Ezequiel 22:10 está escrito: 

“En ti se ha descubierto la desnudez del padre, en ti han humillado a la que estaba impura por su menstruación.” 

La separación entre un hombre y su mujer 

Esto nos muestra que dentro del periodo de la menstruación hay todo un mundo espiritual de desconexión entre el hombre y la mujer, que debe ser asumido y respetado con gran seriedad. El Rab Shaul habla en varias de sus cartas, sobre el no servir a Hashem con impurezas: 

“Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza” (Efesios 4:19) 

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría” (Colosenses 3:5) 

La “impureza” de la cual habla el Rab Shaul, bien podría tratarse de la unión intima de un hombre y una mujer en el tiempo de Nida. Esto lo sabemos debido a la rigurosidad con la que Shaul trata el asunto “de impureza”, ya que según la Torá, quien se une íntimamente en tiempo de nida, es punible con la pena de ser cortado de la raíz espiritual y divina que lo sostiene. La impureza en sí misma no es pecado, lo que es pecado es intimar en momentos donde el cuerpo de la mujer está en estado de impureza. Aprendemos por lo tanto que la separación temporal de los cuerpos es voluntad de Hashem, como está escrito: 

“En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento” (1Corintios 7:1-6) 

El periodo de la “nida” es el momento ideal para que el hombre y la mujer se ocupen en la oración, el ayuno y el estudio de las escrituras. Como ambos están seguros que ni el uno ni el otro requerirá de su compañía intima, pueden tranquilamente dedicar de forma más profunda sus vidas a la búsqueda del rostro de Hashem. 

La separación en el tiempo de nida de la mujer, benefician mucho al matrimonio: Primero porque se crea una relación de amistad más profunda en la pareja pues hay mucho más tiempo para conversar de temas espirituales ya que ambos están dedicados de manera intensa en la búsqueda del rostro de Hashem, y segundo porque la abstinencia, despertara los mismos sentimientos que ambos vivieron la primera noche de bodas. 

Esto también nos enseña que la “relación íntima” no debe ser un constante desahogo de las pasiones del varón, sino que debe existir un mutuo acuerdo y consentimiento. Es bueno esperar a la esposa, y es bueno dar tiempo y espacio a la espontaneidad. Sin embargo, la mujer y el hombre, deben procurar cumplir el deber conyugal, con tal de no crear situaciones de tentación para el uno o el otro, y que Satanás no los tiente a causa de su incontinencia. 

La separación dentro de la comunidad 

Aprendemos que la separación entre un hombre y una mujer para efectos espirituales, produce mucha bendición. Si hablamos de comunidad, es una buena regla que los hombres nunca toquen a las mujeres, excepto sus esposas, sus hijas y sus madres. Es sabio evitar el tacto entre hombres y mujeres, como está escrito en 1 Corintios 7:1: 

“En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer.” 

“A las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza” (1Tesalonicenses 5:2) 

La relación entre un hombre casado o soltero, y una mujer casada que no es su esposa, o una mujer soltera, debe ser sumamente cuidadosa. El varón debe respetar a las ancianas como a madres, y a las jóvenes como a hermanas. No es correcto que el varón corrija a una mujer dentro de la comunidad de forma directa, si algo ve en ella, debe acercarse al esposo, al Padre en el caso de la soltera, y en falta de los dos, al Rabino, Roe, More de la comunidad, quien sabrá cómo proceder. La relación de pureza comienza por “no tocar” a las demás mujeres, el limite podrá ser fijado según la costumbre de la comunidad. Sin embargo, como dice el Rab Shaul: “Bueno es para el hombre, no tocar mujer”. Ahora bien, el hombre no solo no debe tocar, tampoco debe mirar, ni hacer comentarios sobre las características, ni vestimentas de una mujer de la congregación. Respetar los estados de “separación” propuestos por las escrituras, van mucho más allá del solo “no tocarse”. Cuando el varón comienza a ver solo por su vida espiritual, la de su esposa, e hijas, antes que fijarse en las demás mujeres que no son su esposa e hijas, podrá lograr una verdadera madurez espiritual y obtener las bendiciones de la separación entre varones y mujeres. 

Otro pasaje interesante que nos habla de los límites que deben existir entre varones y mujeres en la vida y en la comunidad de Yeshuá, es el siguiente, que podría mal interpretarse: 

“Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias del Mesías” (Romanos 16:16) ver además: (1Co_16:20; 1Th_5:26; 1Pe_5:14). 

No es bueno que los varones, por razones lógicas de separación besen a las mujeres al saludarse o al despedirse, eso podría convertirse en un habito que arrastraría problemas con el Ietezer Hara de las personas, y también se crearían malos entendidos, como cuando dos jóvenes abusan de su amistad y buscan traspasar la línea del respeto, sin haber adquirido un compromiso ante Hashem. El verso donde el Rabino Shaul invita a los hermanos a saludarse con un beso santo, no alude al saludo de un hombre a una mujer, sino que al saludo entre los varones de la comunidad. De hecho, el saludo Judío es: “un beso en cada mejilla del varón” y el saludo a una dama, se limita a un gesto de cortesía y a una palabra de bendición: “Shalom”. Un Rabino tan ortodoxo como Shaul no habría jamás dado lugar a la carne dentro de las congregaciones de Yeshua. 

Nida un estado de purificación por muerte 

El estado de “tamé”, impureza ritual, es producido en el hombre o la mujer por tener algún tipo de contacto con la muerte. El cuerpo humano es la fuente principal de impureza ritual. Es por esta razón que la mujer en su estado de “nida” produce una separación con la vida que le rodea, (hijos, esposo). Cada vez que la mujer expulsa de su cuerpo un ovulo de sangre, que no se convirtió en vida, que era un potencial niño o niña, se desconecta del mundo de la vida, lo cual su estado de menstruación la conecta de inmediato con la muerte y eso la vuelve ritualmente impura, para efectos de acercarse al Mishkan a Beit HaMikdash. 

Por lo que estado de impureza de la mujer, obedece a que ella se purificara en esos 7 días de la vida que fue dejada a través de su cuerpo. 

El mundo en estado de nida 

El mundo en el que vivimos entro en un estado de nida, es decir de separación, apenas el hombre peco y entro la muerte, y por lo tanto se hizo una SEPARACIÓN entre Dios y los hombres. 

La mujer en estado de nida representa a todo el linaje humano, pues a través de ella todos existen. El Rab Shaul llego a escribir: “Por un hombre entro el pecado y la muerte” y también escribió: “Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Hashem” la muerte (producto del pecado) nos mantiene en un constante estado de nida, de separación de Hashem. 

Debido a esto, que todos están muertos en sus delitos y pecados, es que Hashem se encuentra separado de este mundo. Yeshua nuestro amado Mesías dijo: “Di.s es Di.s de vivos y no de muertos”, lo cual muestra que él se revela solo mediante la vida, pues la muerte provoca una separación entre él y los hombres. Yeshua también dijo: “esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el único Dios verdadero” Para que el mundo salga de su estado de nida, debe conocer al Dios verdadero, y a Yeshua a quien él ha enviado. 

El periodo de purificación de nida de la mujer dura 7 días. Cada día son mil años, como está escrito: “Porque para ti un día es como mil años”. Estos siete días representa la edad en que el mundo demorara en purificarse de su estado de separación, siendo el día 7, el día más cercano a la purificación final y el más glorioso de todo esta semana milenial. 

En el libro de apocalipsis está escrito que Dios aborrece la muerte, y que ella es su enemiga: 

“Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda (Apocalipsis 20:14) 

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron (Apocalipsis 21:14) 

Como podemos ver, la muerte será eliminada, y esto ocurrirá en el día octavo, después del gobierno del Mesías, la corona o final de su reino traerá consigo la eliminación final y total de aquello que nos separaba de Dios. La muerte no existirá más y por ende la unión y relación constante entre la creación y el Creador será plena, y con ello, las primeras cosas habrán pasado, para dar inicio a un ciclo nuevo de eternidad y vida, del cual poco y nada sabemos. 

Yeshua y la muerte 

Paradójicamente, Hashem uso la muerte a su favor, para que a través de la muerte del Mesías todos nosotros pudiéramos hallar vida y unirnos con el Creador, como está escrito: 

“En su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él” (Colosense 1:22) 

“Pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Yeshua el Mesías, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:10) “Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Yeshua, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos” (Hebreos 2:9) 

Teniendo fe plena y obediente en los méritos de Yeshua, podemos a través del cumplimiento de cada mandamiento de la Torá, unirnos con Hashem, y encontrar esa vida que nos une a él, pues la muerte que por el pecado nos separaba de él, y nos ponía en un estado de nida, ya ha sido vencida, por aquél en el cual no se halló pecado alguno. 

Shavua Tov (Buena Semana)

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