viernes, 18 de febrero de 2022

PARASHA 21 KI TISA 5780 / TODO COMIENZA EN EL CORAZÓN

COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 21 / Ki Tisa 5780
Éxodo 30:11 – 34:35

TODO COMIENZA EN EL CORAZÓN.

Shabat Shalom Javerim: 

בס״ד - Bs”D – con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Ki Tisa (cuando cuentes).  En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el siguiente versículo de nuestra bendita Torá:

“Y Yo, he aquí que he asignado con él a Aholiab, hijo de Ajisamaj, de la tribu de Dan; y en el corazón de todo sabio de corazón he puesto sabiduría” (Shemot/Éxodo 31:6 – versión Rashí)

Nuestro versículo nos relata respecto de los que serían ayudantes de Betzalel en la construcción del Mishnkan: Aholiab hijo de Ajisamaj, y otros más, que no especifica su nombre, pero que queda claro que existen, dentro de la expresión del versículo que analizamos:

“Y en el corazón de todo sabio de corazón, he puesto sabiduría”…

De aquí nos podríamos formular la siguiente pregunta que nos servirá para el desarrollo de nuestro comentario:

HaShem puso sabiduría en el corazón de los sabios, ¿luego, si les da sabiduría siendo sabios, quien, y como obtuvieron la sabiduría original que les permitió ser elegidos en la construcción del Mishkan, para luego asignarles más sabiduría?

Es decir, así tal cual, HaShem eligió a sabios de corazón, y les dio sabiduría.
Y está es la parashá de la semana que comentamos; Que todo comienza en el corazón. Las personas que fueron elegidas ya habían desarrollado un trabajo interno, gracias al cual fueron llamados: “sabios de corazón”. El premio de ese esfuerzo y trabajo interno, que sin duda está lleno de abnegaciones y limites, y lleno de acciones buenas, fue un lugar de importancia en la cooperación de la construcción del Mishkan.

Podemos resumir que quien trabaja con su corazón, para hacer de él uno sabio. Será tomado en cuenta por los cielos para desarrollar el trabajo del reino de Dios en la tierra. Pues Dios busca obreros, “ya que la mies es mucha, y los obreros pocos”. ¿Sera entonces, que son pocos los de sabio corazón y por eso no hay muchos obreros para el inmenso trabajo espiritual que existe en el mundo? Y la respuesta a esa pregunta es obvia: Son pocos los sabios de corazón, por lo tanto, pocos los obreros.

El trabajo interno, la maduración de las cualidades de la persona, son tareas tan dejadas de lado, pues se les asigna un valor menos importante en relación con otras áreas, también importantes, y que, sin embargo, se pudiese prescindir un momento de ellas, para primero abordar la más importante de las áreas del ser humano: EL CORAZÓN.

Todos quieren estudiar las “leyes” (halajot) y saber mucho más, para luego cumplir con los mandamientos a cabalidad, lo cual es fabuloso. Todos quieren investigar y profundizar sobre los “secretos” (kabbala) de la Torá, para comprender el origen del universo y como es que HaShem gobierna el mundo espiritual, lo cual es sin duda muy elevador. Pero no todos se interesan por estudiar el “MUSAR”, la disciplina interna que les permita corregir sus corazones, y asignarles sabiduría, porque no es una labor fácil, y mucho menos popular. Ya que el área del corazón es el lugar donde residen todas las buenas y malas acciones de una persona.

Por está razón es que nuestro Mesías Yeshua dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19)

La Torá contiene muchas referencias a estas obligaciones de carácter interno del hombre, como los mandamientos del corazón, que se cumplen primero con el corazón. Pues como dijimos al principio, todo COMIENZA POR EL CORAZÓN. Veamos algunas referencias de nuestra bendita Torá:

“Tales flecos os servirán para que, cuando los veáis, os acordéis de todos los mandamientos de YHVH y los cumpláis, y no sigáis el impulso de vuestro corazón ni de vuestros ojos, tras el cual os prostituís” (Bemidbar 15:39)

El versículo nos habla primero de un ámbito externo, que es el uso de los tzitziot (flecos), los cuales, al verlos, la persona podría recordar los mandamientos. Allí nace la obligación interna, desde que la Torá dice: “Os acordéis”, para luego decir: “y no sigáis el impulso de vuestro corazón”. Para mostrarnos, lo que dijo nuestro amado Mesías Yeshua, que todo lo malo del hombre está en su corazón. Pero que, sin embargo, si la persona trabaja desde adentro “recordando”, como lo es en el caso de este mandamiento, podrá cumplir los mandamientos, y así finalmente dominar el mal impulso de su corazón, obteniendo como resultado la EDUCACIÓN DEL CORAZÓN. A este corazón educado, es lo que la torá llama: “SABIOS DE CORAZÓN”. Y son ellos, quienes finalmente hacen la obra del eterno en la tierra, y construyen o trabajan en el Mishkan celestial, bajo el sacerdocio de Yeshua el cohen gadol.

Veamos otros ejemplos:

“Perfecto serás delante de YHVH tu Dios” (Debarim/Deuteronomio 18:13)

El versículo nos trae a colación una de las palabras mas inalcanzables para nosotros los seres humanos: “perfección”. Pero que, según la Torá, el hombre puede llegar a lograr la perfección (al modo de la Torá), si primero comienza a EDUCAR AL CORAZÓN. Esta perfección, no tiene que ver una vida intachable, 100% sin errores, lo cual es imposible. Sino que tiene que ver, con esa capacidad que HaShem le dio al hombre de ir más allá en el camino de la bondad, de solo hacer lo correcto, para hacer lo que es perfecto. Como cuando nuestro Mesías enseñaba diciendo: “Y cualquiera que te obligue a ir un kilómetro, ve con él dos” (Mateo 5:41). Lo correcto es que le ayudes con su carga, a tu enemigo, o a tu amigo, lo cual es más fácil, y que lo acompañes a cierta distancia, eso es correcto. Pero lo que es perfecto, es que hagas por él, por tu amigo, y cuanto más si es tu enemigo, mucho más de lo que él esperaba que tu hicieras por él. No solo cargues por él un kilometro su carga, ve con él dos. Es ahí cuando la persona cumple el aspecto interno de la Torá, y es perfecto para HaShem su Dios, como lo dice la Torá, y finalmente logra EDUCAR AL CORAZÓN.

¿Recuerdan cuando el joven rico hablo con a Yeshua? Luego de que el joven respondiera con un sí a la observancia de varios mandamientos. Yeshua le respondió, pero algo te falta: “Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y me sigues” (Mateo 10:21) Pero él joven se fue triste, pues era dueño de muchos vienes, continua el versículo, para afirmar la idea de que en el corazón del Joven no había tanto amor por la Torá y los mandamientos, como él decía en el comienzo de su interacción con Yeshua, sino que un profundo apego a lo material, lo cual es un gran impedimento, sobre todo en este siglo actual, para limpiar el corazón y finalmente educarlo, y hacer de él un sabio corazón.

Todo comienza por el corazón. Mientras más trabajemos en él, más sabiduría tendremos, mas educados estaremos en hacer el bien, y menos posibilidades tendremos de fallar a nuestro Dios y a su Torá. Que esta sea nuestra plegaria diaria; “Ayúdame HaShem a limpiar mi corazón, a educarlo, e inclínalo al bien, todos los días de mi vida” Pues solo así podremos servirle. Como dijo nuestro amado Mesías Yeshua: “Felices los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.

אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5780

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