sábado, 23 de octubre de 2021

Parasha 05 Jaie Sara 5775 - ¿Cuanto vale una mujer temerosa de HaShem?


COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORA
Parasha 05 Jaie Sara 5775
Génesis 23:1 – 25:18

Jaie Sara “La vida de Sara” es la porción que nos corresponde estudiar, leer, y disfrutar esta semana. Como todas las porciones de la Torá, contiene una sabiduría ilimitada y única en relación a las demás porciones de la bendita Torá. 

Esta parasha comienza con hablándonos de la “vida” de una mujer que ha muerto, una paradoja inmensa, la bendita Sara a muerto. Sorprendentemente la Tora usa la palabra hebrea “Jaie”, que significa entre varias cosas “existencia”. De ahí que los traductores colocan la palabra “vida”, pues la existencia de una persona es la “vida”. Sin embargo, la palabra “VIDA” en singular en la Tora, NO existe. Pero SÍ existe la palabra “Jaim” que quiere decir: “Vidas”, y es por eso, que en este sentido, podríamos traducir las primeras palabras de esta porción como “las vidas de Sara” (plural), quizás, para mostrar que la mujer que ama y teme a Hashem, transciende a la muerte, y no solo eso, su “vida” singular e individual, viene a representar en realidad, “las vidas” de muchas mujeres que a causa de su servicio, amor y devoción al Creador, se verán directamente afectadas formando parte de la vida de la bendita Sara. De aquí es que entendemos porque al bendecir a las niñas decimos: “Que Hashem te haga como a Sara…”, pues la vida de la matriarca del pueblo Judío, en realidad son; “las vidas” de las millones de hijas de Israel que nacerían en el futuro, que existen en nuestro presente, y que nacerán mañana. Todas estas Judías, e incluso no-Judías; están ligadas, al ejemplo, conducta, fe, amor, y fidelidad contenido en la vida de la bendita Sara. Por eso la Torá nos podría insinuar: “las vidas de Sara”. Porque una mujer temerosa de Hashem es una fuente de vidas, un recipiente de luz para todas las mujeres que se acercan con temor y temblor delante del Creador. 

El exegeta Rashi cuenta que en la vida de Sara, según nos dice el mismo verso de la Torá podría resumirse en tres etapas, pues leemos: “Sara vivió 127 años”, sin embargo en el texto hebreo leemos literalmente: “100 años, 20 años, y 7 años”, mostrándonos que era tan pura a los 100 años como a los 20 años, y tan hermosa a los 20 como a los 7 años. De aquí aprendemos un hermoso misterio, la belleza espiritual de las mujeres se desarrolla en la pureza de los 7 años o por decirlo de algún modo transmiten la pureza que la mujer debería tener toda su vida. La palabra hebrea Tiferet, "belleza", es la central de las siete emociones del alma, amor, temor, compasión, confianza, sinceridad, veracidad y humildad. El origen del encanto y la gracia de una niña pequeña de 7 años es la compasión natural que hay en su alma por todos los seres vivientes. A los 20, Sará era tan completamente bella en todas sus emociones del alma como una niña de 7. 

Ese es el contexto inmediato en cual se desarrollara una historia maravillosa, de amor genuino entre un hombre y una mujer, pero por sobre todo, la historia que continuara el virtuosismo de la bendita Sara en la vida de la bendita Rivka. Nos cuenta la Torá, que luego de la muerte de Sara, nuestro Padre Abraham busco esposa para su hijo Itzjak, para lo cual encargo encarecidamente a su siervo Eliezer, que buscara esposa entre la familia de su Padre. 

Aunque hoy nos parezca extraño a los ojos de nuestra sociedad la mujer de los tiempos bíblicos era mirada como una especia de “adquisición”, y entiéndase bien, (dentro de los márgenes del respeto) tomar una mujer era casi una transacción, que sin embargo, no se llevaba a cabo sin el consentimiento de la mujer, como vemos en esta historia que sucedió. Esto nos enseña, que la mujer tiene UN GRAN VALOR, y de ningún modo podría significar que la mujer era tomada con un objeto o producto comercial, sino que como una vida tan importante, que gastar todo lo que se tuviese no era suficiente, para poder obtener la voluntad de una mujer y traerla consigo. También, esto le daba seguridad y estabilidad a esa mujer, y representaba una bendición del cielo que una varón pudiente fijara en ella su interés para tomarla por mujer. Nos cuenta la tradición Judía y también el texto de la Tora (Bereshit – Génesis 24:37), que Abraham le había cedido a Itzjak todos sus bienes para que le resultase más fácil hallar una candidata. Justamente porque “una mujer” tenía y tiene un gran valor es que un hombre debía invertir en su búsqueda todo lo que fuera posible. 

Como vemos hay todo un esfuerzo económico, pero también un esfuerzo espiritual y emocional, para hallar una buena esposa para el hijo de Abraham. No era fácil la tarea, es más una gran responsabilidad, la que tenía Eliezer el siervo del patriarca. Ahora podemos entender las palabras del sabio Shlomo (Salomón): 

“Mujer virtuosa ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!” (Proverbios 31:11) 

No es sencillo encontrar una mujer “virtuosa”, según el sabio, tiene un gran valor, superior al de las piedras preciosas. Este famoso pasaje del Rey Shlomo, en realidad es un poema acróstico de todas las letras 22 HEBREAS, formando 22 maravillosos y profundos versos que transmiten la vida y obra de una virtuosa. Cada verso comienza su relato o enseñanza con una letra del alefato hebreo, comenzando con la “alef” (א) pasando por todas las letras hebreas, hasta llegar a la última letra del alefato, la “tav” (ת) ¿Para qué? Para mostrarnos que una mujer virtuosa se vale del poder de la Torá, y de la fuerza de todas sus las letras hebreas, las cuales la elevan para alcanzar cada misión de su vida cotidiana de su vida, y en definitiva lograr el propósito de su existencia, como lo hiciera la bendita Sara. 

El acróstico poético es el siguiente:


Alfe (א) Mujer virtuosa ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!


Bet (ב) Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas.


Guímel (ג) Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida.


Dálet (ד) Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos.


He (ה) Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento.


Vav (ו) Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas.


Zayin (ז) Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias[g] planta un viñedo.


Jet (ח) Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo.


Tet (ט) Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche.


Yod(י) Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo.


Caf (כ) Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado.


Lámed (ל) Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados.


Mem (מ) Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino.


Nun (נ) Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar.


Sámej (ס) Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes.


Ayin (ע) Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir.


Pe (פ) Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor.


Tsade (צ) Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio.


Qof (ק) Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba:


Resh (ר) «Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.»


Shin (ש) Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al SEÑOR es digna de alabanza.


Tav (ת) ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!



Nos cuenta la historia que Eliezer el siervo de Abraham, pidió a Hashem un milagro para reconocer, cuál sería la mujer preparada por el cielo como esposa del hijo de su amo. La mujer que se aproximara a sacar agua del estanque, a la que él pidiera agua, y ella dijera: “Te daré a gua a ti y a tus camellos también” seria la designada por el cielo para el hijo de su amo. Sseñal que se cumplió con Rivka, apenas el termino de elevar su suplica.Y aunque parezca extraño para usted leer lo que estamos diciendo; es cierto, es en el cielo donde definitivamente se hacen los matrimonios de los hijos del Eterno. No hay casualidad, no hay mera coincidencia, todo es obra celestial.

Una hermosa historia Rabínica nos cuenta que: (Bereshit Rabah 68.-4) “Una matrona romana preguntó una vez a Rabí Iosi ben jalafta: "¿Qué hace D-s todos los días desde que creó el mundo?" Rab Iosi contestó: "Arregla bodas, forma parejas para que puedan casarse".También está escrito en el Talmud: (Sotah 2a): "Cuarenta días antes de la concepción se decreta en el Cielo: ¡La hija de esta persona es para el hijo de aquella personal"

Todo esto nos enseña a nosotros los varones que debemos VALORAR a la mujer que el cielo ha designado para nosotros. Por lo cual debemos entrenarnos en esto, ¿Cómo amar? ¿Cómo valorar? ¿Qué debe hacer una mujer para ser amada de su marido? Sobre esto, nos enseña algo muy importante el Rabino Shaul de Tarso:

“Esposos, amen a sus esposas, así como también el Mashíaj amó a la comunidad y se entregó a sí mismo por ella, a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra, para presentársela a sí mismo como una comunidad gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin falta. De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida, tal como el Mashíaj a la comunidad, porque somos miembros de su cuerpo. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Grande es este misterio, pero lo digo respecto del Mashíaj y de la comunidad. Por tanto, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo”. (Efesios 5:26-33)

Tres veces Shaul manda a los varónes a amar a sus esposa. Sin embargo esto está relacionado al mismo tiempo con la conducta de la esposa. Si notamos el paralelo que hace el emisario Shaul: El Mesías se dio por la comunidad de creyentes que es su esposa, “PARA presentársela”, es decir, para que sea una comunidad; gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante”. Por lo cual, el varón ama a su esposa, se da a ella, sosteniéndola económicamente, y espiritualmente, se entrega con todo, para suministrarle a ella las herramientas espirituales y físicas, con tal de que ella se mantenga pura y sin mancha, agradando a Dios y respetando a su esposo. El Marido tiene una misión, él debe AMAR a su esposa, y la MUJER tiene una misión, ella debe OBEDECER su esposo. Así se logra la cohesión perfecta, y la unidad que Hashem desea, para que los hijos nazcan en bendición y no en maldición.

Respecto de esta misma situación escribiría también el emisario Shimon Kefa:

“Ustedes, esposos, de la misma manera vivan con ellas con comprensión, dando honor a la esposa como a vaso más frágil y como a coherederas del favor inmerecido de la vida, para que sus oraciones no tengan obstáculos” (1 Pedro 3:7)

Por lo cual tenemos dos acciones que realizar, para que nosotros los varones logremos dar el valor debido a nuestras mujeres: La primera acción es: “Amar” ¿Qué es “amar”? Es: “dejar de pensar en sí mismo, en sus necesidades, en lo que él quiere, ahora, ya, es proporcionarle todo a cambio de nada, a esa mujer que el cielo ha designado como nuestra esposa”, como dice el apóstol Shimon kefa: “vivan con ellas con comprensión, dando honor a la esposa como a vaso más frágil”. La segunda acción es “enseñarles a nuestras esposas a cumplir su misión” y aunque esta segunda arista está relacionada con la misión de la mujer hacia su esposo es una obligación del mismo, si este es hijo del Eterno, brindarle a ella las herramientas de la Torá, para que esta cumpla su misión ¿Cuál es su misión? Según Shaul, al hombre le cuesta “amar” a su mujer, por eso nos pide encarecidamente que eso hagamos, que las amemos, y según el mismo apóstol, a la mujer, le cuesta “obedecer” a su esposo, por eso les pide que se sujeten en todo. Así que la misión de una mujer es alcanzar su valor, su virtuosismo, a través de la sujeción a su marido y su temor a Hashem.

Está escrito en esta porción “Y el la amo” (“Itzjak AMO a Rivka”). Esto parece extraño, ¿Cómo iba amar a una persona que jamás había visto? La Torá en realidad nos muestra que Itzjak la amo en el tiempo y no de inmediato, ¿Cómo lo sabemos? Nos dice la bendita Torá:

“Y se caso con Rivka. Ella fue su esposa y él la amo” (Bereshit – Génesis 25:67) Tres cosas aprendemos de este verso:

Primero “Y se caso con Rivka”: Es decir, asumió el compromiso de amarla, de sostenerla, pero era un compromiso que debía adquirir fuerza con el tiempo ¿Cuándo y cómo tomo fuerza ese compromiso? Segundo: Tomo fuerza, cuando Rivka se sujeto a él, lo obedeció, y a través de sus virtudes, como dice el texto: “ELLA FUE SU ESPOSA”, es decir se comporto como es digno de una mujer virtuosa y de gran valor. Y solo así llego a completar el ciclo, llegando a la tercera enseñanza del texto, donde leemos: “Y él la amo”. Mostrándonos así la Torá, que el amor de un hombre a una mujer es una construcción diaria, elaborada primero por el hombre, porque el hombre es quien la busca, quien invierte tiempo, dinero, y preocupación, para pronto él casarse con ella, asumiendo el compromiso Eterno, que representa el matrimonio, amándola incondicionalmente, para que luego ella se convierta en su esposa, obedeciendo y respetando a su marido en todo, para culminar en un amor reciproco: él la ama dándose por completamente, y ella lo ama, a través del acto de la obediencia y la sujeción.

El Rabino Shaul de tarso y el emisario Shimon Kefa, enseñaron a las mujeres que tenían maridos incrédulos que podían hacer que sus esposos llegaran al conocimiento de la verdad, a través de las buenas obras, el respeto a sus maridos y el amor a Di.s. Leemos:

“Porque el esposo no creyente se santifica mediante la esposa, y la esposa no creyente mediante el creyente. De otra manera sus hijos serían impuros, pero ahora son santos. Pero si él no creyente se separa, que se separe. En tal caso, el hermano o la hermana no queda ligado al otro, pues Elohim los ha llamado a vivir en paz. Porque, ¿quién sabe si tú, esposa, puedes salvar a tu esposo? ¿O quién sabe si tú, esposo, puedes salvar a tu esposa? (1 Corintios 7:14-16)

Si el esposo no creyente es santificado por la esposa creyente, y como consecuencia nacen hijos benditos y no malditos, Shaul se pregunta “¿Quién sabe si tu, esposa puedes salvar a tu esposo?” Parafraseando, él esta diciendo: “Si el poder de la conducta de una mujer creyente puede hacer bendito a sus hijos, y puede santificar a su esposo, ¿Podrá esta salvar a su esposo?”. Al parecer la respuesta a esta pregunta, la hallamos en los escritos del emisario Shimon Kefa:

“De igual manera, ustedes esposas, estén sujetas a sus esposos, para que si algunos no obedecen a la palabra, también sean ganados sin una palabra por medio de la conducta de sus esposas, al observar su reverente y casta manera de vivir. Que su adorno no sea el exterior, con arreglos ostentosos del cabello y adornos de oro, ni ropa lujosa; sino que sea la persona interior del corazón, en lo incorruptible de un espíritu tierno y tranquilo. Esto es de gran valor delante de Elohim. Porque así también se adornaban en tiempos antiguos aquellas santas mujeres que esperaban en YHWH y estaban sujetas a sus propios esposos. Así Sarah obedeció a Avraham, llamándolo señor. Y ustedes han venido a ser hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de ninguna amenaza. (1 Pedro – Kefa 3:1-7)

¡Qué gran valor tiene la conducta de una mujer! Que puede hacer que sus hijos sean benditos, y que su esposo sea salvo, sin palabras, sin predicaciones, solo a través de sus actos de justicia. Shimon Kefa dice: “Esto es de gran valor delante de Hashem”. La mujer que teme al Eterno tiene gran valor, la mujer que no le teme no tiene valor. Según Shimon Kefa, la mujer virtuosa manifiesta su valor al mundo, y a su marido a través del recato, la sujeción, y el temor a Hashem. Estas tres características le dan valor a una mujer.

Cuando Rivka vio a Itzjak, nos dice la bendita Tora: “Ella tomo su velo y se cubrió” (Bereshit –Génesis 24:66b)

El apóstol Kefa nos dice que la matriarca Sara fue una mujer sujeta a su esposo llamándole “Mi dueño”, y que las santas mujeres de las sagradas escrituras se ataviaban con gran pudor para sus esposos, practicaban en recato, todo esto les daba a ellas la calidad de MUJERES DE GRAN VALOR, y las elevaba a la condición de mujeres “difíciles hallar”, como leemos en el Proverbio 31 verso 11: “Mujer virtuosa ¿Quién la hallara?” 

El Zohar nos dice que Hashem cuenta las lágrimas de una mujer ¿Cuánto más lo hará si esa mujer es una mujer virtuosa? Las mujeres deben darse valor, no a través de exigencias a sus esposos, como queriendo ellas ser las que decidan como han de funcionar las cosas en la familia, ellas deben darse valor siendo sabias, aconsejando, expectantes, para asumir luego del consejo que ellas dieron, la decisión de sus esposos.

Las mujeres de hoy no deben darse valor a través de la exhibición de su belleza física. Hoy en día, la mujer es un producto publicitario, un objeto comercial, “hasta para vendernos un detergente, nos muestran en la TV una mujer en bikini”. La mujer creyente de hoy, a basado su valor en cosas externas, mientras más lujosa, o bella se muestre a los demás, piensa que será tomada en cuenta, que se le dará más valor. Sin embargo, para las mujeres virtuosas, esos no deben ser los parámetros que las guíen, sino que, el recato, la sujeción, y el servicio a Hashem son las máximas expresiones de una verdadera sierva del Eterno, que ha llegado a merecer el titulo de una mujer VIRUTUOSA, una mujer de GRAN VALOR.

Nuestros sabios han aconsejado para un hombre y una mujer que busca pareja, aplica para ambos:

“Si la mujer que has elegido es muy hermosa, su hermosa vale un cero, y si la mujer que has elegido es además inteligente y capaz, su inteligencia y su capacidad vale un cero, y si además posee riquezas, sus riquezas valen un cero, PERO, si es temerosa de Hashem, guardando todos sus mandamientos, esa cualidad vale un uno (1). Entonces, ese uno lo ponemos delante de los ceros anteriores y todos adquieren valor”.

Shavua Tov (Buena Semana)

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