COMENTARIO DE LA PORCIÓN SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 21 /
Ki Tisa 5780
Éxodo
30:11 – 34:35
TODO COMIENZA EN EL
CORAZÓN.
Shabat Shalom Javerim:
בס״ד - Bs”D –
con la ayuda del cielo - estamos estudiando esta semana la parashá Ki Tisa (cuando
cuentes). En esta oportunidad me gustaría que pudiésemos comentar el
siguiente versículo de nuestra bendita Torá:
“Y Yo, he aquí que he asignado con él a
Aholiab, hijo de Ajisamaj, de la tribu de Dan; y en el corazón de todo sabio de
corazón he puesto sabiduría” (Shemot/Éxodo 31:6 – versión Rashí)
Nuestro versículo nos relata respecto de
los que serían ayudantes de Betzalel en la construcción del Mishnkan: Aholiab
hijo de Ajisamaj, y otros más, que no especifica su nombre, pero que queda
claro que existen, dentro de la expresión del versículo que analizamos:
“Y en el corazón de todo sabio de corazón,
he puesto sabiduría”…
De aquí nos podríamos formular la siguiente
pregunta que nos servirá para el desarrollo de nuestro comentario:
HaShem puso sabiduría en el corazón de
los sabios, ¿luego, si les da sabiduría siendo sabios, quien, y como obtuvieron
la sabiduría original que les permitió ser elegidos en la construcción del Mishkan,
para luego asignarles más sabiduría?
Es decir, así tal cual, HaShem eligió a
sabios de corazón, y les dio sabiduría.
Y está es la parashá de la semana que
comentamos; Que todo comienza en el corazón. Las personas que fueron elegidas
ya habían desarrollado un trabajo interno, gracias al cual fueron llamados: “sabios
de corazón”. El premio de ese esfuerzo y trabajo interno, que sin duda está
lleno de abnegaciones y limites, y lleno de acciones buenas, fue un lugar de
importancia en la cooperación de la construcción del Mishkan.
Podemos resumir que quien trabaja con su
corazón, para hacer de él uno sabio. Será tomado en cuenta por los cielos para
desarrollar el trabajo del reino de Dios en la tierra. Pues Dios busca obreros,
“ya que la mies es mucha, y los obreros pocos”. ¿Sera entonces, que son
pocos los de sabio corazón y por eso no hay muchos obreros para el inmenso
trabajo espiritual que existe en el mundo? Y la respuesta a esa pregunta es
obvia: Son pocos los sabios de corazón, por lo tanto, pocos los obreros.
El trabajo interno, la maduración de las
cualidades de la persona, son tareas tan dejadas de lado, pues se les asigna un
valor menos importante en relación con otras áreas, también importantes, y que,
sin embargo, se pudiese prescindir un momento de ellas, para primero abordar la
más importante de las áreas del ser humano: EL CORAZÓN.
Todos quieren estudiar las “leyes”
(halajot) y saber mucho más, para luego cumplir con los mandamientos a
cabalidad, lo cual es fabuloso. Todos quieren investigar y profundizar sobre
los “secretos” (kabbala) de la Torá, para comprender el origen del universo y
como es que HaShem gobierna el mundo espiritual, lo cual es sin duda muy
elevador. Pero no todos se interesan por estudiar el “MUSAR”, la disciplina
interna que les permita corregir sus corazones, y asignarles sabiduría, porque no
es una labor fácil, y mucho menos popular. Ya que el área del corazón es el
lugar donde residen todas las buenas y malas acciones de una persona.
Por está razón es que nuestro Mesías
Yeshua dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19)
La Torá contiene muchas referencias a
estas obligaciones de carácter interno del hombre, como los mandamientos del
corazón, que se cumplen primero con el corazón. Pues como dijimos al principio,
todo COMIENZA POR EL CORAZÓN. Veamos algunas referencias de nuestra bendita
Torá:
“Tales flecos os servirán para que,
cuando los veáis, os acordéis de todos los mandamientos de YHVH y los cumpláis,
y no sigáis el impulso de vuestro corazón ni de vuestros ojos,
tras el cual os prostituís” (Bemidbar 15:39)
El versículo nos habla primero de un ámbito
externo, que es el uso de los tzitziot (flecos), los cuales, al verlos, la
persona podría recordar los mandamientos. Allí nace la obligación interna,
desde que la Torá dice: “Os acordéis”, para luego decir: “y no sigáis el
impulso de vuestro corazón”. Para mostrarnos, lo que dijo nuestro amado Mesías
Yeshua, que todo lo malo del hombre está en su corazón. Pero que, sin embargo,
si la persona trabaja desde adentro “recordando”, como lo es en el caso de este
mandamiento, podrá cumplir los mandamientos, y así finalmente dominar el mal
impulso de su corazón, obteniendo como resultado la EDUCACIÓN DEL CORAZÓN. A
este corazón educado, es lo que la torá llama: “SABIOS DE CORAZÓN”. Y son
ellos, quienes finalmente hacen la obra del eterno en la tierra, y construyen o
trabajan en el Mishkan celestial, bajo el sacerdocio de Yeshua el cohen gadol.
Veamos otros ejemplos:
“Perfecto serás delante de YHVH tu Dios”
(Debarim/Deuteronomio 18:13)
El versículo nos trae a colación una de
las palabras mas inalcanzables para nosotros los seres humanos: “perfección”. Pero
que, según la Torá, el hombre puede llegar a lograr la perfección (al modo de
la Torá), si primero comienza a EDUCAR AL CORAZÓN. Esta perfección, no tiene
que ver una vida intachable, 100% sin errores, lo cual es imposible. Sino que
tiene que ver, con esa capacidad que HaShem le dio al hombre de ir más allá en
el camino de la bondad, de solo hacer lo correcto, para hacer lo que es
perfecto. Como cuando nuestro Mesías enseñaba diciendo: “Y cualquiera que te
obligue a ir un kilómetro, ve con él dos” (Mateo 5:41). Lo correcto
es que le ayudes con su carga, a tu enemigo, o a tu amigo, lo cual es más fácil,
y que lo acompañes a cierta distancia, eso es correcto. Pero lo que es perfecto,
es que hagas por él, por tu amigo, y cuanto más si es tu enemigo, mucho más de lo
que él esperaba que tu hicieras por él. No solo cargues por él un kilometro su
carga, ve con él dos. Es ahí cuando la persona cumple el aspecto interno de la
Torá, y es perfecto para HaShem su Dios, como lo dice la Torá, y finalmente logra EDUCAR
AL CORAZÓN.
¿Recuerdan cuando el joven rico hablo con
a Yeshua? Luego de que el joven respondiera con un sí a la observancia de
varios mandamientos. Yeshua le respondió, pero algo te falta: “Una cosa te
falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro
en el cielo; entonces vienes y me sigues” (Mateo 10:21) Pero él
joven se fue triste, pues era dueño de muchos vienes, continua el versículo,
para afirmar la idea de que en el corazón del Joven no había tanto amor por la
Torá y los mandamientos, como él decía en el comienzo de su interacción con
Yeshua, sino que un profundo apego a lo material, lo cual es un gran impedimento,
sobre todo en este siglo actual, para limpiar el corazón y finalmente educarlo,
y hacer de él un sabio corazón.
Todo comienza por el corazón. Mientras
más trabajemos en él, más sabiduría tendremos, mas educados estaremos en hacer
el bien, y menos posibilidades tendremos de fallar a nuestro Dios y a su Torá.
Que esta sea nuestra plegaria diaria; “Ayúdame HaShem a limpiar mi corazón, a
educarlo, e inclínalo al bien, todos los días de mi vida” Pues solo así
podremos servirle. Como dijo nuestro amado Mesías Yeshua: “Felices los de
limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.
אברהם בן יעקב
Año Hebreo 5780
No hay comentarios:
Publicar un comentario