sábado, 28 de noviembre de 2020

Parashat 07 VaYetze 5781 - El exilio y la Tefila, una buena ecuación


COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORÁ

Parashat 07 VaYetze 5781

Génesis 28:10 – 32:2(3)

El Exilio y la Tefila, una buena ecuación.

Shalom Javerim.

Esta semana estudiamos parashat vayetze (“y salió”). El versículo que comentaremos en esta oportunidad está en la primera aliya. Y así nos dice la bendita Torá:

“Yaacob salió de Beer-Sheba, y marchó a Jarán. Se topó con el lugar” (Bereshit 28:10-11)

La Torá nos comenta que Yaacov: “se topó con el lugar”. Sobre lo cual nuestros sabios enseñaron que se refiere a un contacto “directo e intenso con algo” y que de lo cual surgió el rezo de la noche, que es la oración de arbit (la oración de la noche). Es decir, en lugar de decir que Yaacov “rezo”, la Torá dice: “Se topó con él lugar”. Lo cual alude que se encontró con Dios. Ya que solo él es conocido como “HaMakom”, “él lugar”. Porque Dios no forma parte del universo, sino que "el universo forma parte de Dios". Él creó el espacio; Él creó el tiempo. No existe lugar donde no se encuentre Dios y, por ende, todos los lugares se encuentran en Él. Dios es "el Lugar" porque Él trasciende el universo en su totalidad.

Yaacov sale de Beer-Sheva para ir a Jaran, justo después de enterarse que su hermano Esav quería matarlo. Este suceso marca el inicio del exilio de Yaacov. Justo en el comienzo de esta difícil situación, la Torá nos dice: “se topó con él lugar”. Esto nos enseña que siempre los sufrimientos de la vida, nos van a llevar a LA PLEGARIA, y esta nos llevara a ÉL LUGAR.

Se dan por lo tanto la suma de dos situaciones para que HaShem le hable y se le revele a Yaacov: La primera es su exilio – el proceso en el que HaSHem comienza a tratar con su vida por medio de sufrimientos, para lograr su desarrollo personal y espiritual. La segunda es la tefila – que corresponde a la dependencia total del Eterno. Estas dos situaciones sumadas son traerán como resultado la salvación y la redención, que serán en la vida de Yaacov un acto progresivo, no una situación instantánea y definitiva. Porque en realidad, siempre necesitamos ser salvados, y siempre necesitaremos crecer y desarrollarnos espiritualmente.

Todos necesitamos que en algún momento de nuestra vida seamos llevados por HaShem a una situación, en la que se diga de nosotros: “Y salió”, es decir fue llevado por Dios al exilio.  Y todos necesitamos una situación en la que se diga de nosotros: “Y se topó con el lugar”. Es decir, ese instante en nuestra vida en el cual entendemos que todo depende del Creador, y ese que solo una vida, en una relación con el Creador de los mundos, puede lograr salvaciones y redenciones en las distintas áreas de nuestra existencia.

No estamos hablando ahora de la “salvación del alma”, este es otro tema ya resuelto por HaShem en los méritos y por la fe en Yeshúa el Mesías. Sino que estoy hablando de lo que dice el salmo: “¿Qué daré al Eterno? ¡Alzare la copa de la salvación!”. Todos necesitamos levantar la copa de la salvación en distintos aspectos de nuestras vidas. Algunos necesitan ser salvados en la paz familiar, en el matrimonio, otros necesitan levantar la copa de la salvación en área económica, otros necesitan levantar la copa de la salvación en sus cualidades, trabajar con su carácter y vencerse logrando mejores actitudes, otros necesitan salvar a sus hijos del mal camino. Otros necesitan salir de las mentiras y engaños, otros necesitan ser salvados de una depresión o de una enfermedad. En fin, son muchas las áreas, las situaciones, en las que necesitamos ser salvados y es por eso, que necesitamos: “salir” “toparnos-rezar” y finalmente: “ENCONTRARNOS CON EL LUGAR”.

Yaacov representa a ese hombre que necesita ser redimido, en muchas áreas de su vida; su relación con su Padre no era la más privilegiada, la discordia con su hermano Esav, de la relación su suegro Labán que será un abusador, la envidia entre sus esposas, el cuidado de sus hijos, y mucho más. Toda su vida será un ir y venir de muchas situaciones de las cuales él será finalmente redimido.

Nosotros como Yaacov, no sabemos cuál es el final de su historia. Así también nosotros no sabemos, cual es el final de nuestra historia. Pero todos hemos sido llevados por HaShem, para “salir” a un encuentro con ÉL, del cual aprenderemos que debemos vivir en una absoluta dependencia del Santo Bendito.

Yaacov no sabía que todas estas situaciones en las que se vería involucrado, inclusive a pesar de él mismo, y de sus elecciones en el pasado, todo estaría controlado por HaShem para un bien superior. Cada experiencia que Yaacov vivió, fue justamente lo que necesito en su vida, para encontrarse con el lugar, es decir para vivir con una conciencia clara y alta, acerca de la existencia del Creador en su vida.

Nosotros también debemos aceptar que es así en nuestras vidas. Esa situación difícil y dolorosa por la cual atravesamos, es justamente lo que necesitamos, aquello que nos incomoda y nos demanda esfuerzo, es lo que le hace falta a nuestra alma, para hacerla salir, hacerla encontrar su plegaria personal, y finalmente hallar al Eterno, que le da sentido a toda nuestra existencia.

Shabat Shalom.

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